Partida Rol por web

La vida de la supervisora Brynn llegó a su final cuando Klee logró impactar en su cuerpo de manera letal cuando se asomaba sobre el escritorio de nuevo para disparar. El rodiano había estado esperando el momento y su disparo fue certero. Ahora solo quedaba el droide al que Faynn hacía frente con escaso éxito. 

La woockiee logró impactar en el cuerpo metálico del droide, pero aquellas cosas estaban recubiertas de un duro blindaje y no pareció verse afectado mucho por el impacto. Al contrario, disparó contra Fayynchawlienga y logró herirla de nuevo. No eran heridas muy graves, pero la acumulación empezaba a ser evidente y la woockiee se sentía cada vez más dolorida y cansada. 

Vorn Tel-Ovis, el chatarrero, señaló a Kaled y los gamorreanos giraron sus cogotes porcinos al unísono hacia donde se encontraba el grupo. Cierto era que tanto el droide Uk-47 como Coldo se habían logrado cubrir entre las paredes de los edificios con éxito, pero en cuanto Kaled se asomó para buscar un hueco por el que poder colarse en el muelle, el chatarrero lo descubrió. 

Los seis gamorreanos corrieron hacia ellos, dispuestos a meterlos en problemas. Al igual que los de la cantina, cargaban con grandes porras y en su rostro tenían grabado un gesto de malas pulgas. Probablemente fueran amigos de aquellos a quienes habían dado pasaporte anteriormente, y querrían cobrarse venganza. 

Corro todo lo que puedo e intento dar la vuelta un poco amplia para llegar de nuevo al callejón en donde nos encontrábamos antes.

Kaled hizo gestos a sus compañeros para que le siguieran. Cerca de ellos, había una secuencia de pasadizos por los que podrían perder fácilmente a sus perseguidores.

—Por aquí.—les dijo mientras se internaba en las calles para perderles.

No estaba la cosa como para andar pensando mucho, Coldo se puso tras Kaled y empezó a moverse.

- Vamos no me apetece nada que me pillen.

El rodiano profirió un sonido agudo y chirriante. En rodés era algo así como un resoplido... ¿qué demonios era aquel operativo? Uno en el cual él, el piloto más aguerrido del cuadrante resultaba la fuerza de choque más letal a este lado del Borde Exterior... según parecía. Pues ni el twi'lek con cara agria ni la afrodita peluda habían conseguido mermar las defensas enemigas. Lo había hecho él. Él y solo él. Era raro... no se tenía por un gran pistolera aunque, claro... lo que estaba sucediendo era que su modestia le estaba jugando una mala pasada y no veía lo que era ya una evidencia: era un pistolero nato. Aquello era una evidencia y punto.

Henchido de orgullo apuntó su arma al droide que prácticamente languidecía ante la poderosa Fayyn y apretó el gatillo absolutamente convencido de que haría blanco y este, sería letal.

Pero no.

—¡Mierda! —maldijo Klee.

Fayynchawlienga preparó su siguiente disparo. Con dos objetivos abatidos, solo quedaba el droide de seguridad, que parecía duro de roer.

Apuntó su bláster con la intención de llevarse a aquel último obstáculo por delante. No tenía tiempo para sutilezas y Klee logró desorientarlo lo suficiente como para que fuese un blanco fácil.

Fayynchawlienga aprovechó el momento en que Klee había distraído lo suficiente al droide para apuntar a su cabeza y disparó su bláster. Acertó al droide en el centro justo de la cabeza y tras emitir una serie de pitidos confusos, el ente mecánico cayó al suelo con un humeante agujero. 

Tras un ajustado combate, que seguramente hubiese resultado mucho más sencillo si hubiesen estado los demás, se encontraron con vía libre para soltar los amarres. Tanto la supervisora como los dos droides de seguridad habían caído, y el resto de técnicos del lugar estaban demasiado asustados como para levantar sus cabezas del lugar en el que se habían escondido. 

—¡Fggggn, grrrrr, brffffgnnnn, aggggn!*

Sin embargo, Fayyn no era precisamente una enfermera, por lo sus torpes intentos por reanimar a su nuevo compañero fueron completamente inútiles. Como tampoco tenía mucha paciencia para esas cosas, aquello enfureció a la wookie.

Sin demasiada delicadeza, se cargó a hombros al twi'lek**, preparada para salir pitando en cuanto el rodiano acabase con los amarres.

—Frrrrgnnnn!***

Solo esperaba que el resto hubiese tenido suerte con la nave y no se les hubiese ocurrido salir de allí sin ellos.

El color de la piel del rodiano empezó a cobrar cada vez un tono más y más anaranjado, casi tocando al bermellón. Blandiendo el blaster en mano y amedrentando a los técnicos de la torre de control asumió el panel central dónde antes estuviera la malhadada Brynn. Sin miramientos apartó el cuerpo exangüe de esta y comenzó a proferir órdenes a diestro y siniestro a voz en grito.

