Te encuentras, cómo siempre, metido en esa "celda" tubular de cristal reforzado a través de la cuál eres observado y estudiado meticulosamente, demasiado para tu gusto y probablemente para el de cualquiera.
La verdad es que a estas alturas te sientes algo débil y mareado debido a la multitud de substancias inyectadas desde que llegaste. No sabes muy bien qué pretenden, sólo que quieres irte de ése espantoso lugar cuánto antes pero los intentos de huida por por momento no han tenido éxito.
Es de noche, así que el extenso y novedoso laboratorio, compuesto sobretodo por metal y cristal, se encuentra vacío e iluminado muy escasamente por las luces de emergencia, ofreciendo una iluminación algo tétrica a tu cárcel de cobaya.
Repentinamente algo llama tu atención, un ruido y unos pasos... Una mujer ataviada con la bata del laboratorio se acerca a la consola de control de tu cámara. La reconoces, la has visto junto al profesor Hojo varias veces, aunque al contrario que él ella parece más apenada por lo que te están haciendo.
-Si te libero... no me atacarás, ¿verdad?- dice entre susurros, mirando a su alrededor antes de meter una llave en el panel de mandos y empezar a teclear en él.
Realmente me encontraba sorprendido. Parecia ser una noche como cualquiera, en el laboratorio, y habia estado esperando recuperar mis fuerzas para planear otra huida por la mañana, la decimonosecuantas.
Le reconocia, ella era una asistente del profesor, asi que mas confundido estaba, pero una oportunidad mejor no exite.
Me incorporo y respondo a la pregunta formulada moviendo la cabeza de izquierda a derecha dando a enteder que no la atacaria.
La joven muchacha sonríe satisfecha y mirándote con compasión, probablemente se esté jugando su propio puesto de trabajo con lo que está haciendo pero tu esperanza se confirma cuando la puerta de tu celda emite un chasquido y se abre limpiamente.
-Debes darte prisa, el guardia de los monitores está dormido ahora, el efecto le durará veinte minutos... Atraviesa ese pasillo y cuélate por el primer respiradero que encuentres, es lo más seguro- habla en susurros y te señala una de las varias puertas metálicas que hay en la amplia sala en la que os encontráis asintiendo con seguridad.
Bueno, ya te ha liberado y no sería muy coherente que te diera las instrucciones si no fueran verdaderas, no es que tengas demasiado que perder según parece.
Bajo la cabeza y asiento al pedido de la mujer. miro hacia la puerta señalada me dirijo con la mayor velosidad que mi cuerpo, lleno de quimicos, me permite.
estoy ingresando al pasillo, me freno y miro hacia atras en como despidiendome de mi benefactora. entro a caminar por el pasillo de manera sigilos y no muy rapida "no vaya ser cosa de que me pase del conducto de ventilacion mas cercano" pense.
Mi vision esta mejorando un poco, y mi olfato me servira para tratar de evitar algunos inconvenientes
La muchacha te sigue con la mirada, preocupada, y te asiente cuando miras hacia ella para que prosigas con tu camino y tu huida. Es ahora o nunca...
Sin duda te sientes más débil que hace unos meses, debido a los fármacos y al tiempo encerrado, pero eso no hará que tu espíritu de lucha decaiga, así que avanzas por el pasillo metálico sin emitir apenas sonido debido a tus patas cubiertas de pelo.
Encuentras le rejilla de ventilación sin problemas, y de hecho tan sólo está semi-sujeta por un tornillo, probablemente ella también se haya encargado de ese detalle.
Te internas en el tubo y avanzas todo lo deprisa que puedes, tu cuerpo se encalla de vez en cuando pero te fuerzas a continuar, raspándote con algunos de los salientes y provocándote pequeñas heridas que pasan a un plano secundario cuando la recompensa puede ser la libertad.
Tras muchos giros y más distancia de la que te gustaría, se empieza a escuchar una insistente y aguda alarma en el recinto, amortiguada y alejada por la distancia recorrida...
Aumentas más si cabe la velocidad y finalmente vislumbras el final, retirando la reja de salida con varios golpes para llegar al exterior, dónde continúa oyéndose la señal de alarma de forma más lejana.
El peligro sigue puesto que todavía estás junto al enorme y alto edificio metálico que ha sido tu cárcel por mucho tiempo, por desgracia no conoces el lugar y no sabes muy bien a dónde dirigirte... Las opciones son un par de calles que conducen a otros lugares de esa extraña ciudad o saltar hacia una especie de vertedero de chatarra.
La sensación del viento entre mi pelaje y del cielo estrellado con una luna llena y gigante, como dándome la bienvenida desde hacia mucho tiempo, alegraba mi corazón.
