Motivo: Ataque (+ voluntad)
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+2)=5 [3]
Bueno, creo que esto es una despedida
El cuchillo se insertó en tu pecho, separando la carne que formaba tus pulmones, atravesando aquel saco lleno de aire y también tu piel, salpicando vuestros rostros de sangre y transmitiéndote un dolor insoportable que recorrió toda la columna en todas direcciones.
Pero no duró demasiado.
La herida había sido tan profunda y el cuchillazo tan bien asestado, que en un segundo, todo desapareció para ti. Mientras sentías el sabor de la sangre, tu propia sangre, en tu boca, y tus pupilas se dilataban para ver por última vez lo que te rodeaba, tus manos se agarraron con fuerza al uniforme del jodido amarillo, cuyo rostro estaba deformado por el miedo y la rabia, antes de que tus fuerzas te abandonaran y acabaras rindiéndote a la muerte.
La jodida muerte, a causa de un jodido amarillo. Ibais a morir todos, pero al menos habíais conseguido llevar a cabo vuestra misión. Con una ultima sonrisa, el sargento Joahn Abrahams exhaló su último aliento.
Motivo: Daño cuchillo
Tirada: 1d6
Resultado: 6(+2)=8 [6]
Pues sí, has caído. Es que no estaba la cosa muy bien la verdad. Pero has luchado como un jabato.
Lástima no haber podido palmar de forma más épica!
Solo lamenta dos cosas. Haber conducido a los muchachos a la muerte y no haber podido meter mano a la avispa en el Bar.
¡Ha sido un placer absoluto jugar esta partida, jefa! ¡Me alegra saber que te podré seguir leyendo entre mutarachas y páramos nucleares!
JAJAJAJAJA SÍII Es una pena que no cayese algo más en el bar pero como dices, seguiré martirizándote con las mutarachas. Ha sido también un placer para mí. Muchas gracias!!!!!
Te voy a poner como VIP para que veas cómo termina la partida ;)
MacReady sintió el cuchillo del japonés hundiéndosele en el pecho y un inmenso dolor recorrió de inmediato todo su cuerpo mientras aquel puñal le desgarraba la piel y carne, sintiendo el sabor metálico de la sangre en su boca. Forcejeó con aquel maldito amarillo, no ya queriendo quitárselo de encima, sino matarlo con las últimas fuerzas que le quedaban en el cuerpo.
Sin embargo, el amarillo apuñalaba con rapidez, debilitándolo con cada cuchillada. MacReady supo que no podría hacer nada y, de pronto, sus debilitadas fuerzas le hicieron desplomarse de bruces en el suelo. Sus ojos habían quedado fijos en el oscuro cielo, aunque ya no quedaba en ellos vida alguna. Estaba muerto antes de caer. Su último pensamiento fue para Ice y el sargento Abrahams, deseando que al menos tuvieran una oportunidad de regresar vivos al campamento. El soldado moría con una clara certeza.
Dios no podía verles en aquella jungla.
Motivo: Pelea final contra japo
Tirada: 1d10
Resultado: 4 [4]
Al amarillo no le hizo falta gran cosa para seguir acuchillándote y con cada herida, tu vida se fue escapando más y más, hasta que ya ni siquiera fuiste capaz de sentir más dolor, horror, miedo o esperanza.
Cuando caíste muerto, el japo respiró sobre tu cuerpo unas pocas veces más, y gateó para salir del agujero en busca de otro soldado americano sobre el qué caer. Tu mente aún seguía funcionando cuando todo se volvió oscuro a tu alrededor, tus ojos dejaron de recibir luz y tu piel, de sentir la lluvia caer o el frío de la noche.
Puede que Dios estuviera contemplando aquella escena o puede que no, pero al menos esperabas que te acogiese en su seno y guiase tu alma hacia la salvación.
Motivo: Ataque Japo
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+1)=7 [6]
Ofú, pobrecillo. Al menos lo has intentado pero es que vaya tiradas que me están saliendo.
Lamento que hayas muerto porque quería llevaros hasta el final, pero bueno, ya no queda mucho. Ya sabes que estoy encantada de que hayas jugado y que como siempre, hayas estado genial.
