Partida Rol por web

Hace una semana que saliste de aquella isla que te vio nacer. Has dejado atrás toda tu vida, tu familia y solo llevas su recuerdo y tu culto en ti, no tienes la certeza si volverás, no sabes lo que te espera en el mundo "exterior", nunca lo has visto, nunca lo has vivido... y de momento lo que has visto te ha dejado, cuanto menos, una mala sensación en tu cuerpo.

Has atravesado varios pueblecitos completamente asolados, las casas ya estaban negras y los fuegos extintos... había restos humanos por las calles devorados parcialmente por pequeñas bestias o sencillamente habían sido calcinados por las llamas. Cráteres, cadáveres, muerte, desolación... Aún no has encontrado alma alguna con vida.

Al segundo día viste como sobre tu cabeza voló un extraño artefacto; era como un barco, misma estructura aunque considerablemente mas grande de lo que habías llegado a ver. Voló pesadamente hacía el norte sin reparar en ti, no sabrías explicarte que clase de magia o lo que fuera usaba para que algo tan pesado pudiera volar.

Al cuarto día en tu pesado y solitario andar comenzó a nevar. Poco a poco todo el paisaje quedó cubierto por una densa capa blanca que daba un aspecto extraño al lugar... sabiendo lo mal que iba aquella zona, la nieve le dio un aspecto si cabe mas siniestro y melancólico...
De vez en cuando ráfagas de viento se arremolinaban en torno a ti y hacían que te arrebujaras en el abrigo que llevabas... pero una de aquellas ráfagas de viento hizo que miraras con los ojos entrecerrados al camino que tenías frente a ti... una mala sensación se apoderó de ti, algo iba mal.

Cada paso que daba en aquel mundo desolado, cada cuerpo sin vida, rama quebrada y campo corrompido que mis ojos observaban, no eran más que la confirmación de lo que la ausencia del poder de la Diosa sobre la tierra podia llegar a significar. Cuando por primera vez mis pies habían pisado la orilla resquebrajada por el hielo había pensado que a partir de entonces todo iba a ser completamente diferente a lo que pudiese conocer y mentalmente me había preparado para ello, para hacer enfrente a lo que pudiese encontrarme. Pero nunca, ni en mis más alocadas pesadillas, se me habría ocurrido soñar algo así...tanto dolor...tanta muerte...todo estaba....tan mal. Ni siquiera me hacía falta mirar con mi tercer ojo para ver el manto negro que parecía haber cubierto la tierra por la que caminaba. Durante días había avanzado por caminos desholados, atravesado zanjas, terrenos mancillados, praderas resecas y olvidadas...pero ni un alma, ni un animal siquiera habían salido a mi paso...Y el silencio había llegado a ser tan familiar para mi que cuando en la mañana del quinto día la brisa helada golpeó contra mi cuerpo  tardé unos segundos de más en reaccionar ante la sensación de peligro que me recorría.

Súbitamente alerta y con todos los músculos en tensión, contuve el aliento mientras con mis sentidos abiertos al máximo exploraba mi entorno en busca de algo, una mínima señal que me indicase la procedencia del peligro que me acechaba y su naturaleza. Durante años había sido entrenada para percibir más allá de lo que los ojos veían, mas allá de lo que mis oídos pudieran captar o mis dedos tocar y aquel día, consciente de que me iba la vida en ello, puse toda mi alma en ello. 

Una ráfaga de viento helado te azotó, te envolvió... y te sobrecogió... notaste que sin duda algo iba mal y a los pocos segundos escuchaste el llanto de un niño pequeño y unas risotadas crueles... no parecían venir de muy lejos; ¿Quizás unas decenas de metros por delante? Quien sabe... lo que si estaba seguro era el llanto y las carcajadas...

Acostumbrada al silencio que me había rodeado los últimos cinco días, permanecí unos segundos registrando la naturaleza de lo que captaban mis oídos. No, mis instintos no me habían engañado, aquel llanto claramente no era buena señal. Sintiendo cómo los nervios amenazaban con adueñarse de mí, medité brevemente qué hacer. No era una guerrera, en circunstancias normales hacer frente a lo que seguramente estaría teniendo luegar frente a mi no hubiera sido mi tarea, pero desde luego tampoco estaba en mi naturaleza no hacer nada ante el sufrimiento ajeno. Tomando una decisión, contuve el aliento mientras con sumo cuidado, intentando no hacer ningún ruido, me echaba a un lado del camino para ocultarme lo máximo posible. Respiré profundamente y mentalmente me preparé para llamar a magia mientras avanzaba sigilosamente hacia la fuente del sonido.

