Partida Rol por web

Aquello no me gustaba nada. El estropicio que estaba generando allí aquel troyano podría compararse fácilmente con las clásicas películas de terror. Aquel programa estaba sacándole las tripas a toda la base de datos y después de haberlo visto actuar, yo no iba a ser quien se metiera entre el programa y la presa. ¿Tener que hacer conexión directa con el sistema? Aquello era un requerimiento muy pequeño viendo como actuaba aquel ser.

Sin detenerme mucho más en aquel lugar mis dedos volvieron a su marcha de tecleo retrocediendo e intentando acceder de nuevo a la zona. Mientras tecleaba escuchaba la conversación de mis compañeras y justo cuando dialogaban sobre conseguir una linterna murmure.- No creo que haga falta...- Mi dedo pulso el “enter” forzando la entrada de los comandos emitidos y haciendo volver las luces al recinto.

Mis dedos empezaron a teclear de nuevo para poner el comando equivalente para la puerta del laboratorio tres y estos se movían con cierta soltura, recobrando las maniobras que había aprendido en mis primeros años. No era ello mismo que moverse virtualmente y era mucho más bonito, pero podía considerarse algo más “elegante”.

-Vale, puedo abrir la puerta del laboratorio. A vuestra señal chicas.- Dije por el comunicador mientras mantenía el dedo índice en vilo antes de pulsar el botón a la orden de mis compañeras.- No se lo que habrá ahí dentro, pero viendo lo que me instalaron en el terminal, con cuidado. Creo que Sony nos la ha jugado.

Por fin se dirigían a su objetivo. Parecía que habían pasado meses desde que entraron en el almacén abandonado, aunque si se paraban a pensar no habría transcurrido más que una hora escasa desde que aparcaron sus vehículos en los alrededores. ¿Pero quién tenía tiempo para pensar? 

Nariko abrió el cajón con la punta de la pistola, pero encontró una linterna Panasonic de luz halógena. Una parte de ella se decepcionó de no ver una granada de fragmentación con un cable atado a la espoleta. Es lo que ella hubiera hecho. Vaya guardias aficionados.

Elaiza se adelantó por el pasillo con sus visor infrarrojo activado, peinando el pasillo como un droide policial de escaneo facial. Aprovechó su sigilo y la oscuridad para estar a cubierto, pero nada ni nadie se movía por ese lugar. Había cámaras de visión simple en las esquinas, pero entre el apagón y que ya no había ningún guardia vigilando los monitores, los sistemas de vigilancia ópticos resultaban totalmente inútiles. Si esta era una instalación promovida por la Sony-Zeiss, habían sacado los modelos de cámara de algún museo de sus productos del siglo pasado.

Cuando Backdoor dio el "Despejado" a sus compañeras, Kaisha hizo avanzar al guardia de seguridad fuera de la sala sin dejar de apuntarle a la nuca con su semiautomática SlingDragon (le encantaban las pistolas chinas, tan ligeras y manejables. Tenía que convencer a Trigger de que se comprara una, pero era una cabezota). 

- Pasito a pasito, sherpa. -le dijo mientras lo seguía hacia la puerta del Laboratorio 3.

A su lado, Trigger iba iluminando con la linterna Panasonic lo justo para vislumbrar lo que tenían frente a sus pies. En general se podía describir como basura, deshechos, polvo, cosas rotas, y algo más de basura: armarios de ficheros sin cajones archivadores, cajones archivadores tirados por el suelo cuando deberían estar encajados en algún armario de ficheros, unas sillas vueltas del revés, una mesa metálica oxidada y abollada,...

Tras girar las dos primeras esquinas, siempre con Backdoor como vigía avanzada, el techo parpadeó de luz como una serie de relámpagos de fluorescente. Alma estaba con ellas de nuevo, después de su periplo por los infiernos. La mayoría de tubos de iluminación se limitaron a crepitar y a encenderse y apagarse en un bucle infinito. Otros estaban tan sucios por la mugre que su luz parecía un velo de muerte. Pero aquí y allá algún fluorescente se había librado de la decadencia del lugar, y el blanco quirúrgico que desprendían permitió ver la ya mítica puerta.

Un cerrojo electrónico la bloqueaba, pero junto a refuerzos metálicos estructurales también se había colocado un NumPad para introducir un código de acceso alfanumérico. Según había dicho el guarda de seguridad, el cerrojo electrónico era cosa del SysOps de la IntraNet. Pero de ese código las chicas no sabían nada.

