Partida Rol por web

No se si tendrás alguna copa, pero...¿Que piensas de cada uno? Miro sonriente a la diosa gato complacido por ser por lo menos abierta de mente y ser directa aunque exista la posibilidad que mienta.

Veo que lo que digo no te aporta nada, pero bueno. No te fíes de Artemisa, no tengo pruebas que lo demuestren pero ha matado a Eris, si Eris moría en manos de Demiurgo moría ella antes, y por su muerte provocada la señala a ella. Tomo el gato cuidadosamente levantándome y dejando el gato donde estaba. Bueno No estas muy comunicativa y no puedo aportarte pruebas decisivas de nadie solo sospechas a la espera de pruebas definitivas, así que si quieres y puedes devolverme a mi sitio.

Miró a Ares -No te lo tomes a mal, mi falta de comunicación, no es por ti, es porque veo que todos damos palos de ciego, no tenemos pistas ninguna estan siendo muy listos los sesinos, aunque a Artemisa... aún no la he visto pronunciarse, y eso me preocupa. Creo que depués de todo tendré que llamar a Eris. Ares si has sido de utilidad- le sonrió, y se despidió.

No me gusta perder el tiempo y guardar silencio sin mas no es mi entretenimiento favorito. Antes de que rompa el vinculo.

Bastet comienza a parpadear,en cada parpadeo la sala va desdibujándose mas y mas

Si,estoy pendiente de una contestación para abrir el día 4

OK OK sin prisas

Dioniso te encuentras en la mente de Bastet. Ahora podrás ver todo lo que ocurre en el cónclave mediante sus ojos y hablar por su boca,si ella te lo permite. Ademas,al estar en su mente,podrás hablar con ella sin que los demás lo sepan.

Bostezo sonoramente al aparecer y el ver un montón de gatos hace que una sonrisa se amplíe.

Vaya, ya me extrañaba que me fuesen a resucitar...

La sonrisa se dirije hacia la diosa felina mostrando mis dientes con un gesto relajado y feliz, incluso contento.

Al fin consigo hablar contigo... Vaya, lamento tu estado. Tiene que doler, felina Bastet.

Digo. Me acaricio el mentón pensativo.

Mi querida Palas Atenea... Y tú. Muy mal, estáis en peligro. No os guardo rencor por condenarme al mundo de los muertos... No a tí, al menos. No obstante, el tiempo juega en nuestra contra, así que decidiré confiar en tí, te contaré acerca de mi don, pero necesitaré que después tú confíes en mí.

Aunque una parte de mí desea continuar hablando al fin con alguien vivo, decido guardarme mis palabras para más tarde, dejándola reaccionar en primer lugar a ella.

Miró a Dioniso y no sin trabajo se sentó, pues cierto es que su estado no era muy alentador, había perdido una de sus vidas.

-Estoy dispuesta a escuchar lo que quieras decir querido, sobre tu don o tus dones, y sobre lo que creas o hayas podido averiguar- Un gato pequeño se acurruco en el regazo de esta y se durmió.

Lamento en verdad tu estado.

Comento, viendo cómo se sienta, desvío mi mirada hacia el dormilón gato.

Sé a ciencia cierta varias cosas, como que hay al menos dos asesinos de dioses entre los caídos, los dos que yo acusé. Que mi odio por el dios chacal venía de Eris y que ya se ha desvanecido, estar muerto ha calmado mi alma. Y que los caídos irán por tí. Por tí y por Atenea. Y eso arrebatará otra de tus vidas. Si es que te quedan más...

Le sonrío con amabilidad mientras hago aparecer dos copas, de vídrio, delante mía, y tomo una de ellas mientras me concentro con la mirada y hablo semi ausente.

Mi don me permite permanecer despierto. Vigilo a las diosas, no puedo evitar deleitarme con la visión de sus cuerpos dormidos, sin embargo, las dos últimas diosas a las que fuí a ver resultaron ser unas traidoras. Una cada día. Supongo que mi cuerpo me pide marcha mientras el sueño cae sobre vosotros. No te extrañe que también vaya a verte a tí, para deleitarme con tu figura...

Comento con un aire divertido, pero en verdad la figura de la diosa era envidiable, no obstante, era mucho lo que me quedaba por hacer, un liquido dorado comenzó a aparecer en la primera copa, mientras la agitaba suavemente y mi mirada era de pura concentración.

En cuanto al tema de mi querida Cail*, y esto no lo entiendo bien, tengo el poder de alcanzar un éxtasis que, aunque puede llevarme a la muerte, también me permite alcanzar casi cualquier límite o iluminacion, en el caso conocido, comunicarme con los muertos como ella. No obstante, ella nunca recuperó su don, y eso sí que no es normal.

