Partida Rol por web

En el margen de las Tinieblas

Ayudas de juego

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18/04/2012, 20:41
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Sólo para el director

Anotación del diario, marzo de 1882

Comenzamos la ceremonia, según instrucciones de Marion, tal y como aparecía descrita en su libro De vermiis mysteriis. Encendemos un fuego en la chimenea y dibujamos con tizas una estrella de cinco puntas en el suelo, marcada con los símbolos apropiados e iluminada por dos cirios negros, situados cerca del centro y flanqueando el ámbar que encierra al espíritu. Los demás se sientan formando un circulo mientras yo, que he sido elegido "vigilante" para proteger contra los espíritus maléficos, me siento en el rincón más alejado de la habitación.

Marion lanza un puñado de polvo a la chimenea y produce un humo hediondo que oscurece las llamas que, en este momento, arden como un chisporroteo verde y marrón. Los que están sentados comienzan a entonar el cántico en latín que Marion ha transcrito de su libro.

Tras casi dos horas, puedo ver una pequeña voluta de humo que se eleva formando círculos desde el ámbar. Su superficie parece burbujear, fundiéndose. ¿Es posible? ¿Hemos tenido éxito al fin? Puedo ver una forma...

Es el día siguiente. Hemos puesto fin a nuestros planes y hecho un juramento de no hablar jamás de lo que pasó anoche. Hemos explicado de modo satisfactorio la muerte de Robert y, en cierto modo, también la locura de Harold. El sheriff ha creído nuestro relato de un accidente con el carruaje: lo habíamos planeado bien. Le dijimos que Robert se había partido el cuello en la caída y que Harold se dio un golpe en la cabeza con una piedra cuando el caballo se rompió la pata y el carruaje volcó. ¡Cómo desearía que hubiera pasado eso! Por lo que respecta al resto de nosotros, después de nuestra experiencia de la pasada noche, nunca volveremos a ser los mismos.

La criatura que apareció en el centro de la estrella de cinco puntas no tenía forma y era prácticamente invisible. Su terrible voz debería habernos dado una pista de lo que podía suceder, pero fuimos imprudentes. El espíritu habló y, entonces, Marion lanzó sobre él ese maldito Polvo de Ibn-Ghazi, como lo llama, y pudimos verlo con claridad.

Las palabras no pueden describir aquella cosa sin rostro y con una miríada de fauces, que se irritó y comenzó a borbotear, sin mostrarse del todo en ningún momento. Tan aterrador era su aspecto, que solamente pude quedarme sentado como si estuviera congelado en el suelo,y se me cayó la pluma entre los temblorosos dedos. Cecil y Marion parecían tan paralizados como yo, mientras que de la garganta de Crawford surgió un agudo y corto grito. Robert, sin embargo, se puso en pie y, antes de que nadie pudiera detenerlo, avanzó como queriendo abrazar a nuestro horrible invitado. Con sus brazos, o aquellos apéndices que tanto se les parecían, agarró al pobre Robert y le retorció la cabeza como si se tratase de una muñeca. Después, lanzó el cuerpo sin vida sobre el regazo de Harold y fue entonces cuando este comenzó a emitir aquel horrible chillido: un chillido que no paró ni siquiera cuando lo dejamos en manos de los hombres del sheriff.

Al parecer, aun tenemos una oportunidad. Marion cree que, si logramos conservar la calma, podemos invertir el hechizo y obligar a la criatura a que regrese al lugar del que ha venido. Pero Crawford se dejó llevar por el pánico y, pensando de forma equivocada que podría servir para expulsar a la criatura, avanzó y destruyó parte de la estrella que habíamos dibujado en el suelo, con lo que ésta dejó de ser efectiva. Libre de aquel símbolo de atadura y con un grito que solo pudo deberse a una impía satisfacción, la criatura huyó de la casa y desapareció a través de la ventana, como un rugiente viento de colores furiosos.

Marion todavía cree que la criatura puede ser destruida o, al menos, expulsada, pero a ninguno de los que allí estábamos le quedaba el estómago suficiente para semejante empresa. Creemos que el hechizo que lanzamos liga a la criatura de forma indisoluble a la propia casa y es cierto que, cuando regresamos unos días mas tarde a recuperar nuestras cosas, pudimos oírla dado golpes sobre nuestras cabezas, en el desván. No nos atrevimos a coger todo lo que allí había quedado. Los símbolos de protección, que Marion grabó con tanto entusiasmo en tiempos mejores (unos tiempos que ahora quedan lejanos), parecen ser eficaces, e impiden que la criatura entre en la casa, salvo al desván.

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18/04/2012, 20:58
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18/04/2012, 21:18
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Ayuda 3

Última anotación del Diario.

Le tengo muchísimo miedo a aquello que mis colegas y yo dejamos suelto en la región. Aún no ha sucedido nada que suponga terribles consecuencias pero, con mi muerte, las ataduras se romperán y la criatura será libre para ir y venir a voluntad. Las vidas y almas aún no tomadas pesan ya sobre mi conciencia. El método de expulsar a la criatura de este mundo aún se encuentra en el interior de esa maldita casa, tal y como Marion Allen lo tradujo del horrible De vermiis Mysteriis. Yo no soy lo bastante fuerte para hacerlo, pero conozco a quienes quizá si lo sean. Si ellos me fallasen, ruego a Dios que se apiade de mi alma.

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18/04/2012, 21:22
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Traducción de los jeroglíficos egipcios.

Buscador de la sabiduría, servidor [hijo] de Yugr [Yoag] Setheth.

Libertador del pueblo [los esclavos] de las aguas, portador de los espíritus de Nar-Loth-hotep,

hijo de Thot, buscador de la sabiduría.