Te pongo como VIP para que veas el final ;)
El amanecer coincidió con un cese de la tormenta que os había martirizado durante toda la noche. El soldado Ice había conseguido descender por la colina, librándose de todos los japoneses que habían salido a su encuentro, envuelto en fango y sangre, con el olor a muerte impregnado en sus ropas y un deseo por sobrevivir casi inexplicable.
Cuando se detuvo, después de caminar durante no sabía cuánto tiempo, y miró hacia atrás, vio la colina en la cual había estado a punto de morir, preguntándose lo que habría sido de sus dos compañeros. ¿Estarían vivos? ¿Lo habrían conseguido? Quizás si les daba el tiempo suficiente, terminarían por alcanzarle.
Delante de él, a no demasiada distancia, se encontraba su campamento, pero quizás detrás estaban los últimos hombres de su compañía. Las ansias por volver se mezclaron con su "no dejamos a nadie atrás", y sabía que tomase la decisión que tomase, sería la más difícil de su vida.
Las piernas le ardían a causa del esfuerzo y los pies estaban en carne viva. Pero podía estar muerto; eso era desde luego, mucho peor, o mejor, dado que entonces no habría ya lugar al sufrimiento. Quizás si fuese como MacReady, perder la vida fuese más sencillo que conservarla, pero la idea de un todopoderoso guardando el paraíso no iba con Ice.
En mitad de la jungla, con el corazón en un puño, Ice tenía que decidir si volvía... o continuaba.
Sé que vas a continuar, pero por mí que no quede el ofrecerte la opción.
Podían estar muertos o capturados, que a fin de cuentas, era prácticamente lo mismo. Podían estar todavía acorralados y en ese caso, tampoco sería posible ayudarles. También podía ser que lo hubieran conseguido. Podía ser incluso, que ya estuvieran en el campamento siendo tratados como héroes. Aunque eso último lo dudaba bastante. Podían ser muchas cosas, pero eran todo incógnitas y ninguna certeza.
Ninguna certeza salvo una. Él estaba vivo y el campamento estaba cerca. Tenía que llegar y ponerse a salvo. Y no sólo eso, tenía que contar la historia del batallón Bravo. Aquellos valerosos hombres merecían que alguien contara lo que habían hecho. Kansas, Chicken, Oddball, Abrahams y MacReady si no lo conseguían y también Penwater. Sobre todo era, a éste último, el segundo en caer en aquella misión suicida, al que más echaba de menos. Ojala cuando llegara al campamento lo encontrara vivito y coleando en una camilla del hospital de camapaña, aunque sabía que eso era imposible, lo deseaba con fuerza.
Si, no había vuelta atrás y lo tenía decidido. Volvería al campamento. Abrahams y MacReady tendrían que apañársela solos. Él rezaría por sus almas, aunque no era devoto. No es que deseara dejarles atrás, pero estaba agotado, sin un ápice de esperanza de reencontrarse con ellos y falto de munición. Si regresaba a por ellos, nunca más pisaría el campamento aliado. Y así agazapado entre la maleza y con el arma a punto, emprendió el tramo final hasta su improvisado hogar.
Motivo: Sigilio
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+3)=9 [6]
Motivo: disparaar
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+3)=6 [3]
Voy a casa!
No tuviste demasiados problemas para alcanzar la zona del campamento. En cuanto te acercaste lo suficiente, fuiste consciente de que estabas cerca, muy cerca, de conseguir tu objetivo, que no era otro que el de regresar a casa. Sin duda alguna, te lo habías ganado.
Pero en aquella isla de mierda nada era tan sencillo como parecía.
Al apartar una de las ramas, viste la zona de nadie, el enorme trozo de tierra que separaba la jungla del campamento, y también japos apostados en los límites, vigilando, pendientes de cualquiera que intentara atravesarlo.
Sabías que los tuyos intentarían protegerte en cuanto salieras, pero también que te dispararían sin cuartel y que sin duda, tendrías que correr, correr y correr, quizás en zig-zag para confundirles, pero correr sin descanso... y tener mucha, muchísima suerte.
