Partida Rol por web

Contemplando la llanura, observas una mancha grande, circular  y oscura en el hielo, a mitad del valle, que se entrevé cuando el viento cesa por unos momentos.

Colocándose la mano encima de los ojos para que el sol no le moleste mientras observa

- ¡os lo dije! la ciudad existió, estoy convencido, pero debio quedar enterrada por el hielo. Seguro que está bajo esa capa de hielo... no parece haber nada. Claro que el que esté enterrada en el hielo es como si no existiera, ¿habéis visto el espesor del hielo? se necesitarían cientos de personas para desenterrar algo- dándose por vencido deja de otear el paisaje.

-Profesor... puede que hayamos tenido "suerte". ¡Miré ahí, ésa mancha oscura!

Mirando de nuevo

- No veo absolutamente nada. ¿Está seguro? - saca unos prismáticos de su mochila- a ver...- tras unos segundos da un grito - ¡ YA LA VEO ! ¡JUSTO EN MEDIO DEL VALLE! UNA MANCHA OSCURA DEBAJO DEL HIELO ¡OS JURO QUE ES LA CIUDAD! - después sigue mirando unos segundos cuando... - ¡VEO UNA ESTRUCTURA DE PIEDRA! ¡ JUSTO BAJO UNO DE LOS PICOS DE LA CORDILLERA!

El doctor decía la verdad, cuando os pasó los prismáticos pudísteis ver una mancha oscura en el centro del valle y más allá, en la ladera de uno de los picos que formaban la cordillera, una estructura de piedra rectangular. Un edificio, sin duda.

-¡Corcho! -digo al ver el edificio-. Ya somos parte de la historia.

Oteo para verlo mejor. De paso me fijo bien con los prismáticos en los alrededores, esos pigmeos no deben andar lejos. Prefiero evitar sorpresas desagradables.

El periodista suspiró con resignación... parecía que iban a encaminarse finalmente a aquella maldita ciudad. Y además, gracias a él, el resto de sus compañeros podrían no haber tenido ojos igual. Ante el comentario de Marlowe, se tragó la frase que le dijo a Ethelrod, y que pugnaba por salir de él...

"Sólo hacen historia los que viven para contarla"

- Bueno... pues ya sabemos dónde hay que ir. Vayamos a ver la mancha de cerca, Señor Collins, cuando lleguemos haga el favor de sacar unas fotos de la mancha. Tenemos que documentar todo cuanto veamos. En marcha- hizo un gesto a Bhule y los franceses para que continuara la marcha.

Dejo de observar y continúo junto al grupo. Las armas siempre cerca, por lo que pueda tronar.

Collins también siguió adelante, aunque aquello le gustaba cada vez menos. 

El grupo continúa la marcha, atraviesa el desfiladero entre los dos picos y continúa a través del valle. Tras algo menos de una hora de marcha y cuando el sol está ya bien alto en el horizonte, os internáis en lo más profundo del valle, camináis sobre el traicionero hielo.

La travesía se antoja difícil, resbaláis continuamente y tenéis que ir mirando a cada paso dónde colocáis el pie. Finalmente, llegáis a la gran mancha oscura.

La mancha debe medir unos 12 m de diámetro aproximadamente, pero la imagen está tan distorsionada por el grueso hielo que es difícil hacerse una idea exacta de lo que es, de lo que hay bajo el hielo, de lo que el hielo esconde.

Lo que sí véis, tras deteneros y dejar los bártulos sobre el hielo, es que hay un espacio de varios metros entre la parte superior de lo que quiera que haya ahí abajo y la placa del hielo.

Puedes entreveer debajo del hielo que parece un edificio, más concretamente, la mancha más próxima a la superficie no es otra cosa que una extraña cúpula, que forma parte de una torre con ventanas y puertas, provista de una balconada con baranda, de la torre salen unas escaleras en forma de espiral que descienden y a las que pierdes de vista.

En efecto, lo que hay ahí abajo, formaba parte de una ciudad. Te preguntas si no tendrá razón Ethelrod y la ciudad sea inexcavable.

-Profesor, la verdad es que empiezo a dudar de que nosotros solos podamos hacer ésto... esa mancha parece una cúpula de un edificio grande, no se a que profundidad deberíamos llegar para conseguir un acceso...

Intento observar a través del hielo a ver qué hay debajo, pero no me sugiere nada.

-Estoy pensando que debe haber algún túnel o algo parecido. O quizá una zona que no hayamos encontrado todavía y esté al nivel de la superficie. Si a los pigmeos les molesta tanto que estemos por aquí, deben tener acceso a la ciudad. Y desde luego su poblado o escondite no debe andar lejos.

Mientras los franceses hacen caso omiso del descubrimiento como si no fuera con ellos y no estuvieran haciendo historia, Ethelrod se asoma al centro de la mancha, con cuidado de no caerse mientras escruta el fondo.

- Es cierto lo que dice Collins, yo también puedo verlo. Pero está muy abajo, como si la ciudad hubiera quedado sumergida y luego ese agua se hubiese congelado. Es lo que parece al menos, parece el edificio más alto de la ciudad. Debe de haber casi diez metros desde lo alto de la torre hasta donde pisamos. Es imposible que podamos acceder, ni siquiera con las herramientas de prospección que lleva el capitán Voorheim a bordo perforaríamos tanto.

Me da que aquí no podemos hacer nada más, les propongo continuar hacia los picos, al edificio al aire libre que vimos. Collins , haga el favor de sacar unas fotos.

El periodista se dispuso a ello, aunque el desánimo empezaba a poderle... simplemente continuar, sin ningún avance, a pesar de los ataques. 

Al ver la cara de abatimiento de Collins, le doy una palmadita en la espalda.

-Ánimo, pronto acabará todo. Brindaremos en América por la memoria de nuestros amigos, sabiendo que esos pigmeos han mordido el polvo.

Nunca he sido demasiado bueno dando ánimos. Cómo demonios voy a animarle, a saber lo que nos vamos a encontrar arriba.
También encuentro muy callado a mi socio. Le conozco bien, la muerte de Norton debe haberle afectado mucho.

- Está claro que no tenemos forma humana... tras un pequeño titubeo corrijo... alguna de acceder a la ciudad sumergida y como bien dice John, la tribu debiera tener algun acceso a las ruinas. Y que mejor sitio para buscarla que lo único hay fuera del hielo. Propongo indagar allí y cuanto antes, no me gustaría que se me echara la noche encima aquí.

- Bien, ya que estamos todos de acuerdo, continuemos hacia el edificio - dice lacónico. Y emprende la penosa marcha a través del hielo hacia el edifico rectangular.