Atrás quedan los fríos muros de la sede de la guardia de la ciudad, lugar en el que habéis entregado a Akalis y en el que Bethari, cumpliendo el trato que había hecho con vosotros, os ha pagado el dinero acordado.
Ante vosotros se abre ahora un futuro incierto, pues os habéis enterado de que la Cofradía de Erekar, debido a los desafortunados acontecimientos en los que se ha visto involucrada, ha decidido cancelar la expedición a Xarkaz, expedición para la que esperabais ser seleccionados. Quién sabe, quizá de lo único de lo que debáis preocuparos ahora sea de recuperar la mula de Linnet. Tabalard es una ciudad grande. Seguro que pronto encontráis a alguien que necesita de vuestras habilidades.
No me lo acababa de creer pero todo había terminado bien. Al final habíamos conseguido cerrar el portal y el regreso a la ciudad fue tranquilo.
Una pena que la expedición se cancelara pero ya tendríamos otra oportunidad. Si no salía, bien podríamos encontrar fortuna en otro sitio.
De momento me quedaría allí. Seguro que no me iba a aburrir.
Arbahin estaba bastante “contento” con que el grupo hubiera evitado que ese maligno ser llegar al mundo. Curó al mago, ayudándole a caminar luego y prometiéndole una jugosa comida en compensación. Incluso hasta bromeó brevemente y mal sobre las pertenencias de Linnet. Ninguno había muerto, derrotaron al mal, habían completado la misión, para el draconiano era suficiente para estar contento.
No se preocupó mucho por la cancelación de la expedición, el mal prosperaba en cualquier ámbito y solo había que estar atento para erradicarlo. Podía contar con la ayuda de sus compañeros y la certeza que no le defraudarían.
-Vayamos a por una cerveza- dijo al terminar de cobrar y sintiéndose especialmente generoso.
-Gra-gra-gracias maese Arbahin-dijo Parfemius al dracónido cuando este trató sus heridas tras los eventos acontecidos.
La euforia del momento inundaba de alegría al mago, pero al mismo tiempo era consciente de lo cerca que habían estado de sufrir un final terrible; tanto ellos como todos los habitantes de Tabalard, y quizá el resto de la humanidad. Cuando las fuerzas oscuras invaden este mundo nunca sabes hasta donde puede alcanzar su sombría maldad.
Pero ahora era tiempo de celebración. Parfemius sacó a su familiar de entre los ropajes y acarició su huesudo cuerpo.
-He-he-hemos vencido querido Marvin. ¡Vic-vic-victoria, triunfo, gloria!-exclamaba con una risa entre cómica e inquietante, como era habitual en él.
Asintió a la oferta de Arbahin a esa cerveza. Le estaba cogiendo el gusto a esta ciudad.
Tras la explosión del último de los cristales ruedo por el suelo tratando de evitar que algún fragmento me golpee. Miro desde el suelo a mis amigos, asegurándome de que todos se encuentran bien. Y tras comprobarlo me levanto sacudiéndome el polvo de los pantalones... - Bueno, parece que aquí ya hemos terminado. Me agacho para mirar los pequeños fragmentos de cristal que hay por el suelo y tomando uno entre mis dedos lo alzo observando su interior, - creeis que nos darían algo por esto, pero antes de que puedan contestarme yo misma me respondo, arrojando el minúsculo fragmento - nah.
Me fijo en el mago inconsciente y tras aproximarme a él con cautela, empujo su cuerpo con la punta de mi pie, para volverme a mis amigos encogiéndome de hombros, - este no se va a despertar en un buen rato.
Me giro entonces hacia la entrada, - mis cosas... y salgo corriendo. - Toma, para ti, digo lanzando la daga a Daphne, tal y como le había prometido.
Tras recibir el dinero acordado no tardo en comenzar a gastarlo, lo primero que hago es buscar al individuo al que le vendí la mula y pago sin dudarlo el doble de lo que saqué por venderla. - Te juro Ruda que nunca mas vuelvo a desprenderme de ti, digo cubriendo de besos a la mula.
Lo cierto es que no termino de tener claro que es lo que ha sucedido exactamente, ni la gravedad de todo lo acontecido, al parecer Akalis estaba detrás de todo este turbio asunto, pero no había quedado clara su motivación, demasiadas lagunas en este puzzle que no consigo comprender, pero ya no es asunto mio.
La expedición cancelada no suponía ningún problema, es mas nos ofrecía la oportunidad de descansar y disfrutar unos días de la ciudad.
Acepto con gusto la propuesta de nuestro amigo de celebrar con un trago el dinero bien merecido de nuestra recompensa.
- La siguiente corre de mi cuenta, digo con una medio sonrisa y haciendo sonar la bolsa de monedas que encontré.
Durante la celebración saco un cristal de color rosado de mi mochila, ocultándolo a ojos ajenos y tendiéndoselo a Parfemius le digo, - toma, será mejor que lo guardes tú, yo, salvo venderlo, no se me ocurre que puedo hacer con él, y seguro que tú le das mejor uso