Escondida en un bosque se halla una pequeña casa abandonada. La hiedra ha crecido sobre sus muros y la piedra se ha deteriorado. La madera tiene moho por fuera , y por dentro chirría con fuerza.
El viento ruge , haciendo que los árboles y la mismísima cabaña se estremezcan. Las ventanas tiemblan ante el poderío del viento furioso.
Dentro, en uno de los cuartos, un hombre medita. En el suelo está dibujado una estrella de seis puntas, circunscrita, pintada con algo rojo... ¿quizá sangre?
El sujeto tiene una carta en la mano, de extraño aspecto. Muestra una arquera en armadura blanca y de falda roja. Es, en efecto, la carta de la clase "Archer". El hombre tiene que invocar a dicho Servant. Sabe que debe pensarse un canto, de por lo menos cuatro versos, y probablemente no más de diez, para llamarlo con éxito.
Si quieres que modifique algo, dímelo.
Tendrás que inventarte un pequeño poema. Piensa en por qué quieres luchar, qué quieres conseguir, qué puede aportar Archer a tu causa, qué características tiene Archer... Hay tantísimas posibilidades ^^
Hasta puede no rimar, mientras sean por lo menos cuatro versos.
El viento estaba especialmente torrencial esa tarde. En cierto modo me sentía cómo si estuviese en el ojo de un huracán. Sentía el aire golpeando con muchísima potencia las paredes de madera de la cabaña, colandose entre los listones y produciendo un silbido inmisericorde. Probablemente, con solo un poco más de potencia ya hubiese sido suficiente para hacer estallar las ventanas. Y que decir tiene que aquello me preocupaba. Pues justo detrás de mi, de la zona en la que estaba realizando el ritual, se encontraba el ventanal mas grande de toda la casa.
Tampoco era cómo si esto aportase demasiada luz a la estancia. No en balde, la cabaña en la que me encontraba, la que había elegido para realizar el complejo ritual de invocación de un Servant, estaba en lo más profundo de un espeso bosque de Berlín, lo cual impedía que demasiada luz pasase entre las ramas y sumía la habitación en una penumbra absoluta. Esto no era casualidad: Había elegido tan apartado sitio con un motivo. Y este era protegerme de cualquier tipo de mirón casual. No quería que me encontrasen. Llevaba escondiendome años, y este era, precisamente, el momento en el que más inoportuno hubiese resultado un espectador. Estaba a punto de realizar una invocación.
Dirigí una breve mirada al centro de la estrella, que, dibujada en el suelo, me servía cómo canalizador. Había elegido aquella zona de la casa porque era la única que me permitía una estrella de tal tamaño sin tener el suelo reventado en alguna zona. La madera era antigua y pasaba factura. La escuchaba crujir bajo mi peso, quizá no solo por lo deteriorada que se encontraba, sino por el peso del traje que en todo aquel portaba.
El ritual estaba listo y ya solo faltaba el cántico. El maldito cántico.. Mentalmente repasé el poema que había preparado para la ocasión, y, bajo la máscara, abrí la boca.
-Oye mi canto olvidado
Caballero de arco y flechas
Acude y se salvación
Pues la vida está maltrecha
El mundo está corrompido
Vuestra ayuda necesita
Serán vuestras flechas clave
Si mi magia lo amerita
Un fogonazo surgió del centro de la cruz. Intenté mantenerme impasible. Si el conjuro había salido tal y cómo lo esperaba el mismísimo Archer estaba a punto de aparecer justo ahí. Me causaba bastante curiosidad el poder ver la aparición de un servant. No obstante, a medida que la luz se hacía más fuerte no pude sino cerrar los ojos a cal y canto, esforzándome por aferrar la carta de mi convocado Servant, esperando su supuesta aparición.
Luz, gloriosa luz. Me envolvió repentinamente y del mismo modo el Trono de los héroes comenzó a inundarme del conocimiento de la era actual. Lo primero que escucho es el viento golpeando las ventanas del caserón donde se esta realizando el ritual. Después, la luz remite y puedo echar un vistazo a mi alrededor. Un salón medio en ruinas me rodea; madera podrida, telarañas por las esquinas... No era el lugar ideal, pero no iba a quejarme. Había estado en peores sitios durante mis vagabundeos de la infancia hasta que Togrhul me acogió.
Tras explorar la habitación con la mirada, por fin veo al que supongo será mi Master, vuelta la cabeza. Viste extraños ropajes y una especie de máscara que ocultan por completo su identidad. - ¿Quién me invoca? - Una racha de viento especialmente fuerte amenaza con echar abajo los postigos de la ventana y parece enfatizar mis palabras.
Ignora el dragón que me rodea en la imagen xD.
Esbocé una media sonrisa bajo la máscara. Aquello era, probablemente, lo más majestuoso e increible que mi magia había conseguido hacer en mucho, muchísimo tiempo. Un hombre se alzaba ante mi. El que, por lo que pude apreciar, sería mi Servant a partir de ahora. No era una mala elección, eso desde luego. Su porte regio, la armadura que le recubría, la capa tras de si, dejando entrever un carcaj repleto con flechas.. Si, sin duda invocar a Archer había sido una elección acertadísima.
Abandoné mi posición meditativa para arrodillarme ante mi invocación. Ya se sabe, siempre hay que causar una primera buena impresión. No me convenía tener a mi servant, mi único arma en esta guerra, a mi contra. Él era mi única esperanza de poder cambiarlo todo.
