Partida Rol por web

Bueno... seguidme todos si haceis el favor - os dice Juan mientras empieza a andar hacia la ciudad, pero no en la direccion de la gran puerta negra, sino a otro lado, a una de las faldas de la montaña que flanquea la puerta.

Tobias anda detras de el con gesto solemne. Sofia con gesto altivo y señorial.
Rodrigo espera a que Elena se mueve, se le ve al muchacho algo nervioso

Espero a que todos comiencen a andar y les sigo, cerrando el grupo (o al lado del que lo cierre si no es posible).

Invencible se coloca al lado de Tobías, caminando con rigidez, atento a todos los movimientos por parte de sus "compañeros"

Ando detras del junto con mi madre mirando a los alrededores

Nadenka se coloca entre el, aparetemente triste por siempre, John Bolton e Isabel, que son con quienes mejor se encuentra entre toda esa panda de gente de todo tipo.

Hijo... adquiere tu aspecto normal ¿Quieres? - veis como sofia lo mira como echandole la bronca y luego os sonrie

Tras arquear un momento una ceja, como si acabara de recordar algo respondo en voz baja Entschuldigung mientras las escamas desaparecen de mi piel y mi cara retorna a una cara humana normal, aunque los brillantes ojos de reptil permanecen en ella

- Tranquilo. - Le dice con tono firme a Rodrigo. - Vamos, sigámosle. - Le dice mientras empieza a andar.
- Y no te separes mucho de mi. - Le susurra.
A todo, Elena de vez en cuando deja de fijarse atentamente en el alrededor y en las personas que le acompañan y mira cuidadosamente y casi sin darse cuenta con especial atención a John.

Sonrío ligeramente a raíz de los últimos acontecimientos. Esa bofetada, además de bien lanzada, ha sido bastante divertida... Con las manos a la espalda, nuevamente, comienzo a caminar junto a Juan, sin perder la sonrisilla divertida. A veces los humanos pueden resultar graciosos...

Isabel se queda rezagada con el propósito de caminar la última, sin adelantar a ninguno de aquellos señores que a leguas se ven de unos estatus sociales muy superiores. Con la cabeza más erguida, contempla curiosa la ciudad, sus edificios y sus calles, de una arquitectura que jamás antes había visto.

Con paso presto llegais a una escarpada y completamente vertical pared de roca negruzca, algo que es totalmente imposible en esa zona.
El viento es sobrecogedor, mueve el cabello y las ropas de manera extraña y parece que sopla desde Norte, por el Este, por el Sur y el Oeste... no tiene sentido... ademas de una sensacion negativa que arrastra, llantos de personas, sonidos de fluidos cayendo sobre la fria piedra... todo parece desalentador. Por las mentes de algunos de vosotros solo se ve dolor y sufrimiento, solo se ve pesar y un negro futuro*, la sensacion de fin del mundo, del vacio las preguntas sin respuesta ¿Por que vivimos? ¿Que habra despues? la nada... un vacio existencial, una duda antropologica que tiene al ser humano atado a la faz de la Tierra que no les deja volar y ser libres... Pero incluso para aquellos que se ven por encima de estas preguntas y sensaciones, aquellos que creian tener ya la respuesta sienten duda y temor... quedando todos a un mismo nivel... no hay superioridad intelectual, no hay superioridad fisica... solo un corazon, un corazon que hasta los seres que vienen de mundos oniricos se dan cuenta de que tambien poseen y eso les hace llegar a pensar que no son tan distintos a los seres humanos...

Parece que pasaran dos siglos... y tambien parece que pasaran dos segundos. Saliendo de vuestro ensimismamiento os dais cuenta de que sois observados por Juan, Tobias y Sofia. Pero no os miran mal ni burlonamente, sino todo lo contario; os miran con paternidad os miran como si fuerais un espejo.

Juan suspira como lleva haciendo toda la noche y se acerca a la pared de roca, a la que toca con toda su palma para luego ver como se abre una obertura en ella. No chirria ni tiembla, es muy sutil y suave dejando ver unas escaleras que suben en forma de caracol.

Despues de unos largos minutos de camino ascendente llegais a una amplia estancia llena de muebles y estanterias con inifintos tarros y libros. La madera se le ve vieja pero solida. Todo esta iluminado por un orbe de luz que flota en el aire dando una luz amarillenta creando un ambiente propicio para el estudio y para el descanso.
En el mismo instante en el que entrais, veis como el orbe se multiplica creando numerosas copias de si mismo, tantas como gente sois y se colocan a vuestro lado iluminando el camino por el que andais.

En vuesta psique las dudas causadas por el viento afuera se disipan como la bruma al entrar en la habitacion... pero se disipa en aquellos que no quieran darle mas vueltas...

Juan os conduce a otra amplia sala que hay al entrar a mano derecha. Esa otra habitacion esta vacia, solo hay un pequeño anfiateatro donde podeis sentaros todos, cosa que el propio Juan os indica con un amable gesto y una sincera sonrisa.

Rodrigo entra bastante asustado, pero cuando entra a la sala principal y ve todo el ambiente de estudio se entusiasma mucho mirando de un lado a otro - y eso es raiz de arboligneo... y eso ¡ala! son patas de lagarto icebergico - dice para si muy animado.

Cuando Juan les indica para sentarse en la otra sala Rodrigo obedece completamente animado y sonriente

La soledad. Isabel se siente sola, no sólo en cuanto a afecto y lazos familiares, sino en todo lo que abarca la soledad dentro del Universo. Como si fuera el único ser vivo existente, ese pensamiento se le agolpa no en la cabeza sino en el pecho, con un dolor punzante, que le dificulta respirar.

