Partida Rol por web

—Que lo intenten. Sus cabezas se convertirán en polvo en mi mano como le pasó a los hermanos incestuosos. —aquellas palabras en sus labios se considerarían por muchos vástagos como la prepotencia de un Neonato, pero Hilda tenía actos que la respaldaban. Aun así, volvió a enfocar a la afroamericana—. ¿Y qué propones que se haga? Siguen teniendo a gente poderosa por encima de ellos, todo el mundo sabe eso.

June lanzó una mirada rápida a Bonnie. Su trabajo no era proponer cosas, sino ayudar a la gente con ideas a ejecutar esas ideas, y no tenía ni idea de qué proponer que se hiciera. Y además no sabía muy bien qué pensar del comentario del incesto.

—Tomar medidas para mantener a las sectas fuera. La neutralidad solo funciona si puedes hacerla respetar. Si van ir a la guerra, que vayan, pero si no hacemos nada, el campo de batalla va a ser todo el territorio no sectario.

June pudo ver por el rabillo del ojo como varias cabezas se giraban hacia la entrada del Lamp Light, dejando de prestar atención al bochornoso espectáculo del escenario. Al echar un vistazo vió a dos figuras que reconoció al instante: eran Josua Cambridge y la propia Laura, casi como si hubieran sido invocados por aquella conversación. Venían junto a un Nosferatu enjuto y nervioso, que se movía a su alrededor como una mosca alrededor de una deliciosa pila de excrementos.

—Sólo es cuestión de tiempo de que llamen a sus refuerzos y se convertirán en un verdadero problema. En Baton Rouge siguen teniendo mucho poder y si los súbditos de Lawrence Meeks reclaman a su 'nieto' que vuelva con la Camarilla las cosas podrían ponerse realmente feas.— torció el gesto al ver como esos dos entraban, chasqueando la lengua

—Traedme algo en firme y si en algún momento me parece apropiado, se llevará a cabo. Pero como comprenderéis ahora mismo no tengo motivo alguno para tomar partido.— aquella era una dolorosa verdad. Sin una llama que hiciera ver a Hilda que su pequeño reino estaba en peligro... sería muy difícil que la Ventrue tomara alguna decisión importante que las beneficiase—. En el Barrio Francés siempre habrá cabida para los vástagos que respeten nuestras normas. Eso incluye a los Sangre Débil e incluso a esas ratas de la Camarilla.

Esto último lo dijo con su mirada clavada en la peculiar pareja que ahora recibía miradas de miedo y respeto por igual.

June miró a Bonnie y se encogió de hombros. Era la respuesta que esperaba, y Bonnie debería habérsela esperado también. Se giró para mirar a los recién llegados y no pudo evitar hacer una mueca de asco. Fingió vomitar en la jarra que le había quitado a Bonnie, y después suspiró y se levantó.

—Gracias, Hilda. Que disfrutes de... —June se inclinó un poco para ver qué estaba leyendo Hilda, pero no solo estaba bastante oscuro allí, además se dio cuenta de que le daba igual—. Tu libro.

Dio solo medio paso antes de girarse de nuevo hacia Hilda y Bonnie.

—¿Sabes lo que hace la gente cuando tiene ratas en su local? Las extermina. Y todas sabemos que esos consideran toda la ciudad su local. No hagas nada si no quieres, pero ándate con ojo.

Hilda asintió como si le hubiera dicho cualquier cosa sin importancia y Bonnie chasqueó la lengua, quedándose para hablar algo más con Hilda mientras June se movía de allí. La Brujah vió como Butch salía del reservado y la buscaba con la mirada: al nosferatu que habia entrado con él no se le veía por ninguna parte.

—¿Cómo ha ido todo?— preguntó su mentor cuando llegó hasta ella, saludando con un gesto mientras miraba de reojo allá donde habían llegado las dos cabezas visibles de la Camarilla en Nueva Orleans—. Mira quién está aquí... hoy es un día extraño

June se acercó a Butch de tres rápidas zancadas. Tenía los brazos cruzados y los hombros tensos, más aún que el resto del tiempo que llevaba allí, y la presencia de Butch solo alivió esa tensión un poco.

