Partida Rol por web

Los estudiantes atravesaron el portal junto al profesor y durante un momento tuvieron la extraña sensación de que seguían en el mismo lugar. ¿Acaso no habían viajado a ninguna parte? ¿Les estaba gastando alguna broma? Ahí estaba la mansión, y los jardines, pero... no era igual. El césped no estaba cuidado y todo tenía un aura de dejadez y abandono. ¿Qué era ese lugar?

—Bienvenidos a la Mansión X original—les anunció—. Aquí se fundó la Patrulla X, fue donde el sueño de Xavier comenzó. 

Con suerte la mala situación de antes se había calmado un poco mientras seguían al señor Drake hasta uno de los famosos portales de Krakoa. A Amy siempre le fascinaban sin importar cuantas veces los veía. Tenían una belleza tan salvaje y misteriosa, Amy tenía curiosidad por saber como funcionaban, como era posible que fuesen capaces de crear esos portales. Había tanto por aprender.

Atravesaron el portal y por un momento Amy pensó que seguían en la escuela, que el portal podría haber fallado, pero prestó más atención y se fijó en el estado de los jardines y del edificio. No era la escuela de Krakoa. Amy escucha al señor Drake y se sorprende. Estaban en la escuela original en Estados Unidos. Era realmente fascinante e impresionante que estuviesen en un sitio con tanta historia.

Sin decir nada más y siguiendo al grupo todavía un poco molesto, a Wild se le pasó en cuanto llegaron a una de las puertas. Le fascinaba aquello. No sólo por el hecho de que pudieran ir a cualquier parte, se decía que incluso fuera de la Tierra, si no porque además era algo natural, vivo. Y era algo que sólo les pertenecía a los Mutantes. Algo de lo que sentirse orgullosos.

Al pasar al otro lado se sintió descolocado hasta que el profesor les dijo donde estaban realmente.

Guau. Esto es...Guau.

La transcendencia e importancia de aquel lugar podía casi palparse. Y también un poco de su tristeza, pues si te fijabas bien en los detalles se notaba el abandono. Sí. Los Mutantes tenían ahora un gran hogar para todos, pero aquel era el principio como explicaba el Hombre de Hielo.
Se recreó en el momento.

Como sus compañeros, Azarah se sintió un poco desorientada al ver la réplica del colegio. Y cuando escuchó donde estaba abrió mucho los ojos sorprendida. Igual que sus compañeros, seguro que estaba pensando en toda la historia que se había vivido en este lugar. De hecho, teniendo en cuenta que le gustaban las historias de fantasía épica... bueno, en Westchester había habido lugar para mucha épica.

—Es igual que nuestra escuela hasta en los detalles—dijo resaltando que el edificio e incluso la distribución de los jardines era exactamente igual.

Bobby sonrió abiertamente. Estaba claro que esperaba conseguir esa reacción en los alumnos. A fin de cuentas, las excursiones estudiantiles siempre generan muchas expectativas. Y si encima era el primer día de clase pues muchas más.

El profesor echó a andar hacia el edificio, seguido de los muchachos.

—Casi igual—corrigió a la estudiante al llegar a la puerta—. Hay algo que esta escuela tiene que la nuestra todavía no. 

El profesor Drake abrió la puerta y vieron el mismo recibidor. Tras entrar, Bobby se detuvo junto a una pared y se quedó mirando un cuadro colgado en una de las paredes. Era una foto de Charles Xavier con los cinco miembros originales de la Patrulla X. Tras contemplarla, se giró con la misma sonrisa para dirigirse a sus alumnos.

—Historia.

Incluso el interior es igual. O mejor dicho. La nuestra es igual que esta.

Wild seguía impresionado por la mansión. Tal y como el profesor decía tenía mucha historia. Y no sólo eso. Es donde se originó todo. El sueño de los mutantes unidos. Sus integrantes eran leyendas. Todos ellos habían contribuido de una manera u otra al cambio que había llevado hasta krakoa.

Wild quería poder convertirse en alguien como ellos.

Amy observa fascinada el interior de la antigua escuela. Era prácticamente igual que la nueva escuela. Era algo asombroso e increíble y mostraba el cariño que le tenían al antiguo edificio y el significado que había detrás de este. Fue el comienzo del sueño y de muchas aventuras...también de tragedias y pérdidas, pero todo eso era historia.

Y ahora en cierta forma ellos formaban parte de esa historia. Era realmente increíble. Ante el comentario del señor Drake lo mira y asiento. -Ahora podremos continuar con esa historia en la nueva escuela-dice Amy con algo de optimismo.

Tras el entrenamiento o lo que fuera que hubiera sido eso, Bobby les llevó de excursión.
Y cuando esperaba ver algún lugar emblemático de Krakoa, el portal les llevó a una mansión que le sonaba muy familiar… ¿no era la misma donde se hospedaban?

Pero ciertamente parecía haber algunos detalles ligeramente distintos, como el retrato que les enseñó Bobby.
Eiji comprendió entonces que los X-Men eran una organización con larga experiencia y que llevaban mucho tiempo luchando para la integración de los mutantes. Por que, aunque aún le costara creerlo, él también lo era.

Mirando embobado las paredes de la mansión, sonrió al darse cuenta de que estaba en el lugar correcto para que sus poderes fueran por la senda correcta.
Es… fantástico… murmuró, todavía embobado. Haré todo lo posible para defender el prestigio de los X-Men. afirmó, mirando a Bobby con convicción.

—¿Podemos seguir realmente esa historia?—preguntó Azarah— Con Krakoa y todo lo demás... todo es distinto, ¿no?

Bobby ensanchó todavía más la sonrisa.

