Partida Rol por web

La jornada había pasado sin contratiempos. Todo el mundo se había dedicado a los preparativos para el viaje y no había tenido mucho tiempo para nada más, aunque Erik tuvo que ser especialmente cuidadoso para no llamar la atención en su nueva forma. Kaelyn le observa desde la distancia, sin hablarle. Deduce que al final del día, cuando puedan estar solos, será mejor momento. Si en pleno día alguien escucha los gruñidos del lobo es probable que el pánico se desate en el pueblo.

Así pues espera al anochecer, tras la cena. Con la excusa de pasar un rato en la naturaleza deja sus cosas en la posada, cambia a forma de loba y se aleja de sus compañeros. Busca un arroyo y se da un chapuzón para aclararse las ideas antes de rastrear el olor del guerrero y seguirlo. Ahora que es un licántropo deja un rastro bastante evidente, casi más destacable que cuando era humano.

No tarda en encontrarlo. Es obvio que ha pasado por muchas cosas durante esta aventura. A pesar de lo poco civilizada que es la druida a su modo se preocupa por el bienestar de los suyos. Le faltan modales y otras cosas más, pero cuidar de los cercanos a ti es un instinto natural como otros muchos. Se asegura que no hay ojos ni oídos indiscretos y se acerca al licántropo, dejándose ver a distancia.

Cuando está a pocos metros de Erik vuelve de nuevo a su forma humana y pronuncia el hechizo que les permite entenderse entre ellos. Su constitución huesuda, la humedad en su pelo y en su piel, los tatuajes, el idioma del conjuro... todo la hace parecer más una criatura de los bosques que una persona. Parece una de esas monstruosidades semihumanas que los lugareños temen que les robe a sus hijos mientras duermen. Es normal que las personas sencillas tengan tantas supersticiones, esta escena se parece más a dos monstruos acechando a las afueras del pueblo que a una conversación inocente entre dos amigos. Soplando por la nariz para soltar un poco de agua que se le había quedado dentro, se sienta al lado del hombre lobo.

- No has tenido unos días muy buenos que digamos, comenta con su tono neutro habitual. Supongo que en cuanto lleguen a alguna ciudad intentarán encontrar alguna cura. Confío en que así sea, pero por si acaso yo también preguntaré a... cosas menos mundanas, dice señalando el bosque con la cabeza. Tarde o temprano te sacaremos de ésta, eso no lo dudes.

- Aun así la mala racha viene de antes, no? Has tenido tus... cosas, como aquella vez que destrozaste un mueble en la sala común del pueblo. Aunque tampoco nos vino mal, piensa. En fin, sé que no es asunto mío, pero pensé que igual querías hablar de ello. Hace una pausa y pone una mano en el hombro del guerrero.

- Y ahora es el momento adecuado, sonríe, intentando mejorar el humor del ambiente. Incluso aunque nos oigan nadie va a entender absolutamente nada de lo que estamos diciendo.

La nueva condición de licántropo de Erik le estaba haciendo la vida... Diferente. Ya no podía circular por las calles con libertad, tenía que verse obligado a ocultar su aspecto para evitar meterse en problemas y ya no podía participar en las conversaciones a no ser que Kaelyn le hiciera de traductora.

Aunque no todo era malo. Ahora veía el mundo desde una perspectiva diferente, más en contacto con la naturaleza. Disfrutaba de los paseos por el bosque, de la caza y el sabor de la carne ahora tenía más dimensiones de las que jamás habría podido imaginar. Por contra el alcohol no podía ni olerlo y eso sí que le amargaba. No poder ahogar sus penas en licor le obligaba a pensar más de la cuenta en su pasado y en todo lo que le había convertido en el hombre que era.

Esa noche era una de esas. Sentado en el bosque, sin otra cosa por hacer más que pensar y recordar. Entonces le llegó un aroma conocido. Se giró para mirar a Kaelyn y la saludó con un gesto de la mano. Aquella mujer era su amiga y compañera, pero gracias a su estado medio animal, el guerrero había podido profundizar su vínculo con Kaelyn. Claro, que cuando sólo podías hablar y entenderte con una persona concreta, lo normal era que acabaras por llevarte mejor con esa persona.

Al escuchar el comentario de la mujer sobre su mala racha, el licántropo emitió un sonido parecido a una risa con sorna. Sí, días malos... Si sólo fuera eso. Echó la cabeza para atrás y respiró hondo. Ya se imaginaba que algo se estarían oliendo sus compañeros desde hace tiempo. No era un tema del que le gustara hablar, pero Kaelyn tenía razón. Más tarde o más temprano tendría que contárselo. Mejor ahora, que sólo podrían entenderse entre ellos y se evitarían oídos indiscretos que pudieran meterlos en líos.

