Ya está borrado. Esta línea no molesta, ¿verdad? ^^
Londres duerme. Después de todo, era tarde como para que la gente respetable estuviese fuera de casa. Durante todo el día, Emerald había estado inquieta. Hacía una semana concretamente, había tenido un duelo con su primo por la carta. A primera sangre, naturalmente, ya que ambos debían estar en condiciones para los siguientes días. Sorprendentemente para los espectadores, pero no para los dos involucrados, había durado mas de lo esperado. Y había traído mas destrucción de la prevista. Tanto Edmond como ella eran muy tercos y sabían lo que estaban haciendo, aunque Kendra había rabiado internamente. Mientras ella usaba la firme y estable Tierra, él empuñaba el Aire, flexible y adaptable, y ninguno de los dos permitía que el otro se acercara demasiado. Al final, resultó favorable para ella con un ataque "all-in", un único y pequeño disco de esmeralda sólida que llevaba una gran cantidad de su magia, y de haber sido evadido podía haberle puesto en una situación muy desventajosa. Y lo fue, pero no lo suficiente. Se llevó un mechón de cabello verde, dejando un arañazo rojo en la mejilla que marcó su victoria. Con esto, también ganó el titulo de Wizard Marshall, siendo que era competente para enfrentar una lucha, y por ende también la guerra. Probablemente Edmond y ella volvieran a verse, siendo que él también era parte de la Torre del Reloj. Y ahora, estaba allí.
El taller estaba en silencio, e iluminado tenuemente, y se mantenía en silencio en el centro del mismo. Gemas de esmeralda reinaban, ya que era mas un depósito que su taller de trabajo principal. Pero estaba bien que hubiesen tantas de esas joyas en el ambiente, le otorgaba una concentración excepcional. Sentía la vibración, estaban resonando consigo misma. No eran diferentes, después de todo ella era una esmeralda con forma humana también. Una estatuilla pequeña del mismo material enjoyado, reposaba en una estantería, con la forma de un dragón. Era parte de una enorme colección de estatuillas con forma de animales y bestias que estaban dispuestos en cada habitación de la casa. Formaban una barrera, cada uno de ellos bloqueaba los ojos ajenos por medio de diversas magias. Nadie espiaba dentro de las paredes del señorío. El único ruido que se escuchaba era el de un reloj de péndulo, que perezosamente marcaba el paso de los segundos y minutos. La media noche era la hora esperada, y el mayor pico de energía mágica que podía alcanzar.
El círculo estaba tallado y había sido rellenado hacía una hora con mercurio secreto en su base, para que el resto fuese ocupado por esmeralda que había sido un puñado en su mano, y cambiado a estado líquido a su voluntad, acomodándose en las líneas sin desperdiciar una gota. Los minutos pasaban, y la sala estaba en solitario. Había pedido completa soledad y silencio en toda el ala de la mansión, naturalmente, extremando medidas. Tomó un último respiro, y abrió los ojos. Las once de la noche, con cincuenta y siete minutos. La carta estaba sobre la mesa, pero una caja estaba cerca de ella, un objeto añadido por su propia voluntad.
"Es una carta de Lancer. Entonces, tráeme la lanza mas famosa para que su portador escuche, y el Servant mas fuerte se levantará una vez mas en el mundo. ¿Puedes hacerlo, Megumi?"
Y si, esa pequeña caja contenía los fragmentos de Longinus, o cuanto menos, lo que debía ser Longinus. Le había dicho que provenía de una escarmuza de hace tiempo entre la Iglesia y la Asociación de Magos, donde estos últimos habían conseguido no solo salir victoriosos, sino llevarse información vital...y ese objeto. Tomó la caja, cuya parte superior era de vidrio para dejar translucir su contenido el cual reposaba sobre un fondo acolchonado. Tomó la carta con la otra mano, observando una vez mas el diseño del lancero gallardo dibujada en ella. Otro minuto había pasado. Caminó al centro de la sala, con pasos lentos, deteniéndose justo frente al círculo.
