Partida Rol por web

Sea pues el norte.

No era hombre mangel de enredarse a hablar, y menos en situaciones tensas que aconsejaban hablar poco y hacer mucho.

Rodric lo había entendido. - Al norte. Sabía que su función sería el combate contra el monstruo, que no era otra cosa que una bestia salvaje, pero ahora, ya con los perros, y el representante de dios con ellos, le regresaron los temores iniciales.

- Que raro que alguien tan mayor esté en tan buena forma para montar, perseguir en cacerías y todo eso.

Volvéis a retomar el rastro del oso, en dirección norte. Los perros, a una señal del Viejo Garr corren en esa dirección intentando mostraros el camino correcto. Todo parece ir bien, cuando de repente, un árbol os tapa el camino. Los caballos se dirigen hacia él, es hora de mostrar vuestra habilidad a lomos de un caballo.

 Espoleo mi caballo en dirección al árbol. Sin embargo ese roble caído parece demasiado grueso, por lo tanto, demasiado alto ahora que esta tumbado para ser saltado. Eso no iba a detenerme, así que tendría que se mi fiel montura la que lo hicisese. 

 Si no, aquello iba a terminar muy mal.

Para variar, y por una vez, se sentía seguro y cómodo con la montura. Era increíble que dispusiese de unos caballos fantásticos y se le diera así de mal ir sobre ellos. - Un caballero que no sabía ir a caballo. Que ridículo soy. Pero esta ocasión se defendía. Durante la cabalgada había ido a la zaga. No era un gran cazador ni un jinete experto, así que se conformaba con seguir el paso, y cuando llegase el momento haría por desmontar y luchar espada en mano, embrazando el escudo, ... que era lo que mejor se le daba. Le habían enseñado táctica. Le habían enseñado las vicisitudes de la guerra. Le habían enseñado a manejar las tropas en una batalla, pero ... a pata. Los soldados podrían cabalgar, dispara o correr, pero el ... era mejor que usase el caballo como atalaya desde la que poder disfrutar de una altura para ver y una perspectiva mejorada ... no para combatir.