Partida Rol por web

- No se pongan tensos, estar aquí debe ser inspirador pese a la tragedia. - digo mirando a todos. - Hay que saber escuchar las voces del Bosque, está lleno de almas que susurran al oído y te cuentan terribles secretos. ¡Pero no se asusten! Es una buena forma de sobrevivir a lo que hay aquí... 

Explico mientras caminamos por aquel frondoso lugar, uno que adoro y lo siento como mío. Noto que allí viene Gabriel, mi querido niño, tan amado por mi. Le sonrío con cierta picardía, mirando sus ojos y ante el arrebato de el rubio grandote, una melodiosa sonrisa surge de mis labios. 

- Tranquilos... sientan. Es perfecto. - comento e inhalo profundo. - Es vida, es... 

Los pelos los tenía de punta, y si que no me sobraban. -Aaay Steve, ¿en qué nos hemos metido?- Le susurraba mientras iba con uno de sus brazos pegado a mi. Esa Rose era una desquiciada, y ni quería ya estar junto a ella. Pero carajo, que es nuestra única salida. El golpe que le llegó a Mike captó inmediatamente mi atención y más fuerte le apreté el brazo a Steve. Ya estaba digiriendo lo que había ocurrido y, en definitiva, había que estar lista para correr en cualquier minuto.

La niebla nos engulló en segundos, no se podía ver nada a escasos centímetros de nuestra cara. Aquella anciana sigue hablando de su amado bosque, de almas que nos susurran y cuentan terribles secretos. Cada frase que sale por su boca me llena de ira y rabia. Parece que lo hace a propósito, para que recuerde que el alma de mi amada está aquí…

- Intenta relajarte Cooper es una vieja loca… me intento auto convencer.

Ya llevábamos un rato caminando cunado algo o alguien me acaricia. Juraría que no fue el roce de una rama o el de una hoja caer… Algo sutil, pero fácilmente perceptible, algo intencionado, para que supiera que estaba ahí, y ese pensamiento hizo que se me erizara la piel.  

¿Eres tu Caroline, cariño?

No, está muerta acéptalo… es doloroso, pero acéptalo…

Instintivamente lancé mi mano con rabia mientras lagrimas recorrían mi cara... El golpe y el chillido de Mike rompieron el silencio que nos rodeaba, haciendo pararme en seco para buscarlo inútilmente con la mirada.

- Lo… lo… siento Mike… fui yo sin querer. Alguien me acarició y… y… quise que… que parara… discúlpame de verdad, no te quería golpear…

La presencia de mi mujer al menos me es algo agradable después de el día de ayer y ahora la llegada de esta insoportable mujer. ¿De verdad vamos a fiarnos de alguien que no conocemos? Ya nos hemos fiado de la gente del hotel y aquí estamos. Cuando vimos todas esas cosas raras, al menos lo que decían ver las parejas de las otras habitaciones, debimos habernos ido.

- No quiero parecer insensible, pero vuestras mujeres no serán más que trozos de carne irreconocibles después de ver como esos lobos atacaban. - trato de parecer empático, pero me fijo más en mis palabras en la acción de los lbos más que en lo que pasó con esas mujeres. - No creo que os sea agradable ver nada que podáis encontrar y menos aún podréis enterrar nada. Además, aquí no se ve una mierda... El bosque trata de decirnos algo. - miro entonces a la mujer que nos guía.  - Y esta mujer se atreve a decir tales cosas de ellas y simplemente lo dejáis pasar. Los lobos solo hicieron lo que deben, cazar, pero había algo extraño en su comportamiento. Igual que en el de ella. - dije sin querer ocultar lo que pienso. - Aquí no hay casas, no las vimos en todo el maldito paseo. Volvamos, no seáis necios, no vamos a encontrar nada de vuestras mujeres, joder.

La vieja me estaba sacando de quicio, la rabia me estaba corroyendo por dentro. Después escucho las palabras de Steve. Sus palabras me sacan aún más de mis casillas. Aprieto los puños de rabia, pero me dan ganas de romperle la cara.