Es hora, pensó con ansiedad. Llevó ambos objetos al pecho, cerrando los ojos nuevamente.
Llenar. Llenar. Llenar. Llenar. Llenar.
Estaba increíblemente tensa, pero no por nervios, sino por expectación. ¿Que clase de persona tomaría su vida en sus manos? Se esforzó, vaciando su mente de estas inquietudes. Conforme el cántico comenzó, la habitación se iluminó con suave energía plateada proveniente del círculo. Esta se volvía verdosa por la esmeralda sobre la plata y siendo que su magia enjoyada estaba en el ambiente también, y cada vez mas con cada verso.
Deja que cada uno se convierta cinco veces, rompiéndolos en pedazos cuando el tiempo sea cumplido.
Deja que la plata y el acero sean la esencia. Deja que la piedra y el Archiduque de los Contratos sean la base.
Deja que mi gran maestro, Emerald, ser el ancestro.
Levanta un muro contra el viento que vendrá.
Cierra las cuatro puertas cardinales.
Sal de la Corona.
Gira en el camino de tres ramificaciones alcanzando el Reino.
Declaro aquí: Mi voluntad creará tu cuerpo, y tu lanza guiará mi destino.
Preséntate ante la llamada del Santo Grial.
Si accedes a esta voluntad y esta razón... ¡contesta!
Por lo presente, juro que me convertiré en todo lo bueno del mundo.
Desde el Séptimo Cielo, envuelto por las tres grandes palabras de poder, ven a través del círculo de contención.
¡Guardián del Equilibrio!
Y en ese momento, mientras una profunda y formal tonada del reloj de péndulo marcaba la media noche, el círculo de invocación que se había ido iluminando con cada palabra, alcanzó su máximo brillo. Abriendo el espacio por medio del mecanismo del origen del Grial hacia el Trono de los Héroes, un vórtice de energía en círculos que levantaba viento y derribaba algunos objetos menores del lugar.
Seguía caminando sin detenerse, semejante promesa a su Rey le imposibilitaba a hacer algo distinto, hacía mucho que se había perdido, pero por algún motivo ya sus pies no se desgastaban, también dejó de sentir hambre o sueño, por lo que siguió por aquella planicie que no parecía tener fin con la determinación de encontrar la ruta de retorno a Monsalvat, no sabía donde quedó, pero comprendía que no debía detenerse, el viento le golpeaba con suavidad el rostro, y aunque en algún momento en otro tiempo él se hubiese indagado por el propósito de esta ruta que seguía, ahora era sólo la promesa.
Le dijo que era su esperanza, con el sentido grave y cordial que presentaba a todos sus caballeros, aún así gentil. Entre todos era de los más jóvenes en la orden, Sir Lancelot se opuso en un comienzo, pero él le mostró su valor enfrentándole en justa y luchando hasta que tres lanzas fueron rotas, sin poder vencerle, sin poder caer, un genuino empate, aunque temía que el más grande de todos los caballeros se hubiera contenido, pero incluso él le dio su visto bueno, y fue la última vez que le vio.
No recordaba hacía cuanto fue, pero siguió caminando, perdida su ruta en el trono de los héroes hasta que escuchó una voz, el canto que vino de ella le llenó de conocimiento y de memoria, de una dirección y un final, supo que era su deber seguirla y así caminó por aquella ruta hasta que la luz del ocaso, tibia y dulce le envolvió.
A medida que la recorría su armadura recuperaba lustre, el paso de los años en su cuerpo se desvanecía, los antiguos pertrechos eran olvidados, todo excepto las reliquias que encontró, y la misión que le había sido encomendada. Sintió magia fluyendo en su interior, y pensó si no tendría que ver el mago de la corte, era bastante usual que hiciera bromas y trucos para su propio entretenimiento, pero también era el consejero mas sabio del Rey.
