Partida Rol por web

La pirata ve que la situación es digamos que caótica, seguramente contaba con un dirigible de mercancía o de pasajeros y éste sin duda es un dirigible militar, con una misión en ciernes.

- Bajad el arma chicas, parece que este dirigible entraña más de un secreto... - mira a los hombres, en especial a Drac que ha logrado llamar su atención con ese comentario. - Algunos son militares pero vosotros no, ¿mercenarios? ¿aventureros? - os pregunta, notáis que cuando dice aventureros lo dice con interés. - ¿Cuál es su rumbo o destino? 

Escucha el comentario de Rick y luego el de Ardeth, no se muestra temerosa pero sí que tiene respeto a que haya muchas armas en poco espacio. Luego mira a Drac Nomdedeu. Su interés ha cambiado de Evey al noble español. 

- Tú no eres británico...ese deje al hablar... ¿Compatriota? - la última palabra la dice en castellano. Luego mira a Ardeth y Rick y comenta - Vosotros tampoco, egipcio y americano por vuestro acento... - mira a los tripulantes y a Eve - Pero ella lo es y también el resto de la tripulación. ¿Qué asunto puede involucrar a un español, un americano, un egipcio con un puñado de ingleses? Es algo que llama poderosamente mi atención, puede que no saque nada de este dirigible en vista de que estáis bien armados y que realmente no haya mucho que rascar. Pero si que me gustaría saber qué tenéis en mente, quizá me apunte... 

Sala no tiene un acento natura de la península ibérica. Puede que sea canaria aunque tirarías más por venezolana. Pero necesitarías que hablara más en castellano.

Sala habla un buen ingles, buena dicción y un acento neutro. Ha estudiado en Inglaterra por muchos años seguramente.

 Sonreí complacido, antes de hablar con la hermosa capitán pirata en castellano, de modo que nadie más que no entendiera el lenguaje de Cervantes nos entendería...

 - Es agradable poder hablar con alguien en la lengua madre, lejos de la tierra patria, y una grata sorpresa, a pesar de la inusuales circunstancias de nuestro encuentro. - Respondí en español. - Como ha deducido correctamente, capitán, nos mueve una misión concreta, pero no soy libre de hablar abiertamente de ella sin el consentimiento expreso de mis compañeros. Solo puedo revelar que no exagero si digo que el destino del mundo podría depender de su éxito o fracaso.

 Sabía que me estaba arriesgando con ella, pero si era una espía, no le rebelaba nada que ya no supiera seguramente por otras fuentes, y si no lo era, esto podría involucrarla. Además, podría ser una valiosa aliada, si consiguiéramos ganarnos su confianza.

Lo último que esperaba era que fuésemos abordados, pero una vez lo hicieron, fue todavía más sorprendente el aspecto de nuestro pirata... que era sencillamente preciosa.

Me quedé un buen rato con la boca abierta sin saber qué hacer o que decir.

Si se trata de rascar...., pensé.

La mujer hablaba un buen inglés, por lo que tampoco parecía alguien que no tuviese cultura. Desde luego, no se parecía en nada a la imagen que me hacía de alguien que atacaba a otros aviones o aeronaves. Era una mujer muy especial. Y encima hasta sabía español. Eso sí que resultaba excitante.

-Eehh... si me permite, capitán Sala, soy Jonathan Carnahan -le dije, acercándome a ella y cogiendo su mano para darle un beso en el dorso, aunque me quedé embelesado mirándola. Cuando por fin salí el trance, sonreí más de la cuenta -. Mi amigo tiene razón. Es algo muy, pero que muy importante. No somos más que unos locos que están dispuestos a salvar el mundo a cambio de muy poco. Y como ve, no llevamos nada de valor. Yo no tengo ninguno, de hecho.

Solté por fin la mano de la capitana al darme cuenta que la había sostenido durante demasiado tiempo y me separé unos pasos de ella, intentando decir algo para disimular lo que estaba pasando por mi cabeza.

-Por cierto, ¿le apetece... 

