Partida Rol por web

     Bodo olisqueó el tarro de elixir. El aroma era picante, como a guindilla. Nunca había olido un dragón, así que asoció el aroma al temible monstruo por si algún día se encontraba con el mayor de sus ancestros.

Pero una duda que tengo... ¿Cómo es que ninguno de vosotros se ha presentado todavía al Muerdecolas? Tenemos treinta y siete mutilados, y ninguno llegó arriba. Vosotros sois los héroes del poblado, todos están esperando veros en acción, jejejeje...

El batidor ya se había colocado el anillo. Súbitamente se sintió más liviano y comprendió la reacción de Cú-cú carasapo.

-Pues...Si, iba ahora. Un humilde servidor da para lo que dá, gran señor. Y estaba obligado a cumplir con mis seguidores a lomos de Nord.- Dijo fingiendo más seguridad de la que sentía.

El amasijo de alambres en espiral prometía dolor e infecciones varias. El mantenimiento era deficiente y a los cortes se añadía el agarrar una de esas enfermedades que no se curan con cama.

-Carasapo...¿Tú sabes que si te cortas la cola, la nueva no es igual?- Comentó a su compañero. Y en verdad que en las marismas había más de un kobold con la cola de cartílago, toda blandurria y nada viril en lugar de bien rellenita de vertebras como Kurtulmak los había creado.

Pero Cú-cú no era muy de escuchar y ahí que trepaba como una chinche acaparando las ovaciones del ebrio público.

Bodo se acercó a la base del muerdecolas. -Mierda, con lo poco que me van las alturas- Murmuró.

-Espera lagartijo, no te vas a llevar todo el mérito- Gritó a su contrincante robándole algunas ovaciones del público. Saltó sobre la primera cuchilla, despues sobre unas tijeras montadas del revés y después se apoyó en un alambre de púas . -Te estoy alcanzando Cú-cú-trás- Gritó cada vez mas crecido a medida que acortaba distancias. Bodo trepó por el lado opuesto a Cú-cú y le adelantó en el último segundo.

-¡HAA! ¡Soy el amo del muerdecolas!. ¡Mejorad mi tiempo si....Si eso!- Retó a los presentes que miraban desde abajo.

El héroe Matalagartos se sorprendió al ver su premio, entre sus sucios dedos agarró el anillo y lo empezó a inspeccionar, lo observaba de lado a lado, como sise tratara de lo más valioso del mundo.

Se acercó al líder supremo, casi abrazando el suelo, doblado y con la vista clavada en el suelo.

-Dizziger no tener palabras para agradezzer, Dizziger Zzzentirzze honrado, no merezzer tan buen trato de magnanimo y querido gran muchastripazz.

El pobre Kobold se dejó llevar por sus instintos y se lanzó a los pies del rey Kobold, los empezó a besar y acariciar. No hizo caras ante el mal sabor de las verrugas y callos que pululaban en las garras tóxicas de MuchasTripas. Cuando terminó de alabar a su líder se retiró con la lengua dormida. Podría ser buen momento para concursar comiendo babosas. Pero se absutuvo.

Su rey quería que los héroes participaran de Muerdecolas. El Kobold tragó saliva y observó desde la distancia como un haragán lo intentaba sin éxito. El fracaso le había costado muchos cortes y la cersenada de la mitad de su cola.

Tragó saliva y se hizo el pendejo, mezclándose entre la multitud. Ojalá no lo llamaran por nombre propio o tendría que cumplir con la prueba, no podía quedar como un cobarde ante los ojos de su amadísimo líder ¡Eso jamás!

Diziger se escabullía, y pasaba bastante desapercibido entre la muchedumbre. Pero como un caracol que se mete dentro de su casita y se siente a salvo, cuando puede estar sobre una sartén al fuego, el destino le tenía preparada una buena jugarreta. En uno de los choques de hombros típicos con kóbolds borrachos, como los que puede haber en cualquier fiesta celebrada por ti, no te estoy juzgando, el Matalagartos cayó al suelo y su anillo también, pero más por su cuenta. Con el anillo desatendido, el Kóbold Enmascarado hizo su aparición. ¡Chanchanchaaaaaaán! Aquel misterioso y enigmático personaje, entiéndase el Kóbold Enmascarado, cogió el anillo de Diziger y salió corriendo. No estaba todo perdido, Diziger aún podía salir corriendo tras el Kóbold ladrón Enmascarado y recuperar su premio.