Pero era una voz femenina, delicada y cortés, era su obligación atender a su llamado, tomó las armas de nuevo presentándose en el velo de polvo plateado y luz.
Se presentó silencioso, solemne, dejó que unos instantes pasaran mientras ambos se estudiaban, y el momento de la cortesía se convertía en el apropiado según las leyes de la hospitalidad.
Te saludo Milady, y pregunto, ¿Eres mi Master?
El brillo se fue apagado, dejando solo el trémulo resplandor de unas pocas velas colocadas de forma estratégica en la estancia. Saber que iba a aparecer un familiar del tipo Ghost Liner, el mas elevado en cuanto a status y poder entre estos, era una cosa. Pero de la teoría a la realidad, la brecha era enorme. Estaba acostumbrada a familiares del tipo de cosas sin mucha forma o animales, o algo similar. El hombre que tenía delante era algo distinto. Tenía forma humana, pero la energía mágica que emanaba decía claramente que era algo muy por encima de esto. Una de las almas que trascendió el mundo y siguió siendo aclamada por voces de todas las épocas desde la suya.
Kendra, por su parte, lucía un bonito y lujoso atuendo colorido, blanco en su base, pero con rojo superpuesto y lazos prolijamente armados de tono marrón y violeta con dorado. Un par de guantes cubrían sus manos, que aún sostenían los elementos del ritual, y calzaba unos delicados zapatos también violetas para hacer algo de juego con las cintas en su cabeza y pecho. El cabello estaba recogido por una de estas, y en general su aspecto y porte no tenían nada que envidiar a nadie. Pero, la sensación que llenaba su pecho iba mas allá de eso.
No era incredulidad por los buenos modos o que fuese tan humano como podía ser ella, o un tema relacionado a vestimentas y otras cosas triviales. Simplemente se quedó en silencio, con los labios levemente separados como si hubiese ido a hablar pero no pudiera. Estaba simple y llanamente maravillada por el noble porte del caballero, y el solemne brillo de la claridad de los ojos. Cerró los propios, para cortar la visión y volver a centrarse.
-Si, lo soy. Mi nombre es Kendra Emerald -dijo con una sonrisa leve, reverenciando levemente tomando las puntas inferiores del vestido, apenas, para acompañar el gesto. Se enderezó entonces, tomando un brazo con la mano opuesta, con gesto suave- Si gustas, puedes presentarte sin temor. Estas paredes están protegidas contra oídos ajenos. Pero si no quieres de momento, no es problema.
Se alejó unos pasos, y guardó con cuidado la caja de la reliquia en una estantería, colocando una maldición en ella de la cual solo sus padres y Megumi conocían la "contraseña". La casa era segura como un fuerte, pero siendo un objeto tan raro prefería tener medidas extremas. De todas formas, en breves tanto esta como la carta serían llevadas a la bóveda inferior.
-Es temprano aún en cuanto a hostilidades, faltan unos días para que comience la Guerra del Santo Grial oficialmente. Puedes estar relajado, y acompañarme con algo de té. Estoy segura de que tendrás muchas cosas que preguntar o decir.
Soy Percival, caballero del Grial y la Lanza del destino, armado en Camelot por la espada del Rey, y conocido como el que ocupaba la dercha al lado del asiento peligroso, salvo en una ocasión en que, bajo la grave necesidad del reino, fui en contra de los comandos del sabio y lo ocupé, su Majestad apreció la muestra de valor, y por ello me envió en misión por el Santo Grial. - el caballero estaba sorprendido por la edad de la joven dama, observó a su alrededor y todos los elementos le llamaban la atención, la sala le mostraba con claridad que se encontraba en una era distinta a la suya, había un estante con libros, al tomarlo para analizarle se dio cuenta que su escritura difería de un trabajo a mano, todos los caracteres tenían una construcción homogénea, algo prácticamente imposible, así que debía tratarse de alguna clase de ingenio desarrollado en la época, supuso.
