La batalla ha terminadoooo,
Está to lleno muertos por doquieeeer...
No sabía como pero las primeras letras de una tonada le llegaron a la cabeza en cuanto el combate finalizó. La estrategia de la garra había sido un éxito, y junto a la prematura muerte del líder de los cazadores habían inclinado la balanza a su favor....
Auuuuuuuuuuuuuuu
Se agachó sobre el cazador que había matado y lo decapitó sin miramientos. Su cabeza adornaría la lanza de Sigmund hasta que oliera tan mal que no pudiera soportarlo o hasta que encontrara un trofeo mejor que atesorar...
Y ahora a por el botín... En el campamento tendrán comida y pieles... No nos demoremos...
Al lío que nos dormimos....
Marnus, que no había recibido el menor rasguño, miró con desprecio a los muertos. Sin miramientos ni respeto, propinó una patada al cadáver con el rostro azulado y abotargado. Luego escupió al suelo y dijo:
- Mejor les habría ido si hubieran entregado la mitad de su caza... ¡¡Aunque no hubiera sido tan divertido!!- exclamó mientras carcajeaba. Sin dilación, avanzó hasta el campamento. Allí había un gran botín que no podía ser desmerecido. Cuando pasó junto a Björn, sonrió desafiante. Para el joven cazador, aquello había sido una victoria para su forma de pensar, y no más que una derrota para el pusilánime de Björn...
Aquel lugar no era para débiles ni piadosos. Aquellos usurpadores les habrían arrancado el hígado si hubieran sido más diestros en el combate. Para Marnus sólo había una finalidad en todo aquel entrenamiento. Sobrevivir y crear una camada de guerreros fuertes, fieros y de pulso firme. Capaces de hacer cosas más allá de la moral por el simple hecho de cumplir órdenes. Ese era el mensaje que él entendía. Y hasta el momento se le daba muy bien.
Bajaron al "campamento" que Ulf había espiado hacía un rato. Como ya les había dicho antes, el "botín" se reducía a las piezas de caza, un par de haces de leña pequeños, y un par de pieles de oso blanco estiradas en el suelo a modo de estera. Una hoguera que no había llegado a encenderse ocupaba un hueco en el centro del vivac. Pese a estar ebrios de victoria, las vicisitudes de la vida al raso en los montes de Fenris les dictaron que quedarse allí no era prudente, y resolvieron cargar con las piezas y las pieles en busca de un refugio propio, deshaciendo el camino y con Russvik ya como objetivo. Las piezas, cuatro alces de buen tamaño y un venado joven, hubieron de ser llevadas entre dos, pues aquellas bestias enormes y de plana cornamenta pesaban no menos de 250 kilos. El viaje de vuelta prometía ser fatigoso. Remontaron de nuevo la cornisa, y al anochecer, tras un alto para dar cuenta del venado joven, pues todos ellos coincidieron que merecían aquel festín despues de lo sufrido, encontraron un recodo en un desfiladero donde hacer noche. Despues de montar el vivac, se organizaron las vigilias y se discutió el proximo paso...
Les llevó varias jornadas el llegar a Russvik, jornadas duras y agotadoras cargando con aquellos animales pesados y voluminosos. Tardaron el doble de dias que les llevara hacer el camino de ida, pero cuando el resto de iniciados los recibieron con vítores y gran jolgorio al ver tamañas presas, toda la fatiga se esfumó suplantada por el orgullo desmedido. Orgullo que el sargento Hakon se apresuró a dilapidar, como no. Pidió su informe correspondiente, y lo escuchó sin una interrupción, incluso mostró un leve signo de curiosidad cuando Grimm se refirió al extraño tatuaje que llevaba en su piel el lider. Sin embargo, al parecer de la Garra, no mostró más intrés por aquello y comenzó su "felicitación":
- Bueno... hay que reconocer una cosa. Como cazadores no valeis una mierda, pero como ladrones y saqueadores no teneis rival. - y finalizó la puntilla con una sonora carcajada. Al comentario de algunos de los miembros de la Garra sobre cuestiones de territorio, el sargento se les rió en la cara, manifestando que los montañeses llevaban en aquellas cumbres más tiempo que el mismisimo Russ, y que allí seguirían hasta que el Ragnarok llegase, a no ser, puntualizó con sorna, que ellos se dedicasen a exterminarlos uno por uno. Luego, como no diera muestras de seguir con las pullas, tuvo la desfachatez de felicitarlos por la estrategia de la batalla y les aseguró que, como siempre, las mejores tajadas de la carne serían para ellos. El festín de la noche fue memorable, y las sandeces de Hakon quedaron ahogadas en cerveza y enterradas en jugosa carne asada.
