Partida Rol por web

Lo mejor iba a ser pasar ahí la noche. Era o eso o despertar a la 'bella durmiente'.

¡Maldito chucho! ¡Deja la bota del druida! Se acercó para apartar al perro de Genann.

Muy bien Sapo. Gracias por decir el nombre clave. En cuanto les entreguemos al muchacho, los vistanis nos van colgar del árbol mas alto.

Miró al chico con gesto interrogante. Quizás no estuviera todo perdido. Con un tono mas calmado que el anterior, se dirigió a él:

Dime, muchacho ¿sabes de quién estaba hablando el señor Sapo? Señaló al gnomo, para cerciorarse de que el muchacho le entendía. Quiero decir, ¿has oído alguna vez el nombre del señor al que Sapo ha mencionado?

Genann enarcó las cejas ante las palabras de Corvino para luego mirar al cielo con expresión desesperada. ¿Cómo era que le llamaba la atención a Sapo, cuyo proceso mental lógico había sido muy bueno, por mencionar a Aderre y luego le insistía al crío acerca del mismo? Por lo menos, el chaval había comido lo que le había dado y parecía más tranquilo y comunicativo.

-Yo también me sumo a esa expedición. Niko, si te parece bien, haremos todo lo posible por llevarte junto a los tuyos. Y ahora, lo mejor que podemos hacer es intentar dormir lo que queda de noche, descansar y recuperar fuerzas, especialmente vosotros, los heridos. Así que ale, todos a la piltra salvo a los que le toque guardia.

- Parrreserrr lo más sensato, da. Sin nuestrrras arrrrmas serrr mucho vulnerrrables, da... - Dijo la norteña, algo apesadumbrada recordando que sus armas predilectas, aquellas que le daban su sobrenombre, no estaban junto a ella.
Fedora estaba dispuesta a seguir con la idea de moverse así que hizo lo que quedaba por hacer, despertar a la "bella durmiente".
- Vamos, dorrrmilona. Verrrdosa tinierrrr que desperrrtarrr. - Dijo dando un leve azote en la dura nalga de la mestiza del grupo, que roncaba como una manada de elefantes.

Los ronquidos de la mestiza cesaron, y un extraño silencio se hizo en el montón de hojas donde dormitaba. No parecía haber movimiento alguno. Y si quizás habría muerto del veneno que le habían dado en la aldea?

De repente y sin previo aviso un puño surgió de la hojarasca con intención de quitarse la molestia de encima, pero sin dar realmente a nada. Tan pronto como había surgido se volvió a enterrar en su lecho.

Que he dicho que no me despertéis!- se pudo escuchar a una Quiora adormilada y molesta al mismo tiempo.

A los pocos segundos el ronquido llegó de nuevo. Las aguas volvían a su cauce.

Niko negó con la cabeza.

¿Maloxo Adequé? Ni idea. Es igual. Yo no quiero volver a casa todavía. Yo voy a buscar a mi mamá...-bostezó.

El puñetazo de Quiora alcanzó el árbol más cercano, haciendo que las ramas se estremeciesen. Entonces se desprendió de la copa un avispero.

Bzzzz, bzzzzz...

¡AAAAAAH, QUE PICAN!

El grupo tuvo que coger las cosas a toda prisa y echar a correr para huir de las avispas. Montaron su nuevo campamento a cincuenta yardas del primero, y entre el estómago lleno y la carrera, Niko y Quiora se quedaron dormidos en un periquete. Al amanecer, el vistana seguía con ellos, y también todas sus cosas. Sapo leyó un poco. Genann hizo una meditación de las suyas para ponerse en comunión con la naturaleza. Desayunaron, y se pusieron en marcha.

Antes de ponerse en marcha Alarico revisa el estado de cada uno de sus compañeros, a fin de ver quienes están heridos e invocar, en su caso, los poderes de su Señor para sanarlos. Tras unos instantes de duda invoca un milagro para curar las heridas leves a Quiora, sanándola por completo, y otro para curar las heridas de Corvino, haciendo lo propio. Tras esto lanza una oración de curar heridas ligeras a Heian, recuperándolo para que, al menos, se pueda mover.

El amanecer señalo el inicio del nuevo día, puede que logremos devolver al niño, y con suerte los vistanos puedan darnos respuestas o al menos algo de guía. Mientras desayunaban le impresionaba la capacidad de Quiora para dormir, para dormir y dar golpes, estaba empezando a sospechar la existencia de un subconsciente guardian mientras la semi orca dormía, o quizás el ansía de combate estaba siempre presente, si pudiera convencer ha alguien para hacer diferentes pruebas de despertar...

- Bien, alguno sabe orientarse en este bosque? No vaya a ser que nos perdamos.

-Oye, Niko, y tu mamá, ¿cómo se llama? ¿Y a dónde crees que se fue? -preguntó Genann, justo un segundo antes de que el puñetazo de Quiora pusiera en pie de guerra a las inquilinas del avispero.

Si sus preguntas tendrían respuesta, debería ser más tarde, pues el druida, al igual que los demás, echó a correr y para cuando terminaron de organizarse, el crío ya se había dormido. Al amanecer, tras restaurar sus hechizos, manteniendo los de la víspera y que creía les serían más útiles, se puso en marcha, aprovechando para caminar junto al vistana y repetirle las preguntas en cuanto tuvo ocasión.