Partida Rol por web

Taylor se rascó la cabeza

—Mierda.— dijo sin esconder su preocupación. Un tío así es difícil de manejar. No solo estaba pirado, además tenía un puñado de motivos para actuar. La historia está llena de locos con propósitos y sus crónicas casi siempre acaban mal: atentados, suicidios, tiroteos en colegios.

—¿A usted la escucharía?—

—Quizás si me acompaña entre los dos podamos convencerle de que no haga saltar el ascensor por los aires.— En el verdadero plan de Taylor no había nada de convencer a ese majara de nada. La idea era que Blythe lo distrajera con alguna diatriba sindical. El tiempo suficiente para que él pudiera actuar. Y no, no estaba pensando en pegarle un tiro, pero un buen viaje en la cabeza con algo duro sería una buena solución.

—¿Qué?—

Por ahora no le diría nada a Blythe.

—¿Vamos? — 

Ya le explicaría su plan por el camino.

Tras pensarlo un momento, Marion aceptó el cigarrillo. Nunca había fumado antes, pero tal y como se las gastaban allí, si algo iba a acabar con su salud, dudaba que fuera el tabaco.

-Supongo que es una forma de conocer a los locales. Aunque la mayoría ya nos conocen a nosotros, y no tienen muchas ganas de compartir una cerveza. Más de partirnos la botella en la cabeza. Pero esperemos que siendo un entierro, prefieran mantener una actitud más solemne. De acuerdo, podemos acercarnos. Bueno...-Miró en dirección a donde estaba el ascensor, y por donde había desaparecido Taylor-si no ha reventado nadie importante antes.

Y suponía que también tendría que mirar lo que hacer con los otros cadáveres. No podían dejarlos eternamente en la nevera.

-Me acercaré por allí ahora y les echo un vistazo, y luego firmo la autorización, o lo que queráis que haga para poder enterrarlos. Supongo que siendo los más cercanos a ellos los que los han asesinado, será el gobierno local quien decida lo que hacer con los cuerpos.

La unionista comenzó a caminar hacia el improvisado búnker en el que se había convertido el ascensor, haciendo unos aspavientos mínimos, que trataba de ocultar con su espalda a sus 'compañeros', mientras bajaba la voz para que solo Taylor la oyese.

- Snot, aparte de un cuarto de neurona, tiene un perfil misógino a juego. Existe la leyenda negra de que incluso terminó aquí porque su madre lo había denunciado por malos tratos, y dejando eso a un lado, que yo sea la voz del sindicato, tampoco ayuda a que el tipo dé media mierda por mí. Solo hace caso a sus amigotes y estos, ahora mismo, casi parecen preferir el que se haga algo sin posibilidad de retorno a seguir ninguneados por PURE. Si Snot hasta les ha servido en bandeja de plata el no tener que mancharse ellos las manos ¿Qué mejor excusa que tener al que algunos consideran como el tonto de la colonia cometiendo un acto estúpido y desesperado?

El tal Snot y sus compañeros habían apuntalado torpemente la puerta del ascensor, dejando solo un ventanuco mínimo, el visor de seguridad, como conducto de comunicación con el exterior.

- Si tan solo los chupatintas que nos follan el culo estuviesen aquí conmigo.- Reía la voz nerviosa de Snot dentro de su ratonera.

Gwen miró aSe disculpó  Marion por encima de sus gafas.

- Descorazonador, ¿Verdad?- Caramente se refería al comentario sobre los seres queridos que acababa de hacer su interlocutora.

La investigadora tuvo un momento de ludidez, recordó la charla la noche anterior con la doctora en el D' place y comprendió que esta no estaba solo tratando de desconectar tras un largo día de trabajo y la muerte de una (Sino amiga) compañera (forzosa), algo en el brillo de los ojos de McCall y en el rictus de su boca le decía que estaba bebiendo para olvidar que ella ni tan siquiera tenía alguien querido a quien matar o a cuyas manos morir en aquel lugar, como si una forma de romanticismo mal entendido y enfermizo le hiciese pensar en lo sola que estaba allí. Así hasta sus risas sonaban un poco más desesperadas, al ver la carta escrita por la profesora.

