Partida Rol por web

Para procurarse el equipo adecuado es preciso disponer de dinero ( o la suficiente astucia como para saber identificar lo que merece la pene robar). La economía de Warhammer: El juego de rol se basa en un sistema monetario de oro, plata y bronce. Habida cuenta de la inmensa cantidad de personas que comercian y trabajan juntas, todas ellas procedentes de lugares y razas distintas del Viejo Mundo, no es de extrañar que existan numerosas variaciones regionales en las denominaciones de las monedas y los tipos de cambio.

El juego de rol proporciona un método sencillo para realizar toda clase de transacciones en esta ambientación. El DJ puede ajustar estos valores en determinadas regiones con objeto de reflejar las diferencias entre provincias o la situación de la economía local.

1 moneda de oro (mo) vale 100 monedas de plata (mp)

1 moneda de plata (mp) vale 25 monedas de bronce (mb)

1 moneda de oro (mo) vale 2500 monedas de bronce (mb)

El oro se prensa y se acuña en forma de monedas pesadas, lustrosas y bien formadas, y lo más habitual es verlas únicamente en las cámaras acorazadas de los reyes o en los tesoros de los monstruos más formidables. La mayoría de los plebeyos llegan a viejo sin haber visto una sola moneda de oro en toda su vida, y la mera alusión a la posibilidad de llevar una en el monedero puede causar reyertas en las sórdidas tabernas portuarias. La plata más común, y de hecho constituye la savia vital del comercio: con ella se acuñan chelines grabados con la corona imperial de laureles que fluyen libremente por las calles de Altdorf, Nuln y otras grandes ciudades del Imperio entre artesanos y menestrales.

Los peniques de bronce suelen ser bastante más toscos, a menudo poco más que simples piezas de metal batido sin ninguna marca especial. El bronce, la moneda de las clases más bajas, tintinea en los cuencos de los mendigos y se canjea por cerveza aguada en las posadas de los muelles.

LA ECONOMÍA DEL VIEJO MUNDO

En el viejo mundo se comercia por doquier. En las calles de Altdorf es imposible huir del bullicio del regateo y la compraventa; los vendedores ambulantes se afanan por vender su género en los mercados callejeros, y los pescadores ofrecen pescado fresco a voz en grito en los muelles. En las forjas de Nuln jamás se hace el silencio: los martillos de los herreros resuenan con el incesante batir de sus magistrales obras. EN Bögenhafen, los granjeros esperan con ansia la llegada de los próximos festejos para tener otra ocasión en la que vender los frutos de su arduo trabajo.

LA TRIPLE ECONOMÍA

El viejo Mundo adolece de una grave desigualdad social. En muchos aspectos no existe una sola economía, sino tres, correspondientes a los tres estamentos que conviven en casi todas las ciudades y pueblos del Imperio. En primer lugar están los nobles y los mercaderes adinerados que invierten su oro en poder y privilegios. En segundo plano están los artesanos y burgueses que regatean con plata, deseosos de obtener beneficios y abrirse paso hasta las clases más altas. Y en tercer lugar se hallan los campesinos y jornaleros que se ganan el bronce con el sudor de sus frentes y recurren al trueque cuando no tienen más remedio.

EL ESTAMENTO DEL ORO - RICOS Y NOBLES

Hubo un tiempo, hace ya mucho, en que el Imperio estaba gobernado por jefes tribales y caudillos, salvajes señores de la guerra que acabaron convirtiéndose en la ilustre y refinada nobleza de la actualidad. Aquella época de poder inapelable terminó hace mucho; a pesar de que la nobleza sigue conservando sus títulos y privilegios, ahora debe compartir las altas esferas del poder con los ricos. Y la culpa de esto no es de nadie más que de los propios nobles, que invitaron a los grandes mercaderes a sus propios círculos ofreciéndoles oro y propiedades a cambio de los exóticos placeres que ofrecían.

En la actualidad, los mercaderes más prósperos y las casas nobiliarias conviven en el nivel más alto de la jerarquía social. El estamento del oro se preocupa más por el estatus y las apariencias que por sus funciones. Un mercader acostumbrado a hacer negocios con la nobleza no se dignaría a dirigirle la palabra a alguien desharrapado o de baja prosapia, por temor a que las lenguas viperinas de la corte del conde elector pudieran acusarlo de relacionarse con la plebe.

La reputación parece ser lo único que les importa, y esto puede resultar frustrante para personas más pragmáticas. Sí, puede que los mercaderes potentados vendan espadas de excelente factura, forjadas con recio acero estaliano en las fraguas del maestro Rudolfo. No hay armas más mortíferas en combate: y precisamente por eso el mercader no estará dispuesto a vender una de estas hojas tan preciadas y distintivas al primer granuja que haya reunido suficiente oro como para poder permitírsela. No, el mercader sólo consentirá que sus espadas sean empuñadas por caballeros de alta alcurnia, para así salvaguardar su reputación y garantizarse futuras ventas. Para comerciar con el estamento del oro, uno tienen que parecer y actuar como si perteneciera a él.

EL ESTAMENTO DE LA PLATA - COMERCIANTES Y BURGUESES

Allí donde el estamento del oro valora los recursos y el prestigio, el de la plata se centra en la utilidad y el beneficio. A un comerciante le trae sin cuidado quién eres o de dónde vienes; lo único que quiere es ver tu plata. Los nobles se limitan a pagar por sus lujos con la barbilla bien alta y un desdén arrogante, pero el regateo y la negociación son la norma en la incipiente clase media. Tan sólo un necio con más dinero que sentido común aceptaría la primera oferta.