Me siento honrado de escoltarle en su hogar, aunque desconozco ese Té del que habla. -Con pose firme y pasos decididos caminó a la espalda a dos pasos de la señorita en un análisis de la estructura, gozaba de bastante luz que provenía de los ventanales de cristal, las paredes pintadas y los muebles de fina madera junto con los tapetes ornamentados eran cuestiones que le llamaban la atención-. Disculpe mi atrevimiento, ¿Pero qué epoca es esta?, la señorita Emerald tiene un palacio ricamente decorado, pero todo me indica que estaré en otro país, si no es Cámelot, o en otra época, por supuesto, los artefactos en la habitación me hacen pensar que la señorita pertenece a un linaje de magos.
¿Y se conoce oficialmente cuantos días nos separan del inicio de las confrontaciones?-El caballero intentaba mantener su atención en Emerald, pero los detalles de este mundo todavía superaban su asombro.
Kendra deslizó los ojos en esa dirección y movió un dedo levemente, liberando una chispa esmeralda de este al recitar un encantamiento a nivel mental. Esta golpeó la tapa pero o hizo daño al mismo, sino que lo cambió de color.
-Ese libro tiene mal carácter, estaba preparándose para morder. Si, como puedes ver los Emerald somos una familia de magos. Y todos los participantes de esta guerra deben serlo también. Me refiero, a los otros 6 Master como yo que estarán enfrentándonos. -hizo una pausa, cambiando de tema para responder sus dudas- Estamos en 1945 después de Cristo, como podrás apreciar bastante distante a tu época. Camelot ya no existe como tal, pero estaba en este mismo país, por lo cual no estás tan lejos de tu tierra como crees, curiosamente. Estamos en la ciudad de Londres, capital de Inglaterra y conservamos algunas de esas viejas tradiciones, aunque hoy en día parecen mas de adorno que otra cosa. Tenemos los título de Lady y Sir, pero estos últimos ya no visten armaduras y se marchan en gestas o participan en justas. Ya verás mas adelante. Por ahora, no se exactamente cuanto es el tiempo faltante pero si puedo decir que no es hoy ni mañana. El campo de batalla designado por acuerdo unánime es una ciudad extranjera llamada Berlin, así que hasta que no vayamos hacia allí no debería haber hostilidades reales.
Kendra se movió hacia un gabinete, quitando de este una pesada caja alargada de madera clara y pulida, con símbolos de verde enjoyado grabados en toda esta. Con pasos lentos, la puso sobre una de las mesas, deslizando los dedos por su tapa.
-Pero, Sir Percival...tú al igual que muchos de tus conocidos y muchisimos otros hombres y mujeres de todo el mundo, están grabados en la historia, porque fueron gente que marcó su paso por la misma. Esto quiere decir que la información sobre toda su vida, gestas, debilidades y el como murieron es de dominio público para cualquiera que busque un poco. En tu caso, tu leyenda no tiene un punto débil masivo como lo sería para Arturo el enfrentar un arma mata-dragones debido a que su leyenda cuenta que el poseía esta en sus venas. Pero al saber tu identidad, es fácilmente deducible que clase de armas usarás y por ende se puede comenzar a pensar en una forma de contrarrestarlas. Por esto y mas cosas, los Servant participantes reciben un alias para ser nombrados. Imagino que todo esto ya lo sabías, pero es mas agradable hablarlo y hacerlo como es debido.
Deslizó la tapa mientras esto.
-Tengo la espada perfecta para esta ocasión, y estoy segura de que un caballero de semejante renombre se sentiría ofendido cuanto menos si no le ofreciera al menos este proceder. Disculparás si este nombramiento es muy brusco o poco ceremonioso en comparación de los que tienes por costumbre, aunque tengo familiaridad con esto será la primera vez que tenga semejante honor, aunque esta hoja seguramente ha visto esto varias veces.
