Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

1~ Una Vida tras una Muerte

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20/09/2015, 21:42
Rui Wu-San
- Tiradas (1)
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22/09/2015, 06:27
Director

Aprovechas el momento de desconcierto del matón, ese breve instante en que su atención deja de estar clavada en tu persona, seguramente considerándote demasiado poco importante, insignificante, minusvalorando tu condición de mujer. Pero tú no eres una simple mujer, no has llevado una vida fácil y cómoda ocupándote de tareas del hogar. Has vivido con dureza, te has forjado en los fuegos de la más dura de las fraguas, con dolor.

Y eso hace que tu golpe, pese a la incómoda postura, cargue con la fuerza del martillo sobre el yunque. El báculo impacta en la cabeza del matón, que te suelta inmediatamente, tambaleándose. Su ceja sangra profusamente, casi cegando uno de sus ojos, y sólo con gran esfuerzo logra mantenerse en pie. Una de sus manos se desplaza veloz y certera a la empuñadura de su espada, pero se detiene al gritar unas palabras incomprensibles el que parece su líder. El matón lanza un reniego, mirándote desafiante, y se lleva una mano a la espalda sacando un palo robusto, una porra que esgrime fijando en ti su ojo más sano.

Mientras tanto, su jefe avanza en tu dirección, secundando a su esbirro.

Y mientras todo esto sucede, y te sientes acorralada, es el silencio que se ha adueñado del lugar lo que más te inquieta...

- Tiradas (4)

Notas de juego

Para el siguiente turno, tirada de Iniciativa para ver en que orden actuáis (la anterior acción fue por sorpresa, por eso prescindí de iniciativas). Tira 1 dado y le sumas tu Destreza + Astucia.
- Jefe mercenario: 13
- Mercenario: 16

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22/09/2015, 17:41
Rui Wu-San

Un golpe certero, aunque insuficiente para mi propósito. Realmente no tenía muchas esperanzas de acertar, sólo pensaba en que debía intentarlo, en que no podía dejar que las cosas sucedieran sin más; yo tenía que ser la dueña de mi destino.

Conseguí zafarme, pero ahora tenía a los dos hombres casi encima de mí, a unos pocos pasos. Les miraba asustada, como un gato acorralado por dos enormes perros, mientras continuaba sosteniendo aquel bastón con todas mis fuerzas.

Pero aun así, lo que más me asustaba no era la decisión a tomar, o el siguiente paso de aquellos individuos, lo que más temía era ese eterno silencio que nos envolvía.

- Tiradas (1)
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23/09/2015, 14:05
Director

Tensa por la situación, que te desborda, tanto te preocupan estos hombres de malas intenciones como el silencio a tu espalda. ¿Qué le habrá pasado al viejo?

Pero no tienes tiempo para pensar demasiado en eso. Puedes ver a ambos hombres acercarse a ti con palos en las manos, y te preguntas el motivo. El más cercano hizo intención de sacar su espada, pero el otro no se lo permitió según parece.

Tampoco tienes tiempo de pensar en el motivo. Antes de darte cuenta, el hombre al que habías golpeado se abalanza contra ti, a una velocidad endiablada. Bueno, más que por velocidad, por certeros movimientos. En tan sólo un suspiro, te queda claro que este hombre no es un vulgar ratero. Es un hombre entrenado. Sus hábiles manos emplean el palo solamente como distracción, pero lo sueltan a la primera de cambio haciéndote creer que va a golpearte y, en su lugar, evitando tu báculo y cogiéndote por la cintura por sorpresa. Das dos pasos atrás, con el luchador aferrado a tu cuerpo, temiendo caer al suelo por el impulso, dispuesta a luchar por liberarte de su agarre, cuando sientes las manos de su jefe en tu brazo derecho, sujetándote con firmeza.

Estás atrapada...