Era una ciudad totalmente desconocida para mi, como cualquier otra. Mi vida había sido el cañón Cosmo y sus alrededores, y nunca había ido a ninguna ciudad. No por falta de curiosidad, sino porque supuse que un animal como yo no pasaría desapercibido en esos lugares. Lo mismo pienso que sucederá aquí, así que estando en la encrucijada de ir por las calles, aunque sea de noche, seria mala idea y seria casi seguro que me descubrirían.
Entonces diviso un vertedero de chatarra.
-Allí podré esconderme, por lo menos hasta que recupere un poco mis fuerza, y seguir adelante con mi camino.-Murmure vaya a saber por que
Cuando pensé eso, me di cuenta de que nunca había planeado lo que haría si conseguía mi libertad, o al menos, lo planee mal.
"Si vuelvo al cañón cosmo, seguro el profesor me seguirá hasta allí, y lastimara a mis amigos y a mi pueblo, eso no puedo permitirlo. Deberé hacerme mas fuerte para poder salvarles. Pero primero debo darles a parecer, que no volveré hacia allá, por lo menos por algún tiempo."
y me diriji hacia el basurero de chatarra
Tras unos segundos meditando decides que tu camino será a través de las chatarras, quizá no sea un viaje agradable pero será lo más seguro para no llamar la atención...
Saltas hacia abajo y empiezas a andar con cuidado, procurando no tirar ninguna e las moles de metal que se acumulan a tu alrededor. Alzas la vista de nuevo pero con los extraños vapores producidos por la ciudad es difícil ver el cielo cómo te gustaría...
Corres y caminas varias horas, no sabrías decir en realidad cuántas, te limitas a obligarte a continuar para alejarte todo lo posible de ese edificio horrendo, y entonces encuentras otro muy distinto.
Es de madera, con colores claros o pastel, harmonioso y muy acogedor a la vista a pesar de estar en un sitio cómo ese.
Asomas un poco tu hocico y en el interior distingues multitud de bancos de madera, pero no hay nadie en el interior, al menos no a estas horas de la noche... Sin embargo hay algo mucho mejor, algo que te llena de alegría al distinguir su olor. Flores silvestres y naturales creciendo en medio del recinto como si de un pequeño milagro se tratara.
Quizá sea un buen lugar para descansar un poco...
Los bancos, los enormes ventanales, los candelabros, todo me hace suponer que estoy en lo que es (o fue) una iglesia. El piso de madera rechina un poco, pero no me importa, parece que no hay nadie por aquí.
En el centro de la sala, donde usualmente estaría el altar o la mesa de ceremonias, se encuentra un pequeño jardín que nace entre tanta soledad. El olor es embriagante y realza la hermosura del lugar. "Se que acá puedo descansar, la fatiga no me permite seguir, por lo menos hasta mañana".
Busco un lugar donde echarme a dormir, pero el jardín evita que piense en un lugar alejado de este.
Doy dos vueltas y me acuesto sobre el piso de madera bien cerca del jardín, pero mirando hacia la puerta por donde entre, no era el mejor lugar para dormir sin ser descubierto, pero siempre atento a si alguien entrase por ella. Ya descansado podría escapar, o pelear si fuese necesario.
Lamo algunas de las heridas, las que mas molestan. "Mañana estaré mucho mejor".
Y Una paz ingresa a mi corazón y rendido, duermo.
Duermes tranquilo y relajado, con un sueño profundo y reponedor cómo no habías tenido en mucho tiempo... Pero por desgracia es interrumpido repentinamente cuando la puerta empieza a abrirse, por lo que decides saltar a un lado y ocultarte tras los bancos por si acaso.
Te das cuenta enseguida por la luz que procede de las vidrieras que ya se ha hecho de día, has dormido más de lo que creías... Pero parece que nadie ha dado contigo por el momento, a menos que los que entran...
La idea queda descartada de inmediato cuando ves a una muchacha de aspecto tranquilo acercarse hasta el reducido jardín y recoger varias flores depositándolas en una cesta de mimbre. Lleva un vestido rosa largo y su cabello castaño anudado con un lazo rojo en una larga trenza.
*He tenido que hacer que te escondías para que me cuadrase con el post de Aeris pero ahora ya puedes hacer lo que quieras, =P
"Ya es de día, ¿cuanto habré dormido?" Me pregunto mientras, escondido detrás de unos bancos, veo a una muchacha recogiendo flores del jardín.
"Serán suyas, con que paciencia y amor debe haberlas estado cuidándolas, para que crezcan aquí. Parece ser una buena mujer, pero no debe verme, debo seguir huyendo hasta que pueda volver al Cañón Cosmo, con mi gente."
Camino hacia atrás para evitar ser visto pero en un mal paso muevo uno de los bancos haciendo que se caiga, quedo inmóvil pero oculto, sin saber si atacar o huir porque, seguramente, ella me escucho.