Partida Rol por web

Ardeth miró con mal disimulada suspicacia a Jonathan y su repentina aprobación de su vestimenta. La palmada en la espalda, que le cogió desprevenido, no hizo mucho por mejorar aquella situacion.

- Sabes que no bebo alcohol. Pero puedo tomarme un te. Los ingleses haceis eso, ¿no? Beber te -dijo, con absoluta inocencia, mientras se arreglaba los botones del abrigo en un remedo de gesto que parecía practicado delante del espejo- Además, es conveniente que alguien te vigile.

Tomó su puñal, colocandolo en el interior de su abrigo. No era lo más comodo, pero al menos había podido poner su vaina en un cinturon. El resto de sus cosas quedaron en la maleta, con el resto del equipaje de sus compañeros.

Antes de seguir a Jonathan, lanzó una mirada aprensiva a los dirigibles.

- Con lo facil que hubiera sido cabalgar desde Alemania. Que mania con hacerlo todo tan intrincado.

Aprovecho el viaje para poder hablar con los guías que tendremos en la tierra mordava, quería estar preparada para poder conocer todo y tenía pensado conseguir un mapa para poder ver con mucho más detenimiento ese camino que íbamos a tomar para poder entrar y como nos moveríamos.

-Estoy bien Rick, solo que estas cosas sacan lo peor que hay en mí y dejo de ser una refinada dama británica - replico con una sonrisa observando el lugar. Dormir nos vendría bien, pero teníamos un largo viaje por delante que nos serviría también para descansar. Así que pido mis mapas, para poder trabajar. El trabajo de campo está bien, pero sumergirte en libros para encontrar ayudas.

-Ardeth, hubiera sido más fácil. Pero también hubiéramos atraído muchas miradas, sin contar que necesitaríamos el beneplácito de todo gobierno cuyo país tuviéramos que atravesar y que nos permitieran cambiar los caballos cada poco. Sin contar como acabaría nuestro trasero de tantos botes que daríamos.

El mayordomo salió y tras unos minutos apareció el capitán que os llevaría hasta Mordavia. El hombre apareció con un ojo amoratado y signos de pelea en su rostro, a pesar de ser aparentemente de mediana edad.

- Perdonen caballeros, señora. - dice nada más entrar. - Soy el capitán Cartwright, de la Royar Air Force y seré quién comande el Cisne Negro. Mi tripulación será la que me ayude a gobernar la nave. Todos miembros de la RAF que han servido conmigo, algunos desde la Gran Guerra. ¿Tienen alguna pregunta antes de que vaya a realizar las últimas comprobaciones?

El mayordomo os trae algo de comer y beber. Mientras el capitán sigue explicando.

- No lograrán ver al Cisne Negro, no se preocupe. - comenta por el hecho de hacerlo más intrincado y que os puedan ver - Tenemos un sistema para que no se nos pueda ver y además contamos llegar a territorio mordavo de noche.

"Color local, ya sabes…". -Me parece que tú también necesitas un sueñecito, querido cuñado. De aquí nadie se mueve. Hasta las sombras tienen ojos -añadí, en un tono misterioso y aparentemente auténtico.

Si Evelyn estaba bien, yo estaba bien. Y si se iba a encargar de los mapas, genial. Di una palmadota con ambas manos cuando vi la comida y, tras alegrar el estómago, saciar mi sed, y escuchar al capi, decidí echarme esa siesta.

-Un hombre de acción necesita mantener la cabeza despejada y el cuerpo a punto.-argumenté, acompañado de un bostezo.

 Miré fijamente al veterano fijamente unos segundos, después de su explicación, antes de preguntarle, con curiosidad:

 - ¿Puedo preguntar, si no es indiscreción, como a terminado con un ojo morado, capitán?.

 Lo último que quería un buscabroncas o propenso a los accidentes al mando de todo.

Al escuchar la pregunta del señor Nomdedeu, Ardeth bajó la mano que tenía levantada con timidez y cerró la boca.

- Venga Jonathan, ya as escuchado. Nada de color local. Iré contigo para asegurarme de que no se te ocurre ninguna estupidez.

Dijo, después de darle un toquecito en el hombro. No tenía ninguna pregunta que hacer, por lo que se quedó esperando a que alguien les dijese por donde ir o donde acomodarse hasta la partida de su vuelo.

El capitán parecía un tipo demasiado serio para mi gusto, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de cosas que habíamos pasado. Me sentía como si tuviese algún complejo de madre. Era lo que tenían los militares cuando se encontraban con civiles.

Pero no me esperaba que Rick fuese tan serio, así que le miré e hice una mueca de sorpresa.