Una uva aparece en mi mano, la miro con una sonrisa socarrona y la dejo caer en el interior de la primera copa y entonces comienzo a concentrarme en la segunda copa mientras continúo hablando.

Al parecer aún quedan restos de los caídos en mi cuerpo, y esto me permite elaborar el Néctar que puedo ofrecerte. Un Néctar que podría hacer revivir a la mismísma y querida Artemisa. Esta primera copa te dará el don de Yah**, lo que te permitirá o bien crear unas pociones de vida, o bien copiar otros dones, te diré quién posee entre nosotros el don de la vida. Además del dios Chacal. El don es temporal, así que no lo desperdicies...

El líquido dorado comienza a aparecer en la segunda copa mientras continúo concentrándome.

Si tienes alguna duda, también te ofreceré, en terminar, mis dones, lo cual despejará cualquier duda que puedas tener, sin embargo, te guiaré en su uso. Pues ambos dones pueden terminar con tu vida, y mi querido Chronos lo sabe mejor que nadie, pues él murió con mi don. Lo mataron por mi don, mejor dicho. Aunque tengo una propuesta más interesante que tomar mis dones, aunque requiere una confianza ciega a la cual quizás no estés dispuesta...

Digo esto mientras una vid comienza a recubrir la última copa, en su interior parece poseer al color dorado un licor multicolor opaco que parece sencillamente delicioso, un aroma dulzón de robre y frutas silvestres. Algo que, nunca, nadie, había probrado.

Habla con el dios chacal. Pídele mi vida. Ofrécele la tuya. Y yo mismo seré quien te la devuelva. Lo prometo, yo siempre pago mis deudas. Pues mi don podría terminar con tu vida. No obstante, si no confías... Puedes tomar cualquiera de las dos copas. La de Yah**. O la mía propia.

Sonrío extendiendo mis manos con ambas copas, la de Yah** en la zurda y la mía en la diestra, una sonrisa de quien ha ganado antes de apostar.

¿Alguna duda, felina Bastet?

Mis ojos se clavan en los suyos.

Ah, avísame antes de tomarla, pues te explicaré cómo debes de sentirlo, un sólo fallo terminará contigo. Espero que no, en serio. Y si te preguntas por qué no lo tomo yo, mi don sólo afecta a los cuerpos divinos. Y yo no tengo cuerpo.

Respiró hondo intentando digerir toda esa información, era mucha y ni Hypnos ni Ares le habían dado tanta, y tampoco lo esperaba de él, pero se equivocó.

-Tengo varias dudas que espero que me puedas resolver, de los caídos ¿quienes son los dos traidores caídos?¿y como sabes que los asesinos iran por mi y por Atenea? Realmente no se si me queda alguna vida- Miró al gatito dormido con pena -No estoy segura de si mi hermano aceptara mi vida a cambio de la tuya, esta muy afectado por la muerte de nuestro padre, esta muy... nervioso- Miró las dos copas, pero sin duda -No confió en nadie íltimamente, pero... también estamos perdiendo mucho, y no quiero que mueran más, así que confiaré en ti, si no vuelvo mi hermano sabra con quien terminar- Tomó la copa de él -Explicame- Dijó cogiendo la copa

Observo su reacción, así como habla con su hermano. Niego con la cabeza mientras mi sonrisa se vuelve irónica y triste.

Espera primero si tu hermano acepta. Tomar mi copa, aunque puede darte mis dones, puede matarte, y entonces ambos estaríamos muertos y nada estaría arreglado.

Me acaricio el mentón pensativo mientras cruzo las piernas.

Mi no muy querida Nemo... Mneo... ¡¡Mnemósine!! Qué difícil, acabó con Hathor para poder estar cerca del dios de la guerra y así tener bien segura su vida. También creo que acabó con mi querida Afrodita. Por otro lado mi querida Eris fué quien canalizó su poder a través de mí contra tu hermano, el dios chacal, y por ello me condenasteis. Ambas son traidoras. Y también cualquiera que les apoye, por consideración. Por ejemplo, mi querido Hypnos apoya a mi querida Eris, aunque dudo que sea un asesino, es cierto que apoya a uno, cosa que le convierte en un traidor. Mi querido Chronos confía en mí ciegamente, y Yah* hace tiempo que se ha silenciado, aunque también me apoyó.

Cierro los ojos, en un gesto triste.

Ellos, la diosa de la discordia y el dios del sueño, conspiran contra mi querida Palas Atenea y contra tí, sencillamente por que usaste sus palabras en mi contra, y por que ella se fué del inframundo con una sonrisa. Es por ello que no confío en sus palabras, es por ello que lo sé. Que cuando vuelvas deberás de hablar con el dios de la guerra y con el del tiempo y con cualquier caido no traidor para que su voto apoye mi conocimiento.

Señalo la copa que ha cogido.