Pasaron un par de semanas más, y la Garra no fue requerida para ninguna expedición, con lo que se dedicaron a seguir entrenando, y aprendiendo... aunque ya poco podían sacar de nuevo. Aquella sensación les indicó que, o bien ya estaban listos para el siguiente paso, fuese cual fuese, o realmente eran muy superiores al resto. El sargento se encargó de traerlos al mundo real una mañana en que los reunió a todos y se enacarmó al sitial donde tiempo atrás Ranek les hablase de su nuevo destino:
- Bien. Como ya habreis advertido algunos de vosotros, ya poco podeis aprender aquí que no sepais ya, o no seais capaces de asimilar nunca. Por lo tanto, con gran gusto por mi parte, he decidido que es hora ya de perder de vista vuestras espantosas caras. En tres dias afrontareis la prueba final que decidirá si sois dignos de cruzar la Puerta de Morkai... - en aquel instante los 39 aspirantes que restaban en Rusvik rompieron en alaridos de júbilo, se dieron abrazos de camaradas, se palmearon espaldas y se vitoreó de lo lindo.
- Silencio, piojosos!!! - el silenció cayó de golpe - Si salís con vida de esta, ya tendreis tiempo de cacarear como gallinas cluecas a gusto, pero ahora escuchad y callad!! Cada Garra se embarcará en una Thunderhawk y será abandonada a unas mil millas del que quizás llegue a ser vuestro futro hogar: la fortaleza de El Colmillo... - aquí las ahogadas exclamaciones de sopresa y abatimiento fueron mayoría. Nadie sabía a ciencia cierta que o donde estaba aquella fortaleza, pero se habían oido rumores de los Hermanos más veteranos, y se decía que aquella mole se encaramaba en mitad de la más enorme cordillera de Assaheim, siendo el punto el más alto del mundo, lugar, por otra parte, de lo más apropiado para seres en comunion con los dioses.
- ... la prueba consistirá en encontrar el camino de vuelta desde vuestro punto de inserción hasta El Colmillo. Y ya está. El que sea capaz de llegar, será digno de cruzar las Puertas y será... bueno, ya se llegará a eso, miserables. Ahora volved a vuestras tareas, y aprovechad los dos dias que se os darán de descanso antes de la Prueba. Vamos, fuera de mi vista hijos de perra!!!
Y se bajó del sitial con forma de lobo como si acabase de anunciar los turnos de guardia de un dia cualquiera. Sin embargo, en los rostros de los aspirantes, la duda y el miedo eran más que evidentes, porque aquello parecía un cometido con el unico proposito de acabr con ellos de una vez.
ala, que llegan los examenes. posteenme e interpreten sus angustias, sus vaciles o lo que quieran. ni que decir tiene que o se llega a El Colmillo, o se muere, no hay termino medio.
Después de acabar con los cazadores fueron a su campamento y arrasaron con todo lo que pudieron. Habían víveres y pieles que les vendrían muy bien, tanto para el camino de vuelta como a su llegada a Russvik... Allí les esperaba el bastardo de Haakon que les ningunearía, para variar, y minimizaría su hazaña... Con que gusto le partiría la cara a ese mamón....