—A ver... panda de despreciables despojos. Como alguno más se haga el gallito le meto el cañón de mi blaster por el culo y aprieto el gatillo hasta que me haga una luxación en el dedo, ¿entendido? Ahora todos a hacer exactamente lo que digo y sin rechistar. Tú... escroto de rancor, quiero que abras los anclajes magnéticos del carguero que está atracado en el muelle Aurek, ¿estamos? ¿Cuál es el cuadro de mandos que usas para ello?

Casi a la carrera, Klee se aproximó al susodicho para observar la consola que usaba para proceder a acatar la orden que le estaba dando y así, una vez tuviera confirmación de que el carguero de Trex tuviera vía libre para despegar, destrozar los comandos a tiros.

—No sé si te estás dando cuenta de lo pirado que estoy, pero apostaría tu vida a que no vas a hacer ningún truquito para volverlos a activar cuando me vaya de aquí. Más te vale no perder la apuesta, chaval. Que estoy muy loco. —amenazó aproximando el cañón del blaster humeante a la nariz del desdichado técnico.

Hecho esto se acercó a Fayyn para comprobar sí había conseguido restablecer al twi'lek. Parecía que no. El cabeza colas seguía inconsciente, pero al menos el rodiano recordó que este llevaba un comunicador con el que podría contactar con el resto del grupo. Lo tomó y se dispuso a hablar con quien quisiera que estuviese al otro lado.

—Anclajes liberados, majetes... aquí Klee. ¿Cómo vais por ahí? ¿Ya habéis instalado el módulo?

La comunicación cesó y Klee se dirigió ahora a Faynn.

—Creo que deberíamos llevarlo a la nave y atenderlo ya con calma cuando estemos a velocidad luz fuera de esta bola de polvo, ¿no crees? —Rápidamente volvió a accionar el comunicador. —¿Alguno de vosotros es un matasanos más o menos decente? El twi'lek está malherido y necesita ayuda. —volvió a apagar. —Anda Faynn... larguémonos de aquí. 

Y justo cuando estaban a punto de salir por la puerta, Klee se giró en redondo como si se le hubiese olvidado algo importante.

—A ver... ¿quién es el encargado de las comunicaciones. ¿Ves esa lanzadera imperial que acaba de aterrizar? Contacta con ellos y diles que esperen a que una recepción vaya a recibirles como se merecen. Que solo será unos minutos... y luego corta la comunicación.

Conforme el técnico hizo lo que decía, tal y como operó antes, Klee acribilló la consola de comunicaciones para cercionarse de que no volvían a contactar.

Los gamorreanos les persiguieron durante un buen rato, con las porras en alto e intenciones de darles una buena paliza si los enocontraban. Por fortuna Kaled conocía bien la ciudad y lograron despistarlos a través de las estrechas calles del barrio noreste de Mos Shuuta. Les costó un poco porque el grupo de perseguidores era numeroso y tuvieron que dividirlo varias veces en distintas bifurcaciones. Finalmente se escondieron cerca de los depósitos de agua y vieron a un par de gamorreanos pasar de largo. Suspiraron aliviados y justo cuando salían de su escondite escucharon una voz que sonaba en el comunicador de Coldo.

—Anclajes liberados, majetes... aquí Klee. ¿Cómo vais por ahí? ¿Ya habéis instalado el módulo? —La comunicación cesó durante unos instantes y poco después volvieron a escucharse los gruñidos en rodés de Klee—. ¿Alguno de vosotros es un matasanos más o menos decente? El twi'lek está malherido y necesita ayuda. 

Ante la furia de Klee a ninguno de los técnicos se le ocurrió rechistar. Aquel al que se dirigió para que liberara los amarres magnéticos de la nave de Trex no dudó ni un segundo en pulsar el botón adecuado en la computadora central. Algo más de reticencia se encontraron con el tema de los imperiales, cuando Klee preguntó por el encargado de las comunicaciones uno de los técnicos tragó saliva temeroso y habló con un tímido hilo de voz. 

—Lo siento, señor, la encargada de las comunicaciones es... era... la supervisora Brynn... —El hombre miró el cadáver todavía humeante de la supervisora y tragó saliva, era obvio que no quería terminar como ella—. Pero... lo intentaré...

El técnico hizo tal cual le dijo Klee, pidiendo a la lanzadera imperial que esperaran al comité de bienvenida. La voz autoritaria de un desconfiado imperial ordenó a su interlocutor que se identificase, pero Klee voló la computadora antes de que el técnico metiera la pata y las sospechas del individuo fuesen a más. Entretanto Fayyn se encargó de recoger el cuerpo maltrecho de Kallia'star y se lo echó al hombro como si fuese un saco de jogans. Ahora debían reunirse con el resto de sus amigos en la nave de Trex y dejar aquella bola de arena lo más lejos posible. 