Si te la bebes, aunque podrías morir, y desgastarías parte de mi poder, podrías quizás comprender cómo elaboro el Néctar especial, o quizá podrías coger insomnio. Ambas habilidades podrían terminar contigo, así como pueden terminar conmigo, aunque yo estoy más acostumbrado y, quizá por eso, hasta ahora he sobrevivido. Por ello prefiero que intentes primero que sea tu hermano quien me devuelva a los vivos, y que tomes el poder sólo en caso de que no acepte, bien el mío, más riesgoso, o el de Yah* para tomar el don de la vida.

Niego con un dedo mientras alzo la cabeza. Sonrío con más amplitud y sinceridad. Me coloco frente a ella.

Por tu confianza en mí, haré lo que esté en mi mano para que recuperes la vida, aunque tenga que descender al mismísimo inframundo, atravesar la laguna estigia, y tomar tu alma de regreso. Sin embargo, no tomes aún, te explicaré en función de la decisión de tu hermano.

Mi sonrisa se torna victoriosa.

Como verás, me gusta jugar con las cartas bocarriba. El éxtasis me lleva a la iluminación, y es una sensación que, si sobrevives, puedo asegurarte que te parecerá de lo más placentera, mi felina Bastet.

Estaba cansada ¿como se iba a fiar de él con esa sonrisa? que tan mala espina le daba. Los muertos eran muertos, jamás deberían volver al mundo de los vivos, pero era todo muy extraño, ¿tan díficil era querer vivir en paz?

-Ya no estoy segura de nada, solo confió en dos personas, Anubis mi hermano y Ra mi padre, por eso no se si Anubis me hara ese favor, es mi hermano ni creo que le haga gracia que muera su hermana a cambio de tu vida, no hay muchos dioses que confien en ti, y en parte lo veo normal- se cruzó de brazos, esa sonrisa del dios cada vez le hacía desconfiar más, podía romper el vinculo y no hacer caso a nada de lo que decía, ¿pero como saber quien mentia y quien no?

Niego tristemente con la cabeza.

Haz como quieras, felina Bastet. Tan sólo busco el mayor éxito para cazar a esos bastardos. Son dos de mis familiares los que nos han traicionado. Y son otros los que han muerto a sus manos. ¿De veras crees que estoy contento con ello?

Me pongo en pie y le miro a los ojos.

Soy un dios emotivo, y supongo que eso es lo que hace que desconfíen, pero no tuve ningún pudor en acusar a los míos. Como tampoco lo tuve en declarar mi enemistad abierta hacia el dios chacal. ¿Acaso eso no es suficiente?

Extiendo mi mano hacia la copa que contiene mi esencia.

Mi querido Chronos tomó mi esencia sin mi permiso, y lo cazaron mientras intentaba adentrarse en una habitación, ya viste cómo fué su muerte. Si igualmente deseas tomarme para confiar en mí, te diré que debes sentir el sabor desde que roza tus labios y seguir todo el recorrido. En un principio será intenso y con cuerpo, pero al llegar a tu garganta se tornará cálido y suave, haciendo que el sabor llegue hasta tu nariz, siendo invadida por el aroma del más puro y viejo roble, por un millar de frutas silvestres, siente también el olor o será tu perdición. Al llegar a tu estómago será como un estallido buscando tomar cada rincón de tu cuerpo mientras las últimas gotas están aún rozando tus labios, un estallido de naturaleza, de energía, de naturaleza. Tendrás que centrarte en todo ello a la vez mientras lo tomas, o morirás.

Me quedo mirándola esperando que la tome, o no, mientras con mi otra mano señalo la de Yahweh.

Si por el contrario le tomas a él, mientras llenas tu boca con el Néctar recoge con la lengua la uva, ésta se clavará y producirá sendas heridas, pero tu sangre se mezclará en perfecta armonía junto con el recorrido de la uva, dándote un sabor antiguo, como a polvo y hierro. Una sensación de dolor insufrible que durará un único segundo mientras luego sentirás un remanso de paz. El sabor de tu propia sangre sanará tus heridas y te dará sus secretos.

Suspiro largamente. Mi mirada se vé perdida.

Tan sólo espero que no mueras, o la sabiduría de los caídos se perderá en la nada. Por ello espero que tu hermano acceda, pues mi cuerpo soportará mejor mi poder, posiblemente, que el tuyo. Confiar, o no, depende únicamente de tí. En cualquier caso, si lo deseas, puedo hablarte de algunos dones de los vivos, pero no creo que os pueda ayudar. Sólo el vino y mi insonmio es con lo que puedo contribuir.

Cierro los ojos y vuelvo a sentarme, cruzándome de brazos y piernas. No obstante, no puedo evitar sonreír divertido por algún tipo de chiste indescifrable.