¿Tomarme como esclavo, desnudarme y usarme hasta saciarse completamente?

... tomar algo, un té por ejemplo?

Quizá me apunte...Y el otro sonriendo engatusado por la belleza de la piratilla. Por no hablar de Jonathan. Oh, bueno, en él era de esperar, y lo mismo nos iba bien que la sedujera. Pero no al revés. Es que los hombres, somos...vemos una cara bonita y un culo y un...ejem...caemos en esa trampa. Me fijé en Evelyn.

Qué tontería pienso. Si yo fue el primero en caer enamorado por la belleza de mi esposa.

Le di un codazo a Jonathan -Espabila, que el español se te adelanta. -Luego, sin bajar mis dos armas, crucé miradas con la capitana Sala - Una partida de póker -respondí a su pregunta sobre el asunto. No me fiaba. Ya habíamos sufrido atentados y espías, esta golfa podría ser parte del plan del enemigo.

-A lo único que deberías apuntarte, muñeca, es a subirte en tu avioncito y desaparecer de los cielos.  

Al final resulta que el famoso pirata es famosa y tengo que ver como dos de los hombres de la expedición pierden las buenas costumbres para intentar impresionarla. 

Simplemente arqueo una ceja al escuchar como alguno habla mas de la cuenta. Definitivamente necesito cierto libro para utilizarlo en dar algunos correctivos. Respiro hondo mientras los observo con sumo detenimiento, volteando los ojos en un gesto un tanto de hastio. 

-Veo que mi hermano y nuestro compañero tienen una boca demasiado larga - replico desde donde estoy apoyada, mirandome las uñas con un gesto de indiferencia al resto del mundo. - Solo son momias, siempre son momias que se levantan para lanzar las plagas de Egipto y se tienen que parar. Efectivamente no tenemos nada de valor en este lugar, solo nos sirve de trasporte hasta llegar a nuestro destino. Si quiere unirse podria hacerlo si el resto lo acepta, pero ¿se mantendra tan fria cuando tenga a esa momia delante suyo y la robe su piel, sus ojos, su lengua e incluso su alma? 

Ardeth vio como tanto Jonathan como su nuevo amigo, el español, se tiraban sin dignidad ninguna a los brazos de la recien llegada. Era agraciada, Alah era testigo, pero en un situación como aquella habría que haber mediado algo más de compostura. Hizo rodar los ojos mientras guardaba su puñal entre sus ropas y asentia a las palabras de Rick.

- No somos quienes para añadirla a esta empresa, señora. Afirmo, sin duda, que sería una irresponsabilidad por nuestra parte. Deberían partir. Y Jonathan, solo para estar seguro de que no nos siguen, quizás deberías ir con ellas. Para vigilarlas, por supuesto. Estoy seguro de que unas damas de honor -hizo una reverencia a las señoras piratas-, te tratarán con dignidad y te dejarán en un lugar desde el cual puedas llegar a un lugar civilizado.

Intentó evitar la miradas de Rick y Evelyn. Si lo hacía se echaría a reír.

Había que intentarlo.

Ante las palabras de Rick, podéis atisbar duda en sus ojos. Pero las palabras amables de Jonathan y de Nomdedeu, eran harina de otro costal. Ardeth mantenía la cabeza fría y parecía decantarse por echarlas del dirigible junto con Jonathan aunque sabe que Rick y Evey nunca dejarían que Jonathan se fuera con ellas, por el bien de las pilotos claro. Pero fueron las palabras de Evey o mejor dicho la mención de la momia lo que llamó poderosamente la atención. 

Se muestra pensativa unos segundos, parece que le da vueltas a esa idea.

- Momias, escuché rumores, sobre una historia que se contaba hace años en el Magreb de una ciudad llena de riquezas y unos aventureros que se enfrentaron a una momia que asoló Egipto, y la derrotaron. Un viejo aviador que voló junto a mi padre en la Gran Guerra estuvo involucrado y murió luchando contra ella. Se llamaba Winston Havelock. ¿Eran sus amigos? 

