Partida Rol por web

Uk-47 cae al suelo al notar el disparo del droide en toda su espalda. El nuevo agujero humeante de su placa trasera debería ser suficiente para fingir que estaba acabado pero por si acaso mandó la orden desde su cpu de apagar todo piloto y luz de su carcasa externa. A todos efectos debería parecer muerto.

En cuanto los droides apuntaran o fijaran otro objetivo él saltaría dispuesto a sacar todos sus circuitos.

Coldo dejó la instalación del módulo que tanto sudor les había costado conseguir y se acercó furtivamente al droide para atizarle un golpe por la espalda con la intención de derribarlo. Pero el droide sintió los pasos del mecánico en el último minuto y se revolvió lo justo para impedir el derribo. A continuación, ya que parecía que su anterior objetivo había caído, el droide tomó algo de distancia con Coldo para poder apuntarle debidamente y le disparó con su arma integrada. El disparo hirió duramente al mecánico, impactándole en un brazo que se le quedó dormido y dolorido, aunque por fortuna sin mayores consecuencias que las de ralentizar sus movimientos. 

Los rugidos que venían por el pasillo circular provocaron que el otro droide se quedase paralizado por el horror. ¿Qué clase de horrible criatura debían llevar consigo aquella gente para que profiriera unos gruñidos como aquellos? El droide retrocedió, de haber estado la compuerta de la nave abierta hubiera saltado de ella, pero ahora no tenía escapatoria. Alzó el tembloroso brazo para apuntar con su pistola bláster integrada a lo que pudiera aparecer por el pasillo, olvidándose del resto. 

Entre tanto, Kallia'star tomaba el control de la nave y ésta se alzó del suelo ligeramente haciendo caer los amarres magnéticos que ellos habían desactivado previamente. A Trex se le debía estar quedando cara de lagarto estúpido si estaba viendo aquello. La nave flotó con la delicadeza de una pluma en el hangar, ahora el twi'lek debía dirigirla con cuidado a la salida del hangar, evitando el techo y las paredes del mismo, para poder ser libres de una vez por todas. 

Mientras sus compañeros intentaban dar cuenta de los androides, Kallia'star estaba concentrado al máximo en evitar chocar con las paredes del hangar para salir de allí.

Si bien ese modelo no le era del todo desconocido, no estaba demasiado habituado a sus controles y tenía que usar sus cinco sentidos en mantener la nave intacta antes de salir al espacio. Solo faltaba hacerle una brecha antes de salir de allí.

De momento la nave encarada a la salida flotaba poco a poco en dirección a la salida.

Esto pasaba cuando uno intentaba hacerse el héroe y ir con puños a una pelea de blasters, el brazo se le había quedado como si un bantha se le hubiera sentado encima, ahora no tenía otra opción que seguir peleando, si retrocedía se llevaría otro disparo, le quedaba la esperanza de distraer los suficiente al droide para que sus compañeros acabaran con él.

Lanzo una patada a las piernas del droide, al menos podría desequilibrarlo, todo lo que fuera para ganar tiempo.

- Necesito una pistola como el respirar.

A pesar de que el disparo de Klee le había dado a aquel amasijo de tuercas, este no parecía amilanarse. Pues se llevaría otro... claro que sí. Eso si aquella diosa de peluche que se acercaba por el pasillo no terminaba de partirlo en dos. El rodiano aprovechó que el droide se daba la vuelta amedrentado ante la inmediata presencia de la wookie para apuntar y disparar y así, esta vez, acertar en algún lugar que fuese vital para el enemigo. 

En aquellas circunstancias echaba de menos la pistola del twi'lek. Un arma más venía más que bien en aquellas lides ya que ni Coldo ni Kaled eran muy duchos con ellas. Sin embargo todo apuntaba a que la pericia de Kallia como piloto estaba más que contrastada al no notar el más mínimo impacto ni rozadura a la hora de despegar en tan adversas condiciones. Estaban a un paso de salir de aquel agujero... solo necesitaban un poco más de tiempo y algo de suerte.

