Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
El ritual consiste en meterte al rio hasta las rodillas y dejarte caer de frente, previa encomendación a las diosas hermanas para que continúen consagrándote. El pedido (forma y palabras) lo dejo a tu criterio,m puedes dirigirte como mejor te parezca.
Einar, en un momento de increíble lucidez física, logras contornear tu cuerpo de manera poco natural, esquivando con éxito el misterioso proyectil que volaba directamente hacia tu rostro. No solo eso, sino que además logras sujetar un pequeño retazo de tela que colgaba de la capa de uno de los forajidos, y con un tirón lo traes hacia ti.
Alator, mientras intentabas quitarte del camino del volátil proyectil, tu cabeza hace un giro y tus ojos quedan mirando al rojo sol, lo cual ciega por un segundo tu visión. Te cubres inmediatamente con tu brazo derecho, como para evitar cualquier impacto que no hayas podido esquivar, y chocas contra otro encapuchado que aparece de la nada. Caes al piso, ahora con varios de estos personajes presentes rodeándote.
Mientras Daronna se aleja hacia el río, el resto de ustedes queda casi a las puertas de la taberna de donde salieron mas temprano, viendo alejarse a la distancia al bardo y al druida. La rápida marcha en persecución hace que los dos se pierdan en el horizonte, junto con la cohorte misteriosa, y con Allan volando sobre ellos.
Krig se encontraba en el suelo tras su caída, y pasaron un par de segundos antes de que, dando un largo quejido, vuelva a reincorporarse. Aún algo confundido por lo repentino del resbalón, divisó a las compañeras de equipo que se encontraban relativamente cerca, por lo que sujetó su espalda con una mano para calmar el dolor y caminó hacia ellas.
Si bien sentía preocupación por sus otros compañeros, el dolor lo distraía y lo hacía pensar en otra cosa.
- Eso no salió como pensaba.- Dijo cuando estaba algo más cerca de su grupo, dando una leve risa. - ¿Qué hacemos ahora?
Motivo: Daño por caída
Tirada: 1d6
Resultado: 1
Dejo de querer seguir a los que corren, por mí, que los que quedamos sigamos camino hasta el destino de entrega.
Desmarque a Alator y Einar por los destinatarios del anterior mensaje y por suponer que si los perdimos de vista, ya no estaríamos en la misma escena teóricamente.
Le derribo, me convierto en oso pardo poniéndole una pata sobre el pecho para que no se mueva y le rujo a la cara para acojonarle y que no se mueva.
Este post te lo pongo en privado para ver si puedo o no como no esta muy definido lo de mis conversiones en animales.
Los bichos que usare los estoy sacando de un manual de de monstruos de d&d y poniendo lo que creo relevante del animal.
Si te vale, pon tu el post de lo que hago para el resto, y si no nerfea al bicho o ese si no te vale, busco otro.
Oso pardo: Son carnívoros y su gran tamaño le da, el dominio sobre muchas otras criaturas. Tienen mal carácter y son territoriales.
Tamaño: 2 a 3,5m
Armadura: +5
Velocidad: medio
Ruido: normal
Ataques: Mordisco, garras y carga.
Especiales: Rugido terrorífico.
Bien, primero debes hacer tu tirada de Cambiaformas
2d6+SAB
Motivo: Cambiaformas
Tirada: 2d6
Resultado: 10(+2)=12
Bien, tuviste éxito en tu movimiento y obtienes 3 Puntos
Ahora debes decirme que acciones puedes hacer como oso, ya que por cada acción gastarás 1 Punto y cuando te quedes sin puntos volverás a tu forma original (o también puedes volver voluntariamente).
Te doy un ejemplo, podrías Gruñir hasta intimidar o podrías tener Golpe de Garras de Oso, tú decides.
Tras esquivar de una forma casi ni imaginable el proyectil disparado, me agarro a la capa del que me disparo y lo derribo.
Me convierto en un oso gigantesco, apoyo una pata encima del pecho para impedir que se mueva y me quedo mirándole a los ojos. Sin previo aviso.
¡¡¡¡GRRRRrrrr!!!!
Le gruño a pocos centímetros de la cara que parece que se la voy a arrancar de un bocado.
Te desmarqué al resto de tus compañeros excepto Einar, ya que se distanciaron y no están cerca, por lo tanto no ven que está pasando.
¿Cuáles serían tus tres movimientos en forma de oso?
Solo quiero hacer dos acojonar a ese y cargar contra el resto de ellos.
