Partida Rol por web

—¡Se supone que tienes que avisarme cuando entran clientes, cubo de tuercas! —le gritó propinándole una patada—. Vete fuera y acaba de desmontar esa moto deslizadora. 

El drodie se alejó rodando entre pitidos malhumorados y blasfemias malsonantes que avergonzarían incluso a la programación más corrupta de la galaxia. Entre tanto el viejo se giró hacia el grupo y tomó unos modales más exquisitos para con ellos. 

—¡Bienvenidos, distinguidos clientes! Mi nombre es Vorn Tel-Ovis. Como pueden ver —dijo señalando los estantes y cubos repletos de toda clase de chatarra—, tengo de todo lo que puedan necesitar… por un módico precio, claro. 

—Buenas buen hombre.—le dijo Kaled con un tono de voz tranquilo, que invitaba a la conversación.

Echó un vistazo a sus compañeros, él no era el mejor guerrero, ni piloto, ni mecánico, pero si había una negociación por llegar, sin duda él se veía a si mismo como el más apropiado para conseguir el objetivo.

—Buscamos... un módulo de arranque del reactor de hipermateria.—le dijo repitiendo a pies juntillas lo que les había contado el encargado de la cantina aunque no tenía ni idea de qué pieza era aquella. El tono de voz de Kaled sonaba tranquilo, aunque por dentro estuviera deseando salir de allí pitando, era consciente de que cualquier paso en falso podía llevarles por un mal camino.—Nos han dicho que teníais varios y también que sois un hombre discreto y competente...—comentó regalándole un poco los oídos.

Echó cuentas en su cabeza, tampoco era que tuviera demasiados créditos para poder pagarlo. Se giró hacia sus compañeros para mirarles ¿ellos tendrían algo? 

Uk-47 entró en aquella pocilga llamada taller justo a tiempo de ver al idiota del mecánico, si se le podía llamar algo, increpar al pobre droide.

- Venimos del muelle, nos envía Trex a por su módulo de arranque del reactor de hipermateria, lo necesita para ayer así que si es tan amable...

A Fayyn le costó entrar en el pequeño taller, pero no pensaba quedarse fuera a la vista de los gamorreanos ni perder de vista al grupo. Se encorvó para poder pasar por la diminuta puerta y emitió un gruñido cuando un droide astromecáncio pasó por su lado increpando en binario. Por poco le arrolla una pierna.

Al ver que tanto uno de los humanos como el droide de combate charlaban con el propietario siguiendo el plan, se quedó detrás a modo de apoyo táctico. A veces es más fácil negociar con una montaña de músculos y pelo guardando tus espaldas.

La verdad es que la chatarrería tenía el nombre bien puesto, vaya un lugar para guardar piezas, sería un milagro que  algo que compraran aquí funcionara, pero era su única vía de escape por lo que sabían, por lo que Coldo decidió no ser puntilloso con la calidad, funcionabilidad sobre apariencia, era lo que buscaban.

- Si tiene la pieza, quiero echarle un vistazo, para comprobar que es lo que necesitamos.

Klee esbozó una sonrisa boba al devaroniano al salir de aquel antro. No entendía el malcontento de aquel tipo cornudo. Si solo habían dado cuenta de seis gamorreanos. Sería por gamorreanos. Ya había demasiados gamorreanos en Mos Shuuta. Incluso en Tatooine. Incluso en le galaxia entera. Si los procesaba rápidamente tendría torreznos para la clientela para los próximos seis meses. No entendía el motivo de su queja. Y los demás... aquella panda de pazguatos a los que el intrépido piloto había tenido que rescatar, le daban las gracias por indicarles una manera de escapar del planeta. ¡Qué plan más absurdo! Colarse en un transporte clandestino que fletaba alguien afín a Teemo era una de las peores ideas en la historia de las peores ideas jamás tenidas. Él ya tenía un transporte. Una nave rápida y preciosa que le esperaba como una amante deseosa de más y más jugo de amor rodiano. Pero, al parecer, tendría que esperar. Su nave era un mono plaza y no podría convencer a aquel grupo de que le ayudasen a recuperarla si no les podía garantizar un hueco en la misma. Había un compartimento portaequipajes... quizá podría ser ocupado por aquella enorme preciosidad de peluche que daba puñetazos letales. Pero Klee aún no sabía muy bien como plantear una escisión de aquella disfuncional comitiva a la wookie de sus ojos.   

Por eso decidió seguirles y dejarles hacer. ¿Quién sabe? Igual sí lo conseguían.