La garra se había sumido en un silencio sepulcral, nadie dijo ni pío durante todo el viaje de vuelta, al parecer la reciente batalla les había dejado sin habla.... Quizás se estuvieran replanteando los argumentos que, antes de entrar en combate, a punto estuvieron de hacerles dejar de lado a los cazadores y seguir su camino.... Él seguía sin ver honor en aquella escaramuza y volvería a plantear la cuestión las veces que hiciera falta... También comprendía las razones de los demás, y en cierto modo compartía muchas de ellas...
Al llegar a Russvik les recibieron con vítores y parabienes... Sigmund ni se inmutó... El halago debilita.... Y, como ya se había imaginado, el sargento Haakon sacó su lado más "amable" para agasajar a la garra de los puños de trueno. A pesar de todas las bravatas del cabronazo, Sigmund estaba seguro que en el interín estaba orgulloso de aquella garra... Aunque antes preferiría arrancarse la lengua a alabar públicamente a alguien.
Los días pasaron tranquilos en la aldea, y los puños de trueno se sumieron en la rutina diaria de entrenamiento y descanso. Nada parecía perturbar la aparente calma de Russvik.
Hasta que el sargento Haakon les reunió en la explanada más amplia de la aldea para informarles de que el entrenamiento había acabado. Sigmund no se unió a las proclamasde felicidad que otros lanzaron al aire. Aquello solo era el principio de una vida llena de momentos gloriosos que culminarían en una muerte heroica... Entonces, junto a los dioses, Chuelson El Viejo gozaría de la victoria final...
Pero no todo iba a ser un camino de penurias en la búsqueda de otra vida mejor... En aquella vida también había sitio para las satisfacciones... Y cuando el muy hijo de puta de Haakon les explicó en que consistiría la prueba final, una sonrisa abierta le iluminó la cara... Al fin un reto digno de ellos.... Y con altas posibilidades de morir!!! Algo empezó a ponerse duro bajo aquel feo mono de trabajo.... Era el éxtasis del peligro....
La sabrosa y grasienta carne, supo mejor que los licores de las valkyrias. El estómago de Marnus se calentaba más y más mientras saboreaba el manjar junto a sus hermanos de Garra. El combate había sido duro, pero había sido superado con la eficacia que se les atribuía. El joven cazador cantó y bailó mientras Grimm componía las irreverentes rimas de la oda que plasmaba su aplastante victoria, pues en aquel planeta de mierda, y mientras realizaban los "encarguitos" de Hakon, no era nada raro morir de una forma violenta y cruel... Había que disfrutar de los bienes que esos malditos "primitivos" habían recolectado para ellos...
Al día siguiente decidieron volver con la carne y las pieles. El camino fue duro. Mucho más que la ida. El cansancio y el frío, junto a las heridas de algunos componentes de la Garra, enlentecieron el decidido paso del grupo. Marnus estaba deseoso de ver los rostros que pondrían el resto de aspirantes... ¡¡Nadie habría conseguido unas provisiones de tal magnitud!! El joven cazador, también tenía claro que el sargento "sois una panda de..." no tardaría ni una milésima de segundo en: multar, despotricar, insultar y dar por el puto culo. Pero eso a Marnus le daba bastante igual. Su misión era cazar y obtener vituallas ¡¡Y por Russ que lo había conseguido!!... Había cazado un par de hombres y traía un buen cargamento de carne de primera para que la gente del campamento disfrutara y reconociera su valía.
Dicho y hecho. La enjundia rebosaba entre los aspirantes, cuando la Garra de los Puños de Trueno cruzó el umbral de las puertas de Russvik, con el pecho hechido de orgullo y portando sus heridas con honor guerrero. Una vez más las exclamaciones de asombro se sucedieron, mientras comentarios tales como: ¡¡No ha caído ninguno de los Puños!! comenzaban a gestar su leyenda.
