Partida Rol por web

Trago saliva conforme comienzo a abrir los ojos, una vez más con la expresión triste que los caracterizaban antes de mi súbito y repentino ataque de locura, del que no me siento en absoluto orgulloso...
Contengo las lágrimas con estoicismo... Recordando quién fui una vez... Debo acostumbrarme a mi nueva situación, pues éste es el mundo en el que me va a tocar vivir, por muy negro que sea...
Giro la cabeza, observando cuanto me rodea, haciéndome consciente del lugar en el que estoy, para después observar mi pecho dolorido, extrañado por la sensación que me embarga...

Dirias que te encuentras por el mismo sitio donde estaba el pueblo destruido, pero no lo sabes con certeza

Me levanto, observando los alrededores, mientras saco el mapa, de nuevo. Si verdaderamente estoy en el mismo pueblo, tendré que seguir la misma ruta que me había fijado... Guardo el mapa, tras ubicarme en la dirección correcta, y comienzo a caminar de nuevo.

Andas durante varias horas, llegas a la cima de una colina y desde alli....

Desde lo alto de esa posicion, al noroeste ves unas nubes negras que no dejan pasar ni un apice de luz, al norte ves grandes extensiones de tierra y prados y un pequeño hilo de plata brillando a la luz del sol. Al noreste lo que ves es un gran agujero en la tierra y los restos de un pueblo en llamas.

Observo las tres direcciones con gesto ceñudo... Mis pasos deberían encaminarme a ése lugar de nubes negras... No debería costarme mucho tiempo llegar hasta allí. Observo un momento el mapa con curiosidad, tras lo cuál lo doblo, lo meto en mi bolsa y empiezo a caminar hacia aquél lugar, con las manos entrelazadas a la espalda...

Andas con tranquilidad bajando la ladera. Calculas que te queda un dia y algo mas de camino, pero la herida que aun tienes en el cuerpo te retrasara mas, pues notas como andas con dificultad

Chasquéo la lengua, deteniéndome un momento por el dolor, apoyándome en un árbol... Llevo una mano a la herida... Es un corte muy feo... Si no hago algo se infectará y será peor... Alzo la mano, que estalla en llamas... Cierro todos los dedos en un puño menos uno, en el que se concentra un pequeño filo ígneo, que comienzo a pasar por la herida, cauterizándola para que se desinfecte. Seguidamente, saco vendas y alguna hierba de mi fardo para vendarla, apartando con cuidado las cadenas de Oniros para poder vendarme.
Una vez he realizado la sencilla operación, encontrándome algo mejor, continúo la marcha.

Con tu maniobra de primeros auxilios, has conseguido limpiar la herida de cualquier infeccion o enfermedad. Ciertamente, te encuentras mejor, pero el dolor punzante te sigue acompañando en tu camino.

Conforme avanzas el Sol empieza a ocultarse.

Llegas a un camino de tierra que parece algo abandonado pero parece que va directo a la ciudad.

Aparentemente el camino es seguro, no hay ningún indicio que diga lo contrario. Sin embargo debería apresurarme, quizá pueda llegar a la ciudad antes de que el sol se ponga por completo. Aprieto el paso, conteniendo estoicamente el dolor de la herida. Si he soportado tanto tiempo de torturas podré soportar un poco más de dolor...

En la distancia, y por detras tuya. Esuchas lo que parecen sonidos de cañones...

Al escuchar la tronada me echo a un lado, todo lo rápido que puedo, dirigiendo la vista hacia el lugar del que provenían los cañonazos. Entrecierro los ojos, aguzando la vista, para ver qué es lo que está ocurriendo...

En el cielo ves tres barcos... Un grande en el centro y dos de menor tamaño. Estan intercambiando cañonazos

Los humanos y sus malditas guerras... Suspiro largamente, contemplando por unos momentos el espectáculo bélico. Más vale que me vaya acostumbrando... Voy a pasar mucho tiempo aquí...
Continúo andando hacia la entrada de la ciudad, dándome la vuelta de tanto en cuanto para observar cómo se desarrolla el combate aéreo.