 -Son muchas cosas. Hace años... Yo no era más que un chiquillo y...

Le estaba costando decirlo en voz alta. Pensarlo lo había pensado muchas veces, pero de ahí a volver a oírlo en voz alta... Había un paso.

 -Mi familia fue asesinada. Mi padre era soldado. Murió en batalla cuando yo era muy pequeño. Mi madre me crió, a mí y a mi hermana pequeña. Y entonces... Aparecieron unos bandidos en mi casa. Querían dinero, cobrar una vieja deuda de mi padre, decían. A día de hoy pienso que mentían y que sólo querían robarnos. Quise defender a mi familia, pero me machacaron. Y luego... Mataron a mi madre y a mi hermana. Yo tuve "suerte".

Erik pausó un momento antes de continuar navegando por sus recuerdos.

 -Me enrolé en la legión, pasé los siguientes años aprendiendo a ser soldado, intentando superar el dolor. Y con el tiempo podría haber continuado con mi vida, pero encontré a uno de esos cabrones. Llevaba el colgante de mi hermana pequeña y yo le maté a golpes. Lo tomé como una señal, Kaelyn. Desde entonces viajo, buscando al resto de la banda. Bueno, en los últimos meses he estado con vosotros, trabajando para los Leones Blancos. Pero más tarde o más temprano reemprenderé mi viaje.

-Vaya. La druida siente que debe responder algo, pero no se le ocurre nada. Sus creencias sobre el orden natural de las cosas hacen que no se preocupe demasiado de conceptos como la venganza o los ajustes de cuentas.

-No se si soy la mejor persona para dar consejos sobre esto, Erik, dice por fin. La naturaleza no entiende de venganza ni de resitituir los agravios del pasado. Entiendo tu dolor, eso por supuesto, pero me resulta muy difícil ver eso desde un punto de vista... humano.

Permanece callada durante un buen rato, buscando en su cabeza palabras, un consejo, un golpe de sabiduría que pueda ayudarla. Al final logra encontrar algo. Quizás no es lo mejor, pero es lo único que tiene.

-Yo también fui apartada de mi familia cuando era una niña, comenta. Me adentré en el bosque y descubrí que podía comunicarme con las criaturas que vivían allí. Lo que para mí fueron unas cuantas horas fueron en realidad varios meses. Para cuando volví donde estaba mi tribu, ya se habían marchado. Mis padres me dieron por muerta y siguieron su camino junto con el resto. La única opción que tuve fue la de quedarme con las criaturas de los bosques, y aprender de ellas.

Hace un silencio breve.

-He pensado varias veces si fue justo. En cierta manera se podría decir que me secuestraron, que me obligaron a tener una vida diferente a la que iba a tener. La conclusión a la que llego es siempre la misma: realmente no me importa. De no haber sido así no sería la druida que soy ahora.

-Creo que eso se aplica a todos, Erik. Nuestro pasado nos da forma y nos hace ser lo que somos ahora. Entiendo que de alguna manera quieras resarcirte de lo que pasó hace años, pero lo cierto es que si no fuese por esos acontecimientos no serías lo que eres hoy. El fuego puede ser brutal, pero sin fuego no se puede forjar una espada. O una herramienta.

Apoya una mano en el brazo de Erik, esta vez con más suavidad.

-Te repito que entiendo, o creo que entiendo, lo que sientes. Sólo te quiero decir que no vivas en el pasado. Está bien recordarlo, pero no vivir constantemente allí.

Erik no esperaba ni de lejos que hablar de sus poblemas con Kaelyn eliminara por completo el dolor que le consumía. Pero contar sus cuitas a alguien que le estaba escuchando y que le ofrecía su apoyo... Sentaba bastante bien. Además, Kaelyn no había tenido una vida fácil tampoco, y eso al menos daba un poco de perspectiva. Le hacía sentirse un poco menos mal. Aunque...

 -Entiendo lo que me dices. Y siento... Siento lo que te pasó.

El licántropo hizo una pequeña pausa antes de seguir.

 -Sé que la venganza no va a devolverme a mi familia. Que no va a solucionar mágicamente todos mis problemas. Pero... Yo no pedí ser "forjado" de esta manera, Kaelyn. Puedo entender lo que me dices y celebro que tú te encuentres a gusto con quien eres ahora. Pero yo necesito, quiero descansar. Y sólo lo conseguiré cuando mate al último de esos bastardos.