Si Gwen se hubiese visto en la tesitura de escribir una carta así, habría sido incapaz de ello. Al mismo tiempo, con sus últimas palabras también indicaba el nivel de profundidad en el que siempre trataría aquellos temas con ella, con el humor descarnado de un animal herido.

- Yo... Necesito echarme un rato, después os contacto.- Se disculpó Steadman al comprender que no podía ser de ninguna ayuda ni a Marion ni a Taylor en aquellos momentos, si tan solo todo parase de bailar un rato...

- Quiero pensar que a pesar de que algunos llevan desde que empezaron los piquetes en una borrachera continua, sabrán guardar as maneras durante la media hora que le lleve a Juanita cantar su versión a capella de My Heart Will Go On. No sé si quedan elementos de nuestra bonita familia disfuncional a los que todavía no hayan puesto cara o voz.

Taylor puso los brazos en jarra. Miró al ventanuco que había quedado en la puerta del ascensor y del que llegaba la voz de Snot

—Vale.— dijo a Blythe.

—Gracias.— Giró sobre sus talones y fue hacia el ascensor. Por el camino, Taylor, pensó una estrategia con la que abordar a aquel pirado. Tenía que convencerle de alguna forma. Ganarse su confianza poco a poco. O quizás pegarle un tiro.

—Buenas— dijo cuando llegó a la ventanilla

—Soy Taylor.— Supuso que Snot sabría que sabía que era uno de los agentes de Pure que habían llegado a solventar los crímenes.

—¿Podemos hablar?— 

Marios se despidió de Steadman con la mano, y observó como se marchaba, asegurándose de que era capaz de andar sin caerse de nuevo.

-Familias disfuncionales, ¿eh? algo sé de eso-respondió con una sonrisa a Gwen, cuando se quedaron a solas, dejando que le encendiera su cigarro-. Con los amigos, siempre puedes dejar de serlo. De las familias no hay forma de escapar. Y en sitio tan pequeño, donde estás siempre encontrándote con quien quieres y con quien no, no me extraña que la mitad aquí se hayan dado a la bebida o estén medio desquiciados.

Se dio cuenta de que quizás estaba siendo demasiado sincera. Una cosa era que la doctora criticara a los suyos y otra que

lo hiciera ella, una recién llegada.

-Lo siento. Estoy segura de que normalmente la colonia es más... menos... bueno, diferente. Pero los últimos días han sido bastante frustrantes. De acuerdo, vamos a algún sitio donde pueda preparar los documentos esos antes de que vuelva a decir algo estúpido. El bloque de seguridad está aquí cerca. Allí podemos sentarnos y escribo lo que se necesite, y de paso miro los monitores de las cámaras si hay algo cerca del ascensor. Por si alguien intenta quiere ir a armar follón donde está Taylor.

Iba a echarse a andar cuando se dio cuenta de que el bloque de seguridad era el lugar donde había habido uno de los asesinatos. El que había presenciado la doctora.

-Aunque quizás no es un sitio que quieras visitar ahora mismo. Si prefieres otro sitio...-Marion no terminó la frase, dejando tentativamente que la doctora decidiese el destino.

Blythe quedó extrañamente consternada cuando el tipo nuevo le dio las gracias y siguió caminando hacia aquel pseudo búnker. Taylor no pudo escuchar cómo bajaba las manos y se palmeaba las piernas en gesto de asombro.

Mientras, al otro lado del tabique frontal del ascensor, el sonido de pasos era constante, el tal Snot debía de estar pateando en círculos cuando el viejo zorro militar lo abordó con su presentación. 

- ¿Taylor?- Preguntó, no se sabía si para su interlocutor o para sí mismo, como si quisiese ganar tiempo mientras los engranajes de su cabeza movían piezas hasta situar aquel nombre en alguna parte de los maltrechos árboles de relaciones que copaban su cabeza. - Uuuuuuuuh, oh, uno de los enviados de Pure para que nos tranquilicemos mientras nos matan de uno en uno nuestros compañeros o nos matan ellos mismos de hambre y sed, ¿No? Claro que podemos hablar, mientras esté aquí dentro tenemos todo el tiempo del mundo, y aquí no hay puta tele ¿De qué quieres hablar, hombrecito?