- Tiradas (2)

Notas de juego

Bueno, pues el listo del mercenario te ha hecho una presa. Te dejo la descripción de la maniobra:

Cita:

Presa: Inmovilizar al contrincante. Destreza + Pelea para apresarlo e inmovilizarlo hasta la siguiente acción, en que se hace tirada opuesta de Fuerza + Pelea.

Como su jefe le ayuda, acumulan sus éxitos al colaborar en la misma acción. Ahora tienes derecho a intentar liberarte mediante una tirada enfrentada de Fuerza + Pelea, contra los dos. Es decir, tendrás que sacar más éxitos que ellos dos juntos, ya que están colaborando en apresarte.

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23/09/2015, 16:39
Rui Wu-San

Los dos hombres se acercaron a mí armados con palos, sin comprender la necesidad de ello. Tampoco comprendía qué había sucedido con mi tío. Cierto era que no se le oía, pero tampoco a quienes habían salido tras él.

Antes de darme cuenta ya tenía al hombre al que había golpeado sujetándome por la cintura. Sus ágiles movimientos dieron buena cuenta de que mi movimiento anterior había sido pura suerte, y es que si no hubiera sido por cogerle con la guardia baja jamás hubiera alcanzado a alguien así.

Di un par de pasos atrás, tratando de zafarme con todas mis fuerzas, pero entonces el jefe me sujetó también, esta vez por el brazo. No podía desistir, era casi imposible escapar, pero tenía que tratar de hacerlo.

- Tiradas (1)
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25/09/2015, 10:45
Director

Forcejeas con todas tus fuerzas, con desesperación, con ira, con rabia. Tus ojos se enrojecen y se llenan del brillo de las lágrimas que te niegas a darles el placer de ver. El matón te sujeta con fuerzas, alzándote en el aire mientras su jefe te sostiene del brazo, retorciéndotelo, y caes de bruces en el suelo con ambos despreciables hombres sobre ti. Notas sus sucias manos sujetándote con firmeza y, aunque continúas debatiéndote, puedes sentir una soga rodeando tus muñecas.

Te tienen. maldita sea, te tienen...

Y sin embargo, se detienen. Tienes las muñecas atadas, y uno de ellos, el jefe, está sobre ti con una rodilla en tu espalda para evitar que le levantes. El otro está inclinado a tu lado, pero no te presta atención. En su lugar, mira hacia la casa, hacia...

Tus ojos se abren como platos, con el escozor de las lágrimas molestándote hasta que logras parpadear lo suficiente para ver con claridad. No te lo puedes creer. Ahí mismo, sentado sobre el tocón donde partes la leña, bebiendo tranquilamente de su calabaza, está...

...Lu Yan.

- Tiradas (2)
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25/09/2015, 11:01
Mercenario extranjero

El matón le dice algo a su jefe, en su raro idioma, y este le responde con dureza. El matón suelta un reniego, poniéndose en pie. Se fija en el báculo, tu báculo, que descansa a tu lado tirado el el suelo, y se agacha a recogerlo, enarbolándolo mirando al viejo.

Sin embargo, algo raro sucede. Como si el matón fuera un estúpido, o el bastón cobrara vida propia, la madera se mueve a gran velocidad en las manos del matón, golpeando su cabeza una, dos, hasta tres veces, hasta que este suelta el báculo y lo deja caer al suelo. No han sido golpes fuertes, so lo sabes detectar, únicamente molestos. Pero lo que has presenciado ha sido claramente antinatural. Obra de brujas o demonios, como algunas de las historias que contaba tu madre cuando eras una niña pequeña.

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25/09/2015, 11:06
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Ante tan inesperado suceso, el viejo se echa a reír incontroladamente, golpeándose el muslo con la palma de su mano libre, antes de guardar la calabaza y ponerse en pie. De sus labios surge una voz alterada por el alcohol, que se dirige al matón, aparentemente, ¿en su propio idioma? Este le responde sorprendido, incluso notas la tensión en su jefe, con su rodilla sobre tu espalda. El matón extrae su espada de la vaina, pero el viejo no se detiene. Al contrario, avanza hacia él con la confianza de quien no teme nada. Está... ¡Está borracho! ¡No sabe lo que sucede, lo que le puede pasar!

