Partida Rol por web

Es un club de señoritas donde el ambiente y las prostitutas imitan la época dorada de Hollywood. No solo es la decoración y el vestuario, las señoritas están seleccionadas y muchas veces operadas para parecerse a las actrices de la época.

Evidentemente es también uno de los clubs más caros y exclusivo de Seattle.

Tenéis que recoger el paquete en Silver Screen Dreams y llevarlo a un cliente cuya dirección os darán allí. Cuando el paquete acabe su trabajo deberéis devolverlo al club

Silver Screen Dreams? A quien se parece la zorra? Seguro que a una de esas que les acaban de robar las fotos por el movil. - Dick habia oido que empezaban a proporcionar look-alikes de actrices actuales desde hacia poco -  Me hacen a mi eso y... y es que... - a medida que lo piensa pone cara mas y mas de cabreo meneando la cabeza. Mientras Hiro habla agarra al calvo por la corbata mirandole a los ojos a apenas unos centimetros y le susurra- ...Le arranco las pelotas y se las traga. - le mira totalmente serio - Entiendes? Eso le pasa a quien se pasa de listo. - Hay un silencio incomodo ya que justo acaba Hiro de hablar. Dick se rie y le da unos golpecitos amistosos en la calva - Venga, hombre, que cualquiera diria que piensas que estoy loco. Es una broma. Comprendes? Una broma. Que poco sentido del humor. No me gusta la gente que no tiene sentido del humor. Ten cuidado calvo. - le dice serio otra vez

Nota la mirada de Hiro y se encoge de hombros mientras se recuesta en la silla.

Que si, Hiro, que si. Que no le haran nada o se arrepentiran. Quien es el pez globo? Le dejare claro que se deje el veneno en casa y no se lo meta a la Marylin. El veneno, digo. Para algo habra pagado.

Prueba la nueva cerveza que le ha traido la camarera

Hiro, no teneis ni puta idea de hacer cerveza. - le dice meneando la cabeza.

- No se a quien se parece, pero es uno de los proyectos más caros del club - contesta Hiro cuando parece que El Pene calla - No os importa quien es el cliente. - añade en su monótono tono de voz.

- No conozco el club pero esta claro que te han encargado lo mejor. Y deben haber pagado muy bien porque los rusos no escatiman. Y tu tampoco Hiro a la vista de la escolta. Estoy deseando saber que podéis temer del afortunado..

Levantándose de la mesa, Shamus se inclina ante Hiro

Un placer, como siempre. Vámonos ya, ¿por quién debemos preguntar en el club?

Cuando ve a sus compañeros acercarse al parking Shamus suelta una carcajada...

Ja, ja, ja. ¿Pretendéis que vaya en eso bajo vuestro sobaco? Lleváremos otro coche y yo iré cómodamente en el. Además, ¿pensáis llevas el regalo en las rodillas? En breve seremos siete...

Ya esta el pijales de la carcel. No, si alli tenias mucho sitio, no te jode. Coje otro coche, coje. Ya veras como llego yo antes en esta cochambrera. Si tu no sabes conducir mas que los carritos esos con los libros de celda en celda! - mira alrededor - quien tiene las llaves? - se las quita a Charles de la mano - anda dame, que contigo llegamos mañana. Vamos Shamus, te dejo arrancar primero

Helena se había pasado gran parte de la conversación sin dejar de abrir la boca para comentar todo lo divino y lo humano, pero como de costumbre, ninguno de los otros la había hecho el más mínimo caso. Cuando el alcohol aumentar igual si tenía una posibilidad, pero era justo cuando no quería.

Una vez que Hiro explicó el trabajo, sonrió para si misma, pensando en el desastre que iban a provocar aquellos incompetentes, pero se lo guardó para sí. Luego tendría que hacer otro favor para Hiro. Pero trataría que el marrón no la salpicara a ella.

Y entonces se encontró con que Shamus, un tipo violento y cruel había aprendido modales, ella dijo algo parecido pero la volvieron a ignorar. 

Se concentró en la comida. Ya había cumplimentado a Hiro varias veces por ella. Está bastante buena y preparada con mimo, seguro que vale lo que cuesta. No son muy listos estos ojos rasgados. Nosotros los italianos que fundimos el queso sobre el pan y cobramos lo mismo.

Jack se puso nervioso con el calvo. —Tranquilo, Jack...—creo que me he pasado media vida repitiendo esas dos palabras— si Hiro cree que puede estar aquí, es de confianza, y si no es ya sabe donde acabará...

Luego comenzaron a quedar claras algunas cosas. —¿Fortuna en ella..? creo que ya se para que me has llamado, Hiro. Intentaré que no se ponga nerviosa...

Jack vuelve a lo suyo con lo de las fotos. —Vaya, Jack, claro que es una broma, pero en eso pareces italiano— dijo como un halago.

Tony apuró el contenido de su taza de shake y tuvo que asentir ante las palabras de Thomson, los japos no tenían ni puta idea de destilar licores.

Salió tranquilamente, tras una inclinación de cabeza a Hiro, mientras se rascaba un lado de la cabeza.

¿Silver Screen Dreams? El nombre le sonaba de algo pero dudaba que hubiese ido a cobrar allí. ¿Sería uno de esos garitos donde había acompañado a Don Scipio como guardaespaldas hacía unos meses?

Llegó al vehículo del calvo y, viendo que Thomson quería conducir, decidió que el mejor sitio sería el de copiloto, al menos podría arrancarle el volante de las manos si empezaba a hacer el tonto.

Entonces se dio cuenta que iba con ellos una mujer. Su cerebro se detuvo, su ceño se frunció. ¿Iba a ir con ellos? Miro la puerta del copiloto abierta y dudó. ¿Tenía que dejarla sentarse allí?

Entonces se dio cuenta que la mujer iría al lado del Pene y tomó el asiento para sí mismo.

Helena suspiró. Siempre le hacían lo mismo.

Y se acercó a Tony. —Eh, bambino, levanta el culo. Vamos a llevar un paquete ilegal. Si los polis ven a un tipo listo al volante y a uno... duro de copiloto, van a pensar ¡Rata!. Pero en un vehículo tan grande, si ven a un hombre al volante y una mujer al lado con la guía de carreteras, asumirán hedor de críos y preguntas infintas y buscar los papeles entre pañales usados y se alejarán de nosotros.

—Así que dejame este asiento, anda.

Tony miró a la mujer y luego a Thomson.

De nuevo a la mujer.

Y a Thomson.

Y sonrió.

Se levantó del asiento, dejando claro que le sacaba una cabeza a la mujer, y sonriendo dijo Tú, aparta. al calvorota, para poder sentarse junto a la puerta corredera de la furgoneta.

Helena trató de no sentirse intimidada por alguien que pesaba el doble que ella.

Fracasó.

Menos mal que está de mi lado... porque... ¿Está de mi lado, verdad?