Por el hueco abierto en la pared apareció una mirada ligeramente enloquecida de ojos claros, perforando a Taylor sin mostrar la sonrisa que ocultaba tras la pared, pero sus risas sí le llegaban. 

- Cualquier cosa con tal de no volver allí todavía.- Sonrió la científica a Marion, indicando con su mentón la dirección del laboratorio científico, con la chimenea de su reactor, casi más un recordatorio de su función que un emisor de humo real, recortada contra el horizonte índigo del planeta. Unos trajes de vacío amarillos destacaban ante el mismo, como silentes espectadores del deambular de aquellas dos compañeras accidentales. Gwen cargaba con su maletín naranja de primeros auxilios, resoplando y consumiendo su pitillo a una velocidad pasmosa.

Siguieron caminando unos metros más antes de tomar el desvío que llevaba hacia el edificio de seguridad, donde fueron recibidas por el comisario Vic Giallo, al que Marion todavía no conocía. Era un tipo de rostro rectangular, de cabello marrón rapado, con las mangas de su uniforme pardusco de seguridad remangadas por encima de los codos. Antes de darse cuenta de que nuestras protagonistas habían entrado en la sala no tuvo reparos en escupir una repugnante flema en el suelo, detrás de la mesa en la que estaba.

El tipo tenía varias cajas de barras nutritivas encima y debajo de la mesa, a las que miró de reojo, molesto, mientras se ponía en pie para recibir a las visitantes. Al fondo, Gorefinder y Harcourt ocupaban sus celdas, sentados y silentes, cara a cara pero sin ser capaces de ver que así era por el tabique que les separaba. Los dos 'sospechososo' parecían sopesar por separado los mismos problemas repentinos que les habían arrastrado a aquella situación.

- Buenos días, señoritas. Soy Vic Giallo, el comisario de la colonia, perdone el que no estuviese ayer aquí para recibirla en condiciones, doctora Corbin.- Es lo que pasaba en un lugar tan pequeño y en aquellas circunstancias, no podía pasar una cara nueva desapercibida, más cuando solo había venido una mujer en los últimos dos meses. - Estaba... Haciendo recuenro de alimento. Pure nos está mandando muy pocas raciones y si esto continúa así, en nada empezaremos a tener problemas de manutención entre los mineros.- No hacía falta sumar 2 más 2 para hacerse una idea de que cuando hablaba de morirse de hambre y de mineros, se refería a los unionistas, como si estos se mereciesen lo que les pasara or haberse levantado contra la mano que les alimentaba.

Mientras Marion tenía que soportar la charla introductoria de rigor y las tres chorradas sobre el tiempo de aquel día en el satélite (Diablos, el viaje del hombre a las estrellas y el tener que vivir en hábitats controlados sin cambios atmosféricos reales debería haber acabado con ese tipo de naderías), Gwen se afanaba, en el único ordenador cercano, por descargar e imprimir los permisos a firmar para que pudiesen dar cuenta de los cuerpos cuanto antes.

—Bien...—

Taylor hizo una pausa.

Puso los brazos en jarra.

Después miró hacía arriba.

Por último, meneó la cabeza.

La verdad es que el camino hasta allí no fue lo suficientemente largo como para planificar aquella conversación.

Era un agente de Pure. La empresa que estaba puteando a esos mineros entre los que se encontraba Snot, un pirado que se había encerrado en el ascensor con intención de hacerlo volar por los aires. Si a un loco le sumamos un puñado de motivos y muchos explosivos, se convierte en una ecuación difícil de resolver.

Se giró hacia atrás buscando algo de inspiración. Vio a Blythe allí. Estaba palmeándose las piernas. Incrédula. No. Por ahí no iba a sacar nada.

Taylor se giró hacia el ventanuco por el que asomaban los ojos de Snot. Luego levantó las manos en son de paz.