Conforme te acercabas sin saber que te estaban escuchando llegaste a donde provenía el llanto del niño... Primero lo viste, un niño rubicundo tirado sobre la nieve y envuelto en una manta llorando sin parar mirando al cielo... seguiste recorriendo la zona con la mirada y viste a una mujer muerta, tirada en el suelo... sus ojos estaban abiertos... la nieve estaba manchada con su sangre que había abandonado su cuerpo por el abdomen... una espada se iba deslizando fuera del cuerpo y viste a dos hombres... uno que sacaba el arma y el otro que se subía los pantalones... Iban con capuchas y armados con espadas, te miraban con crueldad y sonrieron con lascivia mostrando una total ausencia de dientes...

- Eh Ralph... esta vez no vamos a tener que compartirla - dijo riendo mientras ellos se acercaban a ti con las espadas por delante dispuestos a matarte...

La visión de aquellos rostros crueles me paralizó durante unos segundos. Nunca hasta entonces había tenido que enfrentarme a una situación como aquella y tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no ponerme a temblar al contemplar como la sangre, roja, brillante formaba un charco debajo del cuerpo de la mujer. Es sangre roja...no hay nada que hacer...pensé incoherentemente mientras observaba como los hombres se acercaban. Ante la evidente amenaza actué por instinto. Pocas veces había tenido que poner en marcha aquel poder, pero no por ello era más inexperta en su uso. Guiados por años de práctica mis dedos trazaron un dibujo en el aire frente a mí al tiempo que de mis labios salían las palabras sagradas.

-Gutha rÿa-respondiendo a la llamada, los tatuajes que adornaban mis manos comenzaron a brillar con una luz azulada que pareció colapsarse sobre si misma y luego explotar cuando mis dedos se entrelazaron ante mi. Al instante un sonido infernal, chirriante y angustiante, como el canto de un gong distorsionado brotó de mis manos y avanzó en dirección a los hombres. 

Sin pararme a ver el efecto que mi ataque había tenido descrucé rápidamente los dedos y me concentré en canalizar la magia de la diosa entorno mio. Ésta estaba ahí, al alcance de la mano para aquellos que sabían donde buscar y acudió a mi llamada rauda y cálida hinchándome de gozo y vida.

-Creag-là-movidos por la costumbre mis dedos trazaron el símbolo de protección y el aire enfrente mia pareció ondular como si fuera la superficie de un lago. En respuesta, uno por uno, los tatuajes que adornaban mi piel fueron ilumninándose hasta que todo mi cuerpo quedó cubierto por una suave luz azulada que iluminó la escena y los rostros de los hombres que se acercaban.

Uno de los asaltantes salió despedido hacía atrás al recibir el potente impacto sonico que emitiste al invocar el poder que tu Dios te brindó y que tu culto enseñó... El cuerpo cayó a unos pocos metros y boca abajo... la sangre no tardo en salir de su cuerpo con lentitud... no fue un golpe cortante, lacerante o penetrante... pero la contusión que recibió en el pecho fue mas que suficiente como para romperle varías costillas y estas asomaran por los laterales del torso...

Pero lejos de sentir miedo, el otro asaltante no tuvo tiempo ni de sentir miedo ni colera... solo siguió en su avance hacía ti como si fuera una noria mecida por una fuerte corriente... Tres... dos... un... los pasos que os separaban se redujeron al mínimo y su espada corta surcó el aire con un arco descendente impactando en tu torso... la ropa se rompió un poco dejando a la vista mas piel de la que ya enseñabas y poco a poco la piel abierta empezó a sangrar... fue una herida dolorosa; pero estabas viva.

El tacto cortante del filo de la espada hizo que se me escapara un gemido de los labios. Durante unos segundos mi mente se nubló mientras me tambaleaba noqueada por el dolor. Cuando la niebla que cubría mis sentidos se despejó no perdí el tiempo. Ahora o nunca...Enseñando los dientes en una mueca de furia, dibujé en el aire el símbolo de poder convocando la magia entorno a mis manos. Respondiendo a mi llamada la energía osciló sobre mis dedos entrelazados y explotó golpeando a mi atacante. A continuación, como si ejectuase una danza di un paso atrás abriendo las manos al tiempo que cantaba la palabra. Uno por uno los tatuajes se encendieron sobre mi piel y pude sentir como un muro se cerraba entorno mio cubriéndome como una segunda piel. 

Pero el muro de magia no fue necesario... el toque acústico salio disparado de ti en cuanto lo invocaste impactando de lleno contra el antebrazo izquierdo de tu asaltante... la energía congregada por el rito mágico arranco de cuajo el brazo saliendo este despedido mientras el hombre caía hacía atrás, inconsciente a primera vista por culpa del fuerte traumatismo recibido...