El matón avanza hacia él con su espada en alto, describiendo un arco que augura el más trágico desenlace. Se la va a clavar, maldita sea, va a clavarle la espada al pobre borracho... Sin embargo, en el último instante algo sucede. El viejo Lu Yan, con su andar titubante, gira sobre sí mismo cuando la hoja está a punto de atravesarle, evitando una muerte segura, al tiempo que una de sus manos agarra a su agresor por la muñeca armada, le obliga a girar con él, y ambos danzan durante un simple pestañeo hasta que, sin que alcances a comprender cómo ni por qué, el matón sale por los aires, girando sobre su propio eje, hasta caer al suelo con violencia, desarmado, inconsciente.

- Tiradas (3)
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25/09/2015, 11:23
Jefe mercenario extranjero

Notas cómo la rodilla desaparece de tu espalda, al tiempo que el jefe se pone en pie. Oyes el inconfundible sonido del acero al deslizarse por la vaina, y al alzar tu mirada ves que el hombre pasa por encima tuyo, espada en mano, dispuesto a enfrentar al viejo. Es una espada grande, bien forjada, la de un verdadero soldado. No dice una sola palabra, tan sólo carga contra Lu Yan con total seriedad, lanzando un grito de guerra en el último instante...

En esta ocasión, el ataque es concienzudo, vertiginoso y certero. Lu Yan, a pesar de moverse a una velocidad impropia de alguien de su edad y, sobre todo, en su estado, apenas logra esquivar y desviar el ataque, dificultado además por la longitud de la hoja. Ambos contendientes giran uno alrededor del otro, y al separarse de nuevo, puedes ver un corte en las ropas del viejo, en un costado, a través del que se ve su piel rasgada por un fino corte que apenas ha empezado a sangrar.

- Tiradas (3)
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25/09/2015, 11:39
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

El soldado no tarda en regresar al taque, presumiblemente tratando de no dar cuartel a alguien que está en inferioridad física. Aparentemente, al menos. Sin darle tiempo a recuperarse, avanza a la carrera con la espada apuntando al pecho de Lu Yan, dispuesto a ensartarlo. Sin embargo, en esta ocasión tu tío le ve venir con facilidad, incluso vislumbras una sonrisa divertida en su rostro, y su cuerpo se comba en una rara postura evitando la punta de la espada. Sus manos se aferran al brazo del soldado, ambos comienzan a girar, ambos ruedan en el aire como si un torbellino mágico los alzara, y el soldado cae a plomo sobre el duro suelo, mientras el viejo aterriza sobre sus pies con una gracilidad que se desvanece casi al instante, cuando trastabilla hacia atrás torpemente, a punto de caer.

No puedes creer lo que has presenciado, el modo en que este hombre, este viejo borracho, ha desarmado y dejado fuera de combate a dos luchadores expertos y bien armados. Contemplas incrédula los cuerpos inconscientes de ambos hombres, y al viejo que se acerca a ti con paso dubitativo.

¿Est-hip-tás bien, sobrina? -Te dice antes de dejarse caer a tu lado, sentado con las piernas cruzadas, para comenzar a desatar tus muñecas.

- Tiradas (4)
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26/09/2015, 03:57
Rui Wu-San

A pesar de mis esfuerzos, fui irremediablemente apresada. El subordinado me alzó mientras su jefe sujetaba mi brazo, retorciéndolo, hasta que finalmente caí de bruces y comenzaron a atar mis muñecas son sus sucias manos. Continuaba tratando de escapar, pero la rodilla del hombre al mando me mantenía fija al suelo. Mis ojos brillaban, fruto de la impotencia de no poder escapar, de estar siendo pisoteada, humillada. No entendía nada, pero menos entendí al seguir con la mirada el objetivo de los ojos del esbirro. Se había detenido, aún a mi lado, y miraba en dirección a la casa.

