Partida Rol por web

Con el cuerpo por completo fuera de la ventana, te responde enigmáticamente.

- Antes de lo que crees- se despide con la mano y desaparece de tu vista.

Tienes un buen recuerdo de este caballero, parece que te conoce bien y no pone pegas para nada sólo soluciones y te hace sentirte más segura, como que lo tiene todo bajo control.

El Sol se va ocultando poco a poco por las cercanas montañas, y transforma el entorno con sus tonos anaranjados.

Ponmen niega con la cabeza.

- Mi señor dormirá con su hermano durante una temporada, al igual que la señorita Morrigan dormirá con su prima, hasta que todo se calme un poco nadie dormirá sólo- se apresura a añadir- por orden de Lord Uthor. Bueno, Davyd si que dormirá sólo. Me temo que el señor Davyd Piedra no ha cambiado mucho después de la enfermedad, creo que su... caracter, no es proporcional a todo lo que se le ofrece en la vida. Es bastante... independiente- baja un poco la cabeza- ruego a mi señor que no me haga juzgar a su hermano de padre, no es de mi incumbencia.

Me dispongo a cerrar la ventana para regresar nuevamente a la cama antes de que viniesen a darme la medicina. Había sido un día largo y lleno de emociones pero al final me había quedado un buen sabor de boca. Aquel hombre era agradable, simpático e inspiraba confianza.

Me metí bajo las sabanas intentando acomodarme entre tanto almohadón.

Sonrío de medio lado.

- Quizás os estuviera juzgando mal, Lady Valura. Os pido disculpas sinceras por mi falta de etiqueta. Ahora me doy cuenta de que no sois una Lady descerebrada más. ¿Ya es tarde para aceptar vuestra oferta de paz? Creo que ambos nos sentimos suficientemente abandonados como para hacer de nuestra mayor debilidad, nuestra mayor fuerza.

Interesante, Lady Valura. Es una mujer muy íntegra... Y yo comportándome como un cretino... Je.

Martha... esto de la amnesia me tiene totalmente confundido. Cualquier cosa que me ayude a volver a mi rutina habitual me ayudará, si solias ayudarme a cambiar la ropa, pues perfecto. Te ruego lo hagas.

Dejo el libro que ojeaba, y me dejo quitar las botas, sin dejar de sonreirle agradablemente.

Además parece que todos mis hermanos tienen a alguien de confianza, y yo aún no sé con quien puedo hablar todas las cosas que me rondan la cabeza. Así que cuanto antes recupere mi memoria, o parte de ella, pues mejor.

Por todo lo vivido en la tarde te quedas dormida después de una breve lucha con los almohadones, en la cual todos acabaron por el suelo. Tras lo que parecen unos minutos te despierta Martha con suaves toques en el hombro, sin embargo ya está oscurecido en la ventana y el frio entra por esta antes que tu sirvienta la cierre mientras te informa.

- Hay que bajar para hablar con el maestre, mi señora- termina de cerrar la ventana y te acerca el calzado.

Castor, Martha te quita la última bota y se dipone a llevársela, cuando se detiene y te contesta.

- Por supuesto que mi señor también tiene, pero no aquí- Parece que va a añadir algo más, pero entra Rothen en ese momento acompañado de Ponmen.

Matha saluda con la cabeza y se marcha. Ponmen con ella mientras van susurrando.

La tarde pasa sin más entretenimiento, la noche ha caido sin que apenas os deis cuenta y si bien os coge dormidos o adormilados el ruido de alguien al tocar en la puerta.

Se trata de Ponmen que os indica que bajéis, el maestre tiene que entregaros algo.

Lady Valura cierra el libro y asiente muy levemente con la cabeza. Casi parece que lo has imaginado. Cuando muestra un cambio radical. Se levanta y se golpea en el traje con la palma de la mano para quitarse las posibles hojas prendidas.

- No me agrada vuestra compañia Piedra- la última palabra la escupe- me marcho, donde vuestro olor a salvaje se me haga más soportable. Tampoco me gustan vuestras insinuaciones, más os vale que os ocupéis de vuestros asuntos- Te mira directamente a los ojos pero no detectas, ira, ni rabia... ni afecto. Nada.

Se levanta el traje para salir de la pérgola y coge del brazo a uno de sus guradias que andaba por ahí cerca y se marcha.