Mientras, Gurgujito ya no podía comer ni una babosa toro más, y se aleja con retortijones para tratar de rivalizar con Bodo en el Muerdecolas. Con gran maestría, pero con demasiado lastre en su pandero, Gurgujito dió alcance a Cú-cú. El vómito de Gurgujito, que a partir de entonces sería conocido como Regurgujito, no solo dió alcance a Cú-cú... también lo superó, y la gravedad lo devolvió al que lo devolvió, y a Cú-cú, en forma de lluvia viscosa y caliente.

Bodo se autoproclamaba Amo del Muerdecolas, pero lo que no sabía es que un Muerdecolas no se puede poseer: un Muerdecolas es un espíritu libreeee... No lo digo yo, lo dice el consejero Klucky, cuando está muy fumao, osea siempre. La realidad era que el muelle de alambre y accesorios se había alabeado, doblándose en dos: el muelle de abajo, vertical, en el que estaban Cú-cú, Gurgujito y dos onzas de líquido babosil semidigerido; y el muelle de arriba, en diagonal, bailando peligrosamente mientras el kóbold que manejaba el gancho hacía esfuerzos para tratar de evitar que la estructura cayese. Bodo estaba en medio, alzándose sobre el muelle de abajo como podio, pero con el cuerpo fuera del muelle de arriba. Sus fans estaban con el corazón en un puño, y con una sidrita buena en el otro.

Komodo, por su parte, seguía cómodo. Aunque la prueba de comerse cinco babosas toro había concluído, el muy gordinflón seguía comiendo lentamente. Tras devorar la quinta babosa de su cesto, acercó la de Gurgujito para comerse las que él había dejado.

Klucky, mi fiel consejero, acércate. Te hago entrega de la legendaria Atiborradora de Glotones, mi fiel espada que arranqué de un pedrusco en la que estaba hundida, convirtiéndome así en Rey... La cosa no fue muy bien, hubo un puñado de rebeldes que querían la república, y tuve que huir precipitadamente... pero luego volví al poblado, y me convertí en Jefe de Tribu, que no es como ser Rey, pero tampoco está nada mal. Ahora, la Atiborradora de Glotones pasa a ti... pero con vuelta, ¿eh? ¡Que nos conocemos! Es solo un préstamo, para que presumas delante de las kobold-titis con un símbolo fálico espadachinil.

- KYYYYAAÁAAAOOOBBBAAADONNNGGAAAAAAA - los gritos de cú-cü, se mezclaban con el escocido, y joder si escocía, pegó un bote intentando esquivar un muelle borracho, el jinete Bodo, le pasó por delante pero,... escocía y escocía y pa'rriba se subía, tocó la cima y seguía escogiendo, ¿¡joder que le había picado una abeja dragón o que!? Otro vote desde la cima sujetando el dolorcito, y cuando se vio volando... hizo aplomo de todo lo que sabía "correr en círculos", pero el aire no le dejaba correr muy bien, "hazte bolita", y empezó a caer como un pedrusco dando vueltas sobre si mismo, pero al tocar el suelo tras unas cuantas piruetas y muchos le miraban,... sin saber que era lo que pasaba miró a un lado y empezó a silbar, sin duda la técnica de su madre era la mejor, caminó como que "no ha pasau na", alzando los brazos para acurrucarlos a continuación y acariciar su anillo - miiii tesshhhhooooroooo - una extraña vocecilla aguda aparecía de sus cuerdas vocales, mientras hacía la trabanqueta al enmascarado, por pretender quitarle segundos de gloria.

¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS!

Finalmente, Cú-cú demostró porqué es tan buen hechicero entre los aplausos de los borrachos. Había conseguido remontar, y adelantar a Bodo con su magia en lo que los más ancianos recordaban como el mejor Muerdecolas desde la participación de Richie "Colamputada", en una de las mejores ediciones de la historia de transmisión oral de la tribu. Gracias a su actuación, Cú-cú recibió la túnica de objetos útiles, del que se podían despegar aún el parche de herradura, el de la escalera, el del megáfono y el de la tortuguita de tres patas.

En cuanto a Diziger... tras levantarse y salir corriendo para recuperar su anillo, el Kóbold Enmascarado tropezó y cayó al suelo. El anillo rodó y rodó. Diziger logró atraparlo, pero cuando se dió la vuelta, el Kóbold Enmascarado había desaparecido con tanto misterio como había aparecido. Daba igual, por lo menos aún tenía el anillo, que le susurraba al oído palabras crípticas como "mi tesooorooo", "Sam es gay" o "No había que haber estirado tanto la saga, que no daba para una trilogía".

La sidra siguió corriendo por la fiesta, como un torrente sanguíneo que lo bañaba todo. Pero, muy responsablemente, los cinco héroes elegidos por el Jefe Muchastripas no habían probado ni gota de alcohol, por si luego tenían que conducir o algo.

