Partida Rol por web

Tras las presentaciones de rigor y que Yorick les consultase sobre si querían algún tipo de bebida o refrigerio, antes de retirarse a sus dominios, la mujer, tranquila, les pidió que se sentasen, pero solo había dos sillas disponibles en la habitación.

- Creo... Creo que le he dado toda la información sobre lo acontecido al sheriff de la base y sus colaboradores, aparte de haber colaborado en todos los análisis habidos y por haber, para terminar de confirmar que... Soy la asesina de mi marido.- Se le quebró la voz justo en el espacio en que sus palabras corrieron sobre aquellos puntos suspensivos, pero mantenía su integridad con bastante dignidad, teniendo en cuenta lo avergonzada, dolorida y extrañada que se debía sentir por todo aquello. - Pero si les puedo ser de ayuda para tratar de añadir algo más al contexto de lo acontecido, estoy a su completa disposición. 

La viuda hablaba para todos, peor parecía centrar más su atención en Marion que en sus compañeros.

La actitud de la mujer parecía sincera, aunque Trevor no podía estar seguro de nada, no era tan buen juez de carácter, lo suyo eran los mecanismos y los circuitos. No obstante, algo había que hacer.

- Lamentamos tener que molestarla de nuevo, Cassiopaea -inició la conversación-, pero comprenderá que toda la situación es...  inusual. Quería saber en principio ¿Qué recuerda de aquel momento? Antes, durante y después. ¿Tenía usted la intención de asesinar a su marido?

Sospechaba que la respuesta sería negativa, pero no estaba mal ver en vivo y en directo la reacción a aquello.

Luego de que hablara, también le preguntaría otra cosa.

- ¿Quien, a su criterio, sería el o los más beneficiados con su deceso?

-Siento todo esto, pero es necesario para nuestro trabajo-Le dijo Marion, mientras le conectaba los sensores para usar el escáner.-Intentaremos acabar pronto.

Lo cierto es que le daban pena aquella gente. No había duda de que eran asesinos, en el sentido de que eran quienes habían empuñado las armas. Repetidamente, hasta que estuvieron las víctimas completamente muertas. Pero Marion no era capaz de verlos como asesinos normales. Le parecían más víctimas que verdugos. Aunque no es como si conociese tantos. Pero aún así, tenía más la sensación de que, aunque los habían matado, no había ni premeditación, ni la simple rabia del momento. Parecía que lo que hubiesen hecho estuviera fuera de sus manos. No estaba segura aún si por una psicosis temporal o algún otro motivo.

-Además de lo que le ha preguntado mi compañero, ¿recuerda algo inusual ese día? Por pequeño que fuese, incluso si no está relacionado con el asesinato.

Curiosamente, el pequeño ritual de Marion, consistente preparar el escáner y ponerle los sensores, pareció avivar el mortecino humor de la viuda, a quien las preguntas de Steadman también le parecieron algo con lo que poder entretenerse unos minutos del vacío en que se había convertido su vida, puede que aún más profundo que cuando Ulysses estaba con vida.

- Yo... Estaba posando para Franklin... El señor Cordero, en la galería junto al estudio. Imagino que habrán visto el lienzo. Yorick acababa de servirme un té, nadie más quiso. Mi marido estaba en su oficina, realmente estaba con la puerta abierta, bromeando y comentando cosas con nosotros, mientras leía unos documentos y trituraba algo... Yo... Lo siguiente que recuerdo es... Él saliendo de la oficina y caminando afablemente hacia nosotros. Le ofreció un puro a Franklin y, aprovechando un descanso, y que tenía que ir al baño, me preguntó si podía traer su kit para fumador de la oficina. Al volver fui hasta su mesa y... Volví junto a ellos, que seguían bromeando.- A cada palabra, el ritmo de sus pulsaciones aumentaba, mientras que su respiración se hacía entrecortada, peor sabiendo leer los datos, Marion no veía indicios de que les estuviese mintiendo, así como no detectaba nada anómalo en la salud de Cassiopaea.

- Volví junto a ellos y le... Le clavé un abrecartas a Ulys... Mi esposo... Varias veces... En el cuello... Y el pecho... Varias veces... En el cuello y el pecho.

La viuda bajó el volumen de su voz y cayó tras aquella repetición. Se cubrió el rostro con las manos, dejando solo ver la rota mueca de su boca, pero curiosamente se recompuso en unos pocos segundos, sin derramar ni una lágrima, al menos no externamente. La respiración bajo su camisón blanco pareció recuperar un ritmo normal antes de volver a hacerles testigos del brillo de sus iris.