Pestañeé varias veces, de incredulidad y con el propósito de lavar mis ojos de las incipientes lágrimas. Sí, era Lu Yan, ¿Pero cómo…? ¿Qué tipo de estratagema habría utilizado el viejo para librarse de aquellos dos hombres? La sabiduría que da el tiempo puede ser una ventaja, pero… ¿Tanta ventaja?

Mi tío bebía de la calabaza, hasta que divertido comenzó a reír y golpear su muslo, como si aplaudiera el espectáculo que estaba presenciando. El viejo estaba loco, no podía ser de otra manera. Guardó la calabaza y habló al jefe en su propio idioma, que por supuesto yo no entendía, pero la tensión de la rodilla del hombre en mi espalda me dio a entender que aquello no le había hecho ninguna gracia.

Entonces el matón desenvainó su espada y se dirigió hacia Lu Yan, pero este, como ya hiciera en presencia del esbirro de BingBing, no se achantó y volvió a esquivar el ataque casi por casualidad; pero sus posteriores movimientos dieron buena cuenta de que esto no era para nada así. El subordinado se vio de pronto sujeto por la muñeca, danzando con aquel viejo, para terminar saliendo por los aires y siendo desarmado. No me lo podía creer…

Era el turno del jefe, que casi de inmediato se retiró de encima de mí, desenvainado también su arma. Era una espada grande, de calidad, un objeto que dudaba que llevara un mercenario cualquiera. No tardó en cargar contra mi tio, acompañado de un fuerte grito de guerra, mientras yo trataba de incorporarme a la vez que presenciaba la impactante escena.

Ambos giraban el uno en torno al otro. Mi tío se movía de forma increíble, continuaba sin explicármelo, pero aun así el tipo consiguió acertar en él, y es que al separarle pude ver como una fina herida asomaba entre sus ropas. No parecía grave, pero sólo era el comienzo. En ese momento vi como el jefe cargaba contra él, aún con más rabia, tratando de ensartarlo costara lo que costara.

Había conseguido ponerme de rodillas, pero en ese momento la impotencia y el sobresalto se volvieron a apoderar de mí, tratando de impulsarme hacia delante, y volviendo a caer al suelo. Por suerte Lu Yan era rápido, muy rápido, y su cuerpo mucho más ágil y flexible de lo que parecía a simple vista, pudiendo librarse del ataque del malhechor. Y no sólo eso, sino sosteniéndole de los brazos, para girar juntos en el aire, como dos hojas de otoño en un remolino de aire; pero mientras mi tío se posaba en el suelo como hoja mecida, el otro tipo caía a plomo.

Miraba un cuerpo y el otro, ambos cuanto menos inconscientes, tratando de explicarme lo que allí había pasado. Entonces dirigí la vista a mi tío, queriendo obtener respuestas, pero de su boca solo salió preocupación. Se sentó a mi lado mientras preguntaba, comenzando a desatar mis muñecas.

- ¿¡Q-que si estoy bien!? ¿Q-qué diantres ha sido todo eso? ¡Se lo dije, le dije que no me gustaba la gente que oculta lo que es! - empecé a gritar, casi de los nervios, más por el susto que por querer regañar a mi tío.

Suspiré y miré hacia abajo, ya liberada, sentándome frente a Lu Yan y masajeando mis muñecas.

- Dígame... ¿Qué está pasando? - pregunté más calmada, pero temerosa.

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27/09/2015, 14:07
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío libera tus ataduras con suma facilidad, demasiada para los dedos de un viejo borracho. Ni siquiera se inmuta cuando empieza a gritar, presa de la histeria y la indignación, pero también de otra cosa. Él, sin embargo, parece encontrarlo todo muy divertido.