-Absalon Herzog Taschengreifer, El Olvidado- Dije sin dudar ni un segundo, manteniendo su mirada bajo la máscara. A continuación me levanté y la quité sin dudar un momento, lo cual no fue demasiado costoso debido a lo acostumbrado que estaba a hacerlo, permitiendo al Servant ver mi verdadero rostro -Solicito tus flechas en esta batalla, Archer. Tengo un objetivo, y vos sois el único que puede ayudarme a cumplirlo.
Tardo unos segundos en responder, observando tanto a mi invocador como el exterior por el gran ventanal tras él. La información era muy importante, sobre todo la relacionada con los alrededores. Recojo en silencio todos los datos que mi rápido vistazo me permite y por fin vuelvo a mirar al que dice llamarse Absalon.
- La genuflexión no es necesaria, Master. - Respondo con una relativamente profunda inclinación de cabeza. - Habré de ver cual es vuestro objetivo, desde luego, pero en virtud del pacto os ayudaré a conseguir el Grial.
Envaino la espada y me acomodo el carcaj y el arco corto que cuelgan de mi espalda antes de acercarme al Olvidado y ofrecerle mi mano para que se levante. - Mi nombre es Temüjin Borjigin, aunque probablemente me conozcáis por mi título: Genghis Khan. - Pongo una cara seria de repente. - Sin embargo, mejor no mencionarlo fuera de estas paredes. La información es poder; y mejor no otorgárselo a nuestros enemigos.
La imagen de tu último post no se ve.
-Cuento con vosotros, Temüjin Borjigin- Sonreí, tomando la mano de mi servant y usandolo para levantarme -Mis motivos para hacerme con el Grial no son nada desdeñables, pero estoy seguro de que nuestros enemigos no lo tendrán en consideración.
Me acerqué a una de las ventanas, y el viento las sacudió a la vez que posaba las palmas de mis manos en la superficie del cristal. Era cómo si el viento me estuviese alertando de algo ¿De los peligros que iba a conllevar aquella guerra? Cómo fuera, estaba dispuesto a morir por mi causa. El mundo en estos momentos no era un buen lugar. E iba a peor... Tenía que solucionarlo o morir en el intento.
-Tenemos que ser muy calculadores y usar nuestros poderes de las mejores maneras- Murmuré mirando el bosque. El bosque era nuestra mejor baza en esta guerra
No logro hacer que la imágen se vea D: En fin, el personaje que da imagen a Absalon bajo la máscara es Amon de Witch Hunter Robin
Me acerco al amplio ventanal para situarme al lado de Absalon. - Necesitamos datos de las otras facciones en esta guerra y la vez ocultar los nuestros. - Digo. - Si logré conquistar tanto territorio en mi tiempo fue porque estudié a mis enemigos y ellos no sabían nada del ejército mongol.
Los árboles se movían enfurecidos de un lado a otro por culpa de las rachas de viento, ajenos a los planes que se fraguaban en mi cabeza. Estrategias sencillas, más bien simples objetivos que cómo cumplirlos, ya que no tenía conocimiento alguno todavía de a qué nos enfrentaríamos. - Lo primero es tener un refugio seguro. Esté servirá, pero sería aun mejor si encontrásemos una forma de saber cuando alguien se acerca. Con esos... árboles - No estaba acostumbrado a tal frondosidad. - no los veremos hasta que estén muy cerca.
-tampoco sabemos cuáles son nuestros enemigos, Archer- Afirmo en un tono de voz no demasiado seguro, aclarando mis ideas en voz alta -Y no hay forma de que podamos obtener información en el bosque... podríamos ir a una ciudad a por ella. Berlín parece la mejor opción. Apenas queda a unas horas de camino si usamos los senderos correctos- recapitulo - Pero tenemos que tener mucho cuidado si damos ese paso. Si en Berlín alguno de nuestros enemigos nos detecta cómo master y servant sin suficiente información podríamos llegar a no saber cómo actuar, al desconoces a que nos enfrentamos, lo cual nos pondría en una clara desventaja.
El mongol continuó hablando. Le preocupaba que los árboles fueran a ser una desventaja.
-Descuidad, la naturaleza es nuestra aliada, no nuestra enemiga- Explico -Tras la guerra, abandoné mi nación, repugnado por los horrores de la guerra. Y durante mi abandono entre en comunión con la naturaleza, desarrollando poco a poco mis poderes mágicos en torno a esta- Me agacho, hasta unas briznas de hierba que crecen en un hueco entre las tablas. Las acaricio por encima, dándoles un poco de poder mágico, y tan pronto cómo aparto la mano estas comienzan a crecer, duplicando su tamaño en apenas unos segundos y parándose ahí -Si utilizamos bien nuestros dones en conjunto, nuestros enemigos no tendrán nada que hacer.
- ... - Observo con curiosidad el crecimiento de la hierba. - En cualquier caso, necesitamos prepararnos bien. ¿Conoce alguien esta cabaña? Si no, tendremos que plantar algunos rumores. - Pienso en voz alta. - A fin de cuentas, tienen que saber donde encontrarnos si queremos combatir aquí o tendremos que salir a buscarlos. - Estoy unos segundos en silencio. - ¿Hay algún claro cerca? Suelen ser los mejores lugares para tender una trampa o emboscada. Y reconozco que soy mejor si dispongo de un poco de espacio.
-Oh si, claro- Dije con una sonrisa -Descuida, ya había pensado en eso. Hay un claro con un pequeño lago no demasiado lejos de aquí. Es una extensión de campo abierto considerable que creo que podríamos utilizar a nuestro favor si se diese el caso.- Entonces pienso en lo que Borujin había comentado previamente. ¿Alguien conocía la cabaña? No nadie vivo al menos. Todo el que la hubiera conocido alguna vez había acabado muriendo de una u otra forma. -Estamos a salvo. Nadie conoce la cabaña- Concluí finalmente.