Partida Rol por web

Poco más podía hacer Elena, que no fuerarezar para que el ataque no le diese al invisible Jaime, si ya se encontraba sobre el enemigo...
Abrió la boca de par en par y...

Las boleadoras de invencible se enrollaron en una de las piernas del demonio... pero por desgracia estaban diseñadas para grupos de seres humanos y la fuerza del impacto no logró ni mover a Astaroth...

Por su parte Elena lanzó su poderoso rayó, pero este solo logró rozar el enorme cuerpo de Astaroth, pero aún con eso consiguió herir al imponente demonio... este ya jadeaba visiblemente irascible y más teniendo a Jaime sobre su espalda trepando como una vil cucaracha.

En un instante, el demonio se encogió sobre si mismo, como un niño agachándose y abrazando sus piernas... pero el no lo hacía con la gracia de un infante... en cuanto adoptó esa posición su armadura negra empezó a ebulliir por completo y adoptando un color rojizo... ¡LAVA! todo su armazón era lava y un imponente chorro salio en el lugar donde estaba Jaime haciéndolo volar por los aires mientras el iba perdiendo la consciencia en su caída.

 - UNO MENOS - rugió alegre mientras su armadura adquiría de nuevo su tono negruzco

A la carrera me acerco golpeando con saña en su pierna y volviendo a la seguridad de detras de las casas

Sólo había una cosa que podía hacer y más ahora que Invencible había caído. Intentar llegar hasta él sería una auténtica estupidez dada la situación y que aparentemente por fin, Astaroth comenzaba a flaquear. La magia me llenó cuando casi triunfal canté la VOZ de poder. Cruzando las manos ante mí las abrí apuntando con los dedos hacia el demonio. Dos brillantes esferas de energía salieron de ellas y fueron directa hacia él haciendolo temblar todo a su paso hasta que con un gran estruendo impactaron contra su cuerpo haciendo que una nube de polvo se levantase entorno suya. 

Levantando su enorme masa del montón de cascotes que él mismo había generado, Invencible se alza sobre los escombros como un titán de metal furioso y herido de muerte. La armadura que era su cuerpo estaba muy deteriorada, nunca había sufrido tantísimos daños, pero la voluntad del guerrero era inquebrantable. Mientras sus compañeros seguían atacando sin cesar al demonio, Invencible tomó aire.

 Volutas de vapor escapaban de las junturas de las piernas del guerrero mientras derivaba toda la potencia de las válvulas hidráulicas a la parte inferior de la armadura. Mientras acumulaba tensión, calculaba mentalmente la trayectoria de impacto, esta vez desde arriba, formando una parábola.

Una vez todo listo y tras el ataque de Catrin, usando sus bolas de energía como señal, Invencible descarga toda la tensión acumulada en un salto imposiblemente alto que llevaría todo su peso a caer sobre el demonio. Quizá fuera suficiente como para aplastarlo.

De nuevo, poco más podía hacer Elena, o se le ocurría hacer en ese momento.
Ella no fue entrenada para combates de campo cuerpo a cuerpo, directos contra demonios gigantes y rezumbantes de lava. Por suerte, tenía el arma natural que la naturaleza le había dado, y volvió a usarla contra él, apoyando a sus compañeros. Con tanto ataque empezó a surgir en ella un leve sentimiento de esperanza, a pesar de que el demonio rezumaba lava ahora mismo.

Los ataques que fue recibiendo aquel poderoso demonio iban dejando cada vez más y más marca sobre el. Rugió con fuerza al recibir tantos ataques... potentes mandoblazos, cargas de bolas de metal pilotada por un demente de fe ciega... un rayó salido desde la boca de una asesina... rayos mágicos ancestrales de un culto perdido en el espacio y en el tiempo... Las descargas de mi colores, con distintos sonidos pero con un mismo fin; acabar con la vida de aquel demonio que había vuelto al mundo terrenal materializado por la adoración de una ciudad entera.... La poderosa armadura ya no era la misma... ahora la recorría un liquido viscoso negro que manaba por las zonas donde más daño había recibido... pero seguía en pie.

- ¡PAGARÉIS! - el atronador rugido hizo que os taparais los oídos, pero no solo era un rugido, era un grito desde su negra alma que os envolvió con una sensación de ira y frustración... pero ese épico combate no había acabado, ni por asomo. Astaroth desapareció de vuestra vista y en un parpadeo estaba al sur... detrás de Catrin. Rápidamente extendió sus manos derribando el edificio que había a su derecha para luego juntar sus manos provocando una oleada acústica y de pura magia... Catrin notó el golpe, notó de donde provenía esa técnica... una técnica que su culto usaba desde hace siglos, pero que ese demonio le había arrancado con sus malas artes.
Pero era tarde. La honda reventó el escudo mágico de Catrin como si fuera una fina copa de cristal... y mientras millones de fragmentos de colores azulados iban saliendo despedidos, la poderosa honda acustico-magica se hizo visible y la golpeo con tal fuerza que su ya cadáver salió despedido varios metros hacía delante hasta caer rota en el sucio suelo de arena... los huesos rotos, cada uno de sus huesos fue partido, costillas astilladas perforaron órganos internos, el cráneo se agrieto y dejo salir masa encefálica con lentitud... su cuerpo había sido destruido a falta de una palabra mejor... y Astarorh se rió... una risa maligna, una risa que os heló por completo.

Moviendome con una velocidad sobrehumana me coloco rapidamente junto a Astharoth fanfo un fuerte golpe con el mandoble en su abdomen y volviendome a apartar despues, sin conseguir volver a golpearle

Astaroth había reaparecido lejos del alcance de Invencible, destrozando el cuerpo de Katrin con su magia y eliminando de un solo golpe a una de sus nueva aliadas. No la había conocido como para echarla de menos, pero rezaría por su alma cuando acabara la batalla.

Moviéndose con pesada lentitud, la mole de acero y hierro cambia su posición para volver a tener al demonio en su campo de visión. Hecho eso, espera su próximo movimiento.

Elena quedó sorprendida, ya algo abrumada, por el poder del demonio. Empezó a pensar que quizás no podrían con él. Un pensamiento de huída pasó por su cabeza durante un instante. Pero no podía huír, no ahora.
Intentó no pensar en otra cosa que no fuera el que su proyectil natural impactase en aquel horrible ser y lo hiciera pedazos.