El tal Coldo se le adelantó a la hora de hablar con el dueño de la tienda. El tal Vorn no parecía ser muy amante de los droides por lo que veía. No sabía como se lo tomaría el droide particular del grupo.

Igualmente, al ver que tenían bien encarrilada la conversación, se mantuvo en un segundo plano, mirando de reojo la puerta de entrada por si se acercaba alguien de quien volver a huir. Esperaba que fueran lo suficientemente hábiles como para convencer al tendero de que les dieran la pieza que necesitaban

El grupo entró en la chatarrería y fue tomando posiciones en el lugar, algunos se mostraron expectantes, otros relajados, y otros adoptaron una posición más intimidante, como Fayynchawlienga. Aunque para ser justos, con el tamaño y corpulencia de la woockiee no era necesario mucho para parecer intimidante. Sin embargo, Vorn Tel-Ovis no había logrado mantener un negocio próspero en Mos Shuuta ante el férreo control de Teemo el Hutt achantando la cabeza a las primeras de cambio. Se mantuvo tranquilo, y se mostró dispuesto a negociar con Kaled, quien se había adelantado para intentar un trato. A fin de cuentas, era su especialidad.

—Por supuesto que tengo un módulo de arranque para un reactor de hipermateria, pero sólo me queda uno y se lo he reservado a Trex, capitán del Colmillo de Krayt. 

UK-47 intentó contarle que venían de parte del propio Trex, pero los ojos del chatarrero se clavaron con fiereza en él, lanzándole una mirada de desagrado. Estaba claro que a Vorn no le hacían ninguna gracia los droides, y del mismo modo tomó con desconfianza las palabras del droide. 

—Sí, ya... ¿Seguro que venís de su parte? —No parecía muy convencido de que tal cosa fuera posible, y por algún motivo miró a la woockiee arrugando la frente como si algo no le cuadrara. 

Desde el fondo de la sala veía los intentos de mis compañeros para conseguir el objeto necesario para entrar en esa nave. No dejé mi posición en la puerta, pero quise añadir mi granito de arena en esa negociación.

Por supuesto que venimos de parte de Trex. Tiene prisa por salir de este planeta y la reparación se estanca porque le falta esta pieza. Está de un humor de perros por pasar un minuto más aquí, así que cuanto más tardemos más furioso lo tendremos todos. Y ninguno quiere eso, ¿no?

No sabía si me había pasado o no al dar la explicación.

La cosa estaba al cincuenta por ciento. Al menos a ojos de Klee nada aseguraba que aquel tipo les fuese a dejar irse por las buenas con el hiperimpulsor de supermateria esa... o lo que demonios tuvieran que comprar. Un momento... ¿comprar? ¿De dónde se suponía que aquel grupo de desgraciados iba a sacar el dinero para pagar la pieza? El rodiano empezaba a ponerse nervioso, motivo por el cual prefirió callarse antes de armar un buen pitoste. Y es que a veces la forma más sencilla era la más rápida y taxativa. ¿Por qué no le encañonaban con un blaster la altura de la nariz y le decían que o les sacaba la pieza o le harían una tercera fosa nasal? Una vez con el chisme en la mano y para evitar que fuera con la cantinela a Trax, a Teemo o a quienquiera que decidiese quejarse, un buen tiro en la cabeza y a otra cosa. Un pasito más cerca de aquella bola de polvo flotante en mitad de ninguna parte.

Pero también era cierto que para esa solución siempre habría tiempo. Klee era un caradura pero, aunque no tenía muchos reparos en reconocer que el fin siempre justificaba los medios, tampoco era un asesino ni se jactaba de dejar tras de sí una montaña de cadáveres. Igual la wookie podía intimidar al tipo lo suficiente como para que este decidiese no abrir el pico. Por otro lado, el chatarrero parecía poder aguantar una buena jugada con la mejor de las caras de poker.

—No me gustaría tenerlo enfrente en una mesa de pazaak.

Todo el mundo se estaba calentando con el chatarrero, mejor esperar a como iban las negociaciones, su labor era ver la pieza para evaluarla y luego ponerla en la nave, si la cosa se calentaba ya tendría que dar un par de golpes como en la cantina, pero no les convenía andar con broncas con más gente del pueblo, bastante tenían ya con enredar con Teemo como para liarla más.

Antes de que entablaran las negociaciones pertinentes con Vorn por el módulo de arranque, Kallia'star intervino asegurando que venían en nombre de Trex para recoger la pieza. Vorn le aguantó la mirada preguntándose probablemente si era un farol o le estaban diciendo la verdad, pero el rostro de Kallia'star no mostraba duda.

