Partida Rol por web

Tras varias llamadas y averiguaciones, Pepe localizo al Dr Jimenez del Oso.

Era viejo ya, y se le habia ido la chaveta al parecer, pues estaba ingresado en una clinica, en psiquiatria (paradojico, pues el era psiquiatra).

La clinica era un edificio de pasillos blancos y puertas verdes, aseptico y silencioso; Pero cuando cruzo la puerta de los psiquiatricos Pepe se vio en medio  de los gritos de los internos. Unos farfullaban deambulando por los pasillos, otros estaban en cuclillas por los rincones... localizo al Dr Jimenez en una ventana mirando al cielo.

La enfermera se lo señalo y le dijo: " Si tiene algun problema digaselo al celador".

El celador era un tiparraco barrigon de mas de dos metros cuyos brazos cruzados al pecho apenas le cabian en las mangas de la bata, que le sonrio con una boca medio desdentada.

Pepe cogió su ladrillófono y marcó el número que se conocía de memoria. Sonó cinco o seis veces.

- Despacho de Pepe Carvalho, dígame!
- Biscuter, soy yo. 
- Hombre, jefe, me tenía preocupado. Como no sabía cuando iba a venir le he estado preparando varias comidas, pero no se preocupe, las he guardado en la nevera y calentadas están de "puta mare"...
- A ver, Biscuter, escucha, no tengo mucho tiempo...
- Sí, jefe, dígame, le caliento los canelones?
- No, coño, deja de hablarme de comida, necesito que me busques la dirección y el teléfono de...

Tras varios minutos, donde se lanzaron algunos gritos, Biscuter comprendió lo que debía hacer. Se lo tomó con su calma habitual, pero hizo su trabajo. Le dio la dirección de la consulta de Jiménez del Oso. Allí Pepe supo por el portero que el doctor ya no pasaba consulta desde hacía algún tiempo. La cosa se ponía complicada, pero tirando de la lengua a una vecina de su residencia, supo que estaba en una clínica. No supo decirle cómo ocurrió, pero se lo llevaron con camisa de fuerza y todo. Pepe sabía que las marujas tendían a exagerar. Ya lo comprobaría. Lo importante era el nombre de la clínica.

Aprovechó que había una cabina cerca y llamó de nuevo al despacho.

- Despassho dee Bebe Carvalho, dígaaa!
- Hostia, Biscuter, ya estás borracho, joder?! 
- Aaah, jefee... Dho, dho estoy bodhazzo... es queee... ha venido su dhovia con una botella de cazallaa y padha no dhespeddiciadhla... sabe jefe...
- Pero qué novia dices? No tengo ninguna novia. Quien era esa mujer?
- Ch..Chadho... Chadho me ha dicho. Muy guapa... eh!
- Charo? Ostias, si habíamos quedado para comer, joder! Se ha ido muy enfadada...? Bueno, da igual. No me esperes. Mañana no iré al despacho todavía. Coge los recados y... vete a casa ya. Pero mañana te quiero sobrio allí. 
- A cazha, jefe? Si duedmo aqui...

No terminó la frase. Pepe ya le había colgado. Charo no era su novia. Él no tenía novias, aunque siempre había una mujer cerca de él... o él de ellas. La cuestión es que Charo, la prostituta que aprendía inglés para dejar algún día el oficio, debía estar muy molesta con él. No era la primera vez que la dejaba plantada. Ni sería la última... 

Llegó a la clínica y a la presencia del mermado doctor. Sonrió al celador y se alejó lo suficiente para que no pudiera escucharle. Lo que tenía que decirle a Jiménez del Oso podía hacer que le encerraran a él. 

Doctor Fernando? Buenas tardes, soy Pepe Carvalho. Soy investigador, como usted, aunque de temas más mundanos. Pero esta vez me he topado con algo que usted conoce más que yo. "Vampiros". - Enfatizó la última palabra para que el doctor le prestara atención, aunque sin alzar la voz. - Necesito su asesoramiento. 

El dr Jimenez observo a Pepe durante un momento para seguir mirando por la ventana diciendo con indiferencia:

...estan ahi fuera, hace mucho que nos observan. Pueden ser tus vecinos y ni siquera enterarte de ello.

A veces Carvalho era demasiado directo. Pero la actitud de una persona tan expresiva como Jiménez del Oso era familiar para él. Sus ojeras le delataban. 

Perdone, Doctor Jiménez, he sido un grosero. No me he interesado por usted ante la urgencia de mis demandas. Para mí ha sido una sorpresa saber que está aquí. Cómo se encuentra? 

Escuchó al doctor lo que tuviera ganas de decirle o callarle. 

