El dolraki... la verdad es que debe estar pasando frío... je je
Ríe algo nervioso por haber dicho una tontería
Me impone bastante, pues no hay peor enemigo que aquel que no tiene miedo y éste así lo parece.
A ver si me llaman de una vez y acabo con esta pantomima.
Pensó
¡Ser Rickard Karstark, de Bastión Kar! Anunció el heraldo interrumpiendo así la conversación que mantenían los norteños.
Ser Rickard era un joven caballero que vestía calzones de lana blanca, botas altas de montar de cuero negro, un jubón de cuero blando negro con el sol blanco de los Karstark sobre el corazón y una capa negra, colgados del cinturón iban su espada y su cuchillo. Unas ropas sobrias pero bien cuidadas.
Golpeando con la mano la espalda de Richard, el corazón se le acelera como si le hubiesen llamado a él mismo.
WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAW! grita
El Frey observó a los hermanos de Bastión Kar, con envidia. Ojalá él hubiera tenido tan buena relación con sus hermanos. Pero haber abandonado Los Gemelos en busca de un título propio no granjeaba amistades en la familia, y si no conseguía dinero pronto debería entrar al servico de una de las casas que estaban representadas en Desembarco del Rey.
Vamos muchacho, te mereces este momento.
Sonríe a Rickard, era un tipo que le caía bien. Su forma de ver la vida y afrontarla, con esa alegría.
Ya vamos saliendo todos...
Rickard, que estaba hablando, pega un respingo al oír su nombre, tanto tiempo esperando en silencio para que en el momento que empieza a hablar lo llamen. El joven recupera rapidamente la compostura y avanza hacia el campo de justas para su momento de gloria de ese día. Cuando llega ante el rey hace una reverencia diciendo:
-Majestad, es para mi un honor estar aquí, ante su presencia. Espero que mi actuación en las lizas de los próximos días os complazca.
A continuación se vuelve hacia la mano del rey, Lord Eddard Stark, e inclinando la cabeza en modo de saludo dice:
-Lord Stark, mi padre, como vasallo del Señor de Bastión Kar y también como vasallo vuestro os envía sus saludos. Es un honor para mí que podáis verme en las justas.
Hechos los saludos al rey y a la mano, Richard se yergue y saluda al publico levantando un brazo, luego sale del campo de justas.
No ha sido tan difícil. Pensó Rickard ya relajado.
La cabeza se le iba a salir de orbita asintiendo a cada movimiento y a cada palabra de su hermano, era involuntario ni siquiera era consciente de que lo estaba haciendo.
Eso es hermano, ahora a Lord Stark, eso es; bien hablado.- su mente seguía ensimismada en cada acto del pequeño Karstark.
Cuando volvió Fiedrich se dirigió hasta su hermano y le puso la mano en el pecho:
-Bien hecho hermano, eso ha estado bien… casi lo susurro para que nadie percibiera lo enormemente orgulloso que se sentía en ese preciso momento de su hermano menor.
Acabas de ganar tu primer Combate, los siguientes no serán tan benévolos…
Continuaron presentando caballeros durante largo rato. De pronto hubo un pequeño silencio. El heraldo se aclaró la voz y pronunció unas palabras, aunque esta vez no nombraban a ningún ser.
¡Kaleon, de las tierras de los Dothrakis! Aquellas tierras estaban al otro lado del Mar Angosto. Y levantó mucha expectación y revuelo, sobretodo entre las gentes de los estratos más bajos que pocas veces tenían la oportunidad de ver a un dothraki guerrero tan cerca. El Señor de los Caballos iba vestido con unos pantalones de cuero, una cota de anillas y un jubón de cuero.
-Gracias, hermano. Dijo Rickard poniendo una mano sobre el hombro de Friedrich. Seguro que los proximos dias del torneo me resultan mas faciles, lo mio no son precisamente las palabras. Rickard tenia una pequeña sonrisa en los labios.
Se quedo junto a su hermano mientras desfilaban un caballero tras otro, y derrepente el heraldo parecio dudar, se aclaro la garganta y anuncio al dothraki.
-Parece un enemigo duro de pelar. Comento en alto sin dirigirse a nadie en particular.