Después el maldito hijo de perra del sargento, se encargó de restar brillo a lo acontecido, lanzando pullas y zarandajas a diestro y siniestro, como era habitual en ese hombretón de hierro. Marnus obvió las palabras de Hakon. Sus discursos de "sois escoria" le empezaban a sonar demasiado repetitivos y comenzaban a perder cierto grado de originalidad. Se la soplaba si aquel gigantón lo había llamado asesino, pues volvería a hacer lo que hizo un millón de veces. Aquellos cejijuntos adversarios no le merecían el más mínimo respeto, pues era un depredador y debía prevalecer fuera cual fuera el coste.
Tras varias tediosas semanas, vino la misión final... El Colmillo... Muchas eran las historias que rodeaban a aquella fortaleza incrustada entre las escarpadas cimas del Assaheim... ¡¡Demasiadas!!... Seguramente, aquel asqueroso ser estaba deseoso de que la gran mayoría de aspirantes la diñaran en la bonita "excursión" que se acababa de sacar de la manga, pero con Marnus había pinchado hierro... Marnus ya no tenía miedo. El joven cazador ya no conservaba nada de su pasado. Era un repudiado, un temido por aquellos que un día lo conocieron y puede que incluso un olvidado. Había perdido la fe en los dioses, e incluso a las leyendas. Ahora su vida se cernía única y llanamente a cumplir las órdenes que se le habían asignado ¡¡Y vaya si las cumpliría!!
El muchacho de pelo como la miel miró a su lado y vio a Sigmund extasiado por lo que se avecinaba... ¿Cómo podía mostrar miedo?...
El duro retorno.
La mente juega malas pasadas y ese momento se cernía sobre Björn. Las miraditas de suficiencia de Marnus le daban igual, ya que sabía que no estaba del todo en sus cabales.
Pero la ira que sentía y que había sido la causante de la pelea a voces con el rubio,y la siguiente batalla con los montañeses... eso si que lo asustaba. Era como si fuese dos personas, una que intentaba ser amistosa y a la que le agradaba pensar en las consecuencias de sus actos. Y la otra... la otra disfrutaba con la batalla como el jodido Marnus. La sangre y olor a mierda de los intestinos de los enemigos le hacían sonreír más, y la alegría de una muerte gloriosa era total.
Así llego a Russvik, y así escuchó la 'bienvenida ' de Hakon. Poca fue su alegría al ver recompensados sus argumentos con los comentarios del sargento.
-El tiempo embalsama el alma y calma el cuerpo- decía su padre, y así fue. La rutina diaria consiguió que sus pensamientos se calmasen.
Pero un día se les volvió a convocar. Un cambio se avecinaba y se suponía que tenían que estar preparados para sobrevivir a una prueba durísima.
Y si sobrevivían, su recompensa sería ir al Colmillo. Lugar de hazañas y Casa de los Lobos...
Estaban preparados. O como poco, todo lo preparados que unos pobres Puños del trueno pueden estar preparados para ir al encuentro de los Lobos espaciales. Significase eso lo que significase.
Pa' lante!!!!
"La duda revoloteaba por la mente de Ulf.............."
Desde que habían llegado aquel día de caza, Ulf se sentía defraudado y triste, debido a que desde su "muerte", no había conseguido arrebatar la vida a ningún guerrero. Los días pasaban, y la pena pesaba más y más sobre los hombros del joven guerrero:
-Acaso no soy digno merecedor de estar a tu lado algún día? - se preguntaba constantemente Ulf.- Porqué no dejaste que muriera aquel día entre la gloria de quien muere luchando? O solo querías que viviese un poco más para poder mofarte de mi existencia?
Las dudas asaltaban su mente. Cada vez estaba más exasperado. Necesitaba demostrar a los miembros de su manada que el era capaz de matar o morir.
Cuando el sargento les reunió para decirles las buenas nuevas, el ánimo del guerrero mejoró considerablemente, pensando que, después de todo, tendría su oportunidad de demostrar su valí, o por lo menos, morir dignamente.