Perfecto, entonces tus dos movimientos como Oso Pardo serian:
- Acojonar
- Cargar
Estos movimientos los tendrás siempre que te conviertas en Oso Pardo. Si te parece, podemos establecer que el movimiento de Cargar puede tener 2 variantes, una donde utilices 1 solo punto y cargues contra 1 individuo, y otra donde utilices 2 y cargues contra varios. Esto para que aproveches los 3 puntos de una tirada exitosa (cuanto sacas 10 o mas).
Es mejor escuchar a quien es enemigo de mi Dios porque en la muerte será su amiga
Piensa de buena gana mientras se posiciona cerca de la paladín, marcando el paso con su bastón en ese ritmo calmado que no deja de ser seductor. En cierto modo ese monólogo que parece ser errático resulta ser bastante agradable e incluso reconfortante al existir tanta desesperación.
Debería hacerle tantas preguntas
Había decidido acompañar a la Paladín, entre ese morbo de verla cuestionada y al mismo tiempo considerando el aspecto pragmático de no dividir tanto las fuerzas.
-Ellos sabrán donde ubicarnos-.
Es todo lo que dice mientras la sigue acompañando, intentando serenar su enfado al ver cuan errático funciona a su parecer el grupo de mercenarios.
-Y no creo que se separen permanentemente de nosotros. A pesar de todo, ellos necesitan tu espada y Fe-.
Termina por decirle a Daronna independiente de que ella respondiera o no a sus palabras.
La exploradora observa cómo se alejan sus compañeros mientras sujeta el cofre bajo el brazo. No era la primera vez que el grupo se dispersaba y conociéndoles sabía que tarde o temprano volverían a encontrarse.
- Vuelta al punto de partida - comenta al resto de sus compañeros - He de suponer que no habrá más distracciones de aquí en adelante. ¿Pero qué...?
Farrah nota entonces que Daronna camina en otra dirección y Lamya la sigue. Aquella mujer envuelta en armadura podía llegar a ser errática en ocasiones. Y la sacerdotisa... también.
- ¿A dónde creéis que vais? - pregunta a las dos mujeres mientras se alejan - Nuestro objetivo se encuentra en otra dirección. Por ahí sólo conseguiréis llegar al mercado.
La joven Ravenhold resopla al ver cómo el grupo se desbanda a los pocos minutos de empezar el trabajo.
- Krig - dice con tono resignado acompañado de un suspiro - Sígueme. ¿Supongo que sigues interesado en el bestiario del que hablaba el anciano, no?
Sin mediar más palabra la exploradora se pone en camino. Así fuera ella sola el paquete sería entregado a su legítimo dueño.
Farrah se dirige a la zona norte de la ciudad por la ruta más directa.
Me parece bien master
Daronna podía escuchar las voces de sus compañeras a medida que su cuerpo se alejaba hacia los muelles. Cada paso dado era como si hubiese estado caminando dormida o en trance, apenas notando cómo o porqué su cuerpo se movía. El sonido de las voces y las miradas del resto de los aventureros parecían distantes y vacías; podía escucharlas, pero no lograba entenderlas ¿si quiera estaban diciendo algo? ¿si quiera existían estos compañeros?.
El sol de la mañana, rojo, brillante y fuerte sobre su cabeza parecía apenas una mentira mientras la mirada de la paladín se nublaba. Solo su cuerpo sabría como llegar... solo el sonido del agua la guiaba.
Las calles pronto se convirtieron en escaleras de piedra, y luego dieron paso a un camino de tierra que terminó en una improvisada estructura de madera junto al alero del río. La pesada armadura hacía sentir al cuerpo de Daronna débil, moribundo y extraño. Era como si sus músculos hubiesen decidido abandonarla junto a las voces. ¿Podía ser ello? ¿Podría ser que aquella delgada y rebelde niña aún siguiera con vida dentro de los rincones más profundos del corazón de la paladín?
Es martes -murmuró con voz cambiada mientras su cuerpo daba tumbos ciegos, acercándose cada vez más al agua- el río debe de ser rojo... como cada año.
La visión de la realidad se volvía borrosa mientras la mente de Daronna viajaba a otro tiempo, otro lugar. Allá a lo lejos, al otro lado del río, la madre superiora tocaba el ritmo incesante del Primer Rito de invierno. Cada golpe de los tambores era acompañado con el cantar de las hermanas del templo mientras los vestidos blancos de niñas de piel manchada por el trabajo se movían en trance hacia el río. Sin notarlo, Daronna comenzó a cantar con sus hermanas en el templo, sintiendo su propio vestido blanco rozar los pliegues en su desnutrido cuerpo.