La tarde languidece mientras la copa de vino de antes no te deja moverte, a menos que sea estrictamente necesario, de tu comodo banco. Cuando ya es de noche te vienen a buscar para acudir al salón, el maestre a vuelto.

Estaba tan exhausta que ni me di cuenta de la presencia de la sirvienta en mis aposentos. Me desperté algo sobresaltada pero me tranquilicé al ver a Martha. Me incorporé asintiendo. La verdad es que esperaba que el maestre viniese a mis aposentos, en vez de yo ir a dar con él.

-de acuerdo…- me coloco el calzado y me incorporo.

Cuando Rothen entró a la habitación, no pudo evitar sorprenderse de la escena. No sabía si era por la joven o por que estaba desvistiendo a Castor.

No obstante no dijo nada y saludó levemente con la cabeza cuando se marchó. Aunque sí que le preguntó a su hermano cuando se quedaron solos.

¿Era alguien a quién deba conocer?

¿Quien Martha? Ya la conoceis de esta tarde, vino a dejarme un recado de parte de nuestra hermana. Es su asistente, ¿no la recordais?. Y de paso le pedi que me ayudase con las botas, a ver cuán servicial era tambien a mi persona. Y funcionó. Un poco menos de esfuerzo que he tenido que hacer en este día de mierda.

Descansemos. Mañana será duro.

En cuanto Castor lo dijo, Rothen recordó haberla visto en el salón. Lo que no sabía es que era la asistenta de su hermana. Otro dato más a tener en cuenta.

Antes de acostarnos Castor. No crees que deberíamos hacer recuento de lo que sabemos. Cuanto más preparados estemos, más facil nos será todo.
Yo por mi parte he estado dando una vuelta por la casa y he salido fuera. Incluso he hablado con algunos de los soldados, y parece que les caemos bien de verdad.

No sé, a mi todo esto de la enfermedad me parece una escusa floja. No es posible que lo pillaramos sólo nosotros y nadie más. Si es que es cierto que estabamos con más gente.
Yo creo más bien que nos intentaron matar. Y también sospecho que padre está preparando algún tipo de batalla. No sé si sabe quien nos hizo esto. Pero creo que se espera más represalias.

¿Tú qué opinas?

Por la noche, os llaman a todos al salón azul. Está en la esquina de la casa y hay cómodo sillones por toda la habitación en distinto tonos azul. El maestre está conversando en una esquina con Lady Valura y parece ser un poco tensa.

La habitación tiene muchas velas, sobretodo en el centro, dejando algunos rincones oscuros. En el centro hay un poco de pan con miel y un queso al vino cortado bastante grande. Es de techos amplios y como el resto de la casa grandes ventanales dan al exterior de la casa de campo por un lateral.

Poco a poco vais llegando y cuando estáis todos el maestre se retuerce las manos antes de sacar un papel y entregaros a cada uno vuestra lista de deberes.

- Bien bien, mis señores, mi señora, aquí teneís una lista de lo que haciaías antes de caer enfermos- se los saca de uno de los plieges de la túnica- cada uno tiene una copia de los demás para que sepaís encontraros en caso de urgencia.

Son cuatro texto idénticos.

Entro en la habitación y hago una leve reverencia saludando a los presentes mientras miraba de reojo la conversación un tanto tensa que estaba manteniendo mi madre con el maestre. Intenté colocarme al lado de mis hermanos soltando un ligero bostezo.

Cojo el papel cuando el maestre se coloca enfrente de mí y le dedico tiempo para ojearlo con detalle. A simple vista no parecía nada complicado, es más, podía sacar algo de tiempo libre para dedicarme a otros menesteres. Miré a los demás una vez que termino.

El maestre da por concluida la reunión sin nada más que añadir. Recoge sus cosas un poco malhumorado y se marcha con rollos de pergaminos bajo el brazo y refunfuñando.

En la habitación azul, Vuestra Madre, se despide hasta mañana. Os recuerda que debéis dormis juntos por precaución un poco más de tiempo. Os lo suplica como un favor personal para que ella pueda dormir más tranquila. Tambien ordena que la casa este vigilada por la noche a Ponmen que se encargue él de darle las órdenes a los soldados. Coge un poco de queso de la mesa y se marcha ella también cogiendo del brazo a Morrigan para acompañarla.

Estáis muy cansados y cada uno recibe bien el abrazo de la cama y el descanso nocturno. Por delante téneis varias horas en la que recuperar las fuerzas perdidas a lo largo del día.