-Matar, punto. Matar o Morir. Y yo seré el mejor................o moriré en el intento.
Habían ganado. Habían conseguido el botín. Habían conseguido la ... gloria? Gunnar no estaba del todo contento, pero por qué? Quizá era ese mundo cruel que siempre había estado ahí y que se resumía en "matar o morir". Quizá era el hecho de haber muerto en una vida que conocía y en la que habitaba con su familia, y despertar en una nueva vida que había dinamitado gran parte de sus creencias e implantado a la fuerza una nueva "vida guerrera". O quizá era ver la división entre los restos de los Puños, ahora su única familia, y el ser incapaz de mediar en esas aparentes diferencias.
Sea como fuese, Gunnar permaneció extrañamente callado el camino de vuelta, mimetizándose con la aparente actitud del resto y totalmente ajena a la suya. Permaneció como un autómata: ante los vítores de su llegada y ante las descalificaciones de su sargento; impertérrito. Incluso en los días posteriores.
No fue hasta que el sargento anunció la última prueba, con una retahíla de sus amadas palabras, que Gunnar pareció reaccionar:
- El final se acerca. Para bien o para mal.
Soltó esta afirmación al resto de sus camaradas. Una afirmación totalmente fuera de lugar en el otrora gregario compañero. Había cambiado Gunnar? O sólo era una pasajera actitud introvertida?
El dia en el que abandonarían Russvik para afrontar la Ultima Prueba amaneció claro pero extremadamente frio. El invierno de Fenris comenzaba su larga duración, los oceanos practicamente se helarían y la vida se aletargaría hasta que la corta y nueva primavera volviese. Envueltos en las pieles de oso blanco que encontraran, las cuales eran grandes de sobra para crear ocho capas decentes, la Garra salió del salón común donde habían desayunado a lo grande, lanzando nubes de vaho y mirando el cielo limpio. Todos los aspirantes se reunieron en la plaza central de la aldea, donde Hakon los esperaba. Sin mediar palabra, hizo que los siguiese hasta una gran explanada a las afueras del pueblo. Allí ya les esperaba aquel navio volador que tanto les mpresionaba. A pesar de que desde que conocieran a Ranek habían visto muchas maravillas, aquella nave era lo que más les sobrecogía. El hecho de poder surcar los cielos con tanta facilidad se les antojaba el mayor de los milagros, y el hecho de que esta vez viajarían en ella totalmente despiertos y conscientes acrecentaba aquella sensación. Hakon indicó que la Garra de los Puños sería la primera en embarcar. Estos se encaminaron hacia el abierto vientre de la embarcación, saludando, y tal vez despidiendose, en silencio del resto de lso aspirantes. Cuando pusieron el pie en la metalica superficie de la rampa de acceso, les embargó una extraña sensación. A pesar de la dureza de aquellos meses, junto al tormento de tener que soportar al infame sargento, la Garra había llegado a considerar Russvik su nuevo hogar, y una especie de nostalgia se apoderó de ellos sabiendo que de nuevo los arrancaban de allí para embarcarlos en una aventura pavorosa. Tratando de quitarse de encima aquella sensación, se adentraron en la nave y tomaron asiento en unos bancos de hierro que tenían unos correajes extraños para sujetarlos. Al cabo de unos instantes, la embarcación comenzó a rugir como un dragon y unas sacudidas recorrieron todo el navio, y de golpe, una sensación de vertigo se apoderó de ellos cuando notaron que se elevaban. Mirando por las estrechas ventanas vieron que el suelo se alejaba y comprendieron, sin saber porque, que nunca más volverian a aquel lugar. El destino les aguaradaba, y éste era de lo más oscuro e incierto...
Por fin había llegado el día. Marnus inició su camino hacia las entrañas de aquel extraño pájaro de metal, mirando a los ojos del resto de aspirantes. El joven cazador pudo ver y sentir, el respeto que los muchachos de aquel campamento sentía por los Puños de Trueno. Todo ese honor había sido ganado con garra y tenacidad, y por eso eran ellos los primeros tentados para alzarse con la gloria.