¿Qué se supone que haga
si quiero hablarte de paz,
si solo entiendes lo que dice tu espada?
¿Qué se supone que haga
si quiero entenderte,
mostrar que tu camino solo se quiebra
si solo sigues lo que dice tu espada?
¿Qué se supone que haga
al decir que dejes a los que amo en paz
si no me escuchas, si solo escuchas a tu espada?
Al otro lado del río, en montañas lejanas, la voz de la madre superiora y las otras paladines seguían el ritmo hipnótico de la Primera Plegaria. El cuerpo de la paladin, fuera ya de su control, hundido hasta las rodillas en la orilla del río, temblaba. El yelmo de su armadura yacía entre sus pies, dejando ver la profunda herida ceremonial en su pómulo. Su mano, marcada a fuego por el círculo de la Diosa, sostenía su espada, apuntando el filo contra su cara, apretándose contra la herida mientras la voz de la paladín seguía su cadencia pesada, siguiendo el ritmo marcado por su instructora al otro lado del río.
Dejaré a mi espada hablar
Mi lengua será de acero,
Mis palabras serán un grito de guerra.
Guiada por las divinas manos
la flecha de mi ira ataca.
Es lo que se supone que haga
por el bien mío y tuyo...
Veré mi reflejo en tus ojos
cuando se apaguen,
pero mi camino solo comienza.
El acero de la espada de la paladín se clava en su propia carne. Sangre y lágrimas se revuelven y se unen con el río. En la otra orilla, las faldas blancas de las niñas recién iniciadas se tiñen de rojo. Llantos, gritos y en el bosque cercano al templo suenan los cuernos de guerra que marcan el inicio de una nueva vida... el río se vuelve rojo. La línea en su pómulo, ahora hecha una herida abierta, deja de doler y de sangrar; la Arannelid está completa. Aún ciega, dentro de su cabeza, la voz de Aran vuelve a sonar y acompaña su canto mientras la espada vuelve a su vaina. Las palabras de la paladín se vuelven más largas mientras una de las diosas resuena en su cabeza, respondiendo a la plegaria
La espada es suave
en el fuego de lo justo
Tiene hambre
mil hermanas la acompañan
En el frío de su existencia, anhela
en la locura de su destino, descansa
El monzón de lo lluvia roja
Daronna, mientras canta, aún ciega, se interna en el río. Casi puede escuchar a las pequeñas iniciadas, tan orgullosas como ella de llevar sus marcas. El sonido del agua, las aves cantando, el ritmo de las hermanas confundiendose en el aire con el grito de guerra del cuerno de entrenamiento... había pasado tanto tiempo, pero allí estaban, esperándola. Pero aún ella no estaba lista.
Es hora mi niña... -susurró con voz maternal Aran dentro de su cabeza-
El cuerpo de la paladín se precipitó hacia adelante, como si cayese desmayada. El río llenó su pecho, jugando con sus agua a través de los pliegues de metal y piel. Sus heridas tragaban del agua mientras sus pulmones contenían la respiración. Su nariz casi podía oler la tierra mojada del lecho del río. Su mano, marcada con el fuego en forma de círculo, dejó su incesante comezón al entrar al agua y sumergir el cuerpo de Daronna.
Ya no sentía su vestido blanco manchado de sangre, no oía el cuerno de guerra ni el ritmo hipnótico del Primer Rito. En su lugar, la voz áspera y profunda de su entrenadora recitaba la lengua sangrada al ritmo del cuerno de guerra y el metal golpéandose. El río, rojo por el reflejo de las antorchas y el fuego, parecía bailar a su alrededor al ritmo de los escudos y yunques chocando. En la espalda de Daronna, su propio escudo parecía escuchar, esperando su momento. Finalmente, tras un largo tiempo, sus pulmones soltaron todo el aire haciendo que lentamente su consciencia comenzara a oscurecerse. En ese preciso momento, Nisere, la otra divina hermana, irrumpió con voz de trueno.
Amada hermana
mi espada canta
tu canción de cuna
para que yo despierte
sonriente.