—¡No me hagáis volver! —escupió Klee mientras salía de aquella sala de control cerrando la puerta tras de sí y volando a disparos el comando de la pared que debía de servir para volver a abrirla. El tiempo de que disponían a partir de ahora para instalar la pieza (seguro que aquellos tres pazguatos que se debían de ocupar de eso no lo habían conseguido sin su liderazgo), arrancar el carguero y salir de Mos Shuuta con los hombres de Teemo, los agentes imperiales recién llegados y, casi seguro, también los dueños del carguero pisándoles los talones, era cada vez más escaso. Habría que mover el culo si no querían quedarse allí para siempre.

Al menos su parte estaba hecha y Fayyn parecía lo bastante recia aún como para acarrear al twi'lek hasta la nave y morderle en el gaznate a quien osase a ponerse por delante.

—Vayamos rápido al muelle Aurek a ver si estos tienen listo el pájaro. —comentó a la wookie de soslayo. —Lo que me recuerda... en caso de problemas, ¿qué grado de lealtad quieres que les brindemos a esa tropa? No han demostrado ser demasiado útiles. No tengo problema en hacerles un hueco en la nave... pero no sé si arriesgaría mi pellejo por ellos. ¿Qué opinas?

Fayyn ayudó a dar énfasis a las órdenes del rodiano con sus gritos, en caso de que aquellos técnicos fuesen algo duros de mollera o tuviesen ideas peligrosas. Después salió corriendo con el twi'lek a hombros y en dirección a la nave.

Cuando Klee le preguntó sobre la lealtad del resto del grupo, rezongó. No le gustaba que el grupo se hubiese separado, porque les habían puesto en peligro innecesariamente. Se sentía utilizada como muro de carne para hacer el trabajo. Años de experiencia en los pozos de combate te hacen desarrollar una cierta aversión a ser usada de esa forma, mucho menos por gente que no conoces de nada.

—Grrrrrn, agggggh…*

—Vamos, vamos, tenemos que darnos prisa.—dijo a sus compañeros mientras salían del escondite.—Debemos volver al hangar.—añadió mientras volvía sobre sus pasos con la intención de conseguir de una maldita vez la nave.

Escuchó preocupado lo que les decían sobre la necesidad de un médico. No dijo nada pues sus conocimientos de medicina eran terribles e imposibles pero miró a sus compañeros para ver si alguno de ellos podía apañar algún tipo de sosiego sobre lo que se venía.

- Tenemos problemas con otro grupo de gamorreanos, se ve que están todos aquí, en cuanto lleguemos a la nave, el módulo estará instalado en un segundo.

Parece que ellos estaban en el lado afortunado, los otros tenían un herido, posiblemente grave, con un escalofrío en su cuerpo, Coldo siguió avanzando.

—Tenemos problemas con otro grupo de gamorreanos, se ve que están todos aquí, en cuanto lleguemos a la nave, el módulo estará instalado en un segundo —resonó la voz de Coldo por el comunicador del twi'lek que ahora llevaba Klee en su mano. 

Tal como se temía el rodiano, el otro grupo no parecía haber cumplido con su parte. Por muchos gamorreanos que hubieran por allí, ellos solos habían eliminado a dos droides de seguridad y a la supervisora Brynn, que era bastante dura de pelar. Y para colmo, ahora tenían que cargar con un malherido Kallia'star. 

Salieron de aquel edificio por la misma puerta lateral por la que habían entrado, no fuera que tuvieran que lidiar con más droides de seguridad y eso terminase costándoles un buen disgusto. No había sido buena idea separarse, estaba claro. El twi'lek yacía inconsciente en los hombros de una woockiee bastante herida también, no aguantaría otra pelea como aquella. Tenían que tomar la nave de Trex y salir de allí cuanto antes, era su única opción, y por si las cosas no fueran lo suficientemente complicadas ya de por sí, ahora iban a tener imperiales rondando por el lugar. 

Ambos grupos se encontraron de nuevo tras callejear por los estrechos pasadizos entre los edificios y casas de Mos Shuuta. Klee iba al frente, dirigiéndolos desde la torre de control hasta las cercanías del muelle de amarre Aurek, Fayynchawlienga iba detrás suya, con sangre en su grueso pelaje y cargando en el hombro a un inconsciente Kallia'star. En el otro grupo, tanto Coldo como Uk-47 y Kaled estaban intactos. Habían tenido que huir a la carrera con medio batallón de gamorreanos pisándoles sus talones y habían logrado despistarlos en las calles de Mos Shuuta, pero ahora enfilaban de nuevo el camino al muelle. 

Se habían encontrado cerca de un estrecho callejón, el lugar ideal para ponerse al día y trazar nuevos planes. Porque, además de planear cómo entrar al muelle y tomar la nave de Trex, tenían noticas que comunicarse. Las cosas parecían haberse complicado un poco más. 

- Maldita sea, parece que todos los gamorreanos de Mos Shuuta están detrás de nosotros. A Uk-47 le gustaba demasiado el dramatismo, aunque a decir verdad aquello no distaba tanto de la realidad.

¿Y ahora que demonios vamos a hacer? No podemos colarnos en el hangar, robar la nave y salir de esta roca sin llamar la atención de todos los secuaces de Trax y Teemo ¿No?