Partida Rol por web

Aquella misma noche, tras coronar a Ser Jasper como vencedor del torneo de la Justa se celebró un gran y suculento banquete nocturno para celebrar el fin del Torneo de la Mano. Acudieron todas las casas nobles que habían venido a Desembarco del Rey a presenciar el Torneo, y por supuesto todos los participantes, salvo los que estaban gravemente heridos y seguían en la enfermería.

En la gran mesa donde se reunieron había los más suculentos platos: faisán asado, trucha rellena, sopa de tortuga, cremas de hortalizas diversas, etcétera, y también había bebida por supuesto. Barriles y barriles de cerveza y un centenar de vinos de distintas procedencias. La familia real y la familia de la Mano presidían el convite y un bardo y varios músicos amenizaban la velada.

Daphnia estaba contenta con la victoria de Jasper, aunque seguía pensando que era demasiado arrogante, y quizá no se mereciera el premio. Por otra parte, si la ilusión por los combates era su motivo para estar allí...la alegría de la justa había quedado ligeramente ensombrecida por los heridos. Sabía que en los combates, por mucho que fueran dentro de un torneo, seguían teniendo heridos, pero...Seguramente el conocer de antemano a los combatientes le había hecho ver de otra forma distinta. Así pues, no dudó en visitar la enfermería antes de dirigirse al torneo. El que más herido estaba era precisamente Greyjoy, y a él fue a buscar. No tardaron en indicarle dónde se encontraba, y se acercó lentamente hasta él, con una triste sonrisa.

-Ser Greyjoy...¿qué tal estáis? Espero que un Maestre competente os haya tratado las heridas, no tenían buena pinta. Y dejadme deciros que habéis luchado con valentía...nunca había visto a nadie luchar con tanto empeño como vos. Incluso herido seguíais, incansable, el combate. Estoy segura de que vuestro deseo se ha cumplido, y   de que el rey se ha sorprendido tanto como el resto.

Sauvemente, depositó una extraña flor en su pecho, de un color morado intenso. Se recolocó el vestido ligeramente, y se sentó sin ningún pudor al lado del lugar donde él estaba tendido.

-Espero que os recuperéis pronto. 

- ¡Lady Yronwood! - exclamé sorprendido. - Menuda sorpresa... no esperaba veros por aquí. Realmente no esperaba ver a nadie por aquí, al menos de momento. -

Extraño descaro el de aquella dama... Seguía convencido de su culpabilidad a pesar de carecer de pruebas. Si tuviera una sola no estaríamos en esa situación.

- El maestre es muy competente... hace muy bien su labor, no os preocupéis. - dije con una sonrisa. Me repondría de las heridas. Llevaría algo de tiempo pero me repondría. 

Cerré los ojos un instante... brevemente. - Lamento no haberos podido ofrecer la victoria mi señora. Después del combate cuerpo a cuerpo quise redimirme en la justa pero... no tuve un buen día. - fue la forma más suave de decir que me habían envenenado.

- Aún así espero que disfrutárais del espectáculo. He oído que la final de la justa fue digna de ver... una lástima, me hubiera gustado llegar a ella. -