Mientras camina por aquella cueva, cuchichea algo, un rezo, quizás un credo, que intenta hacer frente a las dudas que ahora le agolpan contra su fe cosmológica.

Ante todas las extrañezas que siguen acumulándose, Isabel calla, espectante, pero no impasible sino muy temerosa.

Invencible no duda dentro de su armadura. Sus convicciones son tan firmes como el acero que recubre su cuerpo y su fe tan fuerte como las armas con las que carga...
Pero comienza a pensar por sí mismo. Comienza a pensar y a valorar toda su vida y el camino por el que esta le ha llevado hasta ese momento. Se da cuenta de que siempre ha seguido la voluntad de otros y comienza a cuestionarse si eso ha sido lo correcto. Ha sido como un trozo de madera en una corriente... Y quizá debería ser mas como el metal que viste.

Asciende por las escaleras de caracol con cierta dificultad dado su tamaño mientras rumia por lo bajo que debería hacer, aunque los sonidos, por ser tan leves, nunca escapan de la protección de la armadura.
Se acerca entonces hasta Isabel y posa una mano sobre su hombro. Por algún motivo le recuerda a las mujeres de su infancia. Mujeres que se solían sentir solas y poco mejor tratadas que animales. Mujeres que siempre iban con la cabeza agachada, mirando al mundo desde el suelo en lugar de las alturas.
Y las dudas le asaltan esta vez con mas fuerza, aunque se disipan al llegar a la sala del alquimista.
¿En que estaba pensando?
Se reprocha a sí mismo mientras aparta la mano del hombro de la mujer, aunque se queda a su lado cuando entran en el anfiteatro, permaneciendo en pié, sin tomar asiento.

Con expresion seria camino junto a los demas, en mi cabeza recuerdos, vueltas y mas vueltas a la situacion que me ha traido hasta aqui, cada vez parece mas dificil la solucion pero no hay otro camino

Mantengo la expresion neutra y el porte erguido con dificultad, y asciendo por las escaleras, mientras sigo pensando, atravieso la sala de estudio casi sin observarla y llego al anfiteatro donde me siento sin decir una sola palabra, observando

Por un momento me pregunto... dudo... sobre si mis aspiraciones en la vida hasta el momento han sido lo correcto, si no he desaprovechado todo este tiempo y si realmente ha servido de algo, pero poco después vuelvo a mi oscura conciencia y avanzo, sin darle mas vueltas a estos pensamientos, reprimiendolos en el fondo de mi ser, pues... yo no me arrepiento

y sigo al resto, a la espera de una explicación

La mente de Elena se llena de recuerdos, malos recuerdos pasados y con ellos las dudas y reflexiones que la acompañaron durante y ahora.
Su voluntad y dterminación, férreas cuan bloque de hierro, empezaron a tambalearse durante un momento, preguntándose qué y quién era realmente ella. Su mente, su yo, retrocedió mucho en el tiempo, más allá de lo que ella recuerda. Allí encontró lo que siempre encuentra, la nada, y después, traición, dolor y rabia.
¿Quién soy yo? ¿Por qué hago esto? ¿No debería...? Eran el núcleo de sus pensamientos.
Mas luego, tras entrar, dejó a un lado sus dudas y reflexiones para concentrarse en el presente en vez de perder el tiempo con el pasado.
Ella no era así. Yo soy Elena Fuentes... se repetía con autocastigo.

Al llegar coge asiento, impasible, junto a Rodrigo.

El paso a través del muro se hace lento, pesado, casi imposible, como si intentara atravesar una barrera de melaza. Contraigo el gesto, aparto las manos de la espalda, haciendo fuerza. Algo como eso, las sensaciones que alimenta, distorsionan mi propia naturaleza mágica, haciendo que mi cuerpo comience a fundirse en jirones de oscuridad viva...
Mis recuerdos sobre Faêrie parecen distorsionarse, como si siempre hubiera sido un humano y todo aquello no hubiera sido más que un sueño... Las cadenas me aprietan, me queman, casi como recordándome que ahora pertenezco a este mundo, y que jamás podré volver al mío...
El pedazo de frío acero incrustado en mi pecho parece oprimir la carne con mayor fuerza, incluso. Mi rostro se contrae en una mueca de dolor, que contengo a la perfección, al tiempo que hago acopio de mi disciplina mental, de mis recuerdos y de mis emociones. Los sueños de la humanidad me son ahora de mucha ayuda... Sus esperanzas, sus deseos más anhelados... Esa es la quintaesencia que me da fuerzas para continuar y, así, dando un último y poderoso paso, retomo mi ritmo normal, mi cuerpo retorna a la normalidad, mi rostro se torna sereno y mis brazos a la espalda.
Mi determinación es fuerte... Viviré aquí y no moriré... No puedo hacerlo...

Nadenka se adentra en aquel camino al igual que sus compañeros. En ocasiones cierra los ojos con fuerza, intenta dejar la mente en blanco... a pesar de que las dudas apalean sus sienes... Pero lo cierto es que está sola, y aquel lugar sólo agranda lo que en verdad lleva sintiendo desde hace ya algunas horas... o quizás desde hace mucho más...

Quizás es mejor no tener nada a lo que renunciar, nada a lo que atenerte, cuando te abandonas a la suerte, al azar del destino... de lo que te espera.