Terminó como tenía que terminar, con todos los kóbolds que quedaban medianamente conscientes, sentados formando un corrillo que observaba melancólico cómo sus años de juventud y la cabaña de Caragarabateada se consumían a la misma velocidad.

Se quedaron dormiditos al calor del fuego, como unos kobolds pirómanos buenos. A la mañana siguiente, Slorb les despertó al lado de los restos calcinados de la casa.

Vamoz, chicoz... tenemoz una mizión que cumplir. Me guztaría eztar de vuelta antez de que Muchazpataz zalga de zu ezcondrijo a comer koboldz.

Muchaspatas es un monstruo mitológico con el que se mete miedo a las crías kóbold para que se vayan a dormir: ocho patas, dos pedipalpos, dos quelíceros y un número variable de ojos dependiendo de la importancia que se quiera dar el que cuenta su leyenda. Todo el mundo sabe que Muchaspatas no existe, que son los padres.

Todos menos Diziger. Diziger sabe que Muchaspatas es real. De hecho, la vió masacrar a una tribu enterita de hombres lagarto sin pestañear, pues Muchaspatas no tenía párpados en ni uno solo de sus numerosos ojos que, por supuesto, Diziger no se quedó a contar.

    El kobold de escamas oscuras había empezado bien, tanto que se atrevió a cantar victoria antes de tiempo, pero las cichas de su armadura de cuero se engancharon en los numerosos hierros retorcidos y acabó atrapado y colgando boca abajo.

Sus fans, ebrios de sidra dieron rienda suelta a su verdadero yo, liberándose de las escasas reglas sociales Kobold que los constreñían y pasaron de vitorear al famoso jinete, a insultarlo y lanzarle todo tipo de objetos.

-¡Ah gracias!- Dijo atrapando una manzana a medio comer.

-¡Auch!-Se lamentó Bodo -¿Eso era una hebilla?- En realidad era un cuchillo partido.

Y la cosa fue a peor:

-Señora, ¡eso no...!- Por si alguno se imaginaba lencería fina colgando de la cara de Bodo, le aclararé que fueron los pañales de una cría bien alimentada.

La cabaña en llamas de caragarabateada cerró aquella orgía deportivo-cultural y Slorb llamó a los héroes para explicarles su misión.

-¿Muchaspatas?- Repitió Bodo aun soñoliento. El joven recogió sus cosas y siguió al consejero con legañas en los ojos.

El héroe de la aldea se levantó malhumorado del suelo tras recoger apresuradamente el anillo, se limpió el polvo y algo más que se había untado en las ropas.

Iba a matar... bueno, a golpear a ese ladronzuelo misterioso enmascarado que por poco se queda con el regalo que su amadísima magnanisimo jefe le había otorgado. Sin embargo, aquel misterioso Kobold había desaparecido más rápido que Batman al llegar a casa y encontrar a gatúbela en sus días.

Para evitar nuevas sorpresas, se puso el anillo que por arte de magia le quedó fijo sobre su dedo ¿como habrá sabido la talla de mi dedo? se preguntó, ilusionado de que su gran jefe sabía que talla de dedo era. -Woww, quizá sepa también que comida me gusta y que comida no para mi regreso! Quizá me de lo que más deseo en esta vida... - Pensó para sus adentros.

El día pasó cargado de emociones en el muerdecolas y para rematar con broche de oro, la quema de la casa de caragarabateada. Sin saber como, los kobolds fueron siendo víctimas del cansancio uno a uno, hasta que antes de salir el sol, Slorb ya los estaba despertando.

Muchaspatas, solo escuchar ese nombre dejó parado de un solo salto a Dizigier, sus escamas se levantaron imperceptiblemente y dejaron correr un líquido vizcoso que además olía horrible, era el miedo en su máxima expresión haciendo de las suyas en el cuerpo del héroe, era eso o que se estaba convirtiendo en Saurión.

No se atrevió a decir nada, recogió sus pertenencias y rezó a Kutulmak y el resto de dioses del pantno y hasta humanos de los que había oído mencionar para que muchaspatas no apareciera en su camino.

Ocho patas, ocho patas, bah, eso era un cuento que se inventaron las hadas para asustarlos, o los gnomos, o,... los kobolds? Uyuyuyuyyyy si es invención de kobolds podría ser cierto... cuatro héroes,... ocho patas,... o eran dieciséis? Cú-cú se hizo bolita al lado de una piedra, un camuflaje perfecto, miraba de refilón y se acercaba poco a poco a slorb - ch,..ch,...cheñor schlorb ¿que hacemoch chi muchachpatas tiene muchachtripas, muchochsapos y muchachyerbas, y noch atrae tentadoch por muchachfieztukis y che nos come de dechayuno a medianoche, en vez de por la mañana? Podría indigechtarche y no podría achustar a másh niñosh kobold y loch padres no podrían montar guardia para defenderloch toda la noche... chería un gran problema

A veces cú-cú decía cosas tan inteligentes que se asustaba a si mismo, pero era lógico, como buen hechicero estaba obligado a decir esas sandec,... esas obviedades...

