Frecuencia alternativa, ese comunicador ya no era útil pero procuró dejarles un último mensaje antes de que cortaran la frecuencia - vuestro objetivo es absurdo, la base se volverá a hacer inútiles - tras decir aquello, solo lo tiró al suelo y lo aplastó con esperanza de regalarles una inrferencia de las que duele escuchar. No había duda de que la detonación se había realizado con dos mercenarios o más en aquel lugar, eso les convertía en gente a la que no le importaba nada, ni sus propios compañeros.
Estando corriendo a los minisubs, para subirse a ellos, se comunicó con Mellows mientras subía al segundo - dime como manejo esto, entre los dos minisubs puede que logremos subir poco a poco el robot ese, si me es posible no voy a dejar a Popova a su suerte. ¿Popova crees que puedas deshacerte de las piernas o los pesos del trasto ese para que pese menos?
Quizás entre ambos aparatos podrían mover poco a poco el exoesqueleto. Por suerte, la doctora encargada de la 505 estaba con nosotros, por lo que el proyecto seguiría adelante.
- ¡No he sido yo! - contestó enérgica Popova - Yo desacoplo módulo y explosión es automática. ¡Vuelvo a sala de descompresión! ¡Llego! ¡Ya llego! ¡Esperra!
El exoesqueleto no estaba diseñado para correr pero no dejaba de ser un terminal, una máquina. Con una frialdad extrema Popova introdujo los códigos del sistema para desactivar todos los controles de seguridad. Necesitaba velocidad. Los riesgos eran enormes pero sería mucho peor quedarse en las profundidades atrapada con esos asaltantes.
Escuchó la voz de Rodriguez por el comunicador:
- dime como manejo esto, entre los dos minisubs puede que logremos subir poco a poco el robot ese, si me es posible no voy a dejar a Popova a su suerte. ¿Popova crees que puedas deshacerte de las piernas o los pesos del trasto ese para que pese menos?
Popova comprendía el plan de su compañera. Enganchar el exoesqueleto era posible. De hecho había un arnés de conexión en el fondo de cada minisub para ello. Estaba diseñado para rescatar al robot si sufría un accidente o avería durante la exploración submarina, no para una subida a la superficie, pero la idea de desenganchar peso del mismo no era mala. Había una posibilidad.
Mientras tanto Rodriguez cruzaba el pasillo a toda velocidad. Aquellos tipos iban a ir a por ellos así que más les valía apurarse. Bedoin estaba ya en la puerta e introducía el código de cierre del módulo de descompresión.
- ¡Esto nos dará tiempo! - informó el técnico - ¡Yo me haré cargo del segundo minisub!
No iba a discutir aquello. Rodriguez se subió en el minisub con Mellows, que ya estaba introduciendo los protocolos de acceso a la sala de salida. Los minisubs se iban moviendo hacia su destino exterior.
Popova estaba en el exterior, frente a las puertas. Con una destreza extrema hizo que el robot se apoyase en una de las rocas y comenzó a desensamblar las piernas del mismo. Su corazón iba a cien. Si sus compañeros no llegaban a salir quedaría abandonada en las profundidades del mar, no habría manera alguna de regresar a la base. Intentó disipar aquella idea de su cabeza.
Cuando los minisubs se introdujeron en la zona de salida el portón metálico se cerró tras ellos. Rodriguez miró hacia atrás. Vio como la puerta de la sala de descompresión se abría y dos tipos armados irrumpían en la sala. Era evidente que tenían a gente capaz de hackear aquellas puertas.
- Dios mío... sólo espero que nos de tiempo a salir.- dijo Bedouin a través del comunicador.
El agua iba subiendo, cubriendo los minisubs. Las alarmas de descompresión resonaban. Aquello era buena señal: aunque quisieran hackear el sistema para impedir el procedimiento les llevaría tiempo. Era una zona de alta seguridad: un error humano podría hacer que toda la base se desestabilizase y explotara.
Popova, apoyada en una roca, miraba ansiosa la luz roja que indicaba la apertura del sistema. ¿Y si no eran capaces de usar el arnés? ¿Y si decidían huir? ¿Y si con los nervios no veían la luz del exoesqueleto y no daban con ella?
Entonces los minisubs salieron de la base. Uno de ellos maniobró hasta situarse junto al exoesqueleto y desplegó el cable del arnés de sujección. Popova utilizó el sistema remoto para guiarlo hasta la pieza de enganche. Se oyó el click más ansiado de la vida de la rusa.
Y los minisubs se elevaron con su carga.
Era un ascenso de casi veinte horas, con una carga superior a la normal, en unos aparatos que ya trabajaban al límite.
Pero lo conseguirían.
Tenían que conseguirlo. Habían pasado por demasiado como para ahogarse antes de llegar a la orilla.
** FIN **
Bueno... pues ¡hemos completado el Campeonato!
Sea lo que sea lo que decidan los jueces y sin saber como han sido las otras partidas debo decir que me ha encantado jugar con vosotras (o vosotros, no lo sé) y espero teneros algún día en una partida 'de verdad' en Umbría.
Ha sido un verdadero placer.