—No estamos aquí para tranquilizar a nadie. Me gustaría aclarar ese detalle. Nos mandaron para resolver los crímenes. Un tema espinoso por cierto…—

—Oye. Hablando del tema ¿Tú sabes algo del asunto? Tienes cara de ser un tipo listo. Seguro que algo has escuchado por ahí.—

"Encantador" pensó Marion, sarcásticamente, ante el despliegue de habilidad de lanzamiento de esputos.

-Encantada- Fue lo que dijo, educadamente-. Yo soy Marion Corbin. Estoy segura de que alguien en su posición tendría multitud de ocupaciones en las circunstancias, así que no se preocupe. Hablando de lo cual, espero que no le importe, pero necesito acceso a las cámaras de seguridad. Uno de mis compañeros está intentando resolver ahora mismo unos problemas con unos mineros.

Sin dar la oportunidad al tal Giallo a considerar la posibilidad de negarse, Marion se acercó al lugar desde donde se podían controlar los monitores e intentó localizar las cámaras que controlaban la zona del ascensor y colindantes.

-A todo esto, ¿algún cambio en ellos?- preguntó, señalando a los detenidos, mientras intentaba orientarse por las cámaras de seguridad.

- JA JA JA JA JA JA JA... Debeis de ser jodidamente buenos, si teneis a los dos... los tres putos "asesinios" presos y vienes a preguntarme a mí, al viejo y tonto Snot, si he "oído algo por ahí".- El "viejo Snot no debía llegar a los 25 años, pero lo de "tonto si que parecía bastante preciso. - Oh, si, he oído algo, que los autenticos asesinos SON TUS JEFAZOS, porque no nos pagan una mierda y solo os mandan para cubrir plantilla y documentar cómo nos matamos los unos a los otros por desesperación, locura Y HAMBRE.

El tipo se emocionaba por momentos, debía de pertenecer a la troupe de teatro amateur de la colonia.

- ¿Y sabes qué? Yo mismo empiezo a tener mucho apetito.- Justo tras decir aquello, el cañón de un arma antediluviana asomó por la rendija de la puerta, moviéndose como si tratara de adivinar dónde estaba Taylor sin mirar al susodicho.

- ¿Estos dos? No, ningún cambio, realmente, se saludaron cuando Gorefinder ingresó en su celda, tras el interrogatorio de rigor, ayer noche, en el que simplemente dice que acabó con la vida de nuestra pobre profesora porque "le pareció lo mejor en ese momento" pero que ahora lo sentía mucho. Enfín, desde entonces no han vuelto a hablar, reconozco que abrigaba la esperanza de que se derrumbasen y se consolasen el uno al otro descubriendo algo más en el proceso, peor ahí están, como los esqueletos de los dos últimos hombres tras el inevitable final. ¿Sabe que algunos de los mineros están realmente cabreados y no se creen una mierda? Hay rumores de que se están planteando un linchamiento público ¿Qué coño es esto? ¿Tombstone en 1981?- El tipo volvió a escupir, esta vez asegurándose de hacerlo en la papelera antes de volver a mirar a Marion, como si aquello fuese un signo de ser un poco más civilizado (Not!). 

- El monitor de las cámaras de seguridad de la colonia es este.- Dijo dándole la vuelta para que ella pudiese verlo. - Todo suyo, peor me temo que las filmaciones de las cámaras siguen un sistema de rotación de 30 segundos antes de cambiar de localización.- Justo cuando dijo aquello, Corbin vio el cambio de cámara, coincidiendo con el dispositivo que parecía filmar la zona próxima a los almacenes de Pure, donde conservaban los cadáveres y estaban las reservas de comida retenidas. Algo se movió en la imagen, algo que tropezó arrastrando a otro algo más voluminoso: dos tipos avanzaban hacia el edificio, peor iban ataviados con algún tipo de indumentaria de camuflaje, la caída del primero los había delatado, debían de saber del ciclo de las cámaras, pero aun así la habían cagado. Giallo, sonriendo como un bobalicón, lo había visto nada de aquello.

