Partida Rol por web

Por un momento pensaba que Pablo se iba a sumar a la idea de Julia de abandonar el plan y volver a casa en cuanto nos fuera posible, pero para mi sorpresa y a pesar de lo asustado y jodido que parecía, mantenía sus pensamientos en positivo. Hablaba de salvar el fin de semana, ¡incluso de salvar esta misma noche! Esperaba que, ahora que éramos dos contra una, Julia se convenciera de encarar con algo más de optimismo la idea de seguir con los planes.

-No creo que Susi tuviera como única y principal idea amargarte el fin de semana. No dudo de que vaya a estar fría o borde contigo, y no te vaya a conceder ni un segundo de buen rollo por lo que a ella respecta. Pero me decepcionaría mucho si lo único que tiene en mente para el fin de semana son esas intenciones.-Intentaba tranquilizar a mi amigo, aunque no por ello dejaba de ser cierto lo que acababa de decir.- El tema de la OuiJa ha acabado siendo macabro de más, aun no sé muy bien que ha pasado hace un rato ahí dentro. Pero creo que tienes mucha razón: Deberíamos jugar a otra cosa o hacer algo, lo más tonto y divertido posible, para irnos con mejores sensaciones a la cama. ¿Tu que opinas, Julia, te animas?

Tras apurar con un par de tragos largos lo que me quedaba de cerveza, me quedo mirando hacia ella con una sonrisa, ofreciéndole una mano para incorporarse y volver al interior de la casa.

El apoyo de Mario acabó de convencerme de mi propia idea. Pues al principio la había lanzado al aire sin mucha firmeza, como pensando en voz alta. Pero, bien pensado, no debía dejar que mis paranoias afectaran a los demás. Quizá este iba a ser la última escapada de todos juntos. Llegaba la universidad, los cambios en las vidas de todos nos llevarían por caminos distintos, así que no era buen momento para echarlo a perder todo por culpa de un simple juego. Porque era eso, ¿no?

Una sonrisa de dibujó en mi rostro. Miré a Julia a los ojos. Puse mi mano en el hombro opuesto a mí, rodeándola con mi brazo. El contacto con su piel me transmitió frío, así que la froté un poco, para transmitirle calor, al tiempo que la apretaba cariñosamente contra mí.

- Vamos. - Le dije con ternura. - Aquí vamos a pillar frío. Ya verás que todo se arregla.

Con la despreocupación que sólo se tiene en estas edades, de córtex pre-frontal aún por configurar, olvidé de un plumazo todas mis preocupaciones y comencé a pensar en los juegos que había traído conmigo. ¿Cual podría calmar mejor los ánimos? ¿Risk? No, demasiado belicoso y aún se acrecentarían las malas actitudes. - ¿Trivial, Parchís, cartas? - Les propuse, mientras, con la mirada, invitaba a Julia a ponernos en pié y entrar dentro con una sonrisa.

El comentario de Pablo respecto a Susana me pareció excesivo, ella era mi mejor amiga y ya suficiente tenia con mi conciencia como para escuchar a Pablo decir eso.

-No digas eso Pablo, dudo que Susana quiera eso, debes comprender que estáis en una situación difícil, acabáis de terminar ayer, dale el chance de sentirse como quiera o de llevar el termino a su modo...- mire al suelo -...si me hubiese ocurrido a mi estaría demasiado triste, perder a la persona que amas, te pone en una situación en la que podrías hacer cualquier cosa-

Esas ultimas frases hasta a mi me angustiaron, mire a Pablo fijamente, no era momento de buscar culpables de nada en absoluto.

-Dudo mucho que la noche se anime, mejor nos quedamos quietos, insisto en continuar bebiendo, escuchar música, no tengo ánimos de ningún juego ahora...mañana veremos si nos vamos al lago o de senderismo, dependerá de los ánimos, pero al mas aire espeso, cojo mis cosas y me largo, no guardare como ultimo recuerdo un día de peleas-

El abrazo afectuoso de Pablo era lo que necesitaba, nuevamente volví a cruzar la vista con él mientras apoyaba la cabeza en su hombro en un gesto innato, di un suspiro se sentía tan bien, alce la mano y cogí la de Mario. 

-Vamos, ¿te animas una competencia de chupitos?- se me ocurrió de la nada; algo había que hacer por esa noche; al ponerme de pie le tendí la mano a Pablo, sonriendo y guiñándole un ojo.

