La puerta se cerró pesadamente tras Olivia y ella se tumbó agotada en el sofá de cuero marrón. ¡Por fin en casa! El día había sido duro, de los más extraños en su larga carrera periodística. El miedo que la había atenazado minutos antes en el río parecía haberse disipado en parte, y ahora tan solo quedaba aquella sensación de misterio. El de un caso oculto que una periodista de vocación como ella no podía dejar escapar. Su instinto le decía que aquel suceso podría llegar a ser peligroso. Había cosas que no encajaban del todo. Una llama había empezado arder en su interior. Una llama que sólo podría apagarse con la verdad.
Intentó dormir un poco, pero el fantasma del parque, y la emoción de los últimos acontecimientos no la dejaban tranquila. Se levantó y se preparó una copa de vino. Lo estaba dejando, pero ahora que las niñas estarían con su padre toda la semana se permitía el pequeño lujo de tomarse alguna de vez en cuando. Le ayudaba a concentrarse en su trabajo. Casi por instinto encendió el ordenador y volvió al correo del trabajo. Ahí estaba el mensaje de Lantarón, aquel que habían recibido horas antes. Manos a la obra.
Cuando llegó a la seguridad de su hogar, en el ático que compartía con sus hijas cuando no se encontraban con su padre, se dejó caer en el sofá sintiendo repentinamente un cansancio que, hasta el momento, no había notado debido a que la adrenalina se había disparado con los nervios, el miedo y la tensión vivida junto al río.
Se quedó inmóvil, sin ganas de hacer nada, pensando en la extraña y perturbadora historia en la que se había visto envuelta sin comerlo ni beberlo pero que, en principio, tenía muchos visos de acabar siendo un gran reportaje. Pero ¿por dónde empezar? Todo parecía tan oculto, tan misterioso, había tan pocos hilos de los que tirar que, por el momento, sólo parecía el esbozo de una novela de terror. Sin embargo era precisamente ese halo de misterio lo que más le llamaba la atención y, por lo menos por su parte, tenía toda la intención de seguir investigando hasta que diera con una solución o hasta que se encontrara un muro infranqueable en el camino.
No sin cierto esfuerzo, se levantó del sofá y se dirigió a la cocina para picotear algo de las sobras que encontró por la nevera antes de acostarse. Aunque poco aguantó en la cama ya que su mente, acostumbrada a ser imparable, no dejaba de dar vueltas a lo sucedido, así sería imposible pegar un ojo.
Se levantó y, poniéndose una fina chaqueta encima del pijama, se acercó al ordenador dispuesta a investigar un poco pero, mientras esperaba a que se encendiera, se decidió a abrir la botella de vino que tenía guardada para casos especiales, considerando que ese era un caso bastante especial. Se sirvió una generosa cantidad en una copa y, con ella en la mano, se sentó ante el ordenador.
Allá vamos.
Releyó el mensaje del tal Lantarón e hizo, una vez más, una búsqueda del nombre. Pero sólo encontró referencias al municipio de Álava, algunos sujetos con ese apellido y un par de sucesos ocurridos a una vecina de la zona o en las carreteras del lugar, una mujer asesinada por su marido y un hombre que se había precipitado al río Ebro con su coche. Pero nada más…
Página tras página fue descartando toda la paja que encontraba, pensando que sería mejor buscar un poco de ayuda. Tantos años dedicados al periodismo le habían granjeado algún que otro enemigo, pero también unos cuantos amigos y colaboradores ocasionales en muy distintos campos profesionales. Había llegado, una vez más, el momento de tirar de ellos.
Buscó en su libreta de direcciones el correo de Javier, un joven informático muy simpático que le había dado unas clases para aprender a moverse mejor por internet y la del matrimonio de escritores aficionados de misterio, Miguel y Juana, con los que había coincidido en una presentación de un libro.
Redactó los dos correos, pidiéndole a Javier si podía haber alguna posibilidad de sacar información que ella no veía sobre el tal Lantarón, y a Miguel preguntándole si había oído algo sobre el Logroño oculto y oscuro que parecía querer salir a la luz de manera demasiado siniestra y trágica.
Cuando terminó, se recostó contra el respaldo de la silla disfrutando del vino.
Lo primero de todo, perdón por la tardanza, entre el puente, el trabajo y, no lo voy a negar, cierto despiste que llevo encima fui retrasando el postear.
