Partida Rol por web

Keha-Varr ladea la cabeza, juguetona, ansiosa por saber de qué trata la adivinanza de Flame. Será una loca psicópata, pero tiene la ingenuidad y la inocencia de una niña pequeña.

¡AAAAAAAAAH!

Silverio mira atónito a Flame y la reacción de Keha ante la proposición de Flame. Al parecer tiene unos cambios de humor demasiado drásticos, tal vez un golpe de gracia directo a la garganta acabarían con el problema, pero él no tiene la destreza suficiente. Tan sólo se mantiene en guardia con el estoque por lo que pueda pasar. 

¡Cof! ¡Cof-cof! Aaagh...-¿atragantada con poción de amor? Vaya manera de morir...

SPLAAAASH

Los chapoteos de Yalaasha indican que el aura de Flame ya la ha despertado. También son una distracción ruidosa que obliga a Keha-Varr a volverse y quedar prendada de esos preciosos ojos rojos y esos labios azules. La prisionera de las Brumas se acerca a la replicante medio reptil, haciendo que los muslos formen pequeñas ondas al avanzar.

Eres... Preciosa...-abraza a Yalaasha mientras la besa durante un largo y húmedo rato-Da igual dónde, mientras estemos juntas seremos felices.

Keha-Varr arrastra a su novia azul, que en el agua es un peso liviano. Los ojos de Yalaasha reflejan miedo, y buscan los de Erbrahke... los de Silverio... los de Flame... Ruegan que alguno les preste auxilio. El sacrificio está demasiado cansado, congelado, herido y ambriento como para ofrecer resistencia. Se mueven hacia la proa, hacia la abertura por la que hundirse en las profundidades oceánicas. Se paran sobre el pozo de algas que hay bajo el nivel del agua y empiezan a descender lentamente.

Venid a hacernos una visita pronto, chicos.

Nooo... Por favor... Por favor-deja de imploraros cuando su boca alcanza el nivel del agua y empieza a hinundarse. Bajo el mar morirá ahogada.

Hasta la viiiiiistaaaa...

Las vías abiertas en el armazón del Miseria siguen echando agua, pero la presión submarina disminuye. Como dos vasos comunicantes, el nivel del pozo se equilibrará cuando la presión exterior se restaure a sus estándares normales. El compartimento estanco permanecerá semi-hinundado el resto del viaje.

Gytk salta a los brazos de Erbrahke, tembloroso. Necesitará sumergirse en un tonel de agua dulce durante un par de horas antes de que su piel elimine toda la salinidad.

No hay tiempo para celebraciones. El elixir ha hecho su trabajo, pero el frío les empieza a agarrotar. Flame, la más fuerte de los tres héroes, es la encargada de ayudar a subir a los otros dos de nuevo al compartimento de lastre. Luego, Silverio y Erbrahke tiran de los brazos de ella para asistirla.

El compartimento de lastre está en tinieblas. La luz de fuente mágica ya no está, y la luminiscencia de las algas del compartimento estanco apenas permiten ver, pero los rayos del sol se cuelan por algunos tablones desclavados por el viento huracanado que ya cesó. Flame sube la escalera de mano hasta toparse con la trampilla cerrada. Trata de empujar. La aporrea.

¡¡¡¿QUIÉN NOS HA ENCERRAAAADO?!!!

Desde la bodega, la voz de Melinda traspasa la frontera de madera.

Lio sientio. Nio piuedio abririos. He de prioteger a mis pequeñios primios de la miujer

que me clavió la espada.

Melinda... Melinda, escúchame. Keha-Varr se ha ido. Estás a salvo. Ábrenos.

Nio piuedio quiorrer el riesguio. Ugh... Y tampioquio me quedan siufisientes fiuersas

para violver a empiujar este quiofre aunque quisiera. Me estioy desangrandio...

Las palabras de Melinda se cortan abruptamente y la vistana cae muerta sobre el baúl que acaba de empujar sobre la trampilla. En ese momento el mago nota algo sobrenatural en la niebla que se coló en el compartimento.

Esto no anda bien. El aire aquí está demasiado denso después de que el huracán abriese estas ventilaciones por la fuerza.

La bruma se vuelve tan densa que cubre cada pulgada de la escalera. Flame cae al suelo como si la niebla se hubiese comido la madera de la escalera y no hubiese quedado nada. Los rayos del sol ya no son capaces de penetrar en la neblina. El vaivén del barco se detiene. Es como si las Brumas se lo hubiese tragado todo.

TOC, TOC, TOC...

Llaman a la puerta. Unas voces lejanas reverberan en la lejanía, como si fueran el eco perdido de antiguos sucesos. Una niña de acento vistana y la señorial voz del mercader, Leo Dilisnya.

¿Quién es? ¿Viktor? Viktor, el viento rompió las ventanas del camarote.

No soy Viktor. Tú eres un emprendedor y yo tengo un negocio que proponerte.

¿Vienes a matarme? No voy a abrirte. Solo le abriré a Viktor.

Basta de lamentos. Los Poderes Oscuros tienen un plan para todos nosotros. A mí me prometió

una tierra donde los míos serán temidos y evitados, y prosperarán. A ti, Leo, te quiere prometer

una venganza contra tus enemigos. No solo contra los Petrovna o los Katsky, todos los que te

han mentido o traicionado perecerán, incluso la familia Von Zarovich.

Acepto. No me importa el precio. No me importa vender mi alma al mismísimo diablo. Las riquezas de las minas de Gries pertenecen a los Dilisnya por legítimo derecho. Si me das el poder para acabar con los que nos la arrebataron, cumpliré con mi parte. ¿Qué he de hacer?

Tu padrino Gunther Cosco te espera en puerto acompañado de un pelotón de ballesteros,

dispuesto a asaltar el castillo de los Von Zarovich en plena boda. Te sumarás a su plan, pero

llevarás contigo un pequeño tarro de cristal en el que he encerrado una pequeña porción

de las Brumas de estas aguas. Solo has de esperar a que los hechos se sucedan. No necesitas

saber más.

¿Viktor y los hombres que contrató para protegerme participarán en la masacre?

El señor Das Vracken te acompañará durante parte del camino, pero no llegará a poner un pie en

el castillo de Ravenloft. Con los demás, ni siquiera podrás despedirte. Han hecho un gran trabajo

para las Brumas, y ahora los Poderes Oscuros quieren recompensarles.

¿Qué eres?

Mi nombre es Madame Eva Zarovan. Tras las muertes de mi abuela, mi madre y mi prima, he

matado con un cuchillo a mis dos hermanas mayores. El poder de la Raunie, que solo puede

portar la más vieja de las vistani del clan, pasa por fin a mí. Y es un talento que no pienso

desaprovechar...

Las voces suenan más lejanas. Las Brumas resultan más frías. Siendo un poco más conscientes de los terribles hechos que han ayudado a desencadenar, el grupo de mercenarios echa a andar buscando el final de la niebla y esa prometida recompensa que Madame Eva mencionó.

— F I N —