—Está bien —dijo el chatarrero—. Se me hace raro que un trandoshano contrate a un woockiee, pero corren tiempos extraños, quién soy yo para juzgarlo.

Encogiéndose de hombros se dio media vuelta y se fue a la sala contigua. Regresó con la pieza para reactor de hipermateria que le habían pedido y la colocó sobre la mesa, un artilugio pesado y lleno de bobinas. Coldo supo de inmediato que era lo que estaban buscando, el chatarrero no les estaba dando gato por liebre.

—Pues aquí está. Supongo que Trex os habrá dado los quinientos créditos que acordamos —dijo mirándoles expectante, todavía no le habían mostrado ni un solo crédito y empezaba a desconfiar de ellos.

—Eso es, no lo juzgues y no le diremos a Teemo que has juzgado.—le dijo adoptado un rol protagonista en aquella conversación. Había esperado por si algún compañero quería o pensaba decir algo, al ver que no sin querer perder el tiempo se adelantó él a hablar para conseguir la pieza.

Cuando dijo lo del dinero Kaled enarcó una ceja. 

—¿Pero te crees tú que Trex nos ha dado el dinero a nosotros? —se señaló a si mismo pero señaló más al wookie para tejer cierta complicidad con Vorn.—Te pagará él cuando lo considere, ya sabes cómo es.—le dijo con convencimiento.

Las palabras de Kaled hicieron dudar a Vorn, cierto era que Trex estaba asociado con Teemo, y también que éste pagaba sus deudas cuando le venía en gana, a veces incluso ni las pagaba. Pero ¿sería Vorn Tel-Ovis el insensato que se lo echaría en cara a uno de los más peligrosos jefes del crimen de Tatooine? No había logrado sobrevivir en el culo del mundo siendo así de estúpido. La duda aquí estaba en saber si realmente aquel grupo venían en nombre de Trex o no. Vorn miró a Fayynchawlienga con bastantes dudas, las cuales parecieron disiparse un poco cuando la woockiee se crujió los nudillos impaciente. Tampoco sería Vorn Tel-Ovis el insensato que haría enfadar a una de su especie. Finalmente, Kaled terminó por convencerle. 

—Sí, sí, ya lo sé. Esperaba por una vez cobrar a tiempo, eso es todo —dijo apartando sus manos del pesado objeto—. Pues si no desean nada más. Nuestros negocios concluyen aquí.

El modulo de arranque del reactor de hipermateria que necesitaban estaba allí sobre la mesa, listo para que uno de ellos cargase con él. Lo habían conseguido. Ahora solo faltaba hacerse con la nave, repararla y largarse de allí antes de que Trex se enterase del chanchullo del grupo o, peor todavía, que se enterara Teemo el Hutt.

Fayyn salió del establecimiento. Era lo suficientemente disciplinada y profesional como para reservar los exabruptos a un contexto personal, lejos de los negocios.

Gruñó por lo bajo y se contuvo lo suficiente como para no abrir un boquete en la fachada del taller. La perspectiva de encontrarse con un trandoshano no le gustaba ni un pelo*.

—Grrrrrn Frrrg Hrrghh Gnnnnnn frrrrrrr —susurró para sí misma con amargura.

Klee sonrió satisfecho. Estaba claro que iba a ser él quien cargase con aquel módulo pesado y grasiento. Para eso estaban... en fin, los demás. Pero sí se acercó ligeramente al propietario de aquel negocio y le saludó cortésmente.

—Eres un buen tipo... me aseguraré que tanto Trex como el gran Teemo sepan lo profesional que eres. Ambos estarán complacidos. En esta bola de polvo no resulta fácil hacer negocios con gente seria. Que te vaya bien. —le deseó de corazón.

Y sin mediar más palabrería se fue hacia afuera tras aquella maravillosa monstruosidad de pelo y músculos. 

—Vamos... no seas así. Son solo negocios, querida.

Kallia'star sonrió complacido. Habían conseguido engañar al tendero utilizando lo que a todo el mundo le daba miedo en aquella roca perdida, Teemo.

Ya solo faltaba ir a la nave y vender el artilugio al tal Trex y esperar que les permitiera entrar en la nave para salir cuanto antes de allí. Sospechaba que las tácticas que habían funcionado con el tendero, serían más duras contra un contrabandista de la categoría de Trex. A él no se le engañaba tan fácilmente.

De todas maneras, no tenían otra opción que ir hacia la nave y probar suerte