Partida Rol por web

Señora Blackwood, entienda que para custodiar a un mercader por los caminos, a veces es mejor ser visible y disuadir a los bandidos con la presencia numérica que ir oculta y dejar que los asaltantes desangrados lleguen hasta su jefe.

Anotó un par de cosas en la hoja. Luego levantó la vista del papel y miró a Elbereth. Una sonrisa torcida se dibujó en la parte izquierda de su cara, como si la tratara de contener.

Es usted justo lo que estábamos buscando. De hecho quiero proponerle una cosa... Hay un pago extra para el líder de campo. Si en algún momento no estoy yo para dar órdenes, o muero intentando proteger a mi señor, uno de los mercenarios debe pasar a tomar las decisiones concernientes a la seguridad.

Este líder de campo tendría que lidiar con el montón de aventureros indisciplinados que tendrá a cargo y mantenerlos en cintura. Un trabajo agotador, pero bien remunerado. ¿Qué hay de sus dotes de mando? ¿Se cree capacitada para ser mi mano derecha a lo largo de cinco meses de viaje?

Más despacio, más despacio-el hombre se afanaba por escribir el nombre en uno de los pergaminos-...Tiliar Ollhyie Daravastos Zacky Pûtleky.

Malditos gnomos y sus nombres...-gruñó por lo bajo, aunque lo sufientemente audible para que lo escuchara cualquiera que estuviese allí, y más con el oído fino de un gnomo.

¿Doble Luna, eh? Sí... los aventureros con apodo "doble" los tenemos a pares...

No sonrió, a pesar de haber sido él mismo el artífice de aquel juego de palabras. En lugar de eso, continuó con la entrevista.

Las ilusiones son un don muy apreciado, porque nuestra prioridad es huir de los problemas, no limpiar de monstruos niveles y niveles de mazmorra. Pero me preocupa una cosa que ha mencionado... Wee Jas... Además de la magia, tengo entendido que Wee Jas es también la señora de la Muerte.

Viktor hizo una pausa lo suficientemente breve para que Doble Luna sintiese unos intensos ojos clavándose en él.

No es muy grave... no tan grave como si estuviésemos hablando de Vecna, pero sí lo suficientemente perjudicial como para que su fé pueda interferir en que nuestro viaje llegue a buen puerto.

Cada uno en su vida privada hace lo que quiere, pero cuando viaja conmigo un seguidor de un dios maligno, hace que me pregunte... ¿En qué demonios estaba pensando cuando le contraté? Yo no quiero a un paladín pisando los talones de un siervo de Wee Jas... no cuando ese acólito viene conmigo... y puede hacer que el paladín se haga sus propias preguntas... Y diga: "Oh, ese humano que acompaña al pequeño gnomo que adora a la magia y a la muerte...", o puede que incluso a la magia nigromántica más peligrosa... "¿Rezará también a Wee Jas?"

Yo no quiero eso, señor Pûtle... Pûtlecomosellame. Yo no quiero poner en riesgo mi vida sumándole a los monstruos, a los piratas y a los asaltantes de caminos... peligros inherentes al viaje de un mercader... No quiero sumarle eso problemas con diversas Iglesias. No quiero. No estoy dispuesto a ser atacado por toda una orden de clérigos y paladines... Ni a que nos nieguen su ayuda en un templo. Ni quiero tener que evitar las ciudades porque la secta de turno ha estado haciendo excavaciones en el cementerio local.

No alzó la voz en ningún momento, pero Das Vracken hablaba contrariado o molesto. O quizás ambas cosas.

No, maldita sea. He entrevistado a suficientes aventureros como para saber que el que me cubre el culo no va a convertirme en el blanco de ninguna congregación.

Elbereth escuchaba interesada y su voz bajó el nivel de dureza:

-Como bien decís, eso es útil a veces, muchas otras he observado a bandidos más que disuadidos al no saber con cuántos realmente se están enfrentando, y ver cómo caen los suyos sin ver realmente de dónde proviene la amenaza resulta una táctica en determinadas ocasiones muy efectiva. Obviamente la maestría se basa en saber cuándo es útil cada estrategia.