- ¿Veis que no os he engañado? -dijo el guarda. Al iluminar Trigger su cara con la linterna Panasonic vio también la tarjetita que colgaba de su pecho: "Jiyan" ponía en rotulador en la casilla de "Nombre:". 

- Ya me veo que la siguiente pregunta va a ser si tengo el código de la puerta, y la respuesta es que ninguno de los guardas lo tenemos. Sólo los científicos que vienen de vez en cuando pueden entrar. Nuestro nivel de acceso está bien por debajo de esta puerta.

La luz regresó gracia a Alma. De nuevo, nuestro ángel de la guarda nos iba guiando por buen camino. - Gracias por eso Nozomu. - agradezco a mi compañera por el intercomunicador. - Aunque cuanta más luz hay menos me gusta andar por aquí ¿Que asco sitio es este? - bromeo intentando relajar el ambiente. Nos la habían jugado, pero no me quitarían el maldito sentido del humor al menos.

Acercándome con cuidado de no activar ningún tipo de sensor o alarma que proteja la puerta, observo tratando de averiguar si es posible tener acceso a los laboratorios de forma manual, a la vieja usanza. - Hermanita ¿Que te parece esto? ¿Crees que puedes cacharrear con ese Numpad? Lo mismo no hay que molestar a Nozomu con esto y podemos hacerlo desde de forma manual. Total, ya que estamos aquí enfrente...

Backdoor resiguió el contorno de la puerta con la mirada, y eso le bastó para identificar los sistemas de seguridad que la bloqueaban. Identificar no era lo mismo que ser capaz de traspasarlos, pero era un comienzo.

Una cerradura electrónica, en forma de barra de acero vertical, clavaba la puerta al suelo. No debería ser problema para Nozomu activar su elevación desde el terminal de la IntraNet. Si hubiera que romperla a golpes, sería mejor demoler directamente el edificio.

Por otro lado, un NumPad que pedía un código de acceso. Una secuencia de números, lo normal. Pero no tenían esos números, ni forma de conseguirlos a la vista. Pero si la magia de su hermanita funcionaba, seguramente podría hacer un bypass para hacer creer a la puerta que habían metido el código correcto.

Si algo de todo eso fallaba, tendrían que poner sus cerebros a funcionar para buscar alternativas. ¿Quizás la clave numérica se guardaba en algún sitio? ¿O había quedado registrada en algún lado? 

Venga esto es lo mío.

- Sí, creo que puedo hacerlo, y eso me será de gran ayuda, gracias hermanita.

Me pongo con el NumPad cogiendo la llave que me acerca mi hermana, con suerte podría engañar a la maquinita y en menos de lo que canta un gallo estaríamos dentro, solo tenía que tocar esto por aquí, esto por allá y...

-¡Sí! Listo - que buena soy joder - todos dentro, vamos a ver si nos enteramos de una vez por todas de lo que está pasando en este sitio.

Abro la puerta, estoy deseando ver quien está ahí dentro y desentrañar todo aquel lío en el que nos habíamos visto involucradas.

- Buena chica - dije a "Fixer" al escuchar el revelador sonido de la cerradura al abrirse y, al pasar por su lado le toqué amablemente el hombro - Ahora deja que "Trigger" vaya en cabeza. No le quitéis ojo a este pájaro - comenté en referencia a nuestro rehén.

Y sin esperar aprobación por su parte, me dispuse revolver en mano a entrar en la sala con precaución.

Tras mantenerme a la espera durante un rato sin confirmación de mis compañeras de la apertura de la puerta finalmente me encogí de hombros y active el comando de apertura. 

-Chicas, si necesitáis algo más avisadme, voy a intentar acceder a los registros de seguridad a ver si hay algo interesante.-Informe a mis compañeras después de abrir la puerta mientras mis dedos empezaban nuevamente a teclear contra la seguridad.

Los cerrojos del Laboratorio 3 se abrieron con unos golpes graves que resonaron por un pasillo hundido en el silencio.

El chasquido de la cerradura lateral, que se activaba por el NumPad, les pilló por sorpresa; Kaisha acababa de conectar la llave electrónica de Elaiza al codificador, y justo había dado tiempo a que se iluminaran unos cursores verdosos a la espera de la introducción de una secuencia de números. Todas esperaban que aquello fuese a tardar unos interminables minutos. Nariko se estaba girando hacia un lateral del pasillo, manteniendo al guardia a su lado, preparada para repeler cualquier atención indeseada y dar tiempo a Fixer para hacer su trabajo. Empezó a barrer el ángulo entre las paredes del pasillo con el cañón de su revolver, pero cuando aún estaba a medio camino, un chasquido inesperado a su espalda la hizo girar sobre sus talones como un torbellino. Su arma había pasado de apuntar a un pasadizo vacío, a estar apoyada contra la sien del guardia capturado, sin que nadie viera cuál había sido la transición intermedia. 

