Partida Rol por web

El Gobernador Imperial Denn Wessex ordenó enviar holocintas a lo largo toda la galaxia, en espera de que al menos una de ellas llegara a algún miembro de la Alianza Rebelde. La cinta contenía un mensaje del gobernador, suplicando a Walex Blissex que aceptara el ofrecimiento de un pasaje hasta el sector Relgim. Su hija, Lira Wessex, estaba a puto de morir, y su único deseo era el de poder ver a su padre por última vez para así rectificar tantos años de separación. Si finalmente aceptaba, una nave le estaría esperando en la Estación Espacial Kwenn para llevarle hasta Relgim.

Naturalmente, el Alto Mando de la Alianza era muy escéptico al respecto. Se trataba claramente de una trampa, pero Blissex no se dejó influir. Necesitaba ver a su hija y hacer lo que debía antes de que fuese demasiado tarde. Si se negaba a aprovechar aquella ocasión y ella moría, dudaba de poder seguir viviendo con ese remordimiento. Así pues, y con ciertas reservas, el Alto Mando de la Alianza le permitió partir.

Sin embargo, no había razón alguna para o tomar algunas precauciones. Después de todo, Blissex era de gran valor a la Alianza y un buen amigo para todo aquel que le conocía. Es por eso que un pequeño grupo de Rebeles fue enviado con Blissex a la Estación Espacial de Kwenn para protegerlo de cualquier peligro.

En Kwenn, las cosas empeoraron. El Destructor Estelar Subyugador de la clase Victoria, una nave habitualmente asignada al sector Relgim, les esperó pacientemente. Su comandante, el Capitán Kolaff, recibió a Blissex y le invito a subir a bordo de la enorme nave. Naturalmente, el grupo de Rebeldes que le acompañaba no le dejaría ir solo. Una vez a bordo del Destructor Estelar, los Rebeles y el viejo ingeniero fueron hechos prisioneros por soldados de asalto y escoltados a los bloques de detención. Sin armas ni equipo, los héroes Rebeldes sienten de repente fuertes vibraciones que indican la puesta en marcha del Destructor Estelar. Atrapados, sin esperanzas de poder escapar, sólo pueden pensar en cuál será su destino, mientras la poderosa nave se adentra en el espacio.

Fue Meddeth quien comunicó a la Alianza la existencia de las holocintas enviadas por Denn Wessex. A aquellos que sabíais algo sobre ella os sorprendió ver una senadora con tendencias pro-imperio dando vueltas libremente por una base rebelde secreta, y la explicación de que ella iba a servir como intermediaria para acordar el lugar y la fecha del encuentro os sonó casi tan mal como la de que también serviría como garantía para evitar que ninguno de los dos bandos cometiera un acto de traición.

En un principio ibais a rechazar la misión de plano porque era una trampa que venía en la primera página del manual propuesta por alguien de dudosa credibilidad. Sin embargo, las fervientes palabras de Meddeth explicando que estar o ver a otros a las puertas de la muerte podía hacer que muchas personas cambiaran y el hecho de que, tras desaparecer durante un par de horas, Valorum le diera su apoyo, os hicieron cambiar de parecer.

Antes de vuestra primera misión juntos, todos salvo Meddeth, estabais asignados a una base secreta situada en uno de los muchos campos de asteroides del sistema Anoat. Como se ve en el post anterior, Meddeth no entra en vuestras vidas hasta ahora.

Mike y Sasha

Tan pronto como Sasha entró en la Alianza fue puesta al cargo de Mike en la bahía de reparación de naves.

Mike pilló a la joven en una ocasión recorriendo a toda velocidad el campo de asteroides con un A-Wing y le soltó un tremendo rapapolvo. Sasha le respondió que había hecho una apuesta con todos los jefes de escuadrón para ver quien era más rápido en un campo de asteroides y que estaba entrenando para ello.

Cuando Mike le estaba diciendo que si quería tontear con los pilotos se limitara a enseñar escote como hacían otras en lugar de poner en peligro SUS naves, el ingeniero echó un vistazo rápido a los registros del caza para usarlos como argumento y lo que vio le hizo enmudecer. La chica había superado ampliamente lo que cualquier ser de la galaxia conocida podría hacer con aquella nave en un campo de asteroides. La expresión del rostro de Donovan le dejó claro a Sasha que había ganado la pelea y se alejó con una sonrisa en los labios (obviamente ganó la apuesta). A raíz de aquello Donovan hizo todo lo posible para que la carrera de Sasha dentro de la Alianza se recondujera hacia la de piloto.

Un buen día a Mike le asignaron a una misión para estudiar las posibilidades de la instalación de un refugio para disidentes del imperio en algún sistema alejado de las rutas habituales. Cuando se enteró de que la misión aun no tenía un piloto asignado, Mike convenció al tipo que la organizaba, un tal Valorum, de que Sasha era perfecta para el puesto.

Valorum

Valorum tenía unos cuantos amigos que deseaban desaparecer de la escena durante un tiempo. Se trataba de gente con contactos de gran importancia para la Alianza, así que al viejo senador no le costó nada convencer al Alto Mando de lo conveniente de buscar y acondicionar un lugar donde se pudieran ocultar. Él mismo encabezaría la misión y buscó a un ingeniero jefe, que resultó venir con piloto incluida, y a un grupo de técnicos de la Alianza para la construcción del refugio.

Tras estudiar los expedientes de los Rebeldes que estaban asignados en Anoat, encontró a la persona que necesitaba para resolver asuntos espinosos como reconocer los riesgos del terreno: Yensal.

El tema de la seguridad era otro cantar. Aunque casi todos los miembros de la Alianza recibían un entrenamiento básico con armas, Valorum necesitaba de alguien que supiera qué hacer tanto si se encontraban con Imperiales como si se encontraban con piratas hostiles (algo harto probable dado la tipología de misión que iban a a abordar). Tras dos días de darle vueltas al asunto apartó los dosieres que le había pasado la Alianza y abrió su archivo personal. En la lista de soldados disponibles que le habían dado figuraba el nombre de una persona de la que no había demasiada información

- ¡Qué típico de alguien como él pasar desapercibido!-

La información que él tenía era bastante más abultada que la que tenía registrada la Alianza.

- Repasemos lo que sabemos sobre Sean. -

Sean y Sasha

Ya en la primera reunión plenaria de los miembros de la misión quedó claro que habría problemas. El tono de Sasha, alocado y a veces insultantemente juvenil para gente como Valorum, se tornaba frío y distante cuando se dirigía a Sean. Y su actitud para con el caza-recompensas no cambió ni un ápice durante el resto de la misión. Con el tiempo, uno tras otro, todos los miembros del equipo le fueron preguntando qué le había hecho a la chica. Pero Sean no lo sabía y todos sus intentos de averiguarlo resultaron infructuosos. Finalmente Sean, no muy dado a los sentimentalismos, decidió dejar correr el tema.