Los días en aquel lugar habían sido buenos. El joven cazador echaría de menos la camaradería allí vivida, pues era consciente de que muchos de los que se hallaban allí, jamás volverían a ver un nuevo amanecer. Mientras proseguían con paso firme, recorriendo el escaso trecho que los separaba de la voladora embarcación, la emoción embargó al guerrero. Por unos instantes creyó estar cerca de una cálida lar, oyendo los cánticos que su padre y hermano mayor profesaban cuando él no era más que un niño...
¿Quién puede dominar el frío viento polar?
¿Cómo someter el rugiente mar?
Noches y días sin final,
En mi salvaje tierra ancestral
Comenzó a susurrar como si de una ancestra plegaria se tratara. Marnus notó un nudo en la garganta al recordar aquella canción. Al recordar los ojos de su padre, una persona valiente. Al volver a evocar la sonrisa de su madre...
El inmenso mundo arrodillado,
Un jardín donde cosechar.
Almas dóciles que masacrar,
Bajo la mirada de su ojo acerado
Cada vez, la flema recorría más embravecida el cuerpo del joven de pelo como la miel. Miró a sus compañeros, y buscó el rostro de Grimm, pues aquella canción seguramente fuera del agrado del anteriormente aprendciz de skald. El resto de aspirantes, colocados a ambos lados de la Garra y formando un pasillo, comenzaron a golpear con sus puños recios y duros pectorales.... ¡¡El sonido era sobrecogedor!!
Russ, que en la batalla perpetua
Con tu bramido nos animas,
Que no llegue el día de la tregua.
Iremos a tus salones, por toda la eternidad
Uno a uno, los componentes de la Garra, se fueron uniendo a la oda. Irían a los salones de Russ. Irían sin mostrar miedo. Sus destinos estaban forjados, como la marca que sus pies dejaban en las albas capas de nieve que cubrían todo aquello que sus ojos alcanzaban a ver...
Tómame dama del Valhalla
Caí con mi acero en la mano.
Llévame hasta el más allá
Para estar con mi hermano.
¡Pero que me espere bebiendo!
Porque hoy no es el día
Que con mi arma empuñando
Vaya a acabar mi vida
Cada vez el tono de la canción se volvía más recio y seguro. Los Puños de Trueno intentaban alentar a todos aquellos que los oyeran cantar. Ya no había lugar para el miedo o la desazón. Mucho habían padecido y luchado para llegar allí. Ahora llegaría el momento en el que los hombres, verían a los dioses.
Minipost
Los rugidos de la la bestia mecánica que les les llevaría a su destino final como humanos vaticinaban la crueldad a la que se enfrentarían para convertirse en dioses. El ligero temblor del navío debido a las turbulencias agitaban el alma del más fiero miembro de la garra. Burlas, vejaciones, insultos y menosprecio por parte del sargento instructor Hakon enmascaraban la firme admiración que seguro sentía por la que sin duda había sido la mejor de las garras de esta promoción. Ellos habían sido los mejores y lograrían ser los elegidos, él lo sabía y por eso se esforzaba tanto en menospreciarles para que no se perdiese el hambre y el espíritu guerrero que ardía con más fuerza en los Puños de Hierro que en ningún otro corazón.
Marnus comenzó la canción adecuada y Grimm, complice de su mirada, enseguida se unió con voz potente contagiando al resto y haciendo que las entrañas del dragón de acero y ceramita que les transportaba se incendiara con el coraje y la pasión de los guerreros más fieros que las llanuras iban a conocer jamás, de los lobos espaciales que bajo las ordenes del mismísimo Russ arrasarían las hordas infernales más oscuras, de los llamados a ser leyenda, de los Puños de hierro.