Siguió escuchando y una mueca de curiosidad se dibujó en su sereno rostro mientras se debatía interiormente.

-Hmmmm, organizar a una panda de temerarios y belicosos aventureros puede que sea una tarea ardua sí, pero sería mucho peor morir a causa de que un típico humano o enano de sangre hirviente quiera lanzarnos a todos a una muerte segura por alguna falta de honor o algo así...-hizo crujir sus dedos en una ligera pausa para continuar-con anterioridad he instruído a milicianos y he estado trabajando con guardias y exploradores, así que, aunque supongo que al principio mi condición femenina o mi raza élfica pueda ser una traba para algunos, sobre todo si hay enanos en el grupo, espero no tener muchos problemas a la hora de organizar tácticamente un grupo ya sea en modo de asalto, protección o exploración, simplemente necesitaré ganarme su respeto.

Así será. - dijo mientras se incorporaba y se dirigía hacia la puerta. - Le aseguro que no se arrepentirá darme un lugar en su tripulación. Estaré esperando al mensajero en la posada del otro lado al otro lado del camino.  - Dándose media vuelta y atravesando el portal hacia la noche.

Erbrahke niega con la cabeza, como si esta conversación ya la hubiera tenido antes y siguiera sin gustarle tenerla.

Mi diosa no es maligna, y ya le he dicho que soy ilusionista, no nigromante. Los humanos ven a la muerte como algo muy negativo, pero eso es por su naturaleza más... breve. Y la nigromancia es mucho más que simplemente resucitar muertos por oscuros propósitos.

Quizás sea la diosa de la muerte, pero también es de la magia, y por ello mis oraciones van a ella para que me bendiga con su poder y así ser el mejor en lo que hago, en este caso la magia ilusoria. Y sobre los de mi culto, sólo me preocupo por ellos si Wee Jas me ha pedido algo y a ellos también o me pueden ayudar. En caso contrario, los respetaré como respeto a cualquiera que no haga nada malo, pero no me junto con cualquiera que diga en alto el nombre de mi diosa, es ella quien me dice con quien puedo juntarme.

El gnomo suspira y da un repaso rápido a ver si tiene que explicarle a alguien más porque su fe y vida privada es asunto suyo.

Mi fe es mi fe, y no tengo que escondérsela a alguien, pero tampoco la voy predicando. Nadie me persigue ni me perseguido por ella, y no tendré problema en esperar en otros templos a que os atendan primero antes que se percaten de mi presencia y se puedan mostrar hostiles. Ah, y ahora mismo no estoy en ninguna misión de Wee Jas, aunque si en el transcurso del viaje ocurriera una petición de mi diosa que fuera incompatible por las labores que me contratáseis, devolvería el pago y no sería una molestia hasta que nuestros caminos se separasen. ¿Tiene ya suficiente o tiene más dudas, humano?

Flame se sentía incómoda, jamás había tenido que responder a un cuestionario y jamás había tenido que hablar de sus habilidades. Sus actos actuaban por sí sola y ella siempre había sido conocida y admirada, ¿por qué aquel hombre no parecía hacerlo? Aquello era muy extraño, parecía que su nombre no había trascendido tanto como ella imaginaba.

- Mi nombre es Flame, algunos me llaman "Flame de la Escama", se debe a esta marca que tengo en la frente. Pero prefiero que me llamen simplemente Flame. Mis habilidades nada tienen que ver con la magia pues no tengo ese don ni nada que se le parezca y tampoco soy servidora de ningún dios, quizá admire a las criaturas poderosas o a los seres que han hecho grandes hazañas, pero si hay alguien a quien debo admirar esa es a Ayash. ¿Ves? Así se llama, este bonito y precioso espadón, Ayash es mi único amigo, él me defiende y en él es en el único en que verdaderamente puedo confiar.