Tuvo que forzarse a respirar hondo, se estaba empezando a poner tenso y a alzar la voz más de lo que le gustaría. El suave toque de la druida sobre su brazo por suerte le ayudaba a calmarse un poco.

 -No tengo intención de vivir en el pasado, Kaelyn. Pero para pasar página, tengo que hacer esto. ¿Podrías vivir tú tranquila si tuvieras la fuerza para acabar con tu enemigo más odiado y no lo hicieras?

La druida se encoge de hombros.

-No lo se, Erik. Quizás lo haría, quizás no. Tengo conceptos diferentes... si alguien me ataca, o si veo algo antinatural, como lo que gobernaba en ese castillo, lucharé hasta la muerte. Pero gastar mis energías en perseguir a alguien que me hizo daño hace años me parece un comportamiento... demasiado humano para mi gusto. Acompaña estas palabras con una sonrisa sincera.

Se mantiene callada. No puede decir mucho más. Su "educación" ha sido tan dispar, tan poco convencional, que las costumbres humanas son demasiado alienígenas para ella. Sabe que es muy normal entre los humanos iniciar conflictos por venganza, religión, dinero u otras cosas, pero saber algo no es lo mismo que entenderlo, y los comportamientos civilizados siguen sin entrarle muy bien en la cabeza.

Como no puede decir nada, se mantiene a su lado. Por lo menos que sienta que está con él, que aunque no le entienda tiene su apoyo. Le rodea con un brazo de manera cariñosa.

-Quizás lo que me preocupa es que cuando mates a todos esos hombres no alcances esa paz que crees que vas a conseguir. Espero que tengas razón.

El guerrero suspiró hondamente. Kaelyn no era la única que tenía ese miedo. Algunas veces él mismo se preguntaba, ¿qué pasaría si después de matar al último de aquellos bandidos no se llenaba el vacío de su alma? ¿Y si esa herida jamás cicatrizaba? Era aterrador pensarlo. Hacía que todas las razones que tenía para luchar, para vivir, pendieran de un hilo fino y quebradizo. Por eso el guerrero prefería no pensarlo. Prefería ser... Optimista, en un sentido retorcido de la palabra.

 -Yo también lo espero.

El contacto de la druida le ayudaba a tranquilizarse y a pensar en otras cosas. No eran gestos especialmente íntimos o cariñosos, pero era lo bastante cercano como para crear un ambiente calmo y familiar entre ambos. ¿Sería por su naturaleza de lobo? Kaelyn era una mujer muy ligada a la naturaleza y lo salvaje. Nunca antes había terminado de entenderla, pero ahora... Ahora se sentía más en sintonía con ella de lo que había estado jamás.

 -Hmm... Creo que sé a lo que te refieres con lo de "demasiado humano". Al menos ahora creo que lo entiendo.

Miró su mano, cubierta de pelo y con aquellas garras. Sabía verle ventajas a su nueva condición de licántropo, pero estaba deseoso de recuperar su aspecto humano.

 -¿Has conocido alguna vez a alguna otra criatura como yo? ¿Sabes si volvieron a su anterior forma?

La druida no responde a las palabras de Erik, aunque una amplia sonrisa se dibuja en su rostro. Resulta extraño que unas circunstancias tan inusuales hayan hecho que uno de sus compañeros entienda un poco mejor su filosofía de vida, pero no piensa quejarse. Sin importar la situación, siempre es agradable sentir que las conexiones entre ella y el resto de la humanidad se fortalecen. No hay mal que por bien no venga, como dicen.

Ante la última frase del guerrero, se queda pensativa. Es cierto que por ahora mantiene el control, gracias a las joyas que encontraron durante su aventura... o quizás debido a otras razones, quién sabe. Su preocupación es que tarde o temprano ese control se vaya desvaneciendo, y seguro que Erik también teme lo mismo.

- Pues no se que decirte, comenta por fin. La verdad es que cambiaformas conozco a unos cuantos -se señala a sí misma con un gesto-, pero como tú, no estoy segura.

- Las leyendas sobre los licántropos son muy comunes en todas partes, todos las hemos oído alguna vez. Parecen coincidir en que no es más que una maldición, una de las muchas que pueden afligirnos a los mortales. Si eso es cierto, no hay más que encontrar a alguien que pueda deshacer dichas maldiciones. Yo no soy suficientemente poderosa, dice con cierta vergüenza, y diría que Thelarion tampoco, pero no creo que sea muy difícil encontrar a un clérigo o druida lo suficientemente sabio como para devolverte a tu yo original.