Por otra parte, creo recordar que dijiste que podíamos "inventarnos", por así decir, ayudas externas. Si lo que he puesto sobre posibles contactos no te parece válido, lo quito sin problemas ;)
Olivia no durmió bien esa noche. Quizá fuera el vino, quizá los acontecimientos del parque, quizá... la ausencia de las crías. Se levantó temprano, deseando salir de la cama y casi instintivamente miró el correo. De Juana y Miguel no había respuesta, en cierta parte era comprensible, pues revisaban el correo de pascuas a ramos, pero ahí estaba la respuesta de Javier. Sabía que él no le fallaría. Decía así:
Buenas noches Olivia,
lo que me cuentas es muy extraño, ese tipo, Lantarón, puede que sea un verdadero loco, o tan solo se esté inventando una historia. Lo cierto es que como periodista es algo demasiado jugoso para dejarlo escapar, ¡que emoción!
La verdad es que no había oído hablar nunca de un personaje llamado Lantarón, como tu bien dices, es un municipio de Álava, pero no encuentro ninguna otra referencia que pueda ser de utilidad. Sin embargo, y te vas a extrañar, he encontrado que este tipo lleva dejando comentarios oscuros precisamente en las noticias de tu página, en Rioja2, desde hace al menos un año y pico. A parte de la noticia que me comentaste, mira esta otra:
https://www.rioja2.com/n-102922-2-Guardia_Civil_re...
Esta es del nueve de febrero del año pasado, pero creo que no es la única. Mira esta otra de Junio del mismo año:
https://www.rioja2.com/n-104837-2-aparece-un-cadav...
Es como si supiera algo pero no quisiera decirlo, verdad? De locos. Creo que a este hombre le van las noticias macabras, y tiene cierta predilección por vuestro foro de comentarios, en Rioja2. Ahora no tengo tiempo, pero echaré un vistazo a ver si veo a Lantarón comentando en alguna otra noticia.
Por lo pronto, mucho ánimo con el curro. ¿Que tal las niñas? Espero que todos bien!!
Un saludo,
Javier
PD: Sinceramente, creo que el tío simplemente está tomándonos el pelo, pero por si acaso, ten cuidado Olivia.
Preocupaciones, añoranza, un temor desconocido, fuera lo que fuera lo que sentía Olivia esa noche fue incapaz de dormir bien. Las vueltas que dio en la cama no permitieron un buen descanso así que, a una hora bastante temprana, ya se encontraba en pie y dispuesta a comenzar su jornada. Mejor estar activa y sacar provecho que perder el tiempo de mala manera.
Una vez salió de la ducha, se dispuso a desayunar y, mientras el café se hacía, encendió el ordenador para saber si tenía alguna respuesta a sus mensajes. Se imaginaba que de Miguel y Juana aún no tendría contestación ya que la informática no era precisamente su punto fuerte, pero esperaba tener noticias de Javier que, con toda seguridad, habría estado casi toda la noche enganchado a la red.
Con una taza de café en la mano y un trozo de bizcocho apoyado en un platillo al lado del ordenador, comprobó que sus suposiciones habían sido acertadas. Allí estaba el mensaje de Javier con sus averiguaciones.
Se sorprendió al leer el mensaje, sobre todo la parte de los comentarios que se habían realizado a noticias publicadas en su periódico ya que ni siquiera se había dado cuenta de haberlos leído en su momento. La verdad es que poca atención le solía prestar a los comentarios de la gente porque, en su mayor parte, acababan siendo estupideces sin sentido alguno pero ahora, que los leía con otros ojos, estaba viendo que había muchos hilos de los que empezar a tirar.
En un bloc que tenía sobre el escritorio donde se encontraba el ordenador, fue apuntando los datos que le parecieron más importantes o destacados para investigar. Lugares, nombres y acontecimientos fueron mostrándose en una columna, algunos de ellos subrayados porque le parecían más importantes.
El tiempo se le había echado encima casi sin darse cuenta, como siempre le sucedía cada vez que se enfrascaba de lleno en una investigación. Apagó el ordenador, dejó la taza y el plato en el fregadero y se dispuso a vestirse para ir a la oficina. Tenía que hablar con Ana y, quizás, con el grupo que había tenido esa extraña experiencia el día anterior.
Aún había mucha mugre que rascar antes de dar con la verdadera joya.
Que chulada el bloc, muy bien! Parece que el número de pistas ha crecido exponencialmente, te sugiero compartirlas para que, aunque en la distancia, puedas arrojar un poco de luz sobre el resto de jugadores que puedan estar más perdidos. Como vuelves a la oficina, posteo en la escena de "La Redacción".
Muchas gracias, me alegro que te guste ^^
Olivia aprovechó la tranquilidad de la tarde para encerrarse en la redacción. Desde hacía dos días tenía abandonadas las redes sociales, y los becarios, a pesar de haber estado a la altura en redacción, no habían actualizado la página en varias horas.