- ¡Ey, ey! ¡Qué yo no he hecho nada! -gritó el hombre mientras se tiraba de rodillas al suelo, con las manos en alto y la cara hundida en el pecho-. Ya os he traído hasta aquí, yo no puedo hacer más. Dejadme marchar, por favor, sólo quiero salir de esto y desaparecer. Por favor...

Su tono de voz era de verdadera súplica. Podía ser un actor de kabuki excelente, o un guardia de bajo nivel que veía a la Sony-Zeiss y a la Augen poniendo su nombre en una lista negra.

Cuando Kaisha se giró hacia sus compañeras, y le alargó la llave electrónica Flechet de vuelta a su hermana, exhibía una sonrisa de orgullo bajo su velo que pocas veces se había visto. -Ahora sólo queda que Al...-

Otro "clack" sordo interrumpió su frase. Incluso sin haber hablado por el comunicador, parecía que Nozomu les había leído los tiempos. La barra de seguridad vertical de acero cromado se deslizó hacia arriba, perdiéndose en el interior del marco de la puerta, y dejando un simple tirador de puerta como única separación entre ellas y la persona que se hallaba en el interior. 

Trigger no dudó ni un segundo en actuar: giró el picaporte con su mano desarmada, como quien activa el detonador de una carga explosiva, y empujó la hoja blindada hacia el interior, metiéndose en el laboratorio con el revolver por delante.

Todas contuvieron la respiración sin darse cuenta.

______.....................----------//////////////************'''''''''''''''''''''''''''

Alma tecleaba a toda velocidad, hasta el punto que notaba que sus dedos empezaban a tener calambres. Poco acostumbrada al trabajo manual, su musculatura se quejaba de tener que presionar uno a uno cada letra y cada número del viejo teclado IBM.

Si sus compañeras ya tenían vía libre para entrar en el laboratorio 3, ella tendría el tiempo justo para echar un último vistazo a la IntraRed antes de que tuvieran que salir de ahí. Habían venido para realizar la extracción de un agente del complejo, y ya lo habían localizado. Lo que tardaran en liberarlo y sacarlo al pasillo era el tiempo de que Nozomu disponía antes de salir al encuentro de las demás y salir corriendo en busca de sus vehículos.

Se decidió por mirar los registros de seguridad, en busca de alguna información sobre lo que se realizaba en esta instalación. Quizás grabaciones de vídeo de los científicos, un acta sobre esa supuesta incursión fallida que había tenido lugar un par de noches atrás… algo que arrojara luz sobre qué era realmente este lugar y quién era la persona a la que habían venido a rescatar. Pero la seguridad era fuerte, y su tiempo limitado. Al abrir la puerta de polígonos que daba acceso al nodo de Registros encontró frente a sí a un programa de Perro Guardián. Seguramente con su conexión neuronal no hubiera sido un gran problema, ya que vio que se trataba de un modelo estándar de mercado, sin mejoras ni modificaciones que le pudieran dar sorpresas desagradables. Pero tecleando en un monitor ella se volvía lo suficientemente lenta como para que el chucho se volviera una protección eficiente. El perrete la había detectado, y sus fauces se abrieron mostrando unos colmillos desproporcionados, esperando que Alma intentara meter un pie en su nodo y bloqueando todo acceso a los Registros.

Nozomu pensaba en si buscar otro camino hacia el nodo, acceder a otro, o simplemente desconectar e ir en busca de sus compañeras, cuando detectó una ventana de advertencia en la esquina inferior derecha del monitor. Un aviso sobre el gusano de la Sony-Zeiss: “Transmisión de datos terminada. Puerta de laboratorio 3 abierta. Procediendo a envío de coordenadas de localización.”

Malditos bastardos. Su contacto de la Sony, Mrs. Lee, les había dicho que cuando localizaran al agente capturado escogieran un lugar de recogida y le enviaran la ubicación. Entonces vendría un VTOL en busca del “paquete”. Pero ese programa se estaba adelantando. Estaban localizadas, y seguramente ese VTOL ya estaba despegando de algún lugar, y poniéndose en camino hacia las instalaciones. Quién sabe con cuánto tiempo contaban antes de que llegara. Y mucho menos podía prever con qué intenciones vendría.