Taylor meneó la cabeza. Nada. Misión imposible. El tipo estaba como un cencerro. Empezó a pensar en las opciones. Pegarle un tiro estaba la primera en la lista. No era lo más inteligente. Podía dar a los explosivos y joderla. Matarle además daría mas excusas a los mineros. Vale. ¿Qué mas se te ocurre? Arrebatarle la pistola. Un movimiento rápido y agarraría el cañón y tiraría de él hasta que ese capullo soltara el arma. Mmm. No. Tampoco. Aunque consiguiera quitársela, Snot seguiría allí dentro con un montón de explosivos con los que vengarse.

Piensa Taylor, piensa.

—Un momento.— Un rayo de inspiración iluminó la jeta del marine. Dio un paso lateral y luego otro y después uno más hasta que se quitó de la línea de fuego del arcaico cañón (1). Rodeó la estructura y sacó su intercomunicador.

Apretó la pulsadora y habló en voz baja

+Marion+

+Marion+

+¿Me recibes?+

+Un minero se ha encerrado en el ascensor con un montón de explosivos. Se llama Snot. Tiene una pipa. Puede que todo sea un farol, pero no es de fiar. Está como una regadera. No hay forma de negociar con él.+

+¿Me recibes?+

+¿Puedes conseguirme un táser o alguna pistola de dardos tranquilizantes? Quizás tengan algo en el bloque de seguridad o en el almacén.+

(2)

Marion siguió con los ojos ojos el escupitajo, mientras mantenía la sonrisa diplomática en la cara, aunque a estas alturas ya empezaban a dolerle las mejillas del esfuerzo.

En fin, había que ser corteses y mantener los "aliados" que aún les quedaban en la colonia. Enemigos ya se habían hecho unos cuantos, y desde antes siquiera de poner el pie allí.

Miró el monitor que le señalaba Giallo, y se preparó para esperar con paciencia que las cámaras mostrasen lo que quería ver. Por ahora sólo se veían a los almacenes, con aquellos tipos camuflados; suponía que faltaban pocas rotaciones para...

Un momento. ¿Tipos camuflados?

-Los estos. Los del camuflaje. Ahí-señaló nerviosamente, siguiéndolos con el dedo en el monitor-. ¿No deberíamos llamar a seguridad?

Miró a Giallo. Vale, él ya era seguridad. Esperaba que hubiera otra seguridad disponible que él, porque no lo veía persiguiendo ladrones.

Y entonces se escuchó el sonido del comunicador intentando conectar. Escuchó el mensaje de Taylor y suspiró.

-El almacén, ¿dices? Están intentando asaltarlo ahora mismo unos tipos. Espera un momento a ver lo que tienen aquí en seguridad.

Miró a Gwen y a Giallo, manteniendo el comunicador abierto para que Taylor pudiera escuchar la conversación.

-¿No tendréis un táser o un tranquilizante en dardos de esos que prestarle?

Giallo se descompuso al escuchar el comentario de Marion sobre los tipos que se dirigían hacia el almacén.

- ¿Qué tíos camu...?- Giró entorno a la mesa para poder ver lo que ella había percibido, viendo claramente a las cucarachas bípedas cubiertas con ropas del mismo color que... que la estática del monitor que la investigadora le señalaba. - Me cago en mi...- El tipo dio la espalda a la visitante y se puso a vociferar por un walkie que le pudo en contacto con un tal Bustillos, que parecía ser el encargado de seguridad de los almacenes en aquel momento.

- Unos tarugos disfrazados de fantasmas van para ahí, capullo, levanta las barricadas y carga las armas por si las moscas.

Así hablaba, como ruido de fondo, mientras la propia Marion intentaba escuchar a su compañero, comentándole cómo pintaba la cosa.

Vic terminó de dar sus órdenes mientras pillaba su propia arma, mientras escuchaba la petición y comentarios de Marion y Taylor. - Nosotros tenemos un buen fregado entre manos, pero... Ffffff... Giallo cambió la frecuencia de su walkie, escuchando la presentación de una voz monocorde que le contestó al otro lado, era Yorick, el androide empleado en la mansión del capataz, que se presentaba y ponía al servicio de Giallo del comisario. - Yorick, localiza a vuestro vecino, a Codero, y mándalo con su rifle de tranquilizantes al ascensor, CAGANDO LECHES, SACO DE LATAS.

