Partida Rol por web

Gueldar entrecierra los ojos mientras sujeta a Llamaradas atada cuidadosamente para descender. La gravilla ha caído en demasía provocando un liegro pero estruendoso ruido. Tal vez los animales salvajes no lo hayan oido, o tal vez si...

El semielfo desciende grácilmente en última posición pero, una vez todos los demás llegáis abajo, la mula resbala sus patas traseras provocando un nuevo estruendo de piedras y gravilla al caer por la pendiente.

Cuando llega abajo os quedáis todos inmovilizados un instante, una de las hienas comienza a acercarse a vuestra posición con las orejas empalmadas y el hocico a ras de suelo.
- Una flecha, rápido ! Antes de que se percate de nuestra presencia y comience a aullar.

Ireth se encoge un poco ante el sonido provocado por la mula (y en realidad por algún que otro compañero), mirándola con severidad antes de asentir a Gueldar y preparar su arco con rapidez, aunque tomándose unos segundos más de la cuenta para apuntar mejor, pues no le apetece nada fallar en ésta ocasión aunque pudiera renunciar a un ataque algo más letal por ello.

Espera que alguno de sus compañeros colabore con otro ataque a distancia para asegurarse de que la hiena sea incapaz de emitir sonido alguno antes de darse cuenta de lo que está ocurriendo.

-Mierda.- Si con lo mio no bastaba para llamar la atención, Llamaradas hace una entrada magistral. Preparo mi honda y la suelto una pedrá...-A ver si hago algo útil con la gravilla?-

Nada mas llegar abajo una maldita hiena se acerca hambrienta y Ireth toma la iniciativa. Mushu y Dardh asienten pero cada tiro errado que va saliendo va alertando mas a la hiena que al final sale corriendo y aullando despavorida sin remedio.

Dardh se frota la nuca con fastidio buscando alguna excusa para su gran fallo, aunque claro, habiendo errado los tres lo mejor era guardar silencio.

Llego corriendo y habiendo salvado la vida no se muy bien como e intento alcanzar al bicho con mi honda

Flechas, piedras e incluso materia mágica impactan contra el suelo rocoso asustando a la hiena, hasta que el enano hace gala de una buena puntería inaudita de entre los de su raza y alcanza al animal salvaje, que chilla cual cerdo en el matadero por el impacto recibido en un ojo y huye despavorido. El resto de la manada le sigue a toda prisa hasta elevarse y perderse de vista entre una pequeña polvareda provocada por ellos mismos.

- Qué suerte, buen tiro Voiran !! - exclama Gueldar animoso como siempre - Chss tranquila ya pasó... - dice más dulcemente para consolar a Llamaradas, que se revolvía insistentemente.

El semielfo observa lánguidamente a su alrededor, toda la roca de pared parecía igual en aquel lugar.
- Supongo que la entrada andará escondida por aquí.

Echo un vistazo a ver si veo la puerta...mientras pienso -Cómo he podido fallar?- y teniendo dos fracasos seguidos, sumandole este tambien, pues la verdad es que cojo una raiz de las mias y la mordisqueo mientras intento encontrar la entrada.

-¡Bien hecho!- espeta con más entusiasmo del habitual tras el ataque del enano, pero sobretodo aliviada por el hehco de haber conseguido espantarlas dado que la puntería del resto no ha sido nada acertada, incluyendo la suya, lo cuál es hasta embarazoso...

Todos descienden la pendiente con mayor o menos esfuerzo, ayudando a Gueldar con su mula hasta encontrarse en el fondo del extraño cañón, "hachazo de gigante".
-Habrá que buscar bien. Dardo, si conoces algún hechizo apropiado...- mira un segundo al mago y después se aleja, dejando que se concentre con su libro mientras ella apoya una mano en la extensa pared de roca y la recorre con lentitud intentando encontrar fisuras, corrientes de aire o cualquier otra señal.

Si no encontrara nada aquí la siguiente opción sería el pequeño lago.

Me encuentro francamente desorientado sin saber lo que busco ni donde puedo hacerlo, esto parece un maldito foso donde nada ocurre.

Logro convencerme a mi mismo de que no hay que perdes la esperanza y trato de pensar en algo adecuado.

Como es de día una antorcha no debe levantar demasiadas sospechas a mi alrededor, enciendo una y la paseo por los muros cercanos mientras observo si la llama se mueve por algún tipo de corriente de aire "no esperada".

- Si esto no es exitoso habrá que entrar en el agua la sola idea me resulta poco satisfactoria pero que se puede hacer..................

Busco una piedra grande que pueda atar a una de las cuerdas que llevo y la lanzo al agua dejándola bajar poco a poco y tratando de ver cuando llega al fondo (la dejo caer y tiro de ella hasta ver en qué punto debe tocar el suelo). Repito esta operación en 4 puntos equidistantes de la orilla para ver si parece homogéneo.

Hmmm hmmm huyen como ratas..

Sonríe asintiendo y dando el visto bueno a la pedrada de Voiran.. que tuviera que ser un enano el que mejor puntería tuviera del grupo decía mucho de ellos. Pero pronto se olvido del inoportuno fracaso para centrarse en buscar la entrada a la gruta, escrutando con la mirada cada palmo de roca que allí había. Apenas unos segundos mirando su vista se clavó en un punto: la había encontrado.

