Partida Rol por web

Un instante de quietud porque los guardias se habían callado y lo prefería así, el caballero miró hacia el siguiente guardia, ahora flanqueado por Noma.

- Estamos más cerca de nuestra meta.

Se lo jugaba todo a salir airosos, llevarse las hierbas de ese lugar, solo que lo único que podía hacer era luchar confiando en que los más ágiles cumplieran con la misión. Gael notó el metal internarse en su piel, había logrado interponer parte de la armadura pero aún así dolía. Hizo un esfuerzo por levantar el martillo girándolo con rapidez, bien dirigido hacia el desafortunado soldado. 

¡Ngh...!

La ya dolorida mediana debido a la caída recibe por su osadía un severo correctivo en la misma zona afectada. Apretando los dientes por el escozor de las heridas y la rabia de ver al bobalicón justiciero en el suelo, Shem desata su fuerza interior y ataca sin remordimientos a los guardias.

La pequeña monja bascula hasta posicionarse de tal forma que a los guardias les resulte complicado controlar sus acciones y las del delgado pícaro. 

—¡Vamos! —dice Shem para tratar de infundir ánimos en sus compañeros.

La mediana descarga su baston con potencia sobre el guardia 3, haciendolo tambalear, sin embargo el guardia ha visto mundo, y no cae. Sin embargo la mediana encuentra un punto debil en la defensa del guardia e impacta con su mano en la yugular del guardia, haciendolo caer sin sentido.

Con un paso al lado y aprovechando la inercia, asesta una gran patada al guardia del lado, dejandolo sin aire por un momento, el guardia la mira con ojos de furia.

Mientras Gael asesta un espadazo bien puesto entre la armadura de cuero del guardia, dejandolo herido.

La hienacea intenta atacar nuevamente al guardia, pero se resbala y se tuerce la pata que ya tenía un poco lastimada de su caída del techo.

Por el otro lado, Noma nuevamente intenta golpear al guardia, el cual recibe una estocada firme en el pecho. Se tambalea y este a punto de caer, abrumado por sus moretones y heridas.

Luego de unas pocas estrategias mas, entre Hienacea y Gael, logran reducir a otro de los guardias, mientras Shem hace acopio de fuerzas y rapidamente, junto con Noma, reducen al guardia restante, quien depone las armas.

La oscuridad de la noche se vuelve a notar para aquellos que no tienen vision en la oscuridad, y el silencio vuelve a reinar, intranquilo, en esta parte del castillo.

El silencio es casi absoluto alrededor por unos instantes, que es cortado por mi propia respiración. No paro de jadear por el duro combate. Me llevo las manos a las heridas y maldigo a los guardias, pero inmediatamente me acuerdo de mi compañero caído.

¡LAVER! No no no

Me acerco rápidamente al tiempo que poso la mochila en el suelo y rebusco algo con lo que poder curarlo. De un vistazo noto que sigue respirando sin problemas y las heridas no siguen sangrando.

- ¡Gandul! Que se que estás bien, levantate.

Miro al resto con un gesto de no poder hacer nada.

- ¿Alguno podría darle algo a este? Preferiria no tener que cargar con él.

Sigo rebuscando por si acaso y si nadie reacciona rápido les pregunto a los guardias rendidos o mirar en los inconscientes.

- Eh, que solo es un préstamo, os lo pienso devolver.

La voz de Noma me ayuda a despertar. Me quedo sentado unos instantes en el suelo, confuso, como si llevase tres meses durmiendo. Levanto el pulgar a mi compañero para indicarle que estoy bien y miro a mi alrededor, donde media docena de guardias están tirados en el suelo. 

- ¿A tantos guardias hemos machacado...? - me fijo en el caballero, cubierto de heridas, en Shem, que me mira con ojos preocupados, y en... ¿Eso es una hiena? - Gracias por cubrirme - alargo el puño para chocar el de la mediana y recojo a Tom del suelo para apoyarme en él y levantarme - ¿Habeis conseguido la hierba esa? La que necesita el... - pausa larga. Frunzo el ceño. Meto la mano en el bolsillo y saco un papelito - "o-ni-ro-man-te". Jo, yo ya me había aprendido esta mierda.

Dolorida y jadeante por el combate, la mediana se acerca al grandullón e intenta tirar de su brazo.

—Señor Laver, levante. Tenemos lo que hemos venido a buscar —le susurra, viéndose impotente al no poder reincorporarlo—. No se duerma ahora, ya lo hará en el templo.

Shem se vira hacia el resto y comprueba que se encuentran en mejor condición que ella misma y que el otro justiciero.

—¡Compañera! ¿Te queda energía que poder insuflar ánimos al grandullón? —requiere con urgencia a la druida, apremiando a moverse luego al guerrero—. ¡Ayuda, caballero! ¡Necesitamos de su fuerza para sacar a Laver!

Había sido terrible golpear a esas gentes pero creyó escuchar el susurro de que hallaron algunas hierbas, ojalá pronto dieran con el remedio que buscaban.

- Vamos allá, hay que retirarse antes de que se forme más jaleo.

Se apresuró a colocarse el escudo a la espalda para liberar así ambas manos, levantaría al fortachón de Laver induciéndolo a caminar.

- Venga valiente, nos esperan en otra parte, ¡no me obligues a llevarte a cuestas, jaja!

Laver enseguida estaría mejor pero con las prisas, lo agarró para llevarlo consigo aunque el bárbaro terminara arrastrando los pies. Lo cierto era que contaba con él para las dificultades que iban a encontrar más adelante.

La Hienacea dio un pequeño respingo y apuntó con el hocico hacia la oscuridad, por donde aparentemente llegaron, en medio del bosquecillo.

Movió su patita como agitada, mientras levantaba su cabeza y olia el aroma de la noche.

Luego se mueve un par de pasos hacia el bosque y se devuelve a ustedes, de forma repetitiva.

Al ver a Gael como empieza a cargar con Laver, rápidamente me apresuro a colocarme al otro lado para sujetar como puedo el peso e ir más rápido. La altura de mis compañeros me hace tener que ir casi de puntillas y con los brazos estirados.

- Ay Laver, siempre te tengo que sacar de estas...

Miro a Gael y con un gesto de la cabeza señalo a Panacea.

- Por ahí.

Se adentran en el pequeño bosquecillo, justo cuando se sienten mas ruidos y otro piquete de soldados pasa junto a ustedes.

Encuentran la puerta metalica abierta de par en par, y se dan cuenta de que Ylian no está.

El buho que antes sobrevolaba la escena baja en picada, fuera de los muros.

Al salir rapidamente, y cerrar la reja, casi no se puede ver donde estaba antes, y se mueven rapidamente, alejandose del lugar.

En la oscuridad de la noche, se mueven camino al Monasterio, mientras dejan atras la mansion.

Se siguen sintiendo ruidos mientras se alejan del lugar.

Panacea se destransforma y aplica un unguento y parches a Laver, el grandulon, mientra musita unas palabras secretas.

Laver se repone y asi puede seguir caminando.