Su pregunta es directa, tres de vosotros volasteis con Havelock en su último vuelo. Sus restos reposan en su avión, enterrados en la cálida arena del desierto. 

El tono de Sala ya no es burlón, es serio. Parece que tenéis plenamente su atención, las dos pilotos que la acompañan las notáis sorprendidas por este hecho, o porque ha relevado información sobre su pasado que ellas desconocían.

- Momias, escuché rumores, sobre una historia que se contaba hace años en el Magreb de una ciudad llena de riquezas y unos aventureros que se enfrentaron a una momia que asoló Egipto, y la derrotaron. Un viejo aviador que voló junto a mi padre en la Gran Guerra estuvo involucrado y murió luchando contra ella. Se llamaba Winston Havelock. ¿Eran sus amigos? 

 Al escuchar aquello, miré a mis compañeros con interés. Demasiados detalles cuadraban para ser solo una coincidencia. No obstante, no podía estar seguro, así que decidí esperar a que Evelyn y los demás respondieran por si mismos a su pregunta.

 De todas maneras, si Sala estaba muy unida al viejo amigo de su padre, podría querer vengarlo, así que podríamos tener a una valiosa aliada, como esperaba que ella fuera.

Aquella mujer era sencillamente increíble. No sabía si eran sus ojos o aquella manera que tenía de separar los labios cada vez que decía algo, pero me tenía completamente distraído... hasta que el codazo de Rick me bajó de las nubes.

-¡¡¡Ouch!!! -me quejé, llevándome una mano al costado, mientras Ivy le hablaba de la momia para meterle miedo. Pero lejos de asustarla... aquella mujer pareció mostrarse interesada.

Es una jugadora, como a mí me gustan.

-¿Winston? Sí, sí, claro que sí. Él... glup... nos ayudó a luchar contra ella. De no ser... por él, no lo habríamos... glup... logrado.

Había empezado a hablar muy deprisa, pero al recordar como aquel pobre hombre había muerto, me costó terminar la frase. Había un momento para jugar y sonreír y también otro para mostrarse serio y al recordar a aquel viejo piloto muriendo por nosotros... no fui capaz de actuar como normalmente lo hacía.

No solía sucederme, pero a veces me daba cuenta de lo cruel que era la vida y no tenía ánimos para disimularlo.

-El amigo de su padre... fue muy valiente, señorita... capitana... Sala. Gracias a él... detuvimos a esa momia. 

Después de soltarlo, volví a sonreír, intentando recuperar algo del buen humor que me caracterizaba, porque nunca había sido capaz de permanecer hundido demasiado tiempo. 

-La verdad que es de que menos mal que estaba yo allí para luchar contra ella porque de otro modo, ninguno de nosotros habría llegado hasta aquí, ¿verdad, amigos? -dije, mirando a los demás mientras me reía, aunque me daba que ninguno iba a acompañarme -. Aunque no me gusta alardear, la verdad. Es mejor no darle importancia.

Miré con cierta perplejidad a Evelyn. Estaba muy obsesionada con las momias.  Que nunca se lo iba a reprochar, pero la veía demasiado colgada de ese asunto. Pero se me pasó pronto ese momento cuando Ardeth hizo la broma, que saludé con una risotada. 

-Ejem -hay que guardar las formas. Aunque seguí apuntando a aquella monada. A las tres monadas. Unos instantes más hasta que llovieron revelaciones y, qué caray, la cosa se estaba relajando. No guardé las dos almas pero sí que dejé de apuntar a las chicas . Los revólveres ahora miraban al techo del globo este. 

Asentí a todo lo que se dijo. -El viejo Winston. Un gran tipo. Un buen recuerdo de él. -Era cierto, estaba de acuerdo con mi cuñado. Jonathan trató de impresionar a las tres mujeres. Le seguí el rollo, pasé mi brazo por sus hombres.

-¡Cierto, Jonathan! Tenéis ante vosotras a un auténtico héroe, capaz de enfrentarse a una momia él solo, a un enorme plato de bacon con patatas o al mismísimo diablo si es necesario. Sin embargo sucumbe frente a la belleza exquisita de tres piratas del aire. Jajajaja.