Kallia'star manejaba la nave como la seda, hasta que hizo un giro y rayó el lateral de la nave con una de las paredes del hangar. Por fortuna eso no afectó a ningún sistema vital de la nave, pero le dejó al Colmillo de Krayt con un feo arañazo en la pintura de la misma y el bamboleo producido por la corrección que intentó hacer el twi'lek hizo que los demás sintieran un pequeño tirón de un lado a otro que se sumó al chirrido metálico con el que se quejó la nave. Al menos había conseguido encarar la salida y podía ir sacando la nave poco a poco mientras sus compañeros se libraban de los droides de Trex.

Uk-47 se tiró al suelo siguiendo la inercia del disparo anterior que había recibido en la espalda, pero no logró engañar a nadie con su intento de aparentar estar muerto. Hasta sus compañeros se dieron cuenta de que sus circuitos seguían activados, por muchas luces que hubiera desactivado. Desde luego Uk-47 no lograría ningún puesto en alguna de las compañías itinerantes de droides teatrales que surcaban la galaxia ofreciendo sus espectáculos. 

Coldo iba a lanzar una patada a las piernas del droide, con la pretensión de zancadillear al droide de seguridad, pero ralentizado por el disparo anterior no pudo moverse más rápido que el droide de seguridad, que le volvía a disparar impactándo en el pecho del mecánico, dejándolo inconsciente y magullado gravemente en el pasillo de la nave. Una vez eliminado el primer sujeto, el droide se dio la vuelta y volvió a apuntar a los bandidos que intentaban tomar por la fuerza la nave de su amo. En ese momento vio como Klee apuntaba a su compañero droide buscando un punto vital de su anatomía mecánica, y vaya que si la encontró, el rodiano disparaba a la cabeza del droide dejándole un feo y humeante agujero que achicharró todos sus circuitos. 

Fayyn apareció al otro lado del pasillo, preparando el blaster para el asalto y dispuesta a disparar a los droides. Al ver que Klee ya estaba terminando de despachar a uno, apuntó al que acababa de derribar a UK.

Ya empezaba a ser rutinario el enfrentarse a droides de seguridad. En cierto modo echaba de menos darle palizas a enemigos con piel y huesos. Sin embargo, había tal cantidad de obstrucción en el pasillo que le costó apuntar entre semejante barullo. Al menos la nave había empezado a despegar y pronto saldrían de ese maldito planeta.

O al menos, eso esperaba ella.

Una vez el primer droide estuvo despachado, Klee se afanó a dar cuenta del otro. Si él tenía un poco de suerte con el disparo o si, por contra, la poderosa y sensual Fayyn, llegaba a tiempo, aquel amasijo de tuercas sería historia en menos que canta un gallo. Y sin mayores bajas que las que ya habían experimentado hasta el momento. Coldo, el ingeniero yacía en el suelo con bastante mala pinta. Restablecerlo sería tarea que tendría que esperar unos instantes y, si bien él era el más indicado para terminar de instalar el módulo de hiperimpulso, el rodiano se guardaba el as en la manga de que él tampoco era ningún novato en lo que a mecánica se refería. Bien podrían salir del paso si, una vez más, llegasen a necesitar algo de velocidad extra.

Pero lo primero era procurarle piezas de repuesto al droide que les había acompañado y que, con escasa fortuna, intentaba usar triquiñuelas bastante poco apropiadas para un droide de combate cuando se entablaba una refriega como aquella.

El piloto se movió un par de metros para ubicarse y poder así disparar al otro droide desde el pasillo y que ninguno de sus compañeros le pudiese interrumpir en el ángulo de tiro. El hecho de que el pasillo central de la nave tuviese aquella forma curva no facilitaba en absoluto el ángulo de tiro. Y aún así había que tener extremo cuidado de no dañar ningún sistema de soporte vital o la integridad del propio casco.

