Aquella contestación cogió por sorpresa a Erasmus. En la rebelión no le habían dicho nada acerca de que en la academia hubiese nadie infiltrado, y menos un Oficial. Aunque le habían ocultado o dicho a medias tantas cosas. Aquellas palabras sonaban como una verdad a medias. Pero dudaba que alguien como Pinaza no podía haberse infiltrado tanto en el imperio. Daba la impresión que sabía demasiado acerca de su cometido, pero no podía dejarse amedrantar:
-Acaso ese Duro se ha negado a ser su putita? Vaya, parece que ese cara de huevo los tiene también muy bien puestos. Verá, no me gusta ser la putita de nadie. Pasé demasiados años siendo la putita de "otros" y no es una posición que me guste, la verdad. La rebelión.......Piensa realmente que pertenezco a ella? Por eso ha montado toda esta parafernalia? Se equivoca. Ya se lo dije antes. Le he contado todo lo que ha sido mi vida en estos últimos años. En cuanto a los reclutas, deduzco que todos los reclutas que no han superado la prueba han.......muerto? Desaparecido?.- Dijo con un titubeo.- Verá señor. Yo solo quiero vivir un poco más. Aprecio mi vida. Si entrar aquí me permite vivir unos años más, bienvenidos sean. No he venido aquí para desfilar y marchar delante de oficiales que se vanaglorian de sus posiciones, viendo como su ralea se divierte posando para ellos con sus bonitos uniformes.
Erasmus calló. Estaba en el filo de la navaja. Empezaba a ponerse nervioso con todo el asunto.
-Verá señor. No se que más contestarle. Me da la impresión que no soporta a la gente de mi calaña, y está intentando echarme por todos los medios, sino intentar que me fusilen. Si usted cree que pertenezco a la rebelión, haga lo que tenga que hacer. Solo espero que si ello supone mi muerte, caiga en su conciencia el haber matado a un inocente, aunque dudo que usted tenga de eso.
Erasmus volvió a callar. El agotamiento mental comenzaba a hacer mella en él. Aquella situación empezaba a rebasarle. Normalmente esas situaciones las había solventado con un buen blaster en la mano, pero aquello, aquello era completamente distinto........
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Erasmus volvió a lanzar exhabruptos, se veía atrapado y decidió una huida hacia delante. Se jugó el todo por el todo... Y el resultado le sorprendería
Una de dos, o eres muy tonto o una mente inquebrantable.... Mi nombre es... bueno, mejor que no lo sepas por si es la primera opción. Mi misión aquí es instruir, formar y adiestrar a unos reclutas para convertirlos en la mejor escuadra de toda la promoción... mientras voy minando su moral, destruyendo sus creencias y rompiendo sus sueños para conseguir que caigan como fruta madura en manos de la Rebelión...
Hizo una pausa dramática para observar las reacciones del contrabandista...
¿Sorprendido? Todos los que pasan por aquí lo hacen. Durante la instrucción recibirás información que deberás utilizar como creas conveniente, y por supuesto si revelas tu condición no podré ayudarte... La Rebelión está por encima de todo... ¿Estamos? ¿Alguna pregunta?
Dirá la verdad?
Un poco de ayuda te vendrá bien....
.......como fruta madura en manos de la Rebelión...
A Erasmus casi se le escapa un alarido de sorpresa cuando escuchó aquello. Esperaba que su cuerpo, involuntariamente, no le hubiese delatado con algún gesto de sorpresa o curiosidad.
Estaba completamente descolocado. No podía creer que aquel Oficial estuviese hablando en serio. La Rebelión. Le estaba hablando abiertamente de la rebelión!
Aquella situación había pasado de peliaguda a surrealista. No podía dar crédito a lo que oía. Parecía que aquel tipo quería ayudarle en la búsqueda de nuevos cadetes para la causa. Todo apuntaba a que él era rebelde. Había hecho que saliesen los guardias, había apagado las cámaras de vigilancia, el robot interrogador estaba fuera de servicio.......