- Durante esos instantes... Es como si estuviese viendo una película. Reconocía mi mano, reconocía lo que pasaba. Reconocía a Ulysses. Reconocía el pavor de Franklin, que llamó a Yorick, quien ayudó a inmovilizarme. Me dijeron que perdí el sentido. Desperté en el laboratorio, donde me hicieron todo tipo de pruebas y tomaron todo tipo de muestras. No tuvieron que decirme lo que había pasado, yo lo volví a contar como ahora mismo lo estoy haciendo. Me preguntaron que por qué lo había hecho, y les dije que... Porque en aquel momento me parecía lo más indicado. He pensado mucho en esa frase, no sé a qué respondía, pero así debía ser.

Cassiopaea se sirvió un vaso de agua aprovechando una jarra de agua con hielo y rodajas de pepino que Yorick había traído antes de que ellos llegasen. Bebió un sorbo y miró a Trevor, tratando de recordar sus otras preguntas.

- No, señor Steadman. No tenía intención de matar a mi marido.- No había ni ira, ni rabia, ni reparos en aquella afirmación, solo era algo que la señora Norton aceptaba como la más pura realidad, así había sido. - Si quiere que le sea sincera, no sé quién se podría beneficiar de su muerte. Es extraño, es casi como si me preguntase si hice esto por alguien o para algo. No a ambas cosas... O eso creo. La compañía tenía a Ulysses en gran extima, puede que los obreros no tanto, pero su sublevación casi pareció llegar más con su muerte que previamente. No soy consciente de nadie que se pudiese beneficiar a título personal.

La mujer terminó el contenido de su baso y se sirvió otro, que dejó ante si, mirándolo, pero con sus manos sobre la mesa supletoria en la que también descansaba el escáner de Marion. Taylor, silente, podía otear lo que brillaba en las pantallas del escáner, sin terminar de saber qué significaba, peor si tenía que atender a la expresión y manipulaciones de Corbin, todo parecía estar en orden.

- Creo que no recuerdo nada peculiar de ese día... ¿Señora? ¿Señorita? Corbin... Más allá de... Haber matado a mi marido.- Al decir aquello sonrió antes de tornar su máscara en una expresión un poco más amarga, como si le hiciese gracia pensar en algo singular el día del asesinato... Eso era más que peculiar... ¿No? - Bajé al centro con Yorick para hacer unas compras. Paré en el bar a tomar un café con Gwen, la doctora McCall, en D'Place. Volvía casa y ayudé a Yorick a preparar la comida y me duché para la sesión de posado, Cordero prefería que fuese al mediodía. Y el resto... Es historia.- Volvió a sonreír, esta vez sin amargura, como encogiéndose de hombros. 'Esto es lo que sé'.
 

Tras unos momentos de silencio, la escena fue interrumpida por la ubicua voz de Yorick en el comunicador situado en la antesala del dormitorio. 

- Apreciados visitantes, el sheriff Jessup me ha pedido que les informe de que un grave incidente ha acontecido en el colegio, requiriendo allí su presencia cuanto antes. 

- ¿Un accidente? ¿Los niños estarán bien? ¿Sabes algo más, Yorick?- Consultó la viuda, algo más alterada que antes, pero el androide había cortado la comunicación y por algún motivo no volvió a conectarse para contestar a Cassiopaea.

¿Otra vez la escuela? ¿Es que habían intentado acabar el trabajo que habían empezado y habían acabado de quemarla? Si el sheriff les llamaba con tanta urgencia, no podían ser sólo por los libros quemados que se habían encontrado por el camino.

-Gracias por su cooperación. Intentaremos no molestarla mucho, pero es posible que tengamos que volver-Le dijo a Cassiopaea, mientras le quitaba a toda prisa los sensores.

Parecía que el bar, y las copas, tendrían que esperar. Lo guardó todo en su mochila y miró a los demás, esperando a ver si ellos también estaban listos para irse o aún querían terminar cosas pendientes antes de marcharse.

La posibilidad de poder intervenir mientras aun estaba ocurriendo algo rompía la monotonía de investigar escenarios pasados, tenían que llegar cuanto antes.

—Vamos, no hay tiempo que perder, cualquier cosa será mejor que seguir persiguiendo sombras.

La urgencia parecía quirúrgicamente sincronizada. Casi como si...

- Cassiopea, Yorik. Vamos a necesitar ese saquito de té que tomó. ¿Está todavía aquí o se lo llevaron como evidencia?

Sabía que el tiempo apremiaba, pero parecía ser una pista importante. O potencialmente importante al menos. Y también...

- También quisiera la basura de ese día. Esos documentos que trituraba su marido. ¿Dónde están?

Miró a sus compañeros, a ver si compartían sus sospechas o estaba siendo paranoico.

Yorick fue capaz de hacerse con el sobre de té usado aquel día, peor el escáner biológico de Marion no detectó nada inusual en el mismo.

No tuvieron ningún problema en que Steadman se llevase el resto de la basura de aquel día, incluyendo las tiras de papel que habían logrado ordenar para ver las facturas del difunto Ulysses.

Pero eran requeridos en otro sitio...