Tras escuchar a su hermano, Cedric alivió los sentimientos de preocupación que lo acongojaban. La pesadilla de Erwan había sido horrible, y cualquier se sentiría atemorizado por ello, mas al fin sólo era un sueño. Las cosas parecían encontrar su sentido, y sin embargo, aún albergaba cierta aversión cuando miraba y se hundía en lo profundo de los ojos de Po.
-¡Sí, Erwan! –Contestó dejando de lado la mueca intranquila para regalarle a su hermano una sonrisa-. Los hombres al mando del carro que he visitado son aptos guerreros. Unos cazadores que cargan las marcas de sus asombrosos logros tanto en el cuerpo como en el alma. ¡Ah, hermano, no imagináis como todas esas criaturas fantásticas que hemos oído mencionar cobran vida a través de sus proezas! Inspira mucha confianza tenerlos entre nosotros.
Cedric se incorporó con esfuerzo. No se había percatado del verdadero peso de la armadura sobre sus hombros hasta que tuvo que levantarse del suelo. Se sacudió algunos rastros de pasto de su atuendo y retomó el diálogo: -Claro, hermano. Por mi parte me resta investigar la última carrera, la que lleva al grupo de hombres de armas. Pero bien puedo acompañaros con alguna de las vuestras.
Las palabras con su hermano le habían devuelto el ánimo, ambos estaban de pie listos para continuar con lo que los Caballeros le habían encomendado - Gracias Cedric, pero tu armadura va intimar a los campesinos, y mis ropas va a lograr que los que saben pelear nos vean como débiles. Mejor sigamos por separado y juntémonos los tres más adelante.- puso una mano en el hombro de su hermano, y asintió con su cabeza, era hora de continuar. - Vamos Po - dijo al perro, que no dejaba de mover la cola cada vez que le hablaba.
El joven y su mascota comenzaron a caminar en dirección al octavo carro, como habían acordado un tiempo atrás, pero su paso era más firme que minutos atrás, Erwan sabía que podía confiar en sus hermanos aún en los momentos más difíciles, y ellos también en él.
Caminó junto a Po hacia el octavo carro, el tiempo que pasó bajo el árbol en compañía del perro ordenando sus ideas y las palabras de su hermano habían logrado que Erwan se sintiese mucho mejor después de todo lo sucedido. Saludó a medida que se acercaba al vehículo y se dirigió a la mujer que tenía un bebé en brazos - Buen día Señora, que Dios los bendiga- dijo animosamente - Les molesta si me acerco... mi nombre es Erwan, soy granjero en una aldea al norte de aquí. - se presentó, mientra observaba al resto de la familia, preguntándose porqué los caballeros habían llamado a la madre con las niñas y el bebé a algo tan peligroso.
Master, esto es como para retomar el tema de los diálogos en los carros. No se si continúo aturdido o algunas de las penalidades bajaron tras la conversación con Cedric y el descanso.
Dylan, mucho más aliviado después de alejarse de aquella familia, contempló cómo sus hermanos charlaban el uno con el otro mientras que un perro se encontraba cerca de ellos. ¿Será un perro de caza? Él, preocupado porque sus hermanos ya hayan terminado de hablar con todos los carros, se avergonzó e intentó esconderse de sus propios hermanos moviéndose por la otra parte de los carros, manteniendo una distancia adecuada intentando no llamar la atención de nadie, dirigiéndose al septimo carro. En su recorrido, se queda hipnotizado mirando el mar por unos minutos mientras una sonrisa se dibujaba en la comisura de sus labios, nunca antes lo había visto y esa era una de las primeras veces que Dylan se alegró de haber salido del pueblo mientras el viento golpeaba su pelo y la brisa marina acariciaba su cara.
-Dylan, ¡ya! ¡Céntrate, que tus hermanos ya han acabado! - dijo llamándose la atención a él mismo, pues siempre solía perderse más allá del momento, y continuó esta vez definitivamente hacia el carro, esperando que su distracción no haya desvelado su posición.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 2(+4)=6
El joven guerrero se despidió nuevamente de su hermano. Era la segunda vez en el día que tenía que hacerlo y se preguntó cuántas veces más volvería a repetirse en los futuros encargos de Sir Ambrosio o Sir Bedevere. Por el momento la tarea que se les había encomendado no acarreaba peligro, pero cómo reaccionarían él y sus hermanos a una despedida la cual no garantizaba retorno.