Pero algo despertaba las alarmas en Erasmus. Nadie que sea un contrabandista en toda regla, viviría tantos años sin tener un sexto sentido para estas situaciones, o un Chui, como solía llamarlo Erasmus. La sensación de desasosiego crecía respecto a aquel tipo. Si realmente hubiese pertenecido a la Rebelión, alguien, ni que fuese por cortesía, le habría comentado que había un infiltrado en la academia.
Claro que Erasmus era un don nadie, y decirle que había un infiltrado en la academia, podía tener graves consecuencias si lograban capturarle y hacerle hablar.
Su cabeza hervía con miles de preguntas, respuestas, opciones, opiniones...
Mientras el oficial hablaba con él. Seguía atornillándole. Intentando que "cantase" de alguna forma. Su consciencia finalmente le dijo:
-Cállate!!!! Ni se te ocurra decirle nada!!!!! Es mejor mantenerse al margen en este aspecto. No te delates. No si quieres vivir por lo menos un día más!!!!!!!!!
Justo en ese momento, el Oficial Pinaza le soltó:
-¿Alguna pregunta?
Erasmus levantó la vista, miró a la cara directamente de Pinaza y con voz lo más sosegada que pudo soltó:
-Ninguna, señor. Solo una última aclaración. No soy de la rebelión. No se si usted lo es o no, pero yo tendría cuidado con los comentarios. Dudo mucho que los aprecien aquí, básicamente porque eso es alta traición. Ya se que nadie creería a un recluta novato antes que a un oficial con años de servicio, pero deje de acosarme o lo comprobaremos. Si usted tiene alguna pregunta más, se la responderé, pero por dios, deje este asunto de la rebelión ya........
Gracias a los midichuianos.......XXXXXXXXXDDDDDDDDDDDDD
El oficial Pinaza volvió a dibujar esa gran sonrisa en su rostro. Erasmus no sabía si alegrarse o ponerse a temblar en cualquier momento...
Pues bien, ya hemos aclarado ese punto. En esta sala no hay nadie de la Rebelión. Bienvenido al Ejército Imperial, salga por esa puerta y diríjase a su habitación. No se preocupe, le guiarán en el proceso...
Acto seguido accionó de nuevo el pulsador y tanto las cámaras como el droide interrogador volvieron a ponerse en marcha. El oficial salió por la puerta por donde habían entrado sin decir ni media palabra más.
Bienvenido.... Y ahora a darle más vueltas.... jajajajajajajaja
Los recién llegados lograron su objetivo, y se convirtieron en orgullosos reclutas de la mayor maquinaria armada de la Galaxia. En poco tiempo estarían recibiendo la instrucción necesaria para acabar con la Rebelión. Para ello, contarían con la ventaja que proporcionaba Carida, al estar provisto de un medio ambiente capaz de emular prácticamente cualquier escenario que se pudiera imaginar.
La asignación de camareta arrojó el resultado de que Abstinius, Erasmus, Kadlo y Talram tenían que compartir alojamiento. También compartían el dudoso honor de haber pasado el primer escrutinio del oficial Pinaza, y descubrieron que del grupo inicial solo quedaban ellos. La primera criba ya se había realizado y a buen seguro en las próximas semanas vendrían más.....
Si os apetece algo de confraternización este es el momento. Luego chaparé la escena
Kadlo se acomodó en la litera de la habitación que les había tocado. Llegó con Abstinius, y estuvo intercambiando algunas palabras (no muchas) sin importancia sobre el ambiente que se parecía respirar en la academia. Poco después entró Talram, parecía como si sus aires político/diplomáticos hubiesen sufrido un importante revés.
Siguió una especie de silencio tenso, mientras terminaban de preparar sus cosas en la especie de camarote que les había tocado. Kadlo aprovechó para estirarse en su litera y abstraerse en su particular mundo, y ya pensaba que sólo habían pasado ellos tres de toda la sección que eran en un principio, cuando al cabo de un buen rato llegó Erasmus, con aires de claro alivio, parecía haber tenido un duro primer encuentro con el oficial Pinaza.