En los tiempos que corren, el estamento imperial de la plata está en auge. A medida que los pueblos y ciudades crecen y prosperan, el comercio va expandiéndose. La clase media, habiéndose asegurado un plato caliente en la mesa a diario, se ha vuelto más ambiciosa. Los alborotadores y los aspirantes a revolucionarios hace mucho que saben lo que las clases altas han empezado a temer y sospechar: que la plata es la moneda del cambio social. Mientras que la nobleza discute si es apropiado coser botones a los jubones, la clase media utiliza la plata para innovar y medrar.

EL ESTAMENTO DEL BRONCE - OBREROS Y SERVIDUMBRE

La clase social más humilde lucha diariamente por sobrevivir y ganarse el sustento. A campesinos, obreros y osamenteros les traen sin cuidado los lujos de la nobleza o el incesante regateo de la clase media. Ellos ganan poco, y lo poco que ganan lo atesoran. Con todo, su vida no es tan desalentadora como puede parecer. Las clases altas deben demostrar continuamente su nobleza. Los mercaderes deben protegerse de los ladrones y estafadores que tratan de arrebatarles sus márgenes de beneficio. Pero cuando un hombre carece de posesiones no tiene nada que perder, y por ello estos sacrificios trabajadores suelen dar gracias por lo poco que tienen.

Las clases obreras más bajas suelen formar comunidades cerradas, casi como núcleos familiares en los que todos se conocen entre sí. Las hambrunas son menos habituales de lo que puede parecer, ya que estos individuos acostumbran a ayudar a sus vecinos en tiempos de adversidad; después de todo, seguramente más adelante necesite que le devuelvan el favor. Con un puñado de monedas de bronce no se puede comprar nada más que una cerveza barata y algo de pan duro en las tabernas locales (que son prácticamente graneros modificados), pero es dinero bien gastado y en buena compañía.

LA VIDA DE UN AVENTURERO

Hay personas que no encajan en ninguno de estos estamentos, como es el caso de los hombres y mujeres de fortuna: mercenarios, aventureros, ladrones y héroes. En un solo día, estos individuos pueden pasar de la pobreza más extensa (hasta el punto de no tener ni para comer) a una fastuosa opulencia con sólo saquear una tumba antigua. Pero esta libertad tiene un precio. Los ricos y los nobles suelen considerarlos problemáticos, de dudosa reputación y peligrosos para el orden natural de las cosas. Los comerciantes los ven como granujas, demasiado haraganes para ganarse el pan trabajando como la gente honrada. Y los campesinos no pueden más que envidiar su autonomía social y su libre albedrío.

Mas a pesar de lo que piensen o critiquen otras personas, el dinero de un aventurero se gana y se gasta igual que el de todos. Puede que no pertenezcan a ningún elemento concreto, pero raro es el mercader que rechaza el oro de un aventurero; quizá lleve a cabo la transacción de manera discreta y fuera del horario de venta al público, pero no perderá la venta. Un aventurero puede ir a cualquier parte, realizar cualquier hazaña y acumular suficientes riquezas para comprar todo lo que siempre había soñado, pero siempre será ajeno a todos los estamentos sociales con firmes raíces en el Imperio. La mayoría lo consideran un trato justo.

TABLA 10-I: INGRESOS APROXIMADOS EN REIKLAND

LA HERRAMIENTA EQUIVOCADA PARA EL TRABAJO

Como todo lo demás un objeto puede tener una pasmosa variedad de usos en el contexto de una historia. Un barril de agua podría servir como plataforma improvisada para alcanzar la ventana del dormitorio de la baronesa. Un leñador necesitado puede emplear la rebanadora de un orco a modo de hacha. Los PJ más avispados podrían utilizar una cortina para confeccionarse un disfraz; los menos sensatos quizá intenten meter un carro en las alcantarillas para no tener que vadear las pestilentes aguas fecales.

Es imposible predecir las circunstancias que pueden surgir en lo relativo al uso de objetos y utensilios en una partida, así que conviene emplear el sentido común a la hora de resolver cualquier situación. El DJ está en su derecho de añadir dados de Infortunio o desafío a las tiradas de todo el que intente nadar con una armadura puesta, moverse discretamente con un farol encendido o empuñar un hacha a dos manos en un túnel bajo y estrecho. Y a la inversa, toda idea inteligente debería recompensarse con dados de Fortuna.

Bajo la tutela del emperador Karl Franz, el Imperio ha desarrollado y cimentado su propia divisa. Las grandes monedas de oro se denominan coronas, y en todas ellas puede verse la efigie del Emperador. Cuanto más se aleja uno de Altdorf, más probable es que se encuentre monedas de distintos tamaños y pesos, cuyos valores fluctúan en función de las costumbres o tradiciones locales.

De todo es sabido que los enanos sienten una intensa pasión por el oro, y por ello prefieren acuñar sus monedas en este noble metal, incluso las de inferiores denominaciones. De hecho, en la cultura enana el oro es tan importante que en su lengua, el Khazalid, se utilizan numerosos términos para describir tipos concretos de oro según su brillo, peso y color.

Los elfos silvanos que viven en el corazón del Athel Loren no acostumbran a utilizar monedas, puesto que la naturaleza les proporciona todo lo que necesitan. En lugar de pagar con dinero a sus compatriotas, lo habitual es recurrir a algún tipo de trueque o prestar un servicio a cambio de otro.

Para los altos elfos que viven en el Imperio, lejos de su Ulthuan natal, las divisas humanas resultan burdas y simplistas, pero aun así han adoptado su uso con resignación, como un mal necesario para desempeñar sus cometidos y cumplir con sus obligaciones en suelo extranjero.

EQUIPO VARIADO