Al final despejó su cabeza de esos funestos pensamientos y se encaminó hacia su montura.
-Todavía no tenéis nombre, amigo mío. –Le dijo a su caballo colorado una vez hubo montado-. Tendréis que perdonar a vuestro jinete, pero mis ideas están demasiado desparramadas como para buscaros un buen nombre ahora. Ya pensaré uno adecuado, os lo prometo.
Cedric hizo un largo giro en semicírculo alejando su camino del de Erwan. Se permitió galopar algunos metros para volver a sentir la fresca brisa en el rostro; y se sintió feliz.
Cuando estuvo a suficiente distancia del décimo carro aminoró la marcha y enfiló tranquilo hacia su segundo objetivo.
Las serpientes le han puesto los pelos de punta, y se alegra sinceramente de encontrarse un campo limpio y con poca vegetación, y de ver unos sombreros de ala ancha en lontananza. Se acerca resueltamente hacia ellos, pensando cómo encarar la situación. Por un momento pensó en inventarse una historia, pero, ¿por qué hacerlo? Eran tiempos revueltos, y si los ladrones eran mal vistos, los mentirosos no lo eran menos; y al fin y al cabo, él no era lo primero, ni tenía por qué convertirse en lo segundo.
No obstante, a la hora de la verdad, no pudo evitarlo. Era superior a él, en ocasiones le gustaba mucho más inventarse cosas que contar las que habían pasado de verdad. Para Arley, la verdad era sólo uno de los muchos caminos para explicar la realidad...
Alzó un brazo a no pasar desapercibido a una prudencial distancia de una treintena de pasos, y lanzó un grito a modo de saludo. Los campesinos levantaron la cabeza, seguramente extrañados de ver a un jovencito sólo, en su campo, y a aquellas horas del día. Silviano compuso su sonrisa más franca y se encaminó al que le pareció mayor de toda la cuadrilla.
-Saludos, amigos, que el trabajo no os fatigue demasiado -saludó con hulmildad al modo local quitándose el sombrero, pues quería que aquellos hombres notaran que era de la región. -Perdonad que me haya adentrado así en vuestro campo, sin ningún permiso ni consideración. Busco a mi familia, que ha desaparecido esta mañana -Silviano señala con el brazo un lugar incierto tras de él. -Han partido bruscamente, no sé por qué motivo, y yo he quedado atrás. Y creo que en algún momento me he perdido. Decidme, ¿acaso habéis visto hoy un carro de bueyes con un hombre, tres jóvenes de mi edad y una mujer? ¿Sabéis si algo ha ocurrido en la comarca que haya podido causar su partida, y de lo que yo no me haya enterado? ¿Puedo pediros permiso para atravesar estas tierras?
Motivo: Diplomacia
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 20(+3)=23 (Exito)
El octavo carro un caballo de tono gris eran padres todavía en buena edad la mujer tenía un recién nacido entre sus brazos. Atrás dos niñas de cuatro a siete años y un muchacho que estaba aburrido echado sobre uno de los lados mientras miraba el suelo.
- Buenos días muchacho. - Te dijo el hombre de forma amistosa - hace tiempo que no veía a un campesino acercarse con tanta formalidad como vos. - El hombre era joven y la mujer también que cuidaba a su bebé en su regazo y lo movía ligeramente para que siguiera durmiendo. - Es buena pregunta muchacho puedes llamarme Kilian y mi mujer es Gaela. Te hace un gesto de cabeza como señal de saludo lleva el pelo recogido por un gorro de color verde igual que su vestimenta. El hombre tiene un cabello rubio y ambos poseen ojos claros. La mujer tiene pecas y el hombre una barba que tira al pelirrojo y un bigote rubio. Su voz sonaba enérgica fuerte y lleva la ropa de un campesino cogiendo el correaje con suavidad.