Cuando parecía que se iba a romper el silencio, este lo hizo con quién menos se imaginaban el resto:
- Curioso y variopinto grupo .... - comentó el durosiano en un susurro audible.
Pues ala, abro yo y doy pie a los comentarios. ;-)
El recluta llegó al camarote compartido con los que serían sus compañeros. Taciturno colocó las cosas en la taquilla que le había sido asignada, y deshizo su escueto equipaje. De entre toda las cosas, extrajo un holopictograma de su madre y hermano, y pasó unos segundos contemplándolo. Después, cayó en la cuenta de que junto a él se encontraba el durosiano, con su siempre rostro parco de sentimientos y palabras.
- Oye... Mira... Lo de antes... Comprende...- Tin no sabía muy bien como iniciar la conversación, ni como argumentar su comportamiento durante la prueba de Pinaza. - ¡¡En el Imperio no hay sitio para disidentes terroristas!!- afirmó enérgicamente pero con una mirada inocente y pura. El corazón del muchacho era noble, y en cada uno de sus actos se confirmaba. - Ahora sér que eres un tipo de fiar...- sonrió mientras le tendía la mano a Kadlo, buscando la aprobación del durosiano.
Yo no quería... Eran muchos... me dijeron si...
Kadlo miró con su cara inexpresiva a Abstinius, sin que reflejase si le iba a devolver la sonrisa, o iba a saltar sobre él a arrancarle el corazón. Y volvió a mirar al techo como si volviese a sus extraños pensamientos:
- No te preocupes. - Dijo con una voz neutra - Además, yo también cumplía órdenes, ..., tenía que permanecer quieto.
El durosiano continuó mirando al techo, pero devolvió la mirada de nuevo a Abstinius:
- Eso que hacías con la mano, ..., ¿es algún tipo de ritual? - Podría parecer que se estaba pasando de "gracioso", pero Kadlo hablaba con absoluta franqueza.
Lo último es un toque humorístico basándome en que es de una raza distinta, y con costumbres posiblemente distintas (que a lo mejor en vez de darse la mano, dan volteretas :-P ), ..., que si el máster me dice que no, lo quito.
Los cuatro unicos aspirantes que pasaron la criba estaban en su camarote comun, un cuarto austero y funcional donde habrían de pasar el resto de su instruccion... o de su vida, segun se mirase. El durosano comenzó a entablar una timida conversacion, que se trocó en un intercambio de disculpas (o así parecía) entre el y Abstinius, el entregado y sonriente muchacho. Talram sopesaba intervenir, para romper el hielo de aquel grupo, pero sus cavilaciones personales en torno a la ultima "entrevista" con el oficial Pinaza le tenían muy ensimismado. Resignado, cogió la ropa doblada sobre el catre y se dirigió a su taquilla. Allí guardó la que no se iba a poner ahora mismo, y comenzó a desvestirse. Enseguida se detuvo, algo azorado, y reuniendo algo de sus enseñanzas diplomaticas, dijo:
- Perdonad. No os importará que me cambie aqui mismo, no? - luego, esbozó una encantadora sonrisa de anuncio y prosiguió. - Imagino que estaremos aqui juntos mucho tiempo, asi que... supongo que habremos de acostumbrarnos, jejeje! Y dicho esto prosiguió la tarea de mudarse de ropa. Aquellas prendas, tambien bastante austeras, todo fuese dicho, le caian bien a su cuerpo apolineo. No era un fisico rebosante de vigor y fortaleza, era un cuerpo hermoso más hecho para ser admirado en una cama que para luchar. Una vez vestido, se sentó al pie de su catre y observó a sus compañeros. Era cierto que formaban un variopinto cuadro. Muy variopinto.