- Puede que tengas razón Steve, pero nadie te obliga a venir. Quieres volver, vete. Piensa que a la que le hubiera ocurrido hubiera sido Elena, ¿dirias lo mismo? Acaso eres tan insensible. Como te digo, quieres irte, marchate, no obligamos a nadie a venir con nosotros. Y usted, señora, le pido que deje de decir sandeces. Si sigue diciendo tonterias prefiero que este callada, se lo pido por favor.

Intento no parecer muy descortés, pero me estaban poniendo malo con las palabras que decían. Me acerco a Cooper para ver como sigues.

- Cooper, ¿como vas amigo? ¿que sentiste? Yo si te creo. Este bosque esta sacando lo peor de cada uno de nosotros. Sigamos hasta el lugar de los hechos y marchemonos cuanto antes.

Habiendonos topado con la visita de una anciana, que no daba un muy buen aire todo hay que decirlo, solo podía asentir a lo dicho por Mike, yo tampoco comería nada cuyo origen no conociera, escuche a Cooper decir que se iba con la vieja y a saber si lo acompañabamos el resto.

Sin más opción que seguir a la vieja, pues no había forma en este mundo de que Mike pudiese cruzar aquel endiablado puente en su actual estado, habíamos salido de la casa, conmigo ayudando a mi esposo, aunque con los calmantes estaba claro que por lo menos ya no sentía tanto dolor y todo habría ido bien, todo lo bien que se podía ir en un bosque con esas caracteristicas (la niebla era infernal, y no se veía nada a dos metros) de no ser porque Cooper decidió que era buena idea golpear a mi esposo, mismo que, por cierto, estaba herido. 

-¡¿Qué diablos te pasa?! -Indignado, solo pude dirigir una mirada llena de rabia al viudo reciente, antes de escucharlo disculparse con Mike, una disculpa torpe que solo me hizo dudar de su sinceridad y no pude menos que apretar los labios, por un lado no me molestaría golpearlo, por otro empezar una pelea en esos momentos era absurdo como mínimo, estabamos en el bosque, había lobos y quien sabe que alimañas más y necesitaba llevar a Mike a un hospital donde él fuera tratado, entonces, solo podía controlarme. Mire a Mike, controlando el agravió que sentía en su nombre - ¿Estas bien, cariño? 

-Terminemos esto pronto, señora, por favor solo guienos -pedí, incomodo y sin prestar atención a lo que dijera la vieja, que era nuestra única guía en aquel momento. 

No había nada peor que la carne sin sabor, las dos presas que mis mascotas habían cazado la noche pasada eran de aquel tipo y aunque ellos podían comer lo que quisieran, yo tenía el gusto un tanto más exigente, por no decir que realmente no necesitaba comer carne, en cuanto a las almas, ninguna de las dos mujeres tenían verdadero valor y apenas servían como alimento (lejos quedaban los tiempos donde podía alimentarme de almas más virtuosas, solo podía llorar a mis sacerdotes muertos)... Además, no me gustaba comer hembras, me recordaban a Helena y sus gritos dentro de la hoguera. 

No habría prestado más atención al asunto, ambas habían muerto alejadas del circulo y ni siquiera eran alimento decente, de no haber recibido la noticia de que no solo eran dos mujeres sino que dos hombres también se habían quedado en el bosque... Por lo que solo podía partir en su búsqueda. 

En cuanto llegue cerca al grupo pude alegrarme de haberlos buscado, Rose ya estaba con ellos y eran más que dos, estaba seguro de que no le molestaría compartir la comida... ¿ella comía? Creía que sí. 

Sonreí en respuesta a su sonrisa y avance hasta mostrarme ante ellos, abandonando la forma lobuna por una más mundana, los humanos tendían a gritar cuando me mostraba como un lobo, salvajes, si fuese hace 600 años serían más sensatos y solo correrían y treparían un árbol o algo así. 

La comida de aquella mañana no podría haber sido peor: desabrida, desabrida y desabrida. Pero, ah, era mejor no quejarse, en estos días era preferible ser frugal si se quería mantener una vida cómoda con el bosque, tal vez podría conseguir un conejo para el mal sabor que habían dejado los dos pellejos.