Las niñas se asomaron curiosas con ojos claros y cabellos rubios igual que el niño que ahora te prestaban especial atención. El niño habló incapaz de mantenerse en silencio, - mamá, ¿quién es el hombre? La madre se mantuvo callada y miro a su marido con sumisión. - Él siguió mirándote sin prestar oídos a su hijo. - Estábamos en peligro y mi señor que es uno de los guerreros que lidera el grupo cuando marchó tuvimos que seguirle. Si nos hubiéramos quedado nuestra vida hubiera peligrado. No podemos ser independientes a nuestro señor y si él apoya esta guerra debemos de ir con él para que nos proteja. Mi señor de los tres es el que tiene el pelo hacia arriba se llama Melvin, y solo a él debemos lealtad si él se ha rebelado contra el invasor nosotros también.
* No has conseguido darle un significado a tu pesadilla puedes tirar si quieres tu modificador de sabiduría *5 y tienes que sacar menor o igual con 1d20. Si lo consigues te puedo dar alguna pista pero si no consigues darle un significado tendrás que seguir con el penalizador hasta pasado unos días.
El séptimo carro con dos mulas llevaba a un anciano y detrás a su descendencia dos jóvenes que se mantenían expectantes sin salir y uno de ellos disponía de un arco y llevaban un perro de caza.
Al pasar por el quinto y sexto carro vas por la otra parte o lado contrario al que están tus hermanos. Y los carros ya te sirven de perfecto resguardo u ocultación no teniendo que molestarte de que te detectaran. Al pasar por el quinto carro escuchas a uno de los muchachos hablar con sus hermanos, - No debéis de olvidarlo, Erwan es un buen muchacho. - Cuanto te ven pasar el muchacho que habla sigue conversando con sus hermanos pero en susurro siendo imposible enterarte de la conversación. (tirada para ocultarte fallida). Al pasar por el sexto carro dos hombres de aspecto intimidante debido a sus anchas espaldas y a su porte salvaje te escrutan. Mientras pasas sientes un hormigueo por todo tu cuerpo como si un felino te estuviera acechando. Das gracias a los dioses (en el caso de creer en algún dios o en el destino según el jugador) y sigues con tu camino alegrándote que te haya tocado o que hayas elegido el séptimo carro.
El anciano al verte levanta la mano saludándote, los muchachos se mantienen atentos y el perro te ladra. Uno de ellos el que tiene el arco lo abraza y lo calma. - Quieta Dori, le dice al perro de caza. El hombre mayor lleva el pelo ya encanecido con sus múltiples arrugas en cambio los muchachos son pelirrojos pero no mellizos, ambos con ojos claros y todavía sin vello suficiente para cubrirle el rostro. Al acercarse te cercioras que este arco es un arco largo y fuerte por tanto el muchacho tiene que tener la suficiente fuerza para poder manejarlo. Aunque parece delgado a simple vista todos llevan ropas de campesinos que impide saber si son los suficientes fuertes para manejar con soltura este arma.
Tirada oculta
Motivo: Tirada oculta de Dylan de avistar
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 9(+3)=12 (Fracaso)
Motivo: Significado
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 12 (Exito)
Master, ahí hice la tirada, así que bienvenida sea esa pista. Espero tu comentario y luego hago el post en respuesta al niño.
Como comentario, la verdad que no profundicé en ello por dos motivos, uno que Cedric se acercó y postergué el post reflexivo, y otro que considerando que Erwan es un campesino de 15 años y hace apenas horas que salió de su granja, no veo como puede abordar una experiencia como esta. Me pareció que lo mas creíble es interpretarlo como una pesadilla hasta hablar en privado con Sir Bedevere, quien seguramente le daría una interpretación mejor. Pero no me olvide de lo sucedido! (en tal caso seguiré con el penalizador hasta que Erwan comprenda realmente lo que vio)
Crees que para que el fantasma desaparezca del bosque debes de iniciar una especie de ritual si es según el rito celta necesitarás:
- Un medallón al servicio de un señor, un cuchillo especial de sacrificio y unas gotas de sangre de una doncella virgen para hacer el ritual. Tienes que buscar en el bosque el sitio que aparecía en tus sueños para encontrar los huesos o las cenizas o su tumba para aplicar la sangre en las cenizas o en los huesos, y poner el medallón bañado en sangre en su tumba o en el lugar en el que murió. Después tendrás que recordar las palabras que pronunció el espectro para poder crear el efecto inverso.
