Aquella misma noche, en todo el campamento reinó el silencio, roto únicamente por el lamento de una trompeta que homenajeaba a todos los caídos, tanto en aquella maldita isla como en cualquier otro lugar, a causa de la guerra. Era la mejor manera de demostrar que todos erais hermanos, vinieseis de donde vinieseis, y fueses como fueseis.
En el ejército, y en la guerra, no existía más que una única raza, el soldado, y un solo objetivo, no abandonar a nadie, conocido o desconocido, incluso aunque fuese de la jodida marina, porque todos erais hermanos de armas, inexpugnables e inolvidables en la mente de todos los que lograrían sobrevivir.
Para Ice, regresar con vida fue únicamente un capítulo en su vida, pero de tal intensidad, por todo lo que había sufrido, que habría de acompañarle el resto de sus ideas, junto con el recuerdo de sus camaradas, especialmente Penwater, Oddball, Abrahams y MacReady. Casi podía oírles todavía hablar a su lado, como si jamás fuesen a desaparecer:
Dios no puede vernos en este maldito lugar...
Os quiero a todos en formación de a dos, dejando quince metros entre cada pareja
Muere malditoooooo.....
Bebemos, comemos, orinamos y seguimos
Sí, ellos seguirían siempre a su lado, y juntos se irían de juerga, beberían hasta caer al suelo y compartirían las tías más buenorras que hubiese en todo el jodido país. Y con aquella idea, Ice solo podía hacer una cosa.
Sonreír.
FIN