Flame muestra su espadón a su interlocutor y se muestra siempre excesivamente segura de sí misma. Confiada y decidida, así era ella. Así era Flame de la Escama.

Espléndido. Cobrará un cincuenta por ciento más: dos mil doscientas cincuenta monedas. Como con el resto de asalariados, la cantidad le será abonada en tres plazos. Cada uno, de setecientas cincuenta piezas de oro.

Das Vracken se levanta de su silla para estrechar la mano de su empleada.

Preséntese a la puerta de esta posada dentro de dos días. Saldremos para el puerto a las nueve de la mañana.

Aún no he terminado con la selección de escoltas, pero sí que es posible que venga algún enano. No tendrá problemas de indisciplina mientras mantenga las orejas bajo la capucha, pero aunque los enanos se enteren, confío en su liderazgo. Si no es suficiente, la apoyaré delante de esos mercenarios. No quiero disensiones que puedan ocasionarnos más peligro.

Cuidado con el tono... gnomo. Tengo un nombre. Para ti soy el señor Das Vracken.

Frunce el ceño. No tanto por estar furioso, sino en un esfuerzo de oscultar con la mirada al ilusionista.

En fin, no soy un entendido en deidades. Si afirmas que Wee Jas no me traerá problemas... lo investigaré. Pero aún cuando el clérigo al que pregunte me diga que no hay problema, el trabajo sigue requiriendo cierta profesionalidad.

Si es escogido, Erbrahke, será con la condición de que mantenga su confesionalidad en secreto. Nada de decirle a los demás el nombre de Wee Jas ni nada de rezos ni ritos de esa religión. Como ha dicho, su fé es suya...-y tergiversa-y no tiene que andar pasándosela por las narices a los demás.

Confirme si acepta esta cláusula. Mañana mandaré a un mensajero, si es que aún estoy interesado en sus servicios. ¿En qué posada se aloja?

¿Otra guerrera...? Bien. La fuerza bruta siempre es bienvenida cuando se trata de proteger a un mercader. Me basta con ver sus ropas para comprobar que no forma parte de uno de esos grupúsculos de salvajes. He tenido que deshechar a muchos bárbaros indisciplinados y borrachos a lo largo de este proceso de selección.

Pero recuerde una cosa: ese Ayash suyo le traicionará. Pasa amenudo. Guerreros bravos que caen bajo las flechas antes de llegar a los arqueros que le tendieron una emboscada... O dragones que escupen fuego en pleno vuelo demasiado alto para alcanzarlo en cuerpo a cuerpo...

Si el rostro de Flame reflejó algún sentimiento al mencionar a los dragones, para Viktor pasó desapercibido.

Es por ello que yo confío mi vida a la inteligencia... y la vida de mis enemigos a mi ballesta. Hábleme de esa marca en la frente... ¿Una cicatriz? ¿Una quemadura? Dígame cómo se la hizo.

Elbereth asintió complacida mientras estrechaba la mano de su interlocutor...ahora su jefe. No le solía gustar trabajar en grupo, pero en este caso la remuneración bien lo valía:

-Espero que ésta empresa llegue a buen puerto y sea fructífera para ambos, en dos días nos encontraremos pues.

La elfa se cuidó de estar bien cubierta antes de girarse para salir de la taberna. Por el camino se cruzó con la turba de aventureros y aunque sabía que atraería miradas hizo lo posible para pasar lo más desapercibida posible.

Dos días, tenía dos días para reunir todo el equipo necesario para su viaje, un viaje que le estaría estar fuera del mercado durante casi medio año, y que esperaba que fuera rentable, tanto en experiencias como en botín..

---No me importa ocultar mi religión si eso me ayuda a mantenerme  tranquilo con los miembros del grupo, hay que tener una buena  sincronización con los que trabajas ya que sino puede ocurrir cosas terribles y no gratas para los que nos rodean y para nosotros mismos.