Gunnar parecía aletargado en los días venideros, sumido todavía en esa desazón extraña a su naturaleza. Llegó el día, y para Gunnar fue como un día más. Era un día como ya había vivido muchos en el, normalmente, frío planeta. Era un día nuevo, pero en el mismo campamento. Era un día más, pero con la misma rutina, ...., NO! No es un día más! Es el día! pensó para sus adentros. Una ténue llama pareció despertar en el recio Gunnar, y fué en aumento, convirtiéndose en un pequeño arroyo de sentimientos, ...., estaban embarcando hacia la prueba.
Entraron dentro de la nave, que por muchas que había visto de un tiempo hacia aquí, seguían impresionándolo. El pequeño arroyo de sentimientos se empezaban a hacer grande. Estaba nervioso, ..., quizá por miedo, quizá por deseo de que empezase la prueba. Se sentaron en los barcos de hierro, y un nuevo sentimiento se unió al arroyo, ..., un vuelco en el corazón le aseguró que estaban en marcha hacía su destino. Y entonces ...., surgió la tonada. Primero fue Marnus, pero rápido le siguió Grimm, y por puro instinto, dada toda la acumulación de sentimientos que ya se habían convertido en un torrente fiero dentro de Gunnar, se unió a la tonada. Terminaron uniéndose todos haciendo retumbar el interior de la nave: estaban convencidos de que su destino había llegado, estaban convencidos de que lo iban a conseguir, y sobre todo, estaban convencidos de que iban a ser los primeros en hacerlo!
Luego, como siempre, daremos lástima en las tiradas, y nos comeremos los mocos, pero hasta entonces ...., jaleo montaremos! Jajajajajaja
Sentado, escuchando cantar a sus compañeros de garra Björn se pregunta por la prueba. Ya sabe en que consiste, pero eso no significa que no piense en que la suerte es un factor muy importante. Simplemente con tener la mala suerte de encontrarse con un lobo de fenrisiano, haría que un buen guerrero sucumbiese casi con toda probabilidad...
Y en vez de sentir miedo, una emoción grande le llenaba todo el pecho. Aquí era donde Russ marcaba la diferencia!!! Donde decidía quien continuaba en el juego y quien se sentaría en los salones de hidromiel!!
Las notas de la canción subía y bajaba como las olas del mar y sin saber como, se encontró cantando las viejas notas, sintiendo lo mismo que generaciones antes que él habían sentido al entonar la dichosa melodía.
Hoy era un magnifico día para morir! O un magnifico día para triunfar!
Bueno, esperemos no dar tanta pena!!!! que ahora estamos solos!!
"Por fin había llegado el día............"
Ulf no había podido pegar ojo el día anterior. El simple hecho de poder redimirse o morir en el intento ante los ojos de Russ con aquella 'prueba' hacía que todo su cuerpo se estremeciese.
Era aún temprano cuando el guerrero salió de su barracón para contemplar una última vez un amanecer tranquilo. No sabía si volvería a ver otro, ya que el sargento les había advertido de los peligros de aquella última prueba.
El cielo estaba limpio, sin nubes. El aire, frío como un témpano de hielo, le llenaba los pulmones. Agradecía poder disfrutar de aquel amanecer. Poco a poco, el campamento iba inundándose de ruidos y voces. Vio como sus hermanos de garra salían del barracón en dirección a la salón común, donde tomarían su último desayuno.
Corrió hasta ellos, y con un gesto de su brazo, se colocó la piel de oso alrededor de su cuerpo, envolviéndolo hasta los pies.
Tomó un desayuno copioso, ya que el hecho de no haber dormido mucho, no implicaba perderse un buen yantar, y por lo que había conocido estos últimos meses en lo referente a las montañas, mejor era hincharse todo lo posible, ya que no sabías cuando volverías a comer.