-Hola Rose -Saludé, apartándome de mis pensamientos al notarla en mi camino junto a un pequeño grupo -¿Quienes son tus amigos? -forme una sonrisa, cerrando mi abrigo en reflejo a la niebla y el frío que debía estar calando los huesos de esa gente. 

Segun avanzamos aparece otra persona que parece conocer a Rose. De repente no parecía que esto estuviera tan abandonado como parecía. ¿Quién sería ese persona? Esto cada vez me gustaba menos. Solo quería acabar con todo esto.

- Buenas mi nombre es Robert, su amiga nos esta llevando al lugar donde perdimos a nuestros seres queridos para recoger lo que quede de ellas y volver al hotel para recoger nuestras pertenencias y volver a casa. ¿Usted quien es?

Feliz de ver a mi querido niño, le sonrío con suma complicidad mientras que ambos sabemos todo lo que somos capaces de hacer. Pobres ingratos si piensan que seremos tan obvios, nos agrada jugar con la comida, hacerles ganar confianza, que se crea invencibles. Sólo para luego dar la estocada final. 

¡Bendita sea la ignorancia! 

- Hola cariño. - saludo a Gabriel y prosigo. - Está muy tenso aquel hombre, yo que ustedes tengo cuidado de él... No vaya a ser que el mismo bosque lo manipule y se convierta en un victimario en esta escena. Pueden creer o no en mi, eso no importa...

Les aclaro con esa parsimonia típica de una persona mayor, sin tener un ápice de temor ni nada similar. No hay tensión en mi voz, sólo tranquilidad y confianza. 

- Yo seré una vieja loca, pero sé lo que sucede aquí. ¿Quieren creerle? - señalo a Steve. - Pueden hacerlo, pero se arrepentirán. 

Luego escucho la pregunta de mi querido rubio y le guiño un ojo, divertida, cómplice. Dando la impresión de conocernos hace años, tal vez sea así. ¿Quién sabe? Lo bueno es que alguno de los presentes está reflexionando y considera mi propuesta, otros como de costumbre, dudan. 

- Nuevos amigos, están un poco perdidos. Ya sabes, los lobos han devorado a dos de sus mujeres y les he propuesto ir hacia el lugar donde queda algo de ellas. No sé, para darle un entierro digno y humanamente posible. ¿Qué opinas Gabriel?

Aún no me lo puedo creer. No me basta con ver escenas sacadas de una película gore, un suicidio, mi tobillo a punto de romperse por dos sitios, ser perseguido por lobos hambrientos mientras dos chicas que acabo de conocer son devoradas sin miramientos, sino que ahora además de tener que seguir el rollo a la loca esa que nos quiere dar de comer bollitos demoníacos, Cooper va y me suelta una hostia en todo el ojo.

No, definitivamente no es mi día.

William me pregunta qué tal voy...

- A Hyde Park - le contesto - El año que viene nos quedamos de vacaciones en Hyde Park, a la mierda la casa de Benalmádena, a la mierda esta esta escursión en el Ebro, y a la mierda todo ya - termino con una sonrisa.

A pesar de todo lo que está pasando, su compañía me reconforta y me alegra que esté aquí a mi lado.

A la vieja loca de los bollos se le une ahora un personaje sacado de una de las películas de Crepúsculo. Ya sólo por eso, le tengo tirria. Odio Crepúsculo.

Y como tampoco tengo mucha intención de volver a ver los restos de las chicas, con todos mis respetos por los viudos, continúo caminando apoyado en William y pasando de largo de la Rose esa y el Crepusculiano.

Me vuelvo a Cooper y Robert

- Yo, si no os importa, sigo adelante. En mi estado poco puedo hacer por vosotros ahora mismo, y cuanto antes llegue al hospital mejor. -

- Gracias Robert por creerme, fue tan real...

Aún pensando en el golpe que le di a Mike, escucho a Steve y a los demás como hablan de esos malditos lobos, su comportamiento y como acabaron con mi esposa. ¿De verdad no pudiste hacer nada para salvarla Steve?