En la caja reposaba arma como era de esperarse. Una espada con grabados, cuyas runas están hechas de gema esmeralda en la base del acero. El diseño era simple por lo demás. No era como si en el momento de ser creada, su herrero estuviese perdiendo el tiempo en algo exageradamente elaborado, sino en funcionalidad. La hoja en si tenía una mezcla de pequeñísimas piezas de esmeralda sin ordenar a lo largo del hierro, haciendo pausas en los ornamentos enteramente verdes. Kendra tomó la empuñadura pesada con una mano. Podía moverla, pero no mas de eso, jamás sería capaz de usarla diestramente como un arma.
-Si estás de acuerdo con esto, por favor, inclínate.
Lacer meditó las palabras de Emerald. -Eso significa que los rumores de Camlann eran verdad- Arthur... la idea de que todo por lo que había trabajado tan duramente su señoría había desaparecido era pesada para él- al menos debí acudir para acompañarle en sus últimos momentos. Era extraño saberse a sí mismo y a sus ideales como algo que había sido abandonado, si ahora las órdenes de caballería habían desaparecido, ¿Cómo era que luchaban estas personas?
Había viajado bastante en su peregrinaje, lo que no significaba que el entorno le resultase asombroso. Recuerdo a Londres, aunque cuando la visité era diferente.
Le pido disculpas por espiar en sus grimorios milady, el consejero del Rey no era celoso con ellos, aunque las bromas pesadas que ocurrían como consecuencia de ello son difíciles de relatar.
Lancer se adelantó y se puso en frente de su Master, observó con detenimiento el arma.
Me gustaría saber un poco más sobre ese Berlin, puede que haya pasado por esa ciudad en el pasado ya que no reconozco su nombre, sin embargo creo que tendrá que esperar. Hay varios procesos en los ritos para armar a un caballero señorita, aunque posiblemente por cuestiones de tiempo no podremos hacerlos todos.
Hincó rodilla y puso su mano enguantada en ella, con la joven en frente suyo. Mi misión es seguir en la búsqueda del Grial, pero si con mi vida o muerte puedo protegerle, será suficiente para mí, haré los respectivos juramentos y puede conocerme como el Servant Lancer.
Por favor, cuénteme sobre su familia y el orígen noble de su casa.
-No me molesta que revises libros. Solo que algunos son un tanto especiales, depende de lo que haya dentro del libro. En mi caso no tengo demasiados que sean extremadamente peligrosos para la integridad, a lo sumo alguno que muerde como el que habías tomado. Ahora...
Levantó la hoja enjoyada, en vertical como si dividiera su rostro en dos.
-Con la autoridad que me confiere mi posición como heredera de la familia Emerald, los portadores de los Circuitos Enjoyados de Esmeralda y vigilantes de las Lineas Ley de Londres, por lo presente aquí y ahora yo te nombro mi caballero y guardia personal.
Tocó con delicadeza los hombros protegidos por metal blanco, haciendo un leve sonido en el contacto de los metales, mientras hablaba con voz formal.
-Tu lanza abrirá paso hacia el Santo Grial y despejará nuestro camino de enemigos, y servirás bajo el nombre de Lancer hasta que tus días sobre esta tierra lleguen a su fin o hasta que alcancemos la victoria.
Apoyó la punta del arma en el suelo, retrocediendo para dejarle levantar.
-Ahora, pasemos a un sitio mas agradable para celebrar esto, y que conozcas lo que es el té -dijo contenta, colocando con parsimonia la espada en su estuche correspondiente- Esta espada se llama Emerald Bane. Es la que usó el fundador de mi familia para lograr una proeza digna de un héroe, y gracias a ella nosotros, sus descendientes, portamos la prueba de ello en nuestra sangre.