Sonríe al guerrero, intentando transmitir confianza y seguridad.

- Puede que nos cueste algo de dinero, pero en estos días seguro que ya estás aprendiendo que el oro no es muy necesario para vivir, concluye bromeando.

El licántropo soltó un ruido aprecido a una risa mezclada con un ladrido.

 -Sí, sí que lo sé. Y si te soy sincero...- volvió a mirar sus manos -Lo que más me gustaría sería encontrar una manera de controlar esto.

Se reclinó cómodamente hacia atrás, dejando hueco para que la druida se apoyara en él si así lo quisiera.

 -No temer convertirme en una bestia sanguinaria y poder variar entre mi aspecto humano y el de lobo a placer. Algo parecido a lo que puedes hacer tú, la verdad.

Porque la verdad fuera dicha, había muchas cosas de su nueva naturaleza que le gustaban. Que si tenía que sacrificarlas para volver a ser humano lo haría, pero si podía quedarse con el paquete completo...

 -Pero creo que eso será ya más difícil. Tú seguro que tardaste tu tiempo en aprender a dominar esa habilidad, ¿no?

Lo más fácil sería lo que la druida había dicho. Encontrar a alguien poderoso capaz de disipar la maldición de una vez y para siempre.

 -Quizás Thelarion pueda indicarnos algún templo conocido en el que puedan ayudarme. Mañana le preguntaremos.

-Hmmm... Kaelyn tiene la mirada perdida mientras medita las palabras del guerrero.

-¿Sienta bien ser un animal salvaje, eh? contesta con una sonrisa cómplice. Soy consciente de ello. Sin embargo ten en cuenta que yo necesito esforzarme constantemente para mantener esas formas. Si quedo inconsciente o me limitan de ciertas maneras, revierto a mi forma humana. Dicho de otro modo, cuando estoy en forma animal es cuando mi concentración y control están al máximo, aunque no lo parezca. No es una habilidad que tuve que aprender a controlar, sino una que tuve que entrenar para poder hacerlo con soltura.

Se levanta y anda un poco, para estirar las piernas.

-Esa es la diferencia entre unos cambiaformas y otros. Con control es una bendición, sin él, una maldición. Por eso debemos centrarnos en que recuperes el control sobre tí mismo. Eso es lo único que importa.

Queda en silencio y durante un rato mira al bosque. Había pensado en marcharse, en disfrutar durante unos días de la tranquilidad de la vida en la naturaleza, pero queda claro que Erik la va a necesitar, al menos durante un tiempo. Por mucho que el bosque la llame, no puede dejarlo sólo ahora.

-¿Te das cuenta de que ahora tengo que quedarme contigo? Pregunta con un tono de broma evidente. Ahora soy la única que puede hacer de intérprete. Entre tú y Kairon, la de trabajo que me dais. Su voz es alegre y sonríe al guerrero mientras le habla.

-Por lo menos pasaré la noche al raso. No es lo mismo que vivir en el bosque, pero valdrá por ahora. Hazme un hueco, dice mientras se tumba a su lado. No te preocupes, susurra en tono muy bajo mientras cierra los ojos. Todo saldrá bien.

Ante ese razonamiento, Erik no podía sino darle la razón a la druida.

 -Supongo que no se puede tener todo. Entonces prefiero recuperar el control de mi vida y volver a ser humano.

Sin duda prefería seguir siendo él aunque tuviera que renunciar a sus recién adquiridas habilidades lobunas. Y también estaba la capacidad de volver a hablar lengua común. Porque tal y como la druida decía, aún necesitaba intérprete.

 -Supongo que seguiré necesitando tu ayuda una temporada. Razón de más para buscar un remedio cuanto antes. No quiero obligarte a quedarte en contra con tu voluntad.

Extendió el brazo para dejar que Kaelyn pudiera tumbarse a su lado con comodidad.

 -Mañana nos pondremos de nuevo en marcha. Hablaremos con Thelarion y buscaremos un clérigo o un druida que sepa cómo ayudarnos a mí y a Kairon.

Pero por ahora podían descansar. Erik cerró los ojos y murmuró algo parecido a "buenas noches". La carga sobre su alma pesaba un poco menos tras aquella conversación. Había sido una buena noche.

Bravo bravo!! me ha gustado mucho ^^. Pues damos por concluida la partida. Ha sido un placer jugar con vosotros y la siguiente si se anima alguien a masterear seguimos desde aquí si os parece bien.