Partida Rol por web

Kaori ya se encontraba algo más calmada, así que decidió seguir buscando la clase.

¡No puede ser tan difícil! Se desesperó al ver que ninguna de las placas rezaba “PA-9”.

No he andado tanto para llegar al comedor  ¿Dónde estoy? Suelta un suspiro vencida y se apoya con una mano a la pared como si llevase siglos andando por el desierto.

Comprueba que el pasillo está vacío y entonces se voltea apoyando la espalda en la pared y se deja deslizar hasta el suelo.

Y se queda inmóvil, con las piernas bien estiradas en medio del pasillo, la espalda apoyada en la pared, los hombros arqueados hacia delante y la cabeza baja.

¡Todo por tu culpa Shizuka! Eligió un blanco de quejas.

Tras unos segundos, que le parecieron minutos, toma aire hinchando sus pulmones y lo suelta lentamente.

¡En fin!, alza el rostro, supongo que podría volver sobre mis pasos. Se plantea mirando a lado y lado del pasillo Pero ¿por donde he venido?

Hace un amán con la mano como quitándole importancia al asunto y vuelve a levantarse.

Probemos la derecha.- dice para sí.

La chica pegó un respingón, la basura estaba clasificada, en la escuela se reciclaba, y Fausto estaba lanzando todo sin preocuparse en donde iba cada cosa, la chica, levantó una ceja  y miró a Amato,el que no pareció reparar en eso, y cuando volvió a la mesa, ya era el foco de la mirada de todos, y esta vez no de admiración, no necesariamente, lo que también hizo que todos miraran la mesa donde estaba Amato y ella, la chica se encogió de hombros, y se hundió en su silla, comiendo un poco más.

- Dupont-san...- llama su atención, el chico ya quería volver a la sala, siendo que ellos no habían terminado de comer - acá.. la basura la.. la reciclamos - se mordió el labio inferior,nerviosa por tener que decírselo, y le señala donde ha ido a botar las cosas, y a su lado habían cuatro botes más, de distintos colores - no te... preocupes... luego puedo enseñarte a reciclar - sonríe y baja la mirada sonrojada, para seguir comiendo.

- podemos ir a la tarde podemos ir a la pista de patinaje, si quieren, puedo hablar con el dueño... o mañana - se encoge de hombros y sigue comiendo, mirando la hora, en su celular, y al abrirlo, vio la hora, pero también un mensaje que estaba escrito, era Yuno, los ojos de Shizuka se abrieron mucho y contuvo el aire un rato, para luego cerrarlo.

- eh... pues... aun queda algo de tiempo, y nosotros estamos terminando de comer - le indica que aún había comida en los bentos, en los de ambos, - pero si quieres... puedes volver a la sala de clases, no... no te preocupes por nosotros - le sonríe y come otro bocado.

Kaori aparece de repente en la puerta del aula, parecía agotada y respiraba como si viniera huyendo de una manada de lobos.

PA-9 al fin

Al ver que la clase no estaba vacía se recompone y entra como si nada.

Busca su asiento y deja en él su mochila.

Luego se acerca a Satoru con cautela.

-Creía que te vería en el comedor.

¿Coméis aquí? – le pregunta al ver los bentos de los tres chicos.

"¿Común?" divago un momento sin entender mucho lo que había tratado de decir... "eh buscado la mejor respuesta sobre cosas que haría la gente normal, quizás esperaba algo diferente, con más emoción... como  paintball, benji, kayak o cosas así"... iba a agregar algo mas pero Fausto se excusa diciendo iba a botar su basura de su mesa, se para y tira todo en un solo basurero.

Ryuma volvió a probar bocado sin prestarle atención, la verdad que la comida estaba deliciosa y no quería dejar ninguna sobra, cuando regresa Fausto  Shizuka le habla algo extraña y nerviosa, "¿eh?.. ¿ha tirado todo en el mismo cesto?" el no se da cuenta de lo sucedido hasta que ella lo menciona...