—Joder... ¡casi!

Coldo de repente se encontraba en otro sitio, no sabía muy bien que había pasado, ahora se encontraba en un taller perfectamente equipado, con montones de repuestos y aparatos dispuestos para ser desmontados, droides mecánicos esperaban con paciencia órdenes para empezar a trabajar.

Su mente no pensaba ya en la nave y en el resto de compañeros, Coldo se encontraba en un mundo feliz.

Los droides parecían estar ocupados con sus compañeros así que Uk-47 había logrado su propósito. Desde el suelo se abalanzó rápidamente sobre el droide que había esquivado su anterior ataque. 

Uk-47 clavo el vibrocuchillo en lo que sería el cuello del droide, derramando con la incisión el líquido refrigerante sobre si mismo en un espectáculo dantesco para los estándares droides, al fin y al cabo imaginarse la misma escena con dos sacos de carne sería considerado gore e incluso asqueroso.

Mientras Coldo viajaba al paraíso de los mecánicos, donde había recambios de sobra y nunca se encontraba extraviada la llave que justo uno precisaba, Klee y Fayynchawlienga disparaban al droide que quedaba en pie con escasa fortuna. La forma circular del pasillo no facilitaba precisamente el disparo y apuntar se volvía una tarea complicada. Ambas ráfagas de los respectivos blásters de los dos compañeros rebotaron en la pared del pasillo sin demasiada puntería hasta decaer más allá. 

Uk-47 se levantó de un brinco y con los vibrocuchillos en sus mecánicas manos atacó al droide. Fue una cosa curiosa, digna de ver, Uk-47 iba con el impulso de un rancor embistiendo y consiguió hacer saltar chispas en el chasis del otro droide con un duro golpe, pero se pasó de frenada y terminó rodando por el suelo a los pies de su enemigo tras tropezar con el cuerpo aturdido de Coldo. El droide no desaprovechó la oportunidad y le descerrajó un tiro a Uk-47 que le impactó de pleno. Entre tanto Kallia'star dirigía con suavidad la nave hacia la salida del hangar, con cuidado de no chocarse con nada, de modo lento pero seguro. 

Fayyn no se daba por vencida. Ahora que UK se había —o le habían— quitado de el medio, tenía un blanco más claro. Solo necesitaba concentrarse, visualizar el cuerpo del droide de seguridad y dejarle un bonito agujero. Después Klee podría administrarle un estimulante al tal Coldo para que siguiese instalando el hiperpropulsor y podrían abandonar el planeta antes de que Teemo les mandase a toda una flota de imperiales con malas pulgas.

Respiró hondo, apuntó y dejó que su bláster hiciese toda la magia.

El disparo de la woockie, en esta ocasión, fue más que certero. Con una espectacularidad impresionante, el disparo rebotó en la pared del pasillo y atravesó los circuitos del droide de seguridad cuando éste ya se preparaba para rematar a Coldo. Era un disparo entre un millón, las probabilidades eran muy pocas, pero Fayynchawlienga tuvo la suerte de su lado en esta ocasión. 

Habían logrado librarse de Trex y habían eliminado a sus droides de seguridad. Ahora tenían vía libre para salir de aquel planeta, y Kallia'star por fin lograba enfilar la nave hacia los últimos metros del hangar y salir a cielo descubierto. La nave se elevó con una sacudida cuando el twi'lek tiró de los controles y le dio algo más de velocidad, dejando atrás el muelle Aurek y el polvoriento Mos Shuuta que cada vez se iba haciendo más pequeño conforme la nave se propulsaba sobre el Mar de Dunas en el soleado cielo de Tatooine. Al módulo de arranque del reactor de hipermateria le quedaban los últimos ajustes para que pudieran dar un salto a la velocidad de la luz, y Coldo seguía inconsciente en el pasillo. Pero al menos ya se habían librado de los problemas.