Música: La gardenia
Dicho esto, abrió la puerta del lugar y pasó, dejando que le siguiera por la mansión, que era esto solo porque en los tiempos modernos desde afuera parecía mas esto, pero su interior era digno de ser llamado castillo.
Iban en ascenso, por escaleras y descansillos. Por el camino, cruzó a una maid que transitaba por el mismo pasillo, a la cual le indicó que deseaba té blanco y un acompañamiento como el de costumbre en el balcón, y esta asintió partiendo a la cocina para disponer todo, aunque algo extrañada por la hora como era natural. Kendra dio algunas vueltas intencionales, mostrándole la casa y dejando que hiciera preguntas al respecto si tenía alguna. La parada final fue dicha balconada en lo mas alto de la casa Emerald, un balcón sencillo con una mesa para dos personas, y algunos cristales de esmeralda luminiscentes para la luz ambiental, claramente funcionales por medio de magia. La mesa ya estaba servida, y aunque de presentación fina y bien ver, quizá lo ofrecido resultara algo apabullante al caballero debido a su delicadeza.
-Lo que está en la taza es té, endulzalo a gusto. Aunque quizá ya tus conocimientos hayan sido ajustados y te esté diciendo cosas que ya sabes -sonrió afable- Es de la variedad blanca concretamente. El té blanco se hace con las hojas mas jóvenes de la planta y antiguamente debido a su rareza y finura solo era permitido a los emperadores chinos. No los culpo, ya verás lo que digo. Escucharé cualquier duda que tengas del tema que sea, estaré encantada de despejarlas. -tomo asiento con cuidado, invitándole a hacer lo propio. Por lo demás, la vista desde allí era claramente privilegiada, y la noche no estaba demasiado fría. El Londres actual, aunque oscuro ahora mismo, era perfectamente apreciable, y el luminoso reloj lejano de la Torre destacaba por su orgullosa iluminación, como símbolo imperecedero en el paisaje a lo largo de los años.
No había forma de subir la música directamente, sorry xD
Lancer había permanecido de rodillas, meditando con seriedad las palabras que su master. Prometo que si con mi vida o mi muerte acercan a mi señora a obtener el Santo Grial, estaré gustoso de servir con honor, valor, amor y fe. Defenderé los valores que me fueron inculcados por mi Rey, justicia, bondad, generosidad, misericordia y lealtad. Plantaré cara al enemigo de todos estos valores y sólo me retiraré si es voluntad de mi master y en un acto de buena fe en sus intenciones.
Es mi objetivo obtener el Santo Grial para mi Rey, incluso si el reino ha desaparecido, estoy seguro de que debe haber un modo para regresar. Lancer se puso en pie, sintió el rubor mientras caminaba con la maga y observaba en detalle la arquitectura del lugar. Sus obras han evolucionado bastante desde mi época, señorita Emerald, es sorprendente. -Lancer divisó la iluminación y preguntó:
El consejero del Rey era un mago,aún así su taller era bastante misterioso, ¿En la actualidad la magia es algo más conocido o permanece como algo secreto señorita?
Cayó entonces en cuenta. -Es verdad, si todavía no estamos en conflicto y esta es una zona un atuendo de civil estaría mejor, pero antes de eso.- Miró para otro lado, todavía sin sentarse a la mesa.
Master, hay fragmentos del ritual que opino que todavía se podrían completar, se puso de rodillas de nuevo ante la silla de la maga. Le pido por favor me conceda una bofetada, prueba de que debe ser la última que venga de su mano. Y también...-bajó los ojos-, no, estará bien sólo así, entonces podré pasar a mi traje civil y hacer algunas preguntas.
-Uh...¿golpearte?
Naturalmente, su reacción fue de sorpresa por la petición tan formal, pero repentina. Diría que extraña, pero conocía esa parte del rito.