-El espectáculo...- Daphnia no quería admitir la verdad, no quería expresar en voz alta sus pensamientos acerca de la justa, pero decidió que si alguien merecía saberlo, era Greyjoy - he de admitir que...en cierto modo no ha sido como esperaba. Empezó bien, incluso grité entusiasmada cuando ocurrió la primera ronda, pero...La cosa empezó a ponerse fea cuando empezaron los abandonos. Incluso Kaleon, que noches atrás aceptó comerse una horrible anguila, solo por orgullo, intentó abandonar. - Con tristeza, la joven fue bajando paulatinamente el nivel de voz - Tampoco puedo culparlos por ello, pero cuando...cuando empezaron las heridas, en ese momento me percaté de que..Los torneos no son tan emocionantes como cuentan. El honor del que todo habla tiene un premio, demasiado alto a mi entender. ¿Acaso merece la pena ser herido por derribar al otro contrincante de un caballo?¿Acaso la victoria es más importante que el propio corcel que acompaña al guerrero? Porque...no sé si lo sabéis, mi señor, pero cierto combatiente me mostró su preocupación porque intentaran herir a su caballo. - Dos solitarias lágrimas intentaron recorrer las mejillas de la dorniense, pero Daphnia se las frotó con furia, y recuperó el tono de voz normal - Vos mismo, ser. Habéis demostrado toda vuestra valía, combatiendo con fiereza y tenacidad. Pero, ¿realmente os merece la pena? Hay otras formas de destacar, más inofensivas. Y seguro que no habríais quedado herido de esa forma. 

Enmudeciendo, se miró sus manos, que nerviosamente jugueteaban con su vestido. 

- Ciertamente, tal y como lo expresáis milady no ha sido ningún espectáculo. - recordé las justas que había visto de joven y cómo siempre había querido participar cuando fuera mayor.

- Yo tenía mis motivos para seguir luchando milady. Y sí, me merecía la pena. El resto de caballeros tienen sus motivos también, aunque para muchos el oro es el principal motivo y creedme, si hubiera sido por oro yo no estaría en estas condiciones ahora mismo. - examiné un instante con la mirada la flor que la dorniense había depositado en mi pecho.

Por un instante se me pasó por la cabeza el sujetarla con mi mano, pero luego recordé el veneno y preferí no tocarlo... por el momento.

- De todas formas concuerdo con vos, no ha sido ningún espectáculo. No estaban todos los caballeros en las mismas condiciones. Algunos no han justado de forma justa, otros han sido saboteados y algunos... - pronuncié con cuidado estas palabras - fuimos envenenados. -

Mis ojos se posaron en los de la joven: - Para alguien tan inteligente como vos no puede haber pasado desapercibido, con tantos abandonos... Había muchos intereses en esta Justa, y diferentes personas han estado manipulando a los diferentes contrincantes. Unos han sido saboteados, otros entre los que me incluyo fueron envenenados... y tengo mis sospechas de que algunos incluso han sido comprados. No queda honor en estos días milady. -

Ahora que todo había finalizado ya daba igual... dudaba mucho que nadie se pusiera a investigar nada. Me repugnaba ver cómo los nobles se dedicaban a estos juegos políticos como si las vidas de los caballeros no valieran nada.

-¿Habéis dicho...envenenados?¿Por qué?¿Quién podría...-En ese momento, Daphnia cayó en la cuenta de algo. Claro que había alguien con suficientes motivos como para envenenar, incluso matar si era necesario, con tal de que su elegido fuera el vencedor. - Olvidadlo. Conozco cierta persona que no es la primera vez que recurre a artimañas para ganar...Pero es demasiado poderosa...seguramente no actuara ella, se lo enviara a otros. 

¿Y entre los envenenados se encuentra el propio Greyjoy?¡Por qué no lo había dicho antes!

Daphnia buscó con la mirada al Maestre, tendría que encontrarse por allí cerca, atendiendo a los heridos como era su deber.

-¿Se lo habéis dicho al Maestre? Para que os de un antídoto...¡algo! - Esperando una respuesta, continuó - Decís que los abandonos fueron por los envenenamientos...En ese caso, por eso Karstark abandonó, alegando estar indispuesto. Y..¿Kaleon también? Aunque el rey no lo dejó abandonar...

La reina...todo esto lo ha planeado ella. ¿Hasta tan lejos estaba dispuesta a llegar, solo para intentar humillarme una vez más? 

Daphnia no estaba segura de cuál era el sentimiento que dominaba en ella, si la furia o la tristeza. No tardó en imponerse el segundo.