Sí, sí, creo que vi o escuché ese programa sobre vampirismo. Creo que lo dijo en la radio, verdad? Pero no, no quiero saber si hay vampiros. Sé que haberlos haylos. Hace unas noches a mí y a unos clientes de una cafetería de carretera nos atacaron dos. A uno le disparamos y ni se inmutó. La otra, una niña vampiro, murió cuando una estaca le atravesó el pecho. Si le interesa, le puedo resumir la historia...

...El caso es que la supuesta madre de la niña está en el hospital. Varios de mis desgraciados compañeros, que quizá metan en la cárcel si no demostramos que fueron atacados por una vampiresa, van a verla en estos momentos. Yo sé de ladrones, maridos infieles, espías y delincuentes de cualquier tipo. Pero no sé cómo distinguir a un vampiro cuando no sacan los colmillos ni cómo demostrar que lo es. Quizá usted me pueda asesorar. Se lo agradecería. Y yo soy agradecido. 

La habilidad para sacar informacion de Pepe Carvalho era notable.

El viejo Dr Jimenez hablo de este modo:

-Los vampiros primigenios son espiritus corruptos de hombres malvados que hicieron un pacto con el diablo en la antiguedad. Proceden del antiguo egipto y su casta de sacerdotes, que buscaban la inmortalidad.

Los faraones, elegidos del dios sol los desterraron, pero han permanecido al acecho alimentandose de mendigos y vagabundos en los suburbios de ciudades muy antiguas, como Roma o Paris. Ellos y su prole habitan en el subsuelo.

Ahora mismo estan por todo el mundo. Yo los he visto en Mejico: llegan a un lugar y en cuestion de dos meses desaparece la mitad de la gente y muere la otra mitad.

Se ocultan en edificios vacios, casas abandonadas, viejas minas...

El unico modo de matarlos es clavarles una estaca en el corazon o exponerlos a la luz del sol. Enfrentarse a ellos directamente es una temeridad. Solo los mas santos podran hacerlo si tienen una cruz al cuello.

... por lo demas, es imposible demostrar que existen ante la opinion publica. No pueden ser grabados en video, no se reflejan en los espejos, y si insiste en su existencia no solamente no le creeran, sino que llamara su atencion e iran a por usted. Cualquier noche se los encontrara llamando a su ventana.

Joder, no pensaba que eran tantos y estaban tan organizados... Entonces no deberíamos enfrentarnos a ellos de noche. Si uno ya nos puso en peligro, no quiero saber cómo sería enfrentarse a un grupo... Vaya, tuvimos mucha suerte por lo que veo. He de advertir a los demás del peligro y de llamar la atención... Va a ser muy difícil librarles de la cárcel. Para las autoridades uno de ellos mató a una niña, no a una vampira...  Y lo de que no salgan en las grabaciones lo complica todo demasiado... Uhm... - Rumió. - Ha hablado de santos. Se refiere a curas o a personas verdaderamente devotas y santas? Porque de eso no he conocido a nadie. Conoce a algún santo o santa? 

Hace muchos años, cuando era un chaval, conoció a una virgen. Pero no creía que se refiriera a eso. Además, dejó de serlo muy pronto. Él lo sabía muy bien. 

El Dr Jimenez estaba cansado, tomaba mucha medicacion y empezaba a adormilarse.

Hable con el padre Cabanillas, trabaja en la radio. Digale que va de mi parte, el le escuchara.

Gracias doctor, descanse. Vendré a visitarle con las novedades si usted quiere. 

Se marchó de la sala no sin preguntar algo en recepción. 

Me puede decir quién atiende al doctor Jiménez del Oso? Su psiquiatra? 

El Dr Jimenez saca un trozo de papel arrugado y garabatea un numero de telefono apoyado en la ventana, con cuidado de que el celador no se de cuenta de ello y se lo mete a Pepe en el bolsillo haciendo como que le abraza para despedirse.

Susurra esto en su oido antes de separarse: Tenga cuidado, no hable de estos asuntos con nadie si no quere acabar aqui, como yo.

El empleado de recepcion estaba ensimismado en la pantalla del ordenador, era un señor mayor de bigotito contesto a pepe sin apenas hacerle caso-

-Todos los internos estan aqui por orden judicial. El Dr Nazarius que dirige el hospital se encarga de su seguimiento.

El gesto sin palabras de Pepe a Jiménez del Oso fue de agradecimiento. Una punzada se le clavó en el pecho cuando comprendió que el buen doctor, quien había entretenido a tantos millones de televidentes durante años, estaba allí por saber demasiado. 

Volveré. - Pensó. Pero sería cierto? Saldría de ésta? 

Apuntó, más tarde, el nombre del Dr Nazarius en su libreta. 

Gracias y buenas tardes. 

Se marchó pitando a donde estuvieran los alcornoques de los demás. Había hecho un par de llamadas, una a Antonio y otra al científico. Quería evitar que metieran más la pata, pero, al parecer,... eran expertos en ello.