El día había sido realmente completo.

Ya no solo la salida a los exteriores sino sobre todo la noche que se truncó por la Ouija, una experiencia que no dejó a nadie indiferente.

Aquel suceso cambió la perspectiva de todos los presentes, muchos se desanimaron, otros intentaban mirar adelante sin pensar en qué es lo que estaba sucediendo realmente, pero a medida que seguía avanzando la noche y el cansancio iba haciendo mella, todos sabíais que era el momento perfecto para ir a dormir.

Una dura jornada como aquella tan solo merecía una jornada de descanso, poder pasar página y dejar que el alba purgase los recuerdos malos y potenciase los importantes...

Susana tras la conversación con Ric, decidió que ya era hora de acostarse lo mismo la luz del alba venía con una mayor claridad de las ideas. La rubia decidió dormir en la habitación de matrimonio que había elegido en un principio, Julia debería de ir con ella y dejar que los chicos se apañaran, pero ella estaba tan deprimida que decidió acostarse sin más y no insistir a su amiga... al fin y al cabo era grandecita.

Mientras entrábamos de nuevo en la casa, un bostezo digno de hacerle competencia al león de la Metro Goldwyn Mayer me delata: Después de todo el jaleo y las diferentes experiencias de hoy, estoy realmente cansado.

-Ufff, chicos, yo estoy hecho polvo. Además, ya es tarde, y si queremos aprovechar el día no deberíamos remolonear mañana y levantarnos a una hora decente para aprovechar la mañana. En fin, que no me voy a poner en plan madre con vosotros, pero al menos yo me voy a mi cama a descansar. ¡Buenas noches chicos, que descanséis bien y nos vemos mañana!

Me metí en la habitación individual donde había dejado mis cosas para ponerme el pijama y meterme a descansar, y de paso intentar olvidar el terrible final de la noche con el experimento con la OuiJa.

Entré en la casa tras Mario, seguido por Julia. Todos parecían estar más por la labor de ir a "planchar oreja" que por continuar la velada de alguna forma menos siniestra que tal como la habíamos dejado.

Me encogí de hombros y, tras mirar a cada uno de mis amigos y desear buenas noches, entré en mi cuarto, en el que había descargado mis cosas cuando resolvimos las estancias, tras la discusión con Ric y Mario.

Aproveché cuando entró Mario ante nosotros para robarle un nuevo beso a Julia. Un beso que, aunque breve, iba cargado de pasión.

En algún momento de la noche creí que corríamos verdadero peligro y, en ese momento, sólo Julia ocupaba mi mente. Los demás, quizá también, pero de forma tangencial. Era a Julia a la que querría proteger si se cerniera sobre nosotros un peligro real.

Sumergí mi mirada en sus ojos verdes, justo antes de entrar en la casa y traté de adivinar los pensamientos que cruzaban su mente.

Una vez dentro, habría dado lo que fuera por no tener que separarme de ella.

Pues nada, a dormir se había dicho, los chupitos nos esperaran, hasta comenzaba a creer que estaba actuando como una alcohólica entre tanta propuesta de beber; Mario se despidió y Pablo hizo lo propio, que mas podría hacer sola afuera de la casa, nada, seguirles en la aventura de "planchar la oreja" era lo adecuado.

Ric pronto se vendría al sofá y no podía estar dándole la lata con mi bajo humor, me despedí de los muchachos y me fui a la cama.

Susana, ya se había acostado y había apropiado de un lado de la cama, no prendí la luz y me desvestí con cuidado, aun teníamos una charla pendiente, pero seria en otro momento; me gire hace ella, acaricia su cabello y le di una beso en el cabello...-buenas noches-

Ese instante en que Mario desapareció tras la puerta de su habitación, sentí la mano de Pablo que me sujetaba, su beso fue de imprevisto, pues la verdad con todo lo que había ocurrido creí que no se repetiria, pero nuevamente me sorprende, siento sus labios y es como si el peso del mundo que sentía en mis hombros desapareciera.

Disfruto ese leve contacto y le respondo con la misma pasión, perfectamente podríamos meternos en su cuarto, pero aun todos no estaba dormidos, es solo una noche...debemos ser pacientes.

Al separarnos le sonreí y murmure un "gracias", realmente necesitaba sentir que estaba ahí, que no todo había sido una especie de sueño; nos despedimos sin querer separarnos, hasta que mis pasos obligaron a nuestras manos a separarse.