Cuando acabó de desayunar, se dirigió hacía la plaza donde Hakon les esperaba para embarcarlos en un........ÁGUILA!!!!! Los ojos de Ulf brillaron. Aquella mañana, cuando se había levantado, ni siquiera imaginaba que montaría en una de aquellas águilas. Su corazón se aceleró cuando Hakon les dijo que montaran en ella, y caminando hacía la nave, Marnus entonó una de aquellas canciones del poblado.
El pelo de la nuca se le erizó a Ulf al oir cantar aquella canción, y más aún cuando el resto de la garra se unió al coro. Su pecho palpitaba como un caballo desbocado, y poco a poco notó que el mismo estaba cantando aquella canción.
El joven guerrero vio como la puerta de la nave se cerraba poco a poco, y una cosa le golpeó en su mente. Dejó de cantar y gritó:
-Echaré de menos al sargento y sus cariñosas arengas!!!!!!! Jajajajajajajajajajajajaja.- Rió jovialmente Ulf.- Solo deseo que en su próxima salida un lobo le arranque la cabeza y un Troll se cague en su cuello!!!!!!!!!!!! Jajajajajajajajajajajajajajajaja.
Volvió a unirse de nuevo a sus hermanos de garra, los cuales le hacían reconfortarse y sentirse como en casa. Allá donde fueran juntos, para Ulf, la casa ya no era tal, sino un sentimiento de unión hacia sus hermanos.
La Thunderhawk sobrevoló las cumbres cercanas a Russvik, internandose más en el continente de Assaheim. Durante un rato voló bajo, permitiendo ver a la Garra los valles, gargantas y desfiladeros que tan bien habían llegado a conocer. Un ligero ramalazo de nostalgia se volvió a apoderar de ellos. Luego la aeronave ganó altura y las brumas de las alturas lo ocultaron todo. Durante un buen rato no hubo mas visión que la de la lechosa niebla. Tras un tiempo que le spareció largo en exceso, notaron que la nave viraba y al mirar por los ventanucos, vieron que el paisaje había cambiado. Amplios valles sembrados de enormes coníferas coronadas de blanco se abrían a sus ojos, y diversos torrentes de aguas furiosas los atravesaban. En la lejanía se adivinaban otras cumbres, en apariencia aún más imponentes que las que dejaran atrás. Al rato, las apariencias no engañaron, y aquellas moles enormes de piedra cubiertas de nieve y salpicadas aquí y allá de pequeños bosques se les aparecieron. Y en el centro de aquella cadena montañosa, alzandose como una madre vigilante entre sus retoños, la más descomunal de las montañas mostró su poder. Nunca en su vida habían visto semejante titán rocoso, tan alto que su cima era invisible entre las nubes del cruel cielo Fenrisiano. Sus laderas y estribaciones eran escabrosas hasta limites imposibles, y sus ligeros conocimientos recientes de la vida en las alturas les indicaron que escalar aquella masa sería tarea de dioses. La cañonera describió un circulo alrededor de aquel monumento a la brutalidad de Fenris, y así pudieron apreciar que su contorno bien pudiese sobrepasar las dimensiones de su antigua isla. "Apropiado lugar para que moren los dioses", pensó Sigmund, a todas luces impactado por la majestuosidad de aquella cumbre. La Thunderhawk cerró aun más su trazado curvo y de repente, en la ladera de la montaña, vieron una cornisa monstruosa. Sin embargo no era un aacidente natural, pues vieron que toda ella estaba revestida de hierro, semjando aquel puerto que tiempo atrás divisaran desde la borda del Lanza de Russ, hacía ya una eternidad. Excavado en la misma ladera, vieron tambien una especie de... caverna, aunque también estaba toda revestida de metal, y por doquier se veian infinidad de luces parpadeantes, y al igual que pequeñas hormigas atareadas, varias figuras iban y venían por la metalica superficie de la colosal cornisa, entrando y saliendo de la caverna. Con emoción, se percataron de que la aeronave se dirigía hacia aquella caverna. Así pues, la cosa estaba clara. Habían llegado a El Colmillo.
Ara si, cierro escena ya.