Ahora todo quedo en silencio, el rubor del viento te rodeaba y el niño ya no lloraba... solo te miraba con los ojos enrojecidos mientras resollaba...

Todavía sintiendo los restos de la magia que había invocado entorno mío, permanecí durante unos segundos de pie respirando agitadamente. Una profunda repulsa me invadió cuando mis ojos se clavaron en los cuerpos de mis atacantes cuyas vidas se iban desgranando poco a poco sobre el suelo helado. Repulsa por lo que acababa de hacer, por lo que me habían obligado a hacer...por lo que habían hecho a aquella pobre mujer...Y entonces por primera vez fui consciente del niño.

-Eyyyy...mo-beag...-murmuré con voz suave y amable mientras me acercaba a él. No queriendo asustarle hablé con tono cálido, tierno y me acerqué a él despacio, con cuidado, intentando no parecer demasiado intimidante. Sabía que el aura azulada que rodeaba mi cuerpo no ayudaba mucho pero no estaba dispuesta a dejar ir el escudo hasta estar realmente segura de que el peligro había pasado.-shhh...todo va estar bien...no tengas miedo

El niño que ahora pudiste ver mejor no tendría mucho mas que cuatro años de edad se te quedo mirando... poco a poco fue estirando un dedo hacía ti y se puso en pie con la misma lentitud... una extraña sensación de peligro te invadió, pero era tarde, muy tarde...

- Dha - Hysh... - dijo con su voz de infante, dulce y melodiosa... unas palabras que escondían un mensaje que no acabaste de comprender pero que hicieron que cada resquicio de tu cuerpo sintiera el mayor de los miedos que jamas hubieras imaginado sentir. La manta que arropaba al niño se le cayó mientras tu permanecías completamente bloqueada y fue en ese instante cuando tus ojos se cruzaron con los de el... ahora eran completamente negros con pequeños tonos rojizos que iban recorriendo todo el globo ocular... era como mirar al fondo de un abismo, mirar al infierno... era algo antiguo, algo peligroso...
La nieve seguía cayendo y el niño alzo la otra mano he hizo un gesto brusco, saltaron chispas rojizas y tu azulado escudo se quebró y dejo caer cientos de cristales azulados en señal de tu magia rota... la otra mano se cerro como si agarrara una muñeca imaginaria y te alzo sin tocarte... la presión sobre todo tu cuerpo empezó a aumentar y seguías sin poder reaccionar, casi te sentías estúpida, frustrada... a merced de algo o alguien que creías ayudar... la traición por tu buen acto, por tu buena obra te estaba costando el peor momento de toda tu vida con un final totalmente incierto... intentaste tragar saliva, pero la garganta se negaba a actuar... no podías hacer absolutamente nada...

El niño sonrió mientras te miraba perdiendo por completo toda la inocencia que podría caracterizar a un infante - Hace siglos... - su voz... su voz ahora era completamente diferente, era ancestral, era perturbadora... como si cientos de cuchillas rasgaran el cristal mas bello convirtiéndolo en una afrenta para la vista - que esperaba este momento... al fin una de vosotras... sale de vuestro escondite... y cae como una mosca en la tela de una araña... - se carcajeo mientras se llevaba teatralmente la mano derecha a su rostro como si interpretara el papel de su vida, saboreando ese momento anhelado tiempo atrás - al fin.. al fin... - cerro su puño y te volvió a mirar sonriente mientras poco a poco iba cambiando de aspecto... su cuerpecito se retorcía y el chasquido de sus huesos resonaba por todo el lugar, la piel se le fue cayendo acompañada de coágulos de sangre mientras poco a poco crecía en aspecto... donde antes hubo piel ahora solo quedaba un brillo metálico, casi dorado, muy apagado... la figura creció hasta quedarse a tu altura y te miró... lo único que no había cambiado eran sus ojos, exactamente iguales... notaste su respiración, como el bao salía de lo que debía ser su boca ya que su cabeza estaba totalmente cubierta por un pesado yelmo adornado con cuernos... sin duda notaste su inmenso poder al ver como era su aspecto real No te habías percatado que sudabas hasta ese momento al notar como un goteron resbalaba por tu frente y tu labio inferior temblaba... acercó su cabeza hasta tu frente y notaste el frió acero contra tu desnuda piel... sus ojos se volvieron rojos como el fuego, como si de ese abismo un colosal torrente de fuego ascendiera hasta ti y la oscuridad se hizo...

... y en esa oscuridad escuchaste su risa cruel y su voz por ultima vez - Aquellos que me juzgaron... se arrepentirán...