-Es cierto! - piensa algunos segundos recordando su apellido -Dupot-san...  cada color de los contenedores es para votar diferentes clases de elementos...  papel, plásticos, aluminio, vidrio y ... y...  y  ... BOTELLAS PET!- completa con ayuda de Shizuka.. -En todo  Japón  reciclamos, es nuestra costumbre - EL chico  no se dio por aludido cuando las miradas de los demás alumnos cayeron sobre ellos... pensó que Shizuka estaba nerviosa por tener que decirle a Fausto que había hecho mal, comió otro bocado.

-Ge-Genial me encantaría! - Responde alegre cuando la joven pregunta sobre ir a patinar, realmente le parecía una buena idea. -Pero es muy difícil, de solo pensar en eso ya siento dolor jajaja -... agrega luego de sonreír y comer otro bocado.

Fausto parecía tener algo de prisa ya había terminado y tenia deseos de volver a clases, "No! AUN NO TERMINO" al escucharlo se apresura en comer, pero nuevamente fue Shizuka la que salio al paso, Amato la ve algo sorprendido...  no dijo nada pues me tenía la boca llena, mastico despacio para no ahogarse... "es la tercera vez" piensa para si mismo...

Al llegar al ver a Kaori, la saludo. Hola, ya has comido? Como todo por el comedor? Yo tenia mi bento en mis manos, dandole los ultimos bocados. Estaba hablando aqui con Satoru.

La muchacha viaja por los pasillos mientras le da bocados al bocadillo sumida en sus pensamientos y la música que sale por sus cascos sin prestar demasiada atención a las personas que pasan por su lado y buscando algún lugar tranquilo en el que poder estar y cantar o simplemente quedarse medio adormilada. 

Kaori mira al chico extrañada ¿y tú quien eres? Se pregunta sin saber muy bien cómo responder a su pregunta, pero teniendo en cuanta que ella era quien había interrumpido su conversación, como mínimo podía mostrar un poco de educación.

- Sí, he comido. En el comedor está Shizuka, Fausto y ese chico tan exagerado –Kaori se queda un momento parada planteándose si lo había dicho en voz alta- ¿a-amato? –Kaori se extraña de no haber retenido su nombre a pesar de que se había presentado dos veces pero su apuesta por ese nombre ya estaba hecha.

No quería interrumpiros.

Era la primera vez que hablaba con Kaori, pero si que sabia que era de mi clase. Desconocía su nombre, pero le hable con un tono formal, pues tampoco era una desconocida, almenos de vista. Me llamo Issei. Tu te llamas Kaori? Me parecio escuchar tu nombre al hablar con Fausto, quizas? Las ultimas palabras acabaron en un tono de duda. Tenia miedo de haber metido la pata, cosa facil en mi. Satoru de momento permanecía en silencio. Le estaba comentando sobre esas chavalas del fondo. Han entrado comentando cosas, que creo que esconden algun misterio. Luego se disculparon al vernos.

Le deberia comentar sobre lo que se? Quizas seria mejor esperarme a ver que contesta.

Luego de haberle dicho aquello a Fausto, ambos chicos siguen comiendo, hasta terminar gran parte de lo que Shizuka había preparado, ella tomó los bentos y loa ató en la pañoleta de conejos en los que los había traído y los guardó en su bolso, colocándose de pie, habían terminado de comer e irían a lavarse y de ahí al salón de clases.

Parecía que Fausto los tendría en suspenso, meditaba su respuesta por largos minutos o se había ido como la vez cuando pregunto cómo nos divertíamos... Finalmente terminaron de comer y Shizuka guarda sus Bentos, Amato la ve y interviene.