Una vez que recobró el aliento y la saliva, Vic enfrentó a Marion. - Voy a tratar de pillar a los asaltantes esos por detrás, y de todas formas no tengo nada como lo que pide su amigo, peor he hecho llamar a Cordero, el tío ese tiene un oso y suele usar un rifle con tranquilizantes cada vez que tiene que llevarlo al veterinario, espero que él les pueda ayudar.

Otro ayudante tomó las riendas de los calabozos mientras el comisario salía a la carrera.

Taylor escuchó la voz distorsionada de Vic Gallo a través del comunicador. Vale. Parecía que alguien en la colonia tenía un oso y una escopeta de dardos tranquilizantes. ¿Quién diablos se lleva un oso a un asteroide? No quiso pensarlo. Ya bastante le dolía la cabeza con los problemas que tenía a mano.

Taylor apretó la pulsadora

+De acuerdo. Permanezco a la espera.+

+Corto+

Dijo y fue andando despacito hasta que estuvo cerca de la rendija de la puerta. No dijo nada. Solo se quedó allí quieto. Esperando. Escuchando a ver si algún ruido delataba lo  que cojones estaba haciendo aquel pirado.

-Ya lo has oído, Yorick va hacia ahí con el rifle-Dijo Marion hacia el comunicador, sin dejar de mirar la pantalla- Yo iré al almacén en un rato. Ten cuidado ahí. Buena suerte.

Si las cámaras hacían un circuito de 30 segundos, no debería tardar más que unos minutos en hacer el recorrido completo por el asteroide, que no era tan grande, para asegurarse de que no hubiera otros intentos de entrar donde no se debía. Sabía que sólo había pillado a los del almacén por suerte, y que si conocían las cámaras, si había alguien más con ganas de montarla sin ser vistos, pocas posibilidades tenía de pillarlos. En parte se preguntaba si la locura del ascensor no era una forma de desviar la atención de lo otro. Pero también era cierto que, con todo lo que había, que hubiera varios con ganas de follón al mismo tiempo de formas distintas no sería raro.

Snot estaba a o suyo, no era difícil imaginarlo sumido en una ensoñación enfermiza de polvorines saltando por los aires, impulsándolo a la estratosfera para unirse al panteón de los espíritus astrales de la bronca por la bronca, sin tener en cuenta que en el mundo real eso acarrearía el morir despedazado, convertido en confetti rojo y cascotes, por no hablar de a cuanta gente se podía llevar con él si a algún incauto le daba por acercarse de más al perímetro.

- ¿Se han enterado los jefazos de lo que pasa aquí? ¿De que no tienen ascensor para transportar sus aneladas materias primas y de que si nos lo cargamos van a tirarse meses sin poder pagar sus lanzaderas de lujo y sus vacaciones en Orión?

Era cierto que alguien estaría informando de lo que allí pasaba a los encargados de Pure responsables de capear con la crisis, peor por ahora no habían dado señales de vida ni habían mandado instrucciones.

Mientras esperaban pacientemente la llegada de Yorick y el propietario del oso, Marion seguía revisando el circuito de cámaras de la base, ojo avizor a cualquier detalle que delatase otros movimientos sospechosos por la base. En aquel extraño zapping llegó a ver a Yorick tomando una especie de bogie con rumbo al ascensor, mientras un tipo gallardo se le unía a la carrera, con lo que debía de ser el rifle de tranquilizantes. Pero había algo que se le escapaba, necesitaba esperar otra vuelta a la base para ver si detectaba qué pasaba...

Yorick y aquel tipo ya iban a ayudar con lo del ascensor, comprobó Marion con alivio. Y suponía que en el almacén también estarían al llegar. ¿Pero no había algo raro? Sí... ¿No? Uhmmm...

Marion siguió observando los monitores un poco más.