-Mi querido cuñado, creo que mi hermanita ha hecho de ti todo un hombre. Estoy orgulloso de ti -le dije de forma burlona, colocando una mano sobre su hombro. Entonces Ardeth me "invitó" a que nos retirásemos a descansar.

De verdad, cuánto aburrimiento había en aquel grupo.

-Está bien, está bien. Lo he captado. Nada de salir por ahí.

Claro que quizás existiese otra posibilidad.

-Eh... capitán, mucho gusto. Soy Jonathan Carnahan. Ya que como dice aquí mi compañero es mejor que nos quedemos cerca.. no existiría la posibilidad de echar una partidilla de cartas amistosa o algo por el estilo, para pasar el tiempo, por supuesto, y con fines totalmente lúdicos e inocentes -le pregunté, frotándome las manos y manteniendo la esperanza.

El capitán le responde al conde, y puedes intuir cierto orgullo inglés.

- Digamos que los locales no se toman bien del todo que los ingleses les hayamos dado una paliza en el rugby... Como no pudieron responder sobre el campo, decidieron que una pelea en la taberna sería su revancha. Aunque salieron escaldados. 

Luego responde a la pregunta de Jonathan.

- Si quiere desplumar a algunos oficiales, podemos organizar una partida de bridge en la sala de oficiales. Pero ya le aviso que algún tahúr hay entre ellos, sobre todo el teniente McKenna que digamos que tiene más suerte que el resto... 

Se ve que el oficial es de "fiar", le gustan las peleas y las partidas de cartas. Solo falta que le dé al alpiste. El capitán os indica algo:

- Como iremos a grandes alturas será necesario que tengan ropa de abrigo, por si no tenían les hemos preparado equipamiento para todos ustedes. - avisa a uno de sus hombres y os entregan un hatillo con ropa de abrigo (ropa de fieltro y piel de animales). - Espero que hayamos acertado con las tallas, por suerte para algunos de ustedes tenemos gente muy alta y grande en estas tierras. 

También os indica donde podéis descansar y relajaros antes del viaje.

La posibilidad de jugar una buen partida de cartas, aunque fuese bridge, fue lo mejor del día. Di una palmada y me froté las manos con satisfacción.

-¡Estupendo! ¡De eso era lo que estaba hablando! -exclamé -. Bueno, eso forma parte del juego, ¿no? Lo importante es participar.

Pero claro, para eso hacía falta dinero, así que me incliné hacia Rick.

-Ejem, Rick, y si me prestas... ya sabes, unas pocas libras para tener un colchón. Si no, ni siquiera tendré con qué empezar -le dije en voz baja. Después, subí el tono -. Supongo que aceptan pagarés, ¿verdad?

Mientras me unía al capitán, dejé a los demás elaborando los detalles de nuestro viaje. Aquello era lo de menos. Lo más importante en esos momentos era... jugar.

Seguramente lo mejor habría sido no intentarlo siquiera.

Ardeth se encoje de hombros.

- Rick, si Jonathan no va a salir de la base lo dejaré enteramente a tu cuidado. Yo voy a... a mi cuarto. No se como soportais esta ropa infernal.

Siguió por donde le indicaban, hasta su dormitorio. Deshizo la maleta, se puso sus atuendos y ya, más comodo y aseado, extendió su alfombra sobre el suelo en la dirección adecuada (gracias a una brujula porque en el maldito reino de los ingleses siempre está nublado) y se dispuso a practicar sus rezos.

Busqué en mi billetera, con un ojo puesto en los dos de Jonathan. -Despluma a esos incautos - Aunque, la verdad, tenía bastante claro que no volvería a ver las libras que le estaba entregando.

¿Por qué soy tan tonto? expresaba mi mirada en dirección a Evelyn.

 - Si no les importa, me gustaría hacer un recorrido por esta impresionante nave. - Le pedí al capitán. La partida me tentaba, pero no todos los días se me presentaba la oportunidad de explorar un dirigible.

 Después de un rato echando un ojo a la aeronave, decido unirme a la partida. Con suerte tal vez la suerte me sonría, o al menos conoceré a parte de la tripulación durante la timba...

Las horas pasan mientras se acerca el momento del despegue. La tarde es interesante para Drac y Jonathan que se reparten los beneficios de la mesa ya que la mayoría de manos las han ganado ellos dos. 

En cuanto oscurece es hora de partir, os avisan en silencio y podéis ver que las luces de la base están todas apagadas salvo las imprescindibles para que nos os matéis al caminar por ella. 

El mayordomo ya ha subido vuestras pertenencias al dirigible y todas las comprobaciones se han realizado. Ahora es momento de que despeguéis y surquéis los cielos hacia Mordavia.