-S-si, conocía la formalidad pero no creí que...pero, si, sería incompleto si no se hace, y supongo que eso es imperdonable. -giró el cuerpo con suavidad, para que las piernas ahora quedaran en su dirección mientras quitaba el guante de la mano derecha con un movimiento suave. En el dorso de esta, se podía visualizar la marca en torno a la que giraba la mayoría de los sistemas del Grial: El Conjuro de Obediencia o Command Spell en su idioma. Una marca sagrada de color rojo que identificaba a los Master de otros magos, y permitía el control de uno de los Servant de la guerra. Tenía entendido que las marcas tendían a reflejar un tanto a sus Master en cierto modo, pero en su caso, la suya era totalmente adecuada. Tomaba la forma de algo parecido a un corazón, pero uno bastante digno y cuya marca media parecía una corona, dándole un toque noble y digno de alta aristocracia. La contempló un momento, y luego resguardó esta con la mano opuesta. Varias veces antes había hecho el mismo gesto, pues sabía lo valioso de cada uno de estos sellos. Desarmó esta pequeña postura, y se puso de pie, acercándose con algo de inquietud. Esperó un momento, para dejar que se preparara, y propinó una bofetada con la palma de la mano. Concentró toda su escasa fuerza en esto, ya que sabía que sería un cuasi insulto de otra forma.
-La primera y la última -dijo con calma- Y, la magia fue regulada como secreta en un concilio hace bastante tiempo, un poco mas adelante de tu época. Era muy problemático, se dieron cazas de brujas y cosas así.
El caballero recibió la palmada y giró el rostro como muestra de cortesía y respeto, su blanca piel mostró apenas un ligero rosa por unos instantes antes de terminar.
Se puso en pie, tenía un porte esbelto, sus ojos seguían fijos en la muchacha, durante unos instantes el rosado de las mejillas continuó allí, ya no producto de la bofetada.
Si me permite, le pido disculpas por la siguiente parte del ritual, Master. El caballero estiró sus manos, tomó entre sus dedos el delicado y suave rostro de la maga, lo giró un poco y posó un casto beso en su mejilla, sintió un delicado y dulce olor proveniente de ella y supuso que era perfume.
Es el señor el que hace esta parte... pero no le podría pedir que llegara a ese punto de atrevimiento. Una vez terminó esta parte de forma cordial y cortés ofreció la silla a la señorita. Por favor, tome asiento, ahora podemos disfrutar del te, aunque...-se fijó en sí mismo-, ahora puedo cambiar mi apariencia.
Concentró sus pensamientos y el atuendo cambió de una solemne armadura blanca y oro a un traje del mismo tono cubierto por una larga gabardina azul.
Aún a pesar de todo en su sentido estricto aguardó de pie. Dice que nuestro Reino terminó, ¿Quiere decir eso que la tierra de donde vengo está en paz?- también se animó a preguntar- ¿Está completo el legado del Rey?- naturalmente se refería a Arthuria, puesto que la situación era extraña, siendo una época futura tal vez las noticias fueran positivas.
-¿Uh? ¡L-lancer! -realmente no supo como reaccionar, aunque había sido un atrevimiento era parte (modificada) del ritual de caballería y además con semejante cortesía, era irremediable que no pudiera enfadarse al respecto- ¡Deberías haber indicado que querías eso, podía hacerlo sin problemas!
Aunque el rubor no se fue, pareció volver a centrarse cuando preguntó sobre su propio pasado. Iba a ser un tema complicado.
-Actualmente...podría decirse que está en paz, pero no de la forma idílica que merecía. Conozco un tanto de eso, pero iré por libros de texto al respecto para poder responder correctamente. Sírvete de mientras y prepárate mentalmente, no todo terminó bien que digamos para algunos de tus conocidos...
Dicho y hecho, se retiró unos cuantos minutos, disponiendo a base de mover los hilos de los encantamientos para recolectar los libros relacionados a la leyenda de Percival, Camelot, y Arturo. Volvió a la balconada "cargando con ellos" eran varios tomos que estaban apoyados sobre una base de esmeralda de centímetro y medio de grosor que se desplazaba por el aire siguiéndole.