--- Mi intención es viajar a la ciudad de Palantas, tengo algunos asuntos que atender alli.

Erbrahke se relaja un poco y escucha atentamente las palabras de su posible contratista.

Mientras esa confidencialidad no me lleve a tener que destrozar una estatua de mi diosa, no habrá problema. Eso si, espero que quede el tema religioso igual de restringuido para todos, no tengo problemas en no hablar de la Hechicera de Rubí, pero espero que el resto no se dediquen a pasar su religiosidad por mi nariz. - una ligera sonrisa aparecen en los labios del gnomo - Que la pobre es muy sensible, y a veces me cuesta controlar lo que digo cuando "estornudo".

Erbrahke tras el comentario sarnoso saca un papel de su bolsillo. En las tierras humanas las posadas carecen de originalidad, que ya le parecen los nombres todos iguales.

No se preocupe, acepto la clausula sin problemas. Esperaré sus noticias en la posada "El Buey Ahumado".

¿Palantas? Bien, esa es toda la información que necesito. Le corresponderán dos pagos. Contrataremos un sustituto más adelante, no habrá problema con eso.

Viktor relee sus notas. Va cambiando la hoja y la compara con la información obtenida de otros entrevistados. Se le ve pensativo.

Bien... De acuerdo, no lo alarguemos más. Preséntese a la puerta de esta posada dentro de dos días. Saldremos para el puerto a las nueve de la mañana. Bienvenido a bordo, señor Vaati. Está contratado.

Se levanta del asiento y tiende el brazo para estrechar la mano del elfo.

Y haga que no me arrepienta de mi elección.

No se preocupe, es algo con lo que estoy teniendo mucho cuidado: la discrección por encima de todo; con el tema de dioses y con cualquier otro asunto.

El Buey Ahumado... Lo tengo. Ya puede irse.

Erbrahke...-dice antes de que el gnomo salga del apartado-Tiene suerte de tener unas habilidades tan poco comunes. Necesito a alguien de sus cualidades para el viaje, y no tiene mucha competencia. Rezo para que haya algún otro ilusionista por entrevistar... y así no tener que contratarle a usted.

La antipatía por el gnomo era patente. Pasará un día antes de que Erbrahke sepa si ha conseguido el trabajo.

- ¿Un guerrero? Bueno sí, podemos llamarme así. Y créeme cuando te diga que Ayash es muy capaz de protegerme de las flechas y del fuego de los dragones. Mi pequeña amiga sabe hacer unos cuantos trucos, así que no le temo a los arqueros y mucho menos a los dragones.

En cuanto a esto, dijo señalando su frente y ocultándolo un poco con su pañuelo,no tengo ni idea de donde viene, desde que tengo conciencia ha estado ahí, no sé si nací con ella o no, pero el caso es que siempre he tenido esa extraña marca.

Bien... No me ha levantado sospechas, ni me ha dado motivos para ser precavido. Y no hay muchos de los que haya entrevistado que no tengan pintas de fugitivos, borrachos o fanfarrones.

Hace un par de apuntes más en sus papeles. No le ha sacado mucha información a la mujer sobre su pasado. Flame sigue siendo un enigma. Pero tiene un gran espadón... eso es suficiente como para apalear a cualquier malandrín que intente asaltar la expedición.

De acuerdo. El puesto es suyo. Preséntese a la puerta de esta posada dentro de dos días. Saldremos para el puerto a las nueve de la mañana. Y no se olvide de traer a Ayash consigo.

Viktor se pone en pie y tiende la mano a Flame para cerrar el trato.

Flame sonríe pues se alegra de que la han cogido para el trabajo. Después acaricia el filo de Ayash y le dice:

- Nunca voy sin él, no temas. Bien, pues allí nos veremos. Muchas gracias señor, nos vemos a la vuelta.

​Y dicho eso se despidió para regresar allí dos días después.