- Si es bajo el rito romano necesitarás la espada del caballero, un cáliz que se utiliza para la misa y vino para las ceremonias después tendrás que exorcizar mediante el rito cristiano. Necesitas llevar sus cenizas o sus huesos a un altar consagrado o bendecirlo y después de beber vino pronunciar las palabras del fantasma.
- Puedes también huir, si os quedáis para acampar durante la noche sabes que os atacará y todos moriréis excepto aquellos que consigan escapar.
Has comprendido el sueño y por tanto tus penalizadores desaparecen.
El décimo carro eran sólo de hombres dos delante y cinco atrás llevaban armaduras de cuero, jabalinas y armas al parecer hachas.
Al acercarte distingues las hachas son hachas de leñadores por tanto deberían de ser campesinos, pero son demasiado musculosos para ser campesinos. Sus músculos pueden competir con el de cualquier guerrero y es lo que te hace dudar pero si fuera por sus armas estarías seguro de que son leñadores. Sin alcanzar el enorme tamaño de tu anterior camarada estos hombres se mantienen en una estatura normal aunque son altos pero vosotros siempre destacabais por ser altos. Así que su estatura no es lo que te llama la atención y cuando te ven acercarte los que estaban en el interior del carro bajan para recibirte. Los cinco hombres de detrás son de la misma envergadura que los de delante hombres fuertes y de pelo castaño, algunos rubios y todos tienen ojos claros y su mirada no es la de un campesino. Te miran con valentía con una sonrisa en el rostro mientras sigues acercándote.
- Muchacho bienvenido a nuestra carro, ¿qué nuevas traes? - Te habla en anglosajón. - Habéis hecho una gran proeza con los caballeros, espero que la recompensa esté a la misma altura que vuestra hazaña. El que te habla es uno de los cinco que iban atrás, si hay algo que lo diferencia de los demás es que lleva un pequeño casco en la cabeza.
Puedes hacerme si quieres una tirada a nivel 12 de saber local.
"¿Recuerda que Erwan es un buen chico? " - pensó Dylan al dejar atrás los carros donde hablaban de su hermano- ¿Erwan ha dado de verdad tan buena impresión en tan poco tiempo o ya lo conocían de antes?
Dylan decidió ignorar esos comentarios, aunque pensó en hablar con su hermano en cuanto fuera posible sobre aquellos individuos.
Una vez que llegó al carro que se había asímismo asignado, alegrándose de no tener que lidiar con aquellos fortachones, se acercó al septimo carro dando la espalda a los hombres del sexto, si por él fuera no querría verlos nunca más.
-¡Saludos! Es un placer conoceros, mi nombre es Dylan. ¿Me permitís saber los vuestros? Tenía curiosidad en saber cómo os ha tratado el camino. ¿De dónde venís? -Dylan, aun atento a las palabras tanto de los muchachos como del viejo, inclinó la rodilla y miró al perro.- ¿Con que tu nombre es Dori? ¡Hola, muchacha! -mencionó intentando dejar de estar tan nervioso, todavía afectado por la sugerencia de matrimonio.
Motivo: Animales
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+2)=8
¡Saludos muchacho! Vaya sí que sabes convencer si me hubieras dicho que pasó un burro volando me lo hubiera creído. - Te dice el hombre mayor al que fuiste a entablar la conversación, - es bueno que hayas venido creo que has llegado justo a tiempo. Una muchacha hará escasa una hora que pasó por nuestras tierras y se desmayó. No sabemos a qué es debido pero si es por esas malditas serpientes tendrás que llevarla pronto a un sanador. Te aconsejo llevarla a la ciudad sé que está demasiado lejos pero seguro que allí consigues uno. Lo malo es pagarlo pues no creo que ningún aldeano se pueda permitir ese coste. La íbamos a llevar nosotros cuando terminaramos de labrar la tierra, ya que no podemos parar nuestro trabajo pero si estás decidido a hacerte cargo de ella te daremos una montura. No es una montura muy rápida pero al menos serán más que tus pies, y si quieres ver a la muchacha está en la casa y te la tendrás que llevar aunque te podemos dar también un carro para que siga descansando mientras la transportas. El viejo caballo lo utilizamos como animal de tiro y te podrá llevar sin problema su nombre es Bucéfalo y es el único que puede salvar a la chica, ¿qué me dices? Bueno ahora que estás aquí tampoco te puedes negar, ya que es deber de cualquier britano sin trabajar que ayude a otro que esté herido, envenenado o lo que sea.