-Oye espera , deja eso!...  yo me encargo de lavarlos, es lo mínimo que puedo hacer, los lavo enseguida!.- Toma ambos bentos prácticamente quitándoselos del interior de su bolso, no pensaba devolverlos hasta que estuvieran limpios, sabía que era una idiotez, pero no los quería dejar así. En los baños los lavo y los seco con su ropa. -Perfecto.- Una vez conforme se dirigió afuera para ver si los demás ya habían salido y devolver los Bentos. Espero un momento pensando en lo que había visto durante en la fila del almuerzo.

La sirena que señala el final de la hora del almuerzo resuena por los pasillos, sobresaltando a algunos (como Sara, que se había quedado adormilada en un hueco entre las gradas del gimnasio, o el grupo del comedor, que seguía en medio de una conversación bastante larga, y que tuvo que acabar de comer a toda prisa) y ante la indiferencia de otros, como el pequeño grupo que se había congregado en la clase PA-9 y que parecía mayormente sumido en sus pensamientos. Todo el mundo se fue apresurando a volver a clase y tomar sus asientos. 

El resto de la jornada transcurre sin demasiadas incidencias, Los profesores se presentan y dan una lista de sus materiales y las reglas de sus clases. Por suerte, ninguno parece ser tan estricto en ellas como la profesora de Matemáticas del grupo, que ya se está empezando a ganar motes de los alumnos.

Inori parece enfadada durante el resto del día. Matsuri la mira de refilón unas cuantas veces, pero veis que aparte de escribir en su cuaderno- ¿tomando notas? ¿Dibujando? no parece darse cuenta de nada de lo que la rodea. Un anuncio por el interfono notifica que se ha hallado una billetera en uno de los pasillos, y conmina a su poseedor que pase por la oficina del bedel a recogerla, con la identificación pertinente. Finalmente, las clases del día finalizan. De momento no se ha celebrado la presentación oficial de los clubes- es mañana-, de modo que los alumnos son libre de irse a sus casas, cosa que la mayoría hace con rapidez, y no pasa mucho tiempo hasta que el centro ha quedado vacío...

Sobre el pupitre de un aula vacía revolotean dos mariposas. El azul oscuro de sus alas casi se funde con la penumbra que empieza a extenderse por el edificio, apareciendo apenas como destellos de un color más claro sobre el negro del fondo.  Si uno observa con atención, verá que están haciendo círculos sobre una mesa cubierta de flores, con el retrato de una chica joven. Su sonrisa parece de un luminoso excesivo en contraste con el negro del crespón que atraviesa una de los lados del retrato.  Es sobre esta cinta que finalmente se posan los dos insectos. Durante largos minutos, permanecen posados sobre el marco, con las alas temblando casi impecerceptiblemente, dos motas de color en un mundo blanco y negro.

El súbito ruido de la puerta espanta a las dos criaturas, que levantan el vuelo y salen por la ventana, volando en círculos una alrededor de otra en la noche.

Uno de los bedeles del instituto recoge las flores y las echa sin mayores ceremonias en una bolsa de la basura. Cogiendo la foto, la examina por un segundo y suspira, un sonido corto y profundo. "Qué lástima", parece decir. Su mirada se dirige hacia la ventana y capta, en el exterior, dos puntos de un color más claro moviéndose uno alrededor del otro sobre el manto de la noche, y el hombre no puede evitar pensar que este cortejo etéreo que ha entrevisto por apenas un segundo resume la triste realidad que tiene entre manos mejor que cualquier palabra, cualquiera carta de condolencia o cualquier epitafio en una tumba.

Nada acaba realmente, nunca. Como en la antigua leyenda de la creación, por cada mil criaturas que mueren en la tierra cada día, mil quinientas nacerán dispuestas a dar el mensaje de que la vida siempre encuentra el camino, incluso en lo más oscuro de la noche.

FIN DEL CAPITULO 1

Tu madre no se ha puesto en contacto contigo en todo el día. En caso de que hayas intentado llamarla, el teléfono recoge el mensaje, pero no hay respuesta.