Y te ruego que no seas muy dura conmigo, al fin y al cabo, la fiesta viene en mi naturaleza. Yo te he confiado, no sólo mi conocimiento, si no también mi poder. Es un don peligroso con el que pretendo ayudar a los demás, ambos dones pueden terminar con mi vida y... Oh, bueno, no te aburro más. Adelante.

Escucho y veo a través de los ojos de Bastet y suspiro con la sonrisa aún en mi rostro, irónica y abatida.

Vaya, tu hermano parece realmente afectado... Bueno, arrojaré algo de luz sobre tus dudas. Conozco los dones de algunos de los muertos, así como de algunos de los vivos. Odín, padre de Thor, tiene el don de la vida, si no me equivoco. Pociones capaces de devolver a dioses. De ser un traidor las hubiese usado con los que yacen en el cementerio. El pequeño zorro, por su lado, dice ser un médico, pero no ha sanado a nadie, traidor o no. Quizá los traidores le hayan silenciado y sólo pueda ayudaros con su voto, pues el silencio es realmente raro en él, pero confío en el dios zorro, así como él confía en mí. Mi querida Palas Atenea dice ver dones de los vivos, aunque no termino de comprender a qué se refiere, pero parece ser que mi querido Asclepio tiene el don de mi querido Eros, lo cual no termino de comprender, pues es un don que no debería de pertenecerle, pero si ella confía no seré yo quien la detenga. El don de tener presencia en el inframundo como ya te dije pertenecía a mi pura Cail* aunque me resulta realmente extraño que no lo haya recuperado. Es posible que fuese por la interferencia de la que hablan...

Suspiro y me acaricio el mentón pensativo, la barba rasca mis dedos y el cosquilleo cambia mi sonrisa a algún tipo de satisfacción, quizá por mi propio conocimiento.

Desconozco el don de la diosa de nombre impronunciable, madre de las musas, pues no ha hablado desde que fué arrastrada con los muertos. Yah** posee el don de la vida aprendido de Odín, cosa de dioses mayores, supongo. El dios de la guerra posee el don de derrotar a alguien y decantar la balanza a su favor, aunque no comprendo bien a qué se refería. Mi querida y traidora Eris el don de hacer que dos personas se odien a muerte, algo realmente esperable por ella. Mi querido Chronos tomó uno de mis brebajes tras mi muerte lo que le dió mi insomnio y terminó con su vida, imagino que tal será su don. Ah, casí se me olvidaba...

Niego con un dedo y un aire un tanto divertido.

Mi querido Hypnos debía de proteger a mi querido Ares tal cual hizo, puede ser algún tipo de trato... No lo sé, pero sé que era su deber y obligación. Por su parte, mi preciada y adorada Artemisa debia de proteger a nuestra querida Eris de los poderes del Demiurgo con su propia vida. De nuevo, al parecer, era ineludible.

Suspiro en ese momento fatigado de hablar tanto y tomo una de las copas que casi llevo a mis labios, pero rápidamente recobro la compostura y la devuelvo a su posición.

Vaya, la costumbre, disculpa. ¡Ah! Casi se me olvida... Aunque imagino que fué por la rabia del momento, mi querida Palas Atenea os culpó a tí y a tu padre de ser traidores, allí en el inframundo. Creo que no me dejo nada...

Miro hacia el vacío unos segundos para recobrar el aliento y hablar con un deje de tristeza, aunque con la sonrisa perdida aún en mis labios.

Confiar en mí, o no, depende de tí. Por mi parte, el mero hecho de haberlo intentado ya es más que suficiente para despejar cualquier duda que pudiese tener. Con todas vuestras acusaciones los traidores no callarían, así que deben de estar entre los que hablan, pues saben que si callan, con vuestras amenazas, serán los próximos en caer. Creo yo.

Mi voz parece perderse en un hilo de pensamiento propio.

Querida Artemisa...

Su muerte me ha afectado, está claro, pero rápidamente alzo la mirada recobrando la conversación y prestándole a ella toda mi atenicón.

Recuerda, felina Bastet, que haré lo imposible por devolverte a la vida.

Señalo a ambas copas.

Quizá deberías de tomarlas para mostrarles mi don, sin embargo... Si ello acaba contigo, no habrán oportunidades para nada. Quizá consigas salvar tu vida como las dos anteriores diosas lo consiguieron.

Respondo sonriente y tranquilo.

Quizás necesitaba confiar en alguien, quizás necesitaba creer que hacia lo mejor para los dioses que quedaban, así que sin más, se decidió, no quedaba mucho tiempo hasta que el vinculo espiritual se cortase.

-Muy bien Dioniso, tienes mi vida, dame tu copa vere si mi cuerpo tolera tu don, solo espero no equivocarme- Tendió la mano