- En la variedad esta el gusto, que dice mi padre. - exclamó mientras miraba a los demas detenidamente, sin llegar a ser grosero, mientras seguía sonriendo. Luego se puso en pie, quizas un poco demasiado solemne para la ocasion, y declamó:
- Me llamo Talram, y me alegra estar aqui con vosotros. - Y siguió sonriendo, aunque esta vez era una sonrisa franca, sincera y cordial, no uno de sus multiples instrumentos de orador. Era la verdad, estaba feliz de estar allí.
Erasmus se encontraba fatigado después de la charla inquisitorial a la que se había tenido que someter. Lentamente, llegó a la habitación donde le habían asignado, y descubrió asombrado como había descendido el número de aspirantes. Se preguntó a si mismo si realmente había tenido suerte al lograr pasar la criba.
Vio al Durosiano hablando con el joven piloto. Pasó por al lado y los saludó:
-Estaba equivocado Duro. Tienes cojones.......Y tu piloto. No contaba con volver a veros.....-Les saludó militarmente y siguió caminando.
Se encontraba fatigado mentalmente y no deseaba entablar demasiada conversación. Al menos, no por hoy. Siguió caminando hacia la que parecía su litera, ya que era la única libre en la habitación. Cuando de repente se encontró al señorito desvistiéndose.
-Lo que me faltaba.............en fin. Con vuestro permiso, voy a echarme un rato. Y ten cuidado, que hace bastante que no estoy con mujeres..............
Erasmus se sentó en su litera, se dejo caer sobre ella, y cerró los ojos. No tardó ni un milisegundo en quedarse dormido.
Kadlo vio con bastante asombro la "puesta en escena" de Erasmus, aunque su inexpresiva cara, no lo mostró al resto.
- Definitivamente, ..., un grupo muy variopinto. - Soltó sin importarle mucho si Erasmus escuchaba o no, porque tampoco creía decir nada malo, al tener unos esquemas éticos bien diferentes al del resto.
Visto que Abstinius parecía no querer satisfacer la curiosidad de Kadlo, ante la extraña, para él, costumbre de "alargar la mano", centró su atención en la especie de "senador" que había entrado en la habitación después de Tin y él:
- Gusto en conocerle, ..., si se puede decir así en vuestra sociedad, ...., el mío es Kadlo Vantai. - Se presentó el durosiano, con la misma cara inexpresiva - También tenéis la costumbre de ......, "alargar la mano"? - Preguntó nuevamente intrigado.
Yo sigo a mi rollo. ;-)P
Abstinius permaneció algo intrigado. El durosiano no parecía saber cómo saludaban los humanos de Corouscant. Hasta cierto punto era normal, pues cuántas costumbres de bien desconocería dicho alienígena... Sin perder un segundo, Abstinius estrechó la mano con fuerza y se presentó.
- Abstinius Cipher. Y sí, esta es la forma elegida por los humanos para saludar y estrechar lazos cordiales.- respondió el recluta, mientras agitaba la mano del durosiano con una sonrisa casi infantil. Aquel gesto, enmascaraba la gran determinación que atesoraba el joven Tin en su interior, y que no hacía más de unos minutos había demostrado frente al teniente Pinaza.
Los novatos habían conseguido entrar a formar parte del glorioso Ejército Imperial. En su espartano habitáculo comenzaron a fraguar una relación de compañerismo basada en la unidad frente al "enemigo" común, el salvaje oficial Pinaza.
Se avecinaban unas semanas de instrucción duras en las que se pondría a prueba sus físicos hasta límites insospechados.... Pero eso era a partir del día siguiente. Esa noche dormirían planos con el agradable regusto de la pequeña victoria que suponía pasar la primera criba. Así que poco a poco se apagaron las conversaciones y el sueño fue venciendo a los reclutas uno a uno....
No había pasado apenas tiempo cuando una voz conocida les taladró los oídos mientras una estruendosa sirena ponía fin al periodo de descanso...
Vamos nenitas, esto no es un hotel!!!
Escena chapada