¡Ey..!

Alzó la mano en silencio y señaló el punto donde parecía estar la entrada.

Ha pasado un buen rato desde que las hienas huyeron atemorizadas y el sol ha comenzado a caer, dejando a vuestro alrededor una luz rojiza conforme la estrella va desapareciendo tras el horizonte. Mushu y el resto os encontráis en distintos puntos del Hachazo del gigante mientras el enano parece juguetear con una cuerda en el pequeño lago de apenas un par de metros de longitud y una escasa profundidad de medio metro.
De pronto, el mago parece haber descubierto algo y todos acudís de inmediato.
Ahora que os fijáis, esa parte de la pared parece tener un color más rojizo que el resto. Boiran, escéptico en recursos mágicos, se adelanta con un movimiento gracioso murmurando algo y empuja la supuesta roca no dando crédito a las palabras del avispado mago.
Como si de una ilusión se tratase, Voiran cae al interior de la roca y Llamaradas no puede evitar un rebuzno sonoro mientras retrocede atónita. Gueldar comienza a reir y pronto os contagia al resto de presentes...

Tras cruzarla, no sin antes vendarle los ojos a la terca Llamaradas, incrédula a las ilusiones, accedéis a una amplia sala descendiendo unas escaleras talladas en la roca.

Ireth sonríe satisfecha por el descubrimiento, relativamente fácil después de todo... aunque es probable que no lo hubieran conseguido sin el mago.
-Supongo que ya estamos cerca...- comenta mientras desciende los escalones con gracilidad y cuidado, apoyando los pies de forma horizontal para menguar al máximo las posibilidades de tropezar -Pero me extraña que no haya nadie custodiando el lugar si de verdad hay algo- es entonces cuando se detiene repentinamente, algo pensativa. Observa a Gueldar y después a la mula.

-No sé si es buena idea hacer bajar a Llamaradas por aquí y que se adentre tanto... probablemente no será seguro- tras esto continúa descendiendo dejando que el resto den sus opiniones al respecto, esperanzada ante lo que imagina que puede haber abajo.

Menuda sorpresa, al final el mago gruñón, y pensaba que los enanos éramos gruñones, va a resultar el personaje clave de esta aventura

Comienzo a bajar despacio por las escaleras mientras mi preocupación va creciendo, este es el lugar perfeco para que los compinches de Gueldar nos esperen armados hasta las orejas.

Paro a media bajada y hablo con mis compñeros en tono suave, esperando no ser escuchado por nadie mas.

- Creo que debiéramos organizar el orden de bajada, creo que yo debo ir de los primeros por si algún enemigo nos espera, pero no debemos descuidar la retauardia, especialmente si Llamaradas viene con nosotros. Como dice Ireth no me gusta la idea de llevarla, pero dejarla sola o dividir el grupo creo que es peor

Dardh sonríe a medias al ver la reacción de Llamaradas ante la ilusión -Je, lo raro es que Voiran no haga lo mismo- tras lo que avanza junto al resto. Ya en la caverna vuelve a torcer su sonrisa en una de fastidio. Aquel grupo estaba lleno de criaturas no-humanas y no entendían que alguien no pudiera ver un pimiento en la oscuridad cada vez mayor conforme descendían las escaleras.

Si me permiten sus majestades..-murmuró y acto seguido hizo un par de sencillos movimientos con las manos que acabó en un chasquido de dedos, formando una pequeña esfera de luz que orbitaba alrededor del mago iluminando los alrededores.

Mucho mejor ahora. Creo que Gueldar debería quedarse aquí en la entrada esperando con ella. Las hienas no atravesarán la ilusión pero alguien debe quedarse retrasado por si surgieran problemas, alguien debería ir a pedir ayuda... ¿No?.Y así de paso podremos elegir de primera mano entre el tesoro. Claro que.. veamos si acepta.

- Quedarme aquí atrás y perderme lo mejor de la expedición ? Ja ! - Gueldar protesta abiertamente cual chiquillo cuando le quitan su juguete preferido - Todos estamos en esto, aunque reconozco las palabras de Voiran e Irëth, así que iré detrás con Llamaradas, de acuerdo ?

Ireth observó a Dardh con expresión burlona cuando propuso que Gueldar se quedara con Llamaradas en ése lugar. No era precisamente la representación de la sutilidad y había dejado más que patente la poca confianza que le profesaba el semielfo. Algo bastante natural, sobretodo teniendo en cuenta que el tesoro debía estar cerca... si realmente existía, claro.

-Está bien, iremos despacio... Tened todos cuidado. Nekrach debería ir en la retaguardia y Voiran primero- espero que los mencionados se posicionaran, pues en estos momentos cualquier palabra de Gueldar sonaba sospechosa a sus oídos y más valía prevenir que arrepentirse.

Tras esto siguió descendiendo con el mismo cuidado que antes, prestando especial atención a sus oídos y cualquier sonido que pudiera producirse por delante del grupo... o por detrás.

Bajo junto al resto sin pronunciarme, simplemente me limito a observar y a pensar....