Se acerca a la tribuna real y hace un amago de reverencia al rey a la vez que dice:-Alteza.-hace una pausa de unos segundos y nota los ojos de todos parados en él-Os agradezco que me permitais participar en el torneo, espero ofreceros un buen espectáculo.
Kaleon oye algunos abucheos y sonrie pero no está seguro de lo que quieren decir-Heh, creo que me tienen un poco de miedo, pero cuando acabe el torneo tendrán pesadillas conmigo.
A continuación el dothraki se alinea junto a los otros participantes y posa como una estatua, intentando parecer muy musculoso.
No creo que un dothraki pueda desenvolverse muy bien en un torneo de estos, pero quién sabe, a lo mejor tenemos aquí una excepción...Ya faltan menos.
Cada vez quedaban menos participantes por salir. Peter quería acción pronto.
Tras la salida del dothraki la gente continuaba hablando y comentando en un murmullo generalizado. Por eso el heraldo tuvo que alzar la voz más de lo normal para hacerse escuchar entre las voces y nombrar al siguiente caballero. Apenas quedaban y caballeros que no hubieran dado la vuelta de honor y a cada intervención del heraldo el número se reducía hasta que tan solo quedaron dos norteños.
¡Ser Fiedrich Karstark, de Bastión Kar! Gritó. En su armadura de cuero endurecido llevaba el blanquecino sol reluciente sobre fondo negro, característico de su casa.
¡Ahora!... Es tu momento Fiedrich, tranquilo, respira; ¡respira!....
El gran hombre vencido por los nervios…, no era solamente por la muchedumbre alterada por el dothraki, ni por la inminente confrontaciones en liza, sino porque por primera vez su hermano compartiría su suerte y quería no errar en nada para servirle de ejemplo.
Superó rápidamente sus dudas; avanzó seguro y altivo como solo él sabía actuar moviendo ligeramente la cabeza por cada voz que se alzaba dándole ánimos para alentar los vítores hacía su persona.
Llegó ante los pies del Rey Robert, había engordado en el tiempo que llevaba sin verlo; Mi Rey, ¡a sus pies!.- dijo mientras clavaba una rodilla en el suelo.
Pasado unos segundos se acerco a la silla donde se encontraba “La Mano” y dijo en voz alta:
-Mi señor, ganaré este torneo en su nombre; que mayor honor existiría para un vasallo a la casa Stark que demostrar su valía conquistando la Gloria convocada en su nombre.
Guardó silencio y bajo a reunirse con sus conocidos para echar unas risas; los desconocidos que empezasen a Temblar.
Finalmente el heraldo llamó al último caballero que quedaba por nombrar. -¡Ser Erbin Servulian de Último Hogar! El norteño de pelo negro algo desgreñado vestía tonos negros y grises y su aspecto no era tan elegante como el de otros caballeros anteriores, pero si lo suficiente para un norteño.
¡Dios mío, mi hora!, ¿Qué demonios había planeado que haría primero?, Bueno da igual, adelante.
Tras unos instantes de parálisis avanzó en medio de grandes vítores, pues la gente aplaudía también el fin de la presentación, tenían ganas de que comenzara el espectáculo.
Tras pasear la vista por la muchedumbre, avanzó hacia el palco y deteniéndose ante las autoridades...
Ma... majestad y agachó la cabeza como señal de acojonamiento por la emoción respeto.
¡Mierda no!, ¡no tartamudees ahora!
Se giró hacia la Mano.
Señor, Jon Umber os manda un enérgico saludo, ya le conocéis, sonrió, espero estar a la altura de tal honor y también honrar a mi padre, Mohebius Servulian, que recientemente se fue con los Dioses. Levantó la mirada hacia el cielo y cerró los ojos. Esto va por tí, padre.
Se giró hacia público ya menos cohibido, guiñó el ojo a sus compañeros con una mueca de sonrisa y levantó ambos puños, retirándose después.
Conmovedor-dice irónicamente Kaleon en voz baja.
Fue entonces cuando el heraldo dio por finalizada la presentación de armas con la venia del Rey Robert. Se hicieron todos los actos de rigor y se nombraron todas las palabras que merecía la ocasión y finalmente Robert Baratheon abandonó las gradas con gesto de alivio infinito tras aguantar todo aquel cortejo de caballeros, que sin duda alguna le aburrían enormemente.
Fin de la escena. Pasamos a Banquete de bienvenida.