Partida Rol por web

De camino de la tierra que la vio nacer hace siglos...

Era diciembre, la nieve caía con lentitud. El paisaje era una sinfonia de tonos blancuzcos dando una sensación de homogeniedad apabullante; parecía de noche con tanta nube sobrevolando la zona sin dejar pasar el mas nimio rayo de Sol.
El caballo respiraba algo fatigado por la larga marcha y el vaho salia de su nariz con fuerza. El viento soplaba con fuerza en algunas ocasiones arrastrando con fuerza la nieve, pero eran pequeñas y cortas rachas. No te has cruzado con nadie en todo el trayecto y una sensación extraña recorre tu cuerpo... tanto tiempo luchando y viviendo te ha forjado un sexto sentido y parece que algo no va bien...

 Tiro de las riendas de mi caballo, al tiempo que de mi boca emerge un silencio soo, que hace que el animal se detenga. Huelo el aire, intento adivinar que olores trae, que sensaciones. Escudriño cada roca que me rodea en busca quizá de alguna pisada sobre la nieve que no sea la mía. Me giro, doy un nuevo vistazo y agudizo mi oído en busca de quizá algún indicio; cada vez que esta sensación me inundaba no me solía equivocar.

Desmonto a mi caballo sin soltar las riendas y prosigo el camino, pero ahora manteniéndome más atenta a lo que me rodea.

Los pasos sobre la nieve resuenan mucho menos que las pisadas al trote del caballo. La intranquilidad te inunda y la emoción e impaciencia por un posible combate, por la posibilidad de derramar sangre nuevamente te sigue excitando aunque quieras "desengancharte" a la droga de la guerra, esta sigue muy presente entre tus venas y ahora mismo, las recorre con fiereza... casi como un animal.

Por delante de ti escuchas a un niño llorando con fuerza y lo que dirías que ha sido el acuchillamiento de una persona... como la hoja entraba, el sonido esponjoso de la carne atravesada y luego al retirar, la sangre fluyendo sin controlo para luego un sonido sordo sobre la nieve...

Paso mi mano izquierda por el lomo de mi caballo, eso siempre lo tranquiliza. Mientras tanto con la otra mano y despacio, procurando hacer el menor ruido posible voy sacando mi espada de su vaina. Dejo las riendas del caballo en la nieve, y procurando hacer el mínimo ruido posible comienzo a caminar hacia donde he escuchado el ruido. Me mantengo alerta, si lo que he escuchado es cierto lo más probable es que ese niño pueda estar en peligro también, y no cabe duda de que alguien ha sido el que ha provocado ese acuchillamiento.

Preparada para un posible ataque, agarro con fuerza el mango de la espada haciendo sonar el cuero del mismo al contacto con mis manos.

Es un corto paseo... en seguida llegas a ver a dos hombres armados con espadas y encapuchados que acaban de asesinar a una mujer. El cadáver esta sobre la fría nieve mientras el niño llora desconsolado... no debe tener mas de cinco años; su piel es pálida y va envuelto en una manta que parte se le ha caído dejando ver su rostro casi angelical y su rubicundo cabello... Pero mientras el crió llora, uno de los hombres se echa sobre la mujer muerte y comienza a tocarla de manera lujuriosa mientras una mano se dirige hacia su pantalón mientras él y su compañero ríen mandíbula batiente...

Observo la escena, observo el crío llorando y las poco acertadas ideas que los hombres pretenden llevar a cabo con el inherte cuerpo de aquella mujer. Solo son dos hombres, no creo que sea necesario ni atacarlos por sorpresa, y bajo ningún concepto voy a permitir que prosigan con eso. Agarrando fuerte la espada, doy una patada a la nieve bajo mis pies lanzándola directamente al que estaba tocando a la mujer.

- Creo que eso no es buena idea amigo.

Mi voz suena tajante y segura, sin duda ni temor. No creo que se amilanen por la amenaza de una mujer, lástima por ellos. Aunque ciertamente lo prefiero así, esa gente no merece vivir, y yo seré su verdugo.

El que estaba sobre el cadáver dio un salto hacía atrás asustado recogiendo su espada temeroso mientras el segundo te apuntaba con la suya... este parecía mas peligroso que el otro.

- Mujer... si no quieres acabar como esta - una risa lúgubre salio de su pútrida boca... apenas tenia dientes pero no parecía importarle - ...sera mejor que te marches... puta - prosiguió amenazador

Sonrío por sus palabras, estan respondiendo tal y como era de esperar y porque no; tal y como yo estaba deseando que hicieran. Cambio mi postura a una totalmente ofensiva, colocando la espada sobre mi cabeza y apuntando la punta de la misma hacia el que parecía más peligroso.

- Vamos, machote. Demuéstrame lo que sabes hacer.

En ningún momento he perdido la sonrisa, ya llevaba algún tiempo sin combatir y esto reactivaría la sangre de mi cuerpo, que por el frío de la zona estaba empezando a helarse seguro.

Espero tan solo unos segundos, los justos antes de que los dos se lancen contra mi, en ese instante blando mi espada lanzando dos fuertes golpes contra el primero y otros dos contra el segundo de ellos, no busco que el combate sea largo, tampoco busco divertirme con su sufrimiento, ya he presenciado bastante a lo largo de mi vida. Tan solo deseo que sean enviados con los dioses y ellos se encarguen de su juicio final.