Eres muy curiosa, ¿no es así? -Ríe tras desatarse, tomando de nuevo su calabaza y dando un buen trago. Tiene que ser otra cantimplora, sí, eso debe ser...- Eso es bueno, la curiosidad nos lleva siempre a desentrañar los secretos del mundo. Pero hay que tener cuidado. También puede meterte en más de un problema... -De cualquier otro, esas palabras te habrían soñado a sutil amenaza. Sin embargo, de tu recién conocido tío parecen más una entrañable advertencia, un buen consejo nacido, quizás, de la experiencia. Cuando te calmas, mirando al suelo, y le preguntas por lo que ha sucedido, se gira hacia los cuerpos de los bandidos encogiéndose de hombros- ¿Eso? Bah, no eran para tanto. Estos jóvenes y sus armas... He viajado demasiado como para no conocer algunos trucos, y he tenido algo de suerte.

Vuelve a darle un trago a la calabaza, ofreciéndote a ti también al terminar mientras se limpia la boca con la manga. ¿Suerte? No, eso que has presenciado no ha sido obra de la dama Fortuna...

Hagamos un trató, si tanta curiosidad tienes. -Te dice con una pícara y bonachona sonrisa, extendiendo la mano frente a ti como si esperase que la estrecharas- Acompáñame hasta mi casa en el camino de vuelta, ya que no tienes un destino fijo al que dirigirte, conoce tu herencia, y te contaré todo lo que quieras saber...

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30/09/2015, 20:45
Rui Wu-San

Ante mi pequeño ataque de histeria, mi tío casi ni se inmutó; cosa que no me sorprendió, y es que en el poco tiempo que llevábamos juntos ya había dado buena cuenta de su forma de ser. Sólo le había visto alterarse con aquellos tipos, y aun así, lo que habría de ser una acción violenta no dejaba de tener gracia y armonía viniendo de él.

No sólo se limitó a mantener la calma, sino que tras recibir mis preguntas hizo una observación acompañada de un consejo que si llamaron mi atención. Nunca había pensado en mí como alguien especialmente curioso, pero las palabras de Lu Yan me hicieron pensar. Era cierto que trataba de saber lo que sucedía a mi alrededor, de dejar los secretos al descubierto, y es que la experiencia me decía que estos casi nunca eran buenos. Quien ocultaba algo era porque tenía algo que temer, o porque eran los demás quienes tenían que temerle…

Al recuperar algo la calma insistí en lo sucedido, pero mi tío le quitó importancia al tema, lo que me hizo fruncir el ceño. Cogí la calabaza que me ofrecía, sin dejar de mirarle incrédula, cuando me ofreció un trato. Quería saber y realmente no tenía un rumbo fijo, así que me pareció un trato justo.

Miré la calabaza en mi mano y después su mano extendida.

-De acuerdo, pero… - estreché su mano y volví a mirar la calabaza. - ¿Todo esto no tendrá que ver con lo que hay aquí dentro no? – agité ligeramente el recipiente. – Sino preferiría no beber de ella. – añadí, estirando el brazo para devolvérsela.

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02/10/2015, 06:00
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

El viejo te mira satisfecho mientras estrechas su mano. Es una satisfacción serena, casi entrañable, no tanto la alegría de lograr un objetivo como más bien de cierto... ¿Alivio?

Sin embargo, tus dudas acerca de su calabaza provocan en el un auténtico estallido. Se echa a reír escandalosamente, golpeando sus muslos con las palmas de las manos.

Jajajajajaja... Tranquila niña, sólo es licor, un poco de sake, no es ningún brebaje de brujerías... -Lu Yan mira alrededor, comprobando que el báculo que te regaló está a pocos pasos de donde os encontráis- Bueno, quizás deberíamos ponernos en marcha antes de que esos rufianes despierten... ¿Ayudarías a este pobre anciano a ponerse en pie?

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06/10/2015, 21:47
Rui Wu-San

Mi pregunta había ido totalmente en serio, pero para mi tío fue motivo de la carcajada más fuerte que escuchaba en mucho tiempo. Fruncí el ceño ante su reacción y respuesta, pero no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa al volver a acercarme la calabaza.