También pudiste ver como los japos iban cubriendo más terreno a cada momento que pasaba, por lo que sin duda, cuanto más esperases, más puntos de disparo tendrían.
Bien, vamos a ver. Si quieres atravesarlo, son TRES TIRADAS. 1D10+fue.
DIFICULTAD PRIMERA TIRADA: 6
Lanza una tirada y post, luego narro yo y te digo la dificultad siguiente, y finalmente la última.
Si quieres hacer otra cosa, pues me lo dices.
TIRADAS EN OCULTO.
- No me queda otra... - Se dijo a si mismo.
Podría haber tratado de rodear la zona, buscar una alternativa o simplemente esperar. Nadae convencía y todo lo hacía a la vez. Pero finalmente optó por lo más sencillo. Agotado y sin fuerzas invertiría si último aliento en correr como no lo había hecho nunca.
John salió corriendo a toda velocidad. Correría en zig zag, tratando de ser un blanco difícil. No sabía si lo lograría, pero si menos iba a intentarlo, era lo único que podía hacer. Tratar de sobrevivir...
Tirada oculta
Motivo: Correr mucho
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+3)=6 [3]
Ice salió de entre los arbustos como una exhalación, olvidándose del cansancio, del miedo, de su deseo de llegar, y concentrándose sobre todo en sus piernas. Nada más salir, giró hacia un lado y después de dar unos pocos pasos, cambió para correr en dirección opuesta, haciendo una "z".
Los disparos no tardaron en llegar. Aunque no era capaz de oír a los amarillos gritándose para advertirse unos a otros, sí que oyó las balas pasando por al lado, haciendo saltar motas de polvo diminutas delante, a escasos centímetros del lugar en el que acababa de poner un pie y después, el siguiente.
Era una lucha contra el tiempo y la muerte, o el destino, si se quería.
Desde el otro lado, alguien dio la voz de alarma y los soldados aliados, tus compañeros, comenzaron a apiñarse en el límite, arengándote para que corrieras y te acercases más, hasta llegar a un punto desde el que te pudieran cubrir.
Corre, Ice. Corre.
Bien, has pasado la primera.
Vamos por la segunda.
DIFICULTAD 8. Oculta. Aquí te puedo ayudar un poco con los disparos aliados, pero solo si no te alejas mucho de la dificultad. ¡Animo!
Ice siguió su carrera. Era rápido y bajo presión trabajaba mejor, pero aquello no se trataba de ser más hábil o más rápido que sus adversarios. No podía correr más que las balas y por mucho que se esforzara una bala perdida podía acabar incrustada en su cerebro. ¡Y eso por no contar con las balas que si iban bien dirigidas!
- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre... - Y aunque no era creyente, mientras trataba de esquivar las balas, comenzó a rezar.
Tirada oculta
Motivo: Zig zag!
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+3)=9 [6]
Ice se movía de un lado a otro sin disminuir su velocidad, saltando los agujeros que había en el terreno y manteniendo el equilibrio como si hubiese hecho aquello toda su vida. A su espalda, el número de amarillos que disparaban aumentó vertiginosamente, transformándose en una densa red que parecía no tener fin y sin embargo, ninguno de los disparos lograba dar al aguerrido soldado, que corría como una liebre en busca de la salvación.
Mientras, en el lado aliado, los gritos habían aumentado en número e intensidad y los soldados se acumulaban. También empezaron a disparar para intentar crear una mínima cobertura, aunque era complicado que eso pudiera asustar a los japoneses, que se sabían demasiado lejos.
El soldado Ice no tenía tiempo para fijarse en los rostros, ni tampoco para distinguir las voces, pero todo el campamento, sin excepción, acabó reuniéndose en su zona, mientras alzaban las manos para animarle a que siguiese corriendo y llegase a su lado.
-¡Vamos, cabrón! ¡Mueve el culo como si estuviese a punto de soltar mierda, soldado!
-¡No pares, Ice! ¡Me debes cinco pavos! ¡No vayas a rendirte ahora!
-¡Corre, maldita sea! ¡Corre!
Épico. Está siendo épico.
Última tirada. Dificultad 6. Ánimo!!!!!