Klucky despertó con tres bebés kobolds durmiendo desperdigados encima suyo. En la tribu se creía que el contacto con el lider espiritual guiaría a los kobolds niños por una vida de malignidad, muerte y destrucción. Alejándolo de las malas influencias y las malas criaturas. Lo malo era que los niños kobolds uerden y en ese momento uno estaba masticandole una mano.

-¡ay!... ¡eh! ¡kolegui! dejame la mano de liar que luego no podré prepararme los kanutoz.-

Dijo zarandeando la mano y lanzando al pequeño kobold a las cenizas aún calientes de la antigua cabaña de aquel pobre desgraciado.

Los otros pequeñines cayeron por su propio peso cuando Klucky se puso en pié y se unió a Slorb.

-Ortigaz! Ez verdá que el viejo zin verguenza noz kiere mandar de pazeo. ¡Ya era hora! Etoy dezeando coger maz cozillaz de la marizma. Hay unaz petuniaz de corazón zangrante que mezcladas con un pokitín de ajenjo podrían llegar a zer la nueva maravilla de tocón zalmuera... zolo hace falta que las pruebe una tercera vez y me controle con la mezcla... jejeje.... jejejejejeeje.... jejejejejejejejejeejejeje..... JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.

Un ataque de risa por una broma que solo Klucky entendía se apoderó de él. Los demás intnetaron seguir como si nada, pero con aquel ruido estridente era imposible. El kobold recuperó poco a poco la compostura y un silencio incomodo se apoderó de todos.

-Bueno koleguiz. Voy por miz cozaz y noz vemoz en el linde enzeguida. Recordad ir preparadoz para todo.-

Y salió en dirección a su chabola arrastrando tras de si la espada que el día anterior le hubiese adjudicado Muchastripas.

Al llegar a su chabola Klucky contempló el arma y pensó para si mismo.

-El jefazo parece ke no tiene ni idea pero mira zi que ez un tio mu lizto. Anda el jodio komo zabía ke nezezitaba una de eztaz.

Se acerca a la mesa que utiliza para las mezclas y con mucha diligencia quita todas las cosas de encima envolviéndolas en unos harapos que utilizaba a modo de mantel. Con la espada en mano da un buen golpe a una de las patas que cae hueca y podrida. Luego con gran maestría apuñala la mesa en el sitio exacto donde estaba la espada y deja que esta haga de pata utilizando como soporte el pomo. Entonces colocó todo como estaba antes. Dio dos pasos atrás y contempló su obra...

-Nikelao...

Recogió sus cosas rápidamente y salió hacia el punto de encuentro.

Slorb se puso muy serio, colocó las manos en los hombros de Cú-cú, y dijo con gesto muy serio...

Un Kóbold tiene que hacer lo que un Kóbold tiene que hacer. Y tú, conzejero Klucky, ¿dónde haz puezto la ezp...? Bah, ez igual. Vámonoz. Ah, por cierto...

Rebuscando en su zurrón, sacó la lengua fuera, ladeada, como esforzándose por encontrar algo dentro. Un sonido sordo, como a CLAP, pero amortiguado por la tela, protestó en el interior.

¡AAAAAAY!

Sacó la zarpita, con los dedos atrapados en una trampa para ratones, que allí en la marisma se usa para cazar zarigüellas y ardillas. Cuando logró zafarse, los dedos estaban enrojecidos, y palpitaban como tres corazoncillos diminutos.

Jo. Znif. Lo que quería enzeñaroz era ezto otro...

Slorb lo volvió a intentar. Sacó del zurrón un montón de fuegos artificiales: dos candelas, cuatro petardos y un gran cohete con las letras de A.C.M.E. convenientemente borradas para que no te quiten el alma.

Los repartió como buenamente pudo para ser lo más equitativo posible: Diziger se llevó el cohete; Klucky, dos petardos; Cú-cú una candela y un petardo; y para Bodo, lo mismo que para Cú-cú. Y como las matemáticas se les dan fatal a los kóbolds, Slorb se olvidó de quedarse alguno para sí en el reparto.

Me loz dió el Jefe Muchaztripaz para ayudarnoz en la mizión. Ahora zí, ¡EN MARCHA!-exclamó, poniendo rumbo a las afueras del poblado.