Ardeth se puso serio al oír el nombre de Winston. Hizo un gesto de respeto tocando su frente y musitó una plegaria.

- Que Alah lo tenga en su gloria en los cielos eternos. Un hombre bravo.

Y después empezaron a mencionar todos aquellos asuntillos que se suponía que eran secreto de estado. Les faltaba entregar a las bellas damas un dosier con los detalles de su misión actual. Y Jonathan alardeaba, claro.

- En efecto. Algunas de las cosas que Jonathan llevo a cabo no las podemos mencionar por estar sujetas a secreto, pero les garantizo que si se lo dijese apenas podrían creerlo.

Lo que por otro lado, era cierto.

- Capitán, si vamos a charlar animadamente, quizás podamos pasar a un lugar más cómodo y no departir como ladrones alrededor de un trofeo. Si la dama Sala es tan amable de mencionar a su escuadrilla de que no es necesario derribarnos, claro.

La bella aviadora escucha vuestras palabras y parece convencida de que fuisteis vosotros quiénes derrotasteis a la momia, incluso Jonathan. Una de las aviadoras le guiña un ojo a Jonathan, la misma que le sonrió anteriormente. Sala decide dar una orden a sus chicas.

- Que regrese a la base la escuadrilla, reposten y esperen mis órdenes, vosotros dos os quedaréis conmigo. Parece que podré saldar una vieja deuda de mi padre. - comenta sonriendo, luego mira al capitán y le pregunta - En este dirigible portan biplanos de escolta ¿no? 

El capitán asiente y dice que llevan tres pequeños biplanos de escolta. 

- Perfecto, pues puede apuntar en la bitácora que la aviadora Sala se alista en la RAF, junto a las aviadores Estíbaliz y Suárez. 

Dicho esto las tres aviadoras parecen relajarse, una de ellas sube a la parte superior del dirigible y avisa al resto. Se escuchan gritos de júbilo por parte de la tropa, parece ser que no tenían ganas de pelear con las aviadoras. Los aviones que os custodiaban saludan balanceando los aviones y descienden perdiéndose su pista. Sala saca su arma y la ofrece a Rick, las dos aviadoras hacen lo mismo al ver que su líder lo realiza. 

- Ahora si pueden ponerme al día de qué tienen en mente les brindaré mis servicios hasta que se resuelva satisfactoriamente su misión. 

El capitán se ve algo desbordado o totalmente confuso por la situación. Al menos tenéis a otra persona que podría dirigir el dirigible en caso de algún problema, o eso pensáis.

Un miembro de la tripulación os lleva a un lugar más cómodo para que podáis debatir y conocer un poco más al inesperado fichaje. 

 Les hago un gesto a las aviadoras y a Evelyn, cediéndoles el paso para que sigan al tripulante que nos lleve a la estancia donde vamos a hablar con calma, mientras les digo, con una caballerosa reverencia:

 - Las damas primero.

 Definitivamente el viaje acaba de volverse mucho más interesante. Encontraba muy fascinante a la capitana Sala y tenía ganas de tener la oportunidad de charlar con ella durante el viaje.

La capitana Sala se unía por la cara a nuestra expedición, mientras el capitán del dirigible balbuceaba no se qué, y Jonathan y Drac piensan con los pantalones.

Guardo mis revólveres, y hago lo mismo con las armas de las chicas aviadoras. Las meto en una mochila. Sus pistolas, no a las chicas. 

-No se, cariño -susurro a Evelyn- esto me huele mal. No hay mucha profesionalidad aquí. Dejo la diplomacia en tus manos, alguien al menos que actúe con cabeza. Con la cabeza de pensar.

Ruedo los ojos, y sigo al tipo de la tripulación - Johathan, no pierdas el rumbo. Y, Drac, mantén la calma. Esto es un despropósito. A ver si Evelyn pone orden.