-Ser Greyjoy...por favor, ruego que me perdonéis. Todo esto ha sido por mi culpa. Yo...tenía la ilusión de ser nombrada la Reina del Amor y la Belleza...para mí era todo un sueño el poder culminar lo que suponía un torneo perfecto con esa meta...No sé cómo pude ser tan tonta y estúpida, y por eso ruego que me perdonéis. Al parecer, alguien ha intentado fastidiar este torneo, y me da la sensación de que desear tanto algo inmerecido ha hecho caer la desgracia sobre vos.

Durante el transcurso del torneo, Daphnia no le había comentado a nadie su objetivo, pero en ese momento supo que se lo debía a Greyjoy. Al fin y al cabo no podía quitarse la sensación de que al haber hablado con él le había transmitido su mala suerte. 

- No os preocupéis... el maestre se ocupó de todo antes de comenzar la justa. Me dio un antídoto y según él sobreviviré. - recordé la conversación con el maestre.

- El veneno debilitó mis facultades y las de otros competidores dejando el camino allanado para otros competidores... como dije había muchos intereses en juego. Pero tengo la certeza de quién fue la mano ejecutora, al menos en mi caso. - traté de observar la reacción de lady Yronwood. Luego la vi entristecerse y disculparse... - Tranquila milady, no tenéis que disculparos por la ilusión de ser nombrada Reina del Amor y la Belleza. Eso no es lo que ha traído la desgracia sobre mí. -

Cerré los ojos un instante y volví a abrirlos: - Me reconforta que al menos alguien haya pensado en mí. Muchas gracias por haber venido, milady. -

Daphnia suspiró aliviada cuando él dijo que le habían dado un antídoto, aunque no le había gustado cómo sonaba el "sobreviviré". ¿Y si quedan secuelas, y nunca vuelve a ser el mismo?

-Creo que será mejor que os deje descansar...Por favor, reposad y poneos bien. No deseo otra cosa. - Apretó su mano suavemente, demostrándole su apoyo, y se levantó, intentando arreglarse el vestido - ¿Queréis que os traiga algo del banquete, ser? Seguramente haya cualquier cosa que se os ocurra, el rey no habrá escatimado en gastos. 

No hay nada que temer, come.

Aún así, y con toda aquella suculenta comida, Ser Walder no pudo dar más que algunos bocados al faisán. Los otros platos, como si no hubieran existido para él. En cambio se dejó llevar por la cerveza, en lugar del vino, como medida para pasar el tiempo, a la par que buscaba caras conocidas, hasta que se retirara de la estancia.

- No hace falta que traigáis nada, milady. Y  muchas gracias por vuestra visita... veros siempre es un placer. - me despedí de la joven noble.

- Tened cuidado con las intrigas de la corte pues son peligrosas, y no me gustaría que os sucediera nada malo... Hay muchos jugadores poderosos en esto de la política. Disfrutad del banquete y buenas noches. -

-Gra-gracias. Ver que estáis entero me ha hecho recobrar en parte el ánimo, pero no creo que disfrute mucho del banquete. Me quedaré a un lado, acudiendo por cortesía, pero no será una cena alegre para mí. Que descanséis, ser.

Susurrando la despedida, se acercó impulsivamente y le dio un beso en la frente para intentar reconfortarlo, apenas un suave roce.

No tendría que haber venido al torneo, ahora lo sé. Si vivir en una gran ciudad significan intrigas y mentiras, ¿qué hago yo aquí? No merece la pena...

Daphnia se alejó meditabunda, hacia el banquete. 

Una vez Daphnia salió de la enfermería, fue directamente hacia en banquete. Seguía algo abatida, pero al menos la corta conversación que acababa de mantener la había alegrado ligeramente. Tal y como había dicho, nada más llegar saludó a Yersinia, que había estado histérica buscándola, y se sentó en su sitio sin abrir la boca más que para saludar cortésmente a todo el que levantaba la mirada hacia ella.