La voz de otro lugareño me despierta de mis pensamientos, escucho a esa anciana saludar y como dice a viva voz que estoy tenso y soy un victimario.

Como siga diciendo sandeces la próxima victima que habrá en este jodido bosque será usted señora.

Meneo la cabeza para intentar quitar todos mis malos pensamientos de encima y que se queden en este maldito bosque. Creo que todo esto está sacando lo peor de mí.

- Está bien Mike, me parece lógico y más en tu estado. Seguro que alguno más del grupo se apunta, y más ahora que tenemos a dos magníficos y simpáticos guías. - ¿lo habré dicho con demasiado retintín? - ¿Que le parece señora? ¿Su amigo podría acompañar a los que quieran marchar al hotel?

Fue dificil no estallar en carcajadas al oír la descripción de Rose, ah, ella siempre encontraba las palabras adecuadas para acabar con los nervios de cualquier estupido recién llegado, le sonreí con indulgencia, el grupo no parecía lo suficientemente sensato ni educado, solo la paciencia ganada en los últimos siglos me impidió ser contundente en mi desagrado. 

No valían el esfuerzo, ninguno tenía una gota de poder espiritual, morirían de cualquier modo. 

-Creo, cariño, que lo mejor será seguir con el grupo... No es la mejor de las ideas el separarnos- Susurré, aunque en lo personal despreciaba absolutamente la idea de seguir en este sitio más del necesario. Pero no, no voy a caer en el mismo juego imbécil de ayer que se llevó a las chicas. ¡Carajo, que estan muertas! Y esta vieja loca...

Traté de volver a colocar esa falsa expresión de "feliz servicio al cliente" del trabajo y le comenté a Rose -Tranquila, señora, que no nos separaremos del grupo en lo más mínimo. Pero si preferiríamos andar algo más a prisa- Estaba reventada con los sucesos de ayer, aún así traté de mediar la situación lo máximo posible.

Pero insisto, ¿en qué carajos nos metimos?, volví a replicar para mis adentros.

- Nuevos amigos, están un poco perdidos. Ya sabes, los lobos han devorado a dos de sus mujeres y les he propuesto ir hacia el lugar donde queda algo de ellas. No sé, para darle un entierro digno y humanamente posible. ¿Qué opinas Gabriel?

Curvando los labios en una sonrisa indulgente asentí en gesto de comprensión. 

-Es bueno que vayan por los cuerpos -contesté, con una voz suave y anodina, mientras completaba en mi mente "a menos que la manada no haya dejado nada" ¿Serían capaces de pelear con los lobos por los restos? eso sería interesante de ver -Los lobos están calmados ahora, tal vez tengan suerte. 

Énfasis en "tal vez". Una pareja de hombres paso a mi lado, y uno de ellos expreso su deseo de llegar a un hospital, contuve mi deseo de rodar los ojos, pero otro de los miembros del grupo expreso su deseo de... 

-Bueno, no iba a la ciudad justo ahora, pero tampoco tengo nada que hacer -concedí, y observe al grupo, al fin y al cabo si eran capaces de caminar sin guía, no iba a imponerme. 

Fuera cual fuese la decisión, al final decidisteis separaros. No todo el grupo estaba a favor de velar a dos cuerpos, parecía que no tenía simpatía el uno por el otro. Así que, por un lado, Cooper y Robert y, por el otro, el restante. 

- Cuando lleguéis al hotel llamar a la policía de inmediato y explicar lo sucedido. -me dirijo al grupo que quiere regresar al hotel.

Veo como el grupo se posiciona para marchar, en cambio Robert y yo quedamos apartados del resto. Lo veo lógico que quieran marchar, es normal... pero como deseo que esos malditos lobos hubieran arrebatado la vida de uno de ellos y no la de mi amada... 

- Bueno Robert creo que es hora de partir. - lanzo una fugaz mirada a la señora que está junto al tipo de pelo largo.- Que me dice señora, ¿nos acompañará usted al lugar dónde nuestras compañeras fueron atacadas?