Volví a agitar esta ligeramente y eché finalmente ese trago, tratando de mantener mi rostro impasible a pesar del fuerte ardor que sentía en la garganta.

Entonces Lu Yan señaló que deberíamos ir poniéndonos en marcha y me pidió ayuda para levantarse, ante lo que le miré con desconfianza.

¿Es serio? No creo que le haga falta…

Aun así me puse en pie, tendiéndole la mano. Tenía mucho que agradecerle a aquel viejo, y si quería que le ayudara a levantarse, le ayudaría a levantarse.

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13/10/2015, 08:27
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

El viejo se ríe de forma comedida cuando contempla tu reacción al alcohol, y acepta de buen grado la mano que le tiendes para levantarse, lo que hace con un gesto de esfuerzo que no te terminas de creer. Se sacude sus ropas, ligeramente más sucias de lo que ya estaban en un principio, y se acerca al lugar donde reposa el báculo que te regaló.

Te intriga el modo en que lo recoge del suelo, con un gesto ceremonial, como si ese artesanal objeto fuera algo sagrado, y dedica unos largos instantes a limpiar metódicamente las impurezas del suelo que se han adherido a su superficie labrada.

Bien, ya está. -Dice cuando parece satisfecho con el resultado, con una amplia sonrisa, tendiéndotelo de nuevo- Como nuevo. Ahora vamos a por los caballos...

¿Los...?

No tardas en descubrir a qué se refiere. Sus pasos le encaminan hacia la arboleda de detrás de tu casa, donde cuatro buenos ejemplares reposan atados a una rama baja de un árbol. Están perfectamente equipados, con sillas de montar, correajes, bolsas con avituallamiento para el camino y material diverso, e incluso algunas armas. Lu Yan da un fuerte silbido y los va desatando uno tras otro, atando sus riendas a la silla del otro hasta formar una hilera. Para cuando ha terminado, su viejo jamelgo aparece por detrás del muro, dirigiéndose a su amo con aire cansado.

Si tienes que recoger algo antes de partir, este es un buen momento, pequeña... -Te dice tu tío sin apenas mirarte, acariciando el morro de su viejo caballo- Debemos poner cierta distancia antes de que estos buenos hombres despierten.

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15/10/2015, 02:05
Rui Wu-San

Ayudé a mi tío a ponerse en pie, observando cómo tras sacudir sus ropas brevemente se acercó de inmediato al báculo para recogerlo. Tras ello dedicó un rato a limpiarlo, lentamente, con dedicación, casi diría que con mimo; y al terminar me lo entregó con una sonrisa.

Lo tomé entre mis manos tratando de devolvérsela, pero el susto y el desconcierto me impedían mostrar una sincera sonrisa. A pesar de ello lo intenté, y es que por alguna razón aquel objeto parecía algo demasiado importante para el viejo. Lo miré un momento, pensando en que sí, era bonito, pero no sabía para qué quería yo algo así; y es que ahora mismo sólo me resultaba un bártulo más con el que cargar.

Al escucharle hablar de los caballos enarqué una ceja, cosa que se estaba volviendo habitual casi con cada nuevo enunciado de Lu Yan. Dio un silbido y se dirigió tras la arboleda, donde se encontraban cuatro caballos completamente equipados.

Los caballos de los soldados…

Unió a estos en hilera, y mientras su viejo caballo aparecía y acariciaba su morro, me instó a que me diera prisa en recoger lo necesario.

-S-si, claro. – dije aún sorprendida por la astucia del viejo, aun habiendo visto cosas más sorprendentes ese día.

Recogí el vestido con ambas manos y corrí hasta la casa, quitándome la sucia ropa del velatorio al entrar en mi cuarto y vistiéndome con otra de inmediato. Cogí el hatillo que ya hacía días tenía preparado y salí al encuentro de mi tío.

-Estoy lista. – le informé nada más presentarme frente a él, con el báculo en una mano y mis cosas en la otra. – Vayámonos de aquí.

Cuanto antes mejor.