Obviamente, yo había sido el héroe por encima de los demás, porque si no llega a ser por mí ni siquiera habíamos descubierto Hamunaptra. Así que al final, al césar lo que era del césar.

Y así consideré totalmente normal que una de las chicas me guiñara un ojo. Si es que cuando me ponía al frente, era irresistible. Sin darme cuenta, empecé a sonreír como un tonto.

-Sí, en efecto. Hay cosas por las que merece la pena sucumbir -comenté, en respuesta al comentario jocoso de Rick. Él no lo entendía.

Aquella mujer pareció quedar convencida de que estábamos todos en el mismo barco y se unió a nosotros. Esa era una buena noticia. No había sido necesario pelearse, ni tan siquiera mirar mal, por mucho que a Rick le hubiese tentado la idea de enzarzarse en un duelo a disparos.

-Rick, ya puedes dejar de apuntarlas. Están de nuestro lado. Y diga, capitana. Sus... ejem, subordinadas, seguramente necesitarán descansar y todo eso. Si quiere puedo hacer de guía para ellas... y atenderlas en lo que necesiten -le dije a Sala, mirando a la misma que me había sonreído.

Rick me dijo entonces que no perdiera el ritmo, pero no lo había hecho.

-Ni mucho menos, Rick. Solo... quiero ser amable con nuestras invitadas -le dije, indignado con lo que había dicho.

Ardeth había sido el primero en sugerir que se comportasen como gente civilizada y tomó asiento. Escuchó a los demás con corrección, pero cuando encontró la ocasión de hablar, levantó una mano, y sin esperar a que le diesen la palabra, intervino.

- Señorita Sala. Creo que lo apropiado aquí es que comuniquemos con el mando de esta operación la situación en la que nos encontramos y si se puede confiar en usted los detalles que nos ocupan. Espero que el resto de los aquí presentes tenga el suficiente sentido común como para guardar silencio hasta que recibamos tal permiso. Les recuerdo que no hace ni veinticuatro horas que hemos sido objeto de un atentado. Esto -dijo señalando a Sala-, puede no ser más que otra treta.

Tras las palabras de Ardeth, se envía un mensaje por radio a la base explicando la situación. La respuesta tarda varias horas en llegar, horas que el dirigible aprovecha para avanzar y llegar al primer punto de repostaje, este punto se trata de un carguero británico con bandera de Terranova.

Desde el barco se reposta combustible, además de otros pertrechos que no se habían subido en el inicio para poder realizar un despegue rápido. Tras la operación de llenar los depósitos de combustible que tarda unas horas, el dirigible se vuelve a elevar rápidamente y se pierde entre las nubes. Según os comenta el capitán la intención es que hagáis un último repostaje en el Báltico, en una ensenada en Finlandia para luego dirigiros hacia el Sur y cruzar hasta Mordavia desde Ucrania. 

En ese momento llega la respuesta. Permiten a Sala integrarse en el grupo y se le perdonarán todos sus delitos a lo largo y ancho del Imperio Británico siempre que cumpla las órdenes y que sobreviva. El capitán refunfuña ante esto, pero nada puede hacer. Podéis notar que incluso sus hombres parecen haber perdido en parte la confianza del mismo tras sus últimas actuaciones. 

En los próximos dos días de travesía cruzáis Noruega y Suecia, y al llegar al Báltico repostáis en una ensenada escondida para poner rumbo a Mordavia. Llegaréis a ella desde el Norte, cruzando Ucrania. Para esta parte del viaje el dirigible se eleva al máximo de sus posibilidades y despliega el humo para evitar ser detectados. Otro día más de travesía y el capitán os informa de que estáis entrando en el cielo mordavo.

El tiempo en Mordavia es frío, los vientos que imperan vienen del norte y traen temperaturas bajas. Desde el aire no podéis observar apenas el terreno pero los aliados mordavos que os acompañan os indican que la tierra está cubierta de densos bosques y pequeños valles donde pastorea el ganado. Para que os dejen sobre tierra firma debéis realizar un descenso suave. Maniobra que realizaréis durante la noche para no correr riesgos.