Partida Rol por web

Con la lengua fuera, casi sin poder hablar, Marie intenta explicarse ante los aldeanos que se han reunido junto a ella. -Allí, en la playa... -empieza a decir algo jadeante-, necesitamos ayuda... hay un hombre herido -continúa diciendo ya con más fuerza-, ¡necesita un médico! ¿Pueden ayudarme?
Su cara refleja angustia, su respiración es entrecortada y tan sólo quiere que alguien pueda entenderla y le ayude.

Varios de los alli congregados se apresuran a ayudarte e incluso acompañarte con diversos materiales dado que la noche ya esta encima y comenzais a andar por la playa en direccion a tus amigos con la esperanza de que consigan sobrevivir.

Un rato ha pasado ya desde la marcha de Marie y la noche ya casi esta sobre vosotros. Dish se encuentra quito, demasiado quiza. El tiempo ha hecho que no mejore y que su vida ya se encuentre en manos del Todopoderoso mientras que Julian tiembla de frio luchando por mantener la conciencia pero sin mejores expectativas.

Por la playa comienzan a aparecer las luces de las antorchas de la gente que acompaña a Marie. Al menos seis personas van con ella para socorrer a los dos hombres y en cuanto llegan se apresuran a revisar el estado de salud de estos y a trasportarlos como buenamente pueden hacia el pueblo portuario. En cuestion de unos minutos cada dos hombres trasportan a uno de los heridos o muertos que yacen en la playa bajo la luz de las estrellas para encaminarse a intentar salvar su vida... ahora todo esta en manos del Destino...

-Gracias, gracias... -les dice con sinceridad y algo más calmada- Vengan, es por aquí -les indica poniéndose en marcha hacia la playa.

Cuando llegan hasta allí, Marie se acerca a Dish. Su estado no es muy esperanzador y la mujer intenta mirarle a los ojos lo menos posible. -Todo saldrá bien... -dice casi sin voz. Acto seguido se acerca al cuerpo de Julián y se arrodilla junto a él. Pasa la mano por su frente para intentar calmarle -Se pondrá bien, no tiene de qué preocuparse -le dice con los ojos humedecidos.

Marie se levanta y deja que los hombres del pueblo hagan su trabajo lo mejor que puedan mientras en su interior los temores parece que van dejando paso a la esperanza.