—Sí, claro que podéis—afirmó—. Ya os lo he dicho, nuestra Escuela no trata de aprender a ser mutante. Trata de aprender a ser héroes, de ayudar al mundo. Sólo así quizás algún día mutantes y humanos dejen de odiarse. Sé que en Krakoa algunos de mis compañeros también están ayudando a jóvenes como vosotros. Y aunque no tengo duda de que les están enseñando los valores adecuados, parece que han olvidado todo esto. Y este sitio, la Patrulla X y su historia son uno de los legados más grandes que tiene la historia de nuestra especie.

El Hombre de Hielo hizo una pausa mientras avanzaba hacia el interior de la mansión.

—Ahora que este legado va a descansar sobre vuestros hombros, me pareció una buena idea traeros aquí—entonces compuso una expresión divertida—. Y por vuestras caras, diría que he acertado.

El grupo entró en el salón principal, que arquitectónicamente era igual que el de su escuela. La decoración era en lo que se diferenciaba, allí había muchas fotos y cuadros, recuerdos de esa historia de la que hablaba el profesor Drake. Entonces un ruido súbito llamó la atención de todos que vieron salir a un hombre calvo, algo gordo y con perilla de la puerta de donde estaba su cocina. Llevaba una escopeta y apuntó a los recien llegados.

—¡No se muevan!—los advirtió—¡Estoy armado y dispararé si es necesario!

En un abrir y cerrar de ojos, Bobby hizo honor a su nombre mutante y se transformó en una figura humanoide cristalina. Un hombre de hielo. Sin vacilar, dio unos pasos hacia el hombre y alzó las manos intentando calmarlo.

—Amigo, está en una propiedad privada. No creo que sea buena idea...

La escopeta tembló en las manos de aquel hombre, evidenciando que estaba más asustado que otra cosa.

—¡He dicho que no te muevas!—dijo pasando a tutearle—¡No me obligues a dispararte!

—¿Papi?

La puerta de la cocina volvió a abrirse y tras ella apareció una niña mutante. No tendría más de ocho años, su piel era de color verde amarillenta, tenía los ojos grandes y negros como lo de una criatura anfibia, la cabeza grande y un par de coletas. Vestía con un peto vaquero, camiseta y unos zapatos  deportivos.

El rostro del hombre se llenó de preocupación al ver a la niña y se interpuso entre ella y los recién llegados.

—¡Maggie!—la llamó—¡Te había dicho que te quedaras en la cocina! ¡Entra y no salgas!

Cuando el tipo aquel les apuntó con una escopeta Wikd se puso en tensión preparandose para actuar. Aunque prefirió no hacer nada de momento por si acaso. E hizo bien cuando vio a la niña, a todas luces mutante, aparecer.

Aquí hay más de lo que parece.

El hombre de hielo se había transformado, y seguramente podría encargarse del tipo aquel sin demasiados problemas. Así que le dejó hacer. Después de todo estaban en su casa, más o menos, si quería que unos alumnos se ocupasen de la situación se lo diría. Aunque prefería no hacerlo. No le iba mucho lo de interactuar con las personas. Prefería los animales, a ellos se les podía comprender mejor.

Miró al profesor.

¿Que hacemos profesor? Parece que está protegiendo a la niña, pero supongo que esto es una propiedad privada y se podría llamar a la policia.

La aparición de ese tipo armado con la escopeta le hizo ponerse en tensión por si la cosa se iba de las manos.
Aún así, parecía que Bobby iba a encargarse del asunto.

Pero cuando aquella niña, inequívocamente mutante, salió de la supuesta cocina, entendió que no se trataba de un chalado con escopeta, si no de un chalado con escopeta posiblemente maltratador.
Porque no parecía ese el lugar donde llevar a una niña a dar un paseo…

Hola Maggie, yo soy Eiji. se agachó para dirigirse a ella, sonriendo ¿Estás bien? le preguntó.
Sabía que aquella pregunta no iba a gustarle a su padre, pero si de verdad la estaba maltratando, era momento de desenmascararlo.

La excursión por la antigua escuela iba bien...hasta que el grupo se encontró con una sorpresa inesperada. A juzgar por la cara del señor Drake, el hombre de la escopeta no estaba previsto. El profesor intentó hablar con él aunque el humano no parecía dispuesto a negociar o a calmarse.

Entonces aparece la niña mutante y aparece preocupación en la cara del hombre armado. Era el padre de la niña, que obviamente era mutante. ¿Vino aquí a la escuela pensando en ponerla a salvo? A juzgar por el modo en que se pone entre el grupo y la pequeña parecía ser el caso.

-Señor, le aseguro que ninguno de nosotros queremos hacerle daño a usted o a su hija...-empieza diciendo Amy mientras alza las manos un poco como señal de que no tenía malas intenciones. -Habíamos venido aquí para...rememorar algo de historia...-explica la pelirroja. -Así que si puede bajar el arma se lo agradeceríamos mucho. Le prometo que no haremos nada, solo queremos hablar y tal vez podamos ayudarles-

El Hombre de Hielo negó a la posibilidad de llamar a la policia.

—Este hombre necesita ayuda Nicholas—tras esas palabras, el mutante dio un par de pasos hacia el hombre tendiéndole una mano amistosa—. Vamos amigo. Si nos deja podemos ayudarles. Podemos ayudar a su hija

La niña no respondió a Eiji sino que obedeciendo a su padre, se metió a la cocina. El hombre dio un paso atrás y levantó la escopeta intentando amenazar a los mutantes.

—¡No! ¡No me quitaréis a mi hija! ¡No consentiré que nadie me la quite!