Se sentó, y tomó uno de los libros, comenzando a pasar páginas y relatar el final de Camelot y Arturo. Comenzó por la raíz del asunto: Lancelot y Ginebra, pasando por la desgracia de Gawain al ser apuñalado en la vieja herida que Lancelot le había propinado, el tema del rey "demasiado perfecto" que recibió la espalda de varios caballeros que abandonaban Camelot, hasta la herida mortal otorgada por Mordred en Camlann tras la desesperación al ver la caída del reino.
-Lancelot trató de volver a ayudar en Camlann tras ser excomulgado, pero Gawain seguía guardando rencor y no le permitió volver. Al no disponer de su ayuda, selló su propia muerte y la del rey. No puedo culpar a Gawain, siendo que Lancelot mató a sus hermanos...es una situación muy compleja.
No podía (ni quería) opinar a favor de un bando u otro sobre una tragedia donde nadie estaba del todo en lo correcto ni equivocado. Dejó el libro sobre la plataforma que se mantenía cerca de la mesa, abierto en la sección consultada y al alcance por si quería revisar en detalle esto, mientras tomaba algo de té y degustaba con cuidado alguno de los dulces.
-Personalmente, creo que la historia de Camelot y sus protagonistas fue hermosa. Triste en el final, pero digna de principio a fin. Incluso hoy en día, nunca más existió una tierra así de justa.
Lancer escuchó con detalle y atención las palabras de su Master, a medida que explicaba los puntos su gesto tomaba un tono sombrío, suspendido en sus memorias, sólo había escuchado los rumores de la Batalla de Cammlan, historias que incluían el trágico final de su Rey, y que Lancer seguía poco dispuesto a aceptar, durante todos esas sendas interminables, habiendo superado la decepción y la angustia, puso todas sus esperanzas en recuperar el grial...
... Y su viaje todavía no había terminado.
Suspiró- Agradezco su gentil información, miró interesado el libro, pasando las páginas, eran relatos de caballeros, pero algunos también eran tratados como fantasías, ¿Eso eran lo único que quedaba de ellos?, tenía que indagar, pero no era el momento.
Señorita Emerald, ¿Cómo vamos a llegar a ese Berlín?
-¿Estás bien, Lancer? Probablemente el resto de los detalles se actualicen en breves si no lo han hecho ya, pero puedes consultar todo lo que quieras en la biblioteca.
Hizo una pausa momentánea.
-Probablemente al final del día de mañana partamos, si queremos llegar temprano en cuanto a tiempos. Berlín ha sido despejada de civiles y la Asociación ya ha preparado una base ideal, una mansión mas pequeña que esta. Tendremos algunos aliados de allí, ellos ya están fortificando el lugar de forma correcta. He pedido, naturalmente, una barrera de alarma, una ilusoria, y una dañina, aunque seguramente pongan alguna mas referente a protección contra explosiones. Siendo una zona de guerra y sabiendo que hay otros competidores bastante adeptos a esta, no me extrañaría que intentaran volar el sitio con artillería. Así que por mientras puedes aclimatarte a gusto a esta era.
Levantó una ceja, reprobatoria.
-Sería muy poco refinado, pero es posible. Tengo entendido que del resto de los competidores a lo sumo habrá 1 o 2 que sean magos que se precien. -suspiró- Y alguien de la Iglesia. Es bastante problemático esto, el Supervisor es de la Iglesia también, es casi seguro que tendrán algún acuerdo para ayudarse. La condiciones de esta guerra son muy...distintas de sus otras dos entregas, no creo que haya ningún orden. Espero que al menos conserve su nobleza.
Le miró, curiosa.
-Como todos los que responden al llamado, imagino que tienes un deseo para el Grial.