Sigues al hombre sin poder hacer otra cosa cuando ves que los demás aldeanos se acercan reuniéndose a vuestro alrededor. El hombre mayor te lleva a su granja son dos casas de madera una al lado de la otra. Se dirige a la casa de la derecha:
Al pasar por la puerta ves que la estancia hace uso de cocina, salón y habitación. En la cama de madera ves a tu amiga con los ojos cerrados pero respira su cara está sudorosa y una fina sábana la cubre. El granjero la toma con la sábana y sale por otra puerta que está frente a vosotros. Fuera además de un pozo, hay un pequeño huerto donde está el carro y el caballo. La pone en el carro y te desea suerte. El prado se extiende hacia el este y hacia el norte ves las colinas y al sur los cultivos.
Para ir a la ciudad tendrías otra vez que volver hacia atrás .
Para seguir hacia el sur seis tiradas de montar:
Las tierras cultivables restantes son seis, debes de hacer seis tiradas se te permite tres fallos para poder pasar desapercibidos con más fallos dejarías huellas.
Si vais al galope la dificultad es de 15 pero tenéis un cien por cien de ocultamiento.
Si vais al trote la dificultad es de 10 pero tenéis un 25 por ciento de que os vean hacer una tirada de 1d 100 y sacar 75 o menos.
Si se mezcla las dos velocidades por ejemplo tres al galope y tres al trote existe un 15 por ciento de que os vean. Sacar en 1d100 un 85 o menos para tener éxito.
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El joven se sorprendió gratamente ante la amigable bienvenida. Ya se había hecho a la idea de que recibiría un trato tan seco como con el carro de los cazadores, pero estos soldados (si en verdad lo eran), aparentaban ser, al menos en las formas, más similares a él, e incluso le reconocieron su utilidad a la hora de rescatar los caballos de los cabecillas de la marcha.
-Os saludo, compañeros de viaje –dijo mientras se detenía y descendía del caballo.
Una vez con los pies sobre la tierra se sintió algo empequeñecido ante los guerreros que tenía enfrente. Desde el caballo disimulaba mejor su estatura y por tanto su niñez, pero así se pensó como un muy ridículo niño con armadura de hombre.
Cuando el sujeto del casco mencionó la recompensa, inmediatamente Cedric imaginó que podrían tratarse de mercenarios. Y qué más motivo de burla entre estos hombres sería contar que no recibió ninguna recompensa, o peor aún, que la rechazó.
-Ah, el rescate de los caballos. No fue la gran cosa, pero me alegra haber ayudado –dijo intentando no sonar mi muy soberbio ni muy humilde-. Y las verdaderas recompensas nos guardan un poco más adelante. ¿Puedo conocer vuestra procedencia?
Motivo: Saber local
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 12 (Exito)
Arley no dijo nada mientras escuchaba al hombre, y todavía pensó largo rato mientras contemplaba a la joven. La conocía de sobra, pues habían jugado juntos muchas veces, pero ahora parecía un espectro, pálida y fría como estaba que le provocó un escalofrío. Buscó la mordedura de la serpiente, sólo para confirmar que ese era el origen de su estado.
Frunció el ceño, pues se encontraba en una encrucijada. Quería ir hacia el sur, encontrar a su familia, aunque realmente había perdido las huellas de la carreta, pero... No era la promesa que había hecho al hermano de la chica, ni el cómodo medio de transporte que le ofrecían, ni siquiera su propio honor; era la visión de la jovencita lo que le impelía a intentar ayudarla. Sabía que ni en su casa ni en las cercanías podrían ayudarle, aquella mordeduras tenían reputada fama de ser mortales. Normalmente ir a la ciudad no hubiera arreglado nada, pues no podrían pagar los servicios de un médico digno; pero él se encontraba con una buena cantidad de dinero en el bolsillo...
Y había algo más. La ciudad. La ciudad le seducía, le llamaba como el fuego a una polilla. Del fondo de su ser brotó una especie de sed de aventuras, un interés por lo desconocido que apenas había vislumbrado hasta entonces. Un atractivo vértigo que lo llamaba poderosamente...