Ice escuchó las voces de sus compañeros dándole ánimos. Eso ayudó a que sus piernas siguieran avanzando al máximo de su velocidad. Ya no quedaba demasiado para llegar al otro lado y poder respirar tranquilo al menos por un tiempo. Necesitaba descansa y tomarse una cerveza. Eso era lo único que quería para ser feliz en esos momentos.
- ¡Aaaaaah! - Gritó disparaba sus últimas balas hacia atrás, sin mirar siquiera a donde apuntaba. - ¡Ya vengo chicos! - Gritó con una sonrisa en los labios.
Lo iba a conseguir.
Tirada oculta
Motivo: Corre Forest, corre!
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+3)=6 [3]
Motivo: Disaparar
Tirada: 1d10
Resultado: 9(+3)=12 [9]
Por la mente de John "Ice" Pendollini pasaron muchas cosas en aquellos últimos metros. A la vez que los disparos continuaban sonando a su alrededor y las balas levantando el polvo, que los japoneses se afanaban en obtener un objetivo claro y sus compañeros aumentaban la frecuencia e intensidad de sus gritos, el mismo Ice sintió que la vida fluía por sus venas como nunca lo había hecho, y que delante le esperaba una nueva oportunidad, no solo para morir sino para vivir.
Además, estaba el hecho de todos los que habían caído antes: MacReady, Abrahams, Oddball, Penwater, Chicken, Kansas y tantos otros, que no habían ido a aquella misión suicida solo porque fuese una orden, sino porque era su deber... para con él y el resto de sus compañeros.
La camaradería cobraba ahora una importancia nunca vista para el soldado, descubriéndose rememorando los momentos que habían pasado juntos, tanto los buenos como los malos, y lo que había dejado atrás, que iba más allá de simples fotografías para transformarse en un remolino de emociones que le estimulaba todavía más para llegar con vida.
Corre, Ice, Corre.
Nadie daba nada por ellos, por ninguno, y sin embargo, resultaba insoportable pensar que de todo el grupo, ni uno solo lograría regresar para recordar la valentía de aquellos que no lo habían conseguido, lo que unido al orgullo que sentía, actuaba como un motor incapaz de dejar de funcionar.
Los pulmones le ardían a causa del esfuerzo; las piernas se endurecían como piedras con cada nuevo paso y el miedo a ser derribado en el último momento, en cualquier momento, pesaba más que cualquier otra cosa.
Por eso, cuando todos oyeron un disparo de rifle tan claramente como el bombardeo de un B-52 y vieron a Ice caer, se quedaron en silencio, temiéndose que de nuevo, se había cumplido que aquel lugar era infranqueable y que nadie había conseguido atravesarlo jamás con vida para regresar a la base.
Pero Ice no estaba vencido. No había recibido ninguna bala, sino que simplemente, había terminado por tropezar y había caído al suelo, por lo que se puso en pie, exhausto, sin apenas fuerzas, y reanudó la marcha, cojeando ostensiblemente, jadeando por puro agotamiento, hasta que finalmente, logró atravesar la línea que indicaba que a partir de allí, ningún disparo japonés podía alcanzarle.
De repente, cuando vio la línea blanca pintada en el suelo, se detuvo, viéndose inmediatamente rodeado, empujado y golpeado por sus compañeros desde todas partes, hasta el punto de que lo hubieran tirado si no llega a ser porque no había un maldito centímetro libre en donde caer.
Lo único que consiguió que se callaran, mientras intentaba recuperar el aire, fue la llegada del Coronel Doherty, que se abrió paso entre los soldados como un cuchillo en una meada, y que caminó hasta situarse justo delante de Ice. Entonces, lo recorrió con la mirada, se llevó un puro a la boca, lo encendió, dio una calada y después, se lo quitó de la boca para hablar.
-¡Está hecho una mierda, soldado! ¿Se puede saber por qué cojones ha tardado tanto?
Las palabras del coronel fueron como un bálsamo y todos volvieron a prorrumpir en gritos y aplausos. Ice había regresado con ellos; había sobrevivido al infierno de la isla de Tengoku; y lo había hecho como un jodido héroe.