-Y bendita en tu corazón
-Bendita en su corazón
-Y bendita en mi corazón -dijo sin sonido Daronna, bajo el agua-
Daronna volvió a levantarse, empapada y con restos de sangre en su cara. Las visiones de sus hermanas en el templo parecían haberla abandonado, aunque aún podía sentir la vibración en el aire de los cuernos de guerra y el resplandor del fuego brillando travieso en el agua del río. Pero este no era su río, este no era su templo.
Su cabeza ya no dolía y el maldito silencio ya no la carcomía por dentro. Se sentía fuerte, viva...se sentía ella misma. Daronna se levantó, aún sosteniendo su yelmo, y salió del agua camino a donde debiese estar su grupo.
Daronna se consagra a las Diosas Hermanas, para ganar su bendición de ver a través de las mentiras y no sentir los dolores del cuerpo (no sufre por hambre, sueño ni sed). Luego de una hora, regresa hacia donde supone que debe estar el grupo
Krig miraba a sus compañeras de grupo mientras se estiraba un poco para quitarse el dolor de su espalda. Ver a la exploradora tratando de tomar las riendas del grupo sin éxito le formó una sonrisa, volteó a ver en dirección a Daronna y Lamyay levantó los hombros en señal de resignación. "Suelen ser así..." pensó despreocupadamente.
En el momento que Farrah se dirigió a él, la miró nuevamente, y sus ojos se abrieron e iluminaron al escuchar la idea del bestiario otra vez.
- ¡Si! - Respondió emocionado. - Te sigo, vamos por ese bestiario. Qué gran idea Farrah. Me gusta como como piensas. Caminemos a un ritmo rápido para llegar cuanto antes. ¡Vamos! - La emoción lo hacía hablar de más y tener una enorme sonrisa en el rostro mientras caminaba apurado y entusiasmado a la par de su compañera.
Veo como Einar se va alejando de mi siguiendo al resto, mientras Kring se acerca lentamente corriendo, se nota que le pesa el equipo.
Miro hacia abajo y veo a ese pobre hombre al borde de caer inconsciente del pánico y decido dejarle e ir a toda velocidad para embestir al resto del grupo, puede que no les dé a todos, pero la torta será épica jajajaja; se arrepentirán de haberme disparado esa cosa.
Cargo con todas mis ganas hacia ellos, se nota el suelo temblar y mis rugidos en el camino hacia ellos. Paso al lado de Einar esquivándole para no golpearle y sigo avanzando.
Ese masoquismo..
Pensó en ese momento, apenas tomando peso al susurro de las indicaciones dadas por Farrah, un mensaje que lamentablemente no llego y sabe que en algún momento ha de colocar en la mesa sus objeciones respecto a la falta de liderazgo presentada por los actuales líderes de la compañía. Manteniendo su distancia porque a pesar de pertenecer a deidades opuestas, ella como sacerdotisa respeta todos los ritos de consagración existente.
Hubieses sido una excelente espada de Nergal.
En cierto modo, observarla en la lejanía causo que los recuerdos de sus iniciaciones y pasiones comenzaran a revolotear en los recovecos de su mente. Saboreando aun la carne pútrida de los muertos cuando debió pernoctar en la fosa de cadáveres primero para entender el primer principio de la muerte: todos somos iguales al entrar en los huesos, en nuestras decepciones, nuestro dolor y desesperación somos capaces de entrar en una comunión. Luego observó los milagros de altos nigromantes en animar a los muertos como si aun estuvieran vivos y horrores para algunos, milagros para quienes son seguidores devotos del dios de los muertos corrompidos.
Aun los recuerdo...acariciándome...atormentándome hasta que sintiera la vulnerabilidad de mis huesos y como mi carne se desvanece en ese trance...mis orgasmos y gritos de desesperación volverse mudos.
Fueron las últimas palabras que cruzaron al evocar esos recuerdos apagados, como su cuerpo curvilíneo y deseado fue expuesto al flagelo de alguien superior, cuantas veces mancillado perversamente para aceptar que cada deseo se vuelve un puñado de cenizas. Todo ese dolor convertido en éxtasis desvanecido en un credo que sigue fervorosamente.
La idea es tentadora siempre, más aun si es capaz de llevarlos a todos al límite. Observa ahora a la paladín con esa sonrisa en su rostro y esa expresión ida al mismo tiempo naturalmente seductora.
-¿Os encontraís en paz ahora?-.
Es todo lo que pregunta a la cruzada antes de retomar camino con el grupo. En cierto modo, la única ganancia de ver ese caos fue comprender lo frágil que es el grupo y que puede sacar algún beneficio al respecto.