Una alarma empezó a sonar con su chirriante fuerza para romper aquella ilusión de tranquilidad. Apenas habían abandonado la atmósfera del planeta cuando varios cazas de forma esférica e inconfundibles alas hexagonales aparecieron en los monitores de la nave volando directamente hacia el Colmillo de Krayt en rumbo de intercepción. Eran cazas TIE. Pasaron de largo como una centella escupiendo fuego láser y provocando que la nave diera sacudidas mientras en su interior saltaban chispas de algunas computadoras. 

La cara oblonga y anaranjada de Klee pareció ensancharse en una extraña sonrisa cuando la wookie despachó de forma tan taxativa al droide restante. Guardó el blaster y le dirigió unas palabras cargadas de intención:

—Así se dispara, preciosa. —comentó satisfecho mientras sacaba de sus bolsillos otra dosis de sus estimulantes y lo cargaba en la pistola dispensadora. —Vamos a despertar a la bella durm...

Las palabras siempre socarronas del rodiano murieron en sus labios sin llegar a terminar de pronunciarse. El característico sonido de naves pasando a toda velocidad indicaba que tenían compañía y si aquel típico silbido que despedían los motores no pertenecía a los malditos cazas TIE, entonces que colgasen boca abajo al bueno de Klee en la plaza mayor de Mos Shuuta y le azotasen hasta la muerte. Pero no era así, por supuesto que eran cazas TIE... los imperiales habían decidido entrar en aquella contienda. ¿Tanto le importaba a Teemo aquellos seis forajidos como para movilizar a los cabeza cubos contra ellos? Malditos Hutt...

—Tenemos compañía... ¡pisa a fondo, twi'lek! —gritó esperando que su voz llegase hasta la cabina y que el piloto en funciones fuese lo suficientemente competente. De seguro le habría gustado estar él a manos de aquel pájaro y dejar el asunto en manos de quien resultaba casi un extraño, pero no había tiempo que perder. Se lo jugaban todo en los próximos minutos.

Tendió la pistola de estimulantes a la wookie y le dijo:

—Despiértalo y asegúrate que termina de instalar el hiper impulsor a toda leche. Sino saltamos pronto al hiperespacio pronto seremos un colador humeante sobre el mar de dunas. Yo voy a la torreta superior... ¡que alguien se ocupe de la torreta ventral! —volvió a chillar mientras salía corriendo y comenzaba a ascender por la escalera de mano.

Fayyn gruñó de satisfacción al ver el boquete humeante que acababa de abrirle al último droide. Sin embargo, en el momento en que Klee empezaba a felicitarla, se dieron de bruces con un nuevo problema. El rodiano actuó como una exhalación, entragándole una pistola de estimulantes y dándole órdenes precisas. No había tiempo que perder.

Reaccionando con rapidez, le inyectó los estimulantes a Coldo y empezó a zarandearle para que despertase.

—¡Frrrrrrrrr! ¡Bn Bn Agrrrrrh Prrrrbjjjj Aghhhhh Frrrr! —le arengó— ¡Grrrrhhhhhhhhhh!*

Al abrir los ojos, el pobre Coldo se encontró con que el hermoso droide astromecánico que le devolvía la mirada era ahora una enorme mole peluda que le salpicaba con saliva mientras le zarandeaba y gruñía.

No hizo falta el grito de Klee para que acelerara la nave. Los Tie's que pasaron por los lados y veía desde la cabina hicieron que mis sentidos se activaran al máximo. Solo necesitaba que Coldo acabara de instalar el módulo de hiperpropulsión y saldríamos de allí cagando leches.

Subí la velocidad de la nave e hice unos giros a los lados tratando de hacerme más difícil de acertar. Necesitaba familiarizarme lo antes posible conlos mandos de la nave y su versatilidad en movimiento. No controlaba demasiado bien la fuerza que debía ejercer en los mandos para moverla, pero poco a poco me haría con ella.