—Genial —respondió June secamente—. Este sitio me pone los pelos de punta, y ahora además Laura y el otro están aquí. ¿Qué tal te ha ido a ti? ¿Dónde ha ido Osbert?

—Ha decidido irse sin que nadie le vea, está especialmente paranoico últimamente... y no quiere contar por qué. No sin cobrar, claro. Pero sólo necesitaba sonsacarle qué sabía sobre un asuntillo que me tiene preocupado...— chasqueó la lengua y miró a su alrededor antes de añadir. —Creo que alguien está subastando vástagos y estoy moviendo hilos para descubrir si es cierto y quién está implicado. Es un asunto muy delicado.

—Espera, ¿subastando? —June frunció el ceño y miró a su alrededor, como buscando al culpable para hacerle pulpa allí mismo—. ¿Subastando-subastando? ¿Quién? ¿Carter y sus amigos? Eso no es delicado, Butch, es esclavitud en América en el siglo XXI. Si es verdad, y dime de lo que te has enterado, es motivo más que suficiente para arrancar una cabeza o dos.

Y, desvanecida de repente toda la incomodidad que había demostrado hasta el momento en ese sitio, June alzó la vista para mirar a Butch a los ojos con un fuego en la mirada que le retaba a decir que no estaba de acuerdo con ella.

Su mentor alzó la mano hacia ella, en un gesto universal de calma que debía ser muy optimista si creía que así iba a conseguirlo. Pero todo podía ser una prueba más para la joven Brujah, sobretodo cuando Butch a veces la dejaba fluir en su rabia justiciera y otras se encargaba de pararle los pies como pudiera.

—Exactamente como lo oyes. Pero por mucho que te disguste parece que el asunto lleva ya un tiempo ocurriendo en la ciudad y sospecho que cada vez que se ha estado cerca de descubrir la verdad... los responsables han desaparecido. Así que si quieres descubrirlo tanto como yo hay que hacer las cosas bien. Dudo que sean Carter y los suyos, eso le dejaría rápidamente en una situación comprometida, pero no me fío ni de mi sombra. He contratado a unas neonatas para que saquen información de un sitio concreto y necesitaré que me ayudes a tirar más del hilo. ¿Qué te parece?

Aunque no había duda de que cuando Jane abrió y cerró la boca no tenía otra intención que hablar, el gesto pacificador le molestó tanto que al verla, a nadie le hubiera extrañado que le hubiera dado un mordisco a la mano de Butch.

—Hmpf. Bien. Vale. Lo que haga falta. ¿Quiénes son estas tipas? ¿Y qué están haciendo?

—Son una coterie de neonatas que no parecen tener mal fondo. Les he mandado una tarea respecto a ésto y quiero probar hasta qué punto meten la nariz en ello... y cómo responde quien sea que está detrás. Quiero ir con pies de plomo, lo que no significa que sea despacio así que no te pongas nerviosa, ¿quieres? En cuanto concreten su reunión conmigo para traerme lo que les he pedido te haré venir y las acompañarás en la nueva misión que creo que nos acercará a este misterio... hasta entonces, ten cuidado en las noches en las que estés sola.

—No tienes que preocuparte por mi, Butch —respondió con un resoplido, y flexionó un poco el bíceps. Probablemente el gesto hubiera tenido más efecto si su fuerza sobrehumana procediera de unos músculos hiperdesarrollados y no de cinco litros de sangre mágica—. Puedes contar conmigo. Y ellas pueden contar conmigo también. Y cuando termine con quien esté detrás de esto, solo va a poder contar hasta dos.

Hubo una pausa durante la que June palpó el bolsillo del pecho del peto para asegurarse de que su móvil seguía ahí, sin romper el contacto visual con Butch. Tenía que avisar a Shyrece.

—Porque voy a arrancarle un montón de dedos —aclaró.