Cuando al noche cayó, el estómago de la reportera empezó a reclamar lo que le pertenecía, y Olivia decidió que ya era hora de volver a su Ático. Con las niñas todavía con su padre, dispondría de dos o tres días de tranquilidad para resolver todo aquello. No se quería ni imaginar lo que supondría continuar aquella investigación con dos preadolescentes rondando las veinticuatro horas del día por ahí.
Encendió el ordenador y revisó el correo. Su amigo Javier no había vuelto a responder. Obviamente no le había dado tanta importancia a lo de Lantarón, ya que desconocía el alcance de las últimas pesquisas. Juana y Miguel tampoco daban noticias, supuso que estarían desconectados en alguna playa paradisíaca del sudeste asiático.
Pero... bingo. Entre el correo basura que no se había filtrado, y las suscripciones a los cientos de revistas y periódicos que Olivia seguía, se encontraba un correo de su amigo Mateo.
En respuesta a:
"Buenas tardes, Mateo.
Espero que te encuentres bien. Te escribo para preguntarte si sabes algo sobre unos informes de forense relacionados con las obras del Ebro del 93, tal vez algo que se encontró al remover la tierra durante las obras. También ando sobre la pista de un hombre llamado Francisco Martín Pinedo, que participó en las obras como constructor y falleció en extrañas circunstancias después de haber recibido un montón de dinero. Tengo una carta de un colega suyo que le escribió preocupado a este respecto. Quedo a la espera de noticias, cualquier dato que me puedas dar será de gran ayuda.
Un saludo, Olivia.
Hola Olivia,
que sorpresa volver a saber de ti, espero que estés bien. Veo que sigues tan ocupada como siempre y que no me consultarías algo así si no fuese importante, así que me he puesto manos a la obra esta tarde, después del trabajo, y he revisado los históricos del archivo forense. No sé en qué andas metida, pero agárrate que esto es demencial.
En el archivo informático no había nada por supuesto, estamos hablando del 93. Y en las copias oficiales tampoco, ni rastro del suceso que me comentas. Pero no sé por qué, quizá una corazonada, se me ha ocurrido mirar la pila de originales. Era un caos y me he vuelto loco para encontrarlo, pero resulta que sí que hay un informe forense del 93 relacionado con las Obras del Ebro. Diría que el hecho de que no haya copia oficial ya es bastante extraño, pero he alucinado cuando lo he leído en profundidad. Te lo resumo a continuación.
El informe fue realizado tras el descubrimiento de una fosa común que apareció al remover unas tierras en el parque del Ebro, cerca de la puerta del Revellín. Aparecieron bastantes huesos, así que las obras se detuvieron por unos días. El cuerpo forense recuperó todos los restos y se hicieron algunos análisis, aunque no he encontrado el informe técnico de los mismos. Tal y como sospechaban, se tratan, en su mayoría, de huesos provenientes de, efectivamente, una fosa común, según la datación es muy probable que fuesen de la guerra civil. Al fin y al cabo no es tan raro que nos encontremos algo así de vez en cuando. Pero también había un segundo grupo de huesos, y es aquí donde se pone interesante la cosa. No son de varones de entre dieciocho y cincuenta años, como en el caso anterior. Son huesos de bebés, de niños y niñas de entre 1 y 6 meses. Por lo menos pertenecientes a 6 cuerpos diferentes. A estas alturas me estaban entrando escalofríos, pero el informe sigue. La datación de los huesos: no son de los años treinta, sino de los años sesenta. O sea, que hay huesos mezclados con más de 30 años de diferencia. ¡En la misma fosa! Una locura. La única explicación posible es que alguien que supiera la localización de la fosa, volviera abrirla en los 60 para enterrar a esas pobres criaturas.
No sé que pensar, Olivia. Esto es muy serio y debería ponerlo en conocimiento de mis superiores, pero quería pedirte opinión antes. Hay dos hechos que me inquietan. Uno, ¿por qué este hallazgo nunca trascendió a la prensa? He estado revisando los periódicos de los días posteriores al descubrimiento y nada, no hay ni una nota a pie de página. Por otro lado, el informe forense no estaba recogido en los informes oficiales. Esto solo ocurre cuando un original es desechado por falta de resultados concluyentes o por decisión judicial. Lo que me inclina a pensar, y he aquí el motivo de mi cautela al mencionar este tema, que alguien dentro de la policía retiró este informe en 1993, haciéndolo desaparecer de forma oficial.
Me quedo inquieto, trataré de darle vueltas este finde. De hecho, creo que no voy a poder quitármelo de la cabeza. ¿Qué debería hacer, Olivia?
Un abrazo,
Mateo