Si existía un peor despertar en el universo, Coldo tenía dudas de ello, abrir los ojos con una Wookie moviéndote como un muñeco era algo que se te quedaba grabado en la mente.

Pero no tenía tiempo para quejarse, si les estaban dando, ese hiperimpulsor tenía que estar en funcionamiento, renqueando entre la flojera de su cuerpo y el movimiento de la nave, se puso a trabajar en ello. 

Los gruñidos de la woockiee fueron la bienvenida que recibió el mecánico tras salir de su letargo gracias a la inyección de estimulantes que Fayyn le aplicó. Ser sacudido como un muñeco de trapo por alguien con una fuerza tal que podía desencajarte todos los huesos del cuerpo no era la manera idílica de despertar, pero justo cuando creía que aquellas sacudidas era lo peor a lo que se enfrentaba, las maniobras de Kallia'star hicieron que la nave virara bruscamente a un lado y luego a otro provocando que fueran de un lado a otro en el pasillo y obligándoles a sujetarse donde buenamente pudieran. Coldo se recompuso y avanzó hasta el módulo que estaba instalando para terminar los últimos ajustes. Todavía tardaría unos instantes en arrancar.

Los cazas TIE se preparaban para dar otra pasada por la nave, Kallia'star había acelerado los motores de la nave al máximo pero la velocidad de los cazas era muy superior. Los cazas eran tres, dos estaban situados a ambos flancos del carguero y el tercero regresaba por proa tras la primera pasada. Este fue el primero que disparo. Dos rayos láser surgieron de su parte frontal concentrados en un mismo punto para impactar en el generador del escudo defensivo de proa del Colmillo sobrecalentando los sistemas y provocando que en la sala de maquinas saltaran chispas y los escudos cayeran. Un piloto rojo se iluminó en la cabina y una alarma empezó a sonar con su aberrante monotonía para indicar la gravedad de los daños. El caza seguía dirigiéndose recto contra el carguero, pero justo cuando creían que aquel kamikaze de piloto imperial se iba a estrellar contra la cabina del Colmillo de Krayt, viró con un giro prácticamente imposible y salió de su campo de visión. 

A los lados, los otros dos cazas disparaban sus armas contra ellos, sin darles tiempo a tomar aliento. El primero de ellos atacó por babor, impactando en el costado del Colmillo con un feo resultado a pesar de las maniobras evasivas del twi'lek. Sin embargo, al hacerlo, se había colocado a tiro de las torretas defensivas de la nave. El último de los cazas atacó por el lado contrario, provocando daños en el lado de estribor del Colmillo de Krayt.

Klee se acomodó en el asiento móvil de la torreta superior y asió los mandos por pura inercia. Hacía tiempo que no disparaba un chisme como aquel y el twi'lek conducía con la misma sutileza con la que se desplaza un bantha en medio de un mercadillo. Pero era lo que había... mucho habían penado para llegar hasta ese momento, justo a las puertas de poder pegar un acelerón con ayuda del hiperimpulsor y dejar el planeta y el sistema atrás para siempre. Solo tenía que darle algo de tiempo a Coldo a que terminase de ajustar el sistema de encendido y que la computadora hiciese los cálculos pertinentes para, en un abrir y cerrar de ojos, aparecer lejos de cualquier sistema controlado mínimamente por los Hutt. O, por extensión, el Imperio.

Desde allí, el rodiano podía ver cómo los TIE prácticamente jugaban al tiro al blanco con ellos. La velocidad de los cazas era muy superior y los trucos del piloto en funciones no eran suficientes para hacerles desistir. Habría que acertar con la torreta. Sí o sí.

Klee vio como aquel TIE parecía vulnerable... les había dado de pleno, pero ahora le costaría virar. Era su momento y sin embargo el disparo quedó lejos de acertar.

—¡Me cago en la puta...!—maldijo.