-Iré a la ciudad -declaró por fin, serio y ceñudo. -Os agradezco el carro y la montura, haré lo posible por devolvéroslo cuanto antes. Ya me apañaré para hacer que la atienda un médico.
Entre todos colocaron a la joven en el carro lo más cómoda y abrigada posible, y una vez enganchado el caballo, Silviano saltó al pescante, se despidió con la mano de los campesinos y se lanzó hacia la ciudad al trote; no era bueno en aquellas lides, así que prefería avanzar con cierta cautela.
Decidido, a la ciudad, ya verá Silviano cómo y cuándo encuentra a la familia... No sé si para ir allá debo tirar también; si es necesario, tira por mí, por favor.
Silviano quisiera ir por el camino más rápido, sin poner en peligro la integridad del convoy; o sea, sin meterse por precipicios, pero sí atravesando lugares de mala reputación como el bosque, si hiciera falta.
Erwan asintió ante el saludo de Kilian y Gaela, algo ruborizado por el comentario acerca de sus formas. Se dio cuenta que sus pensamientos lo traicionaban alejándolo de la realidad que tenía frente a él, pues aún sondeaban aquella visión, tratando de comprender lo incomprensible. Tal vez por casualidad o mas bien por inspiración de lo alto, sus ideas parecieron acomodarse de repente y pudo ver claramente el significado de lo sucedido. La voz del niño lo trajo de vuelta, y al escucharlo entendió el porque esa mujer y esas niñas estaban allí.
Melvin. Había visto a ese hombre cruzar el río, era un guerrero temible y no había mostrado simpatía hacia Erwan en lo que iba del día, y pese a lo cruento de llevar a toda esa familia a la guerra, también se daba cuenta que dejarlos solos era igual de peligroso o aún mas. -Killian, sin duda tiene un gran valor al venir y muestra su gran fidelidad hacia su señor, lo he conocido esta mañana, da la impresión que es un gran guerrero. Si en algo puedo ayudarlos no tienen mas que decirlo, estaría encantado de colaborar con otros granjeros y también debo hacer frente a esta guerra como ustedes. Yo sigo al General Ambrosio y sus caballeros, ¿los habéis visto?, son hombres de bien. - dijo sin dar muchas más detalles y a la espera de los comentarios de aquél hombre.
Motivo: averiguar intensiones
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 8(+7)=15 (Exito)
Motivo: recopilar información
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 18(+5)=23 (Exito)
Master, Erwan va a continuar hablando un poco mas con este hombre, hago tiradas de averiguar intensiones y recopilar información por si hay algo más que pueda ser significativo de esta familia. (dif. base solo de referencia)
Hasta la invasión romana de Britania, Gales no era un país diferenciado. Todos los habitantes nativos de la provincia romana de Britania hablaban lenguas britónicas (una subfamilia de los lenguas celtas) y eran llamados britones (o brythones). La zona se encontraba dividida entre varias tribus, de las que los siluros, en el actual sudeste de Gales y los ordovicos, en el centro y noroeste de Gales, eran las más numerosas y poderosas.9 Estas tribus también fueron las que presentaron una mayor resistencia a la invasión romana. Te ha parecido que son ordovicos una tribu que creías casi extinta pero que al igual que vosotros aunque en minoría ha logrado sobrevivir.
Te sigue hablando el que parece el líder del grupo, - vaya y encima con buenos modales y con humildad si tenemos aquí a un futuro caballero, ¿no? O quizás quieres ser un guerrero, dicen que la furia de los berserkers no tiene parangón con ningún guerrero pero solo los anglosajones tienen e instruyen a esos guerreros. Que al parecer son capaces de entrar en un trance de combate como bestias resistiendo al dolor de manera casi inhumana y lo mismo se podría decir de su fuerza.
Por cierto yo soy Arin y estos son mi cuadrilla Auden, Audel, Arwyn, Airy, Aldrin y Aeryn. Sí ya sé que todos empiezan por A jaja estos hijos se han cambiado los nombres de sus madres para parecerse al mío. - Te sigue mirando con interés y una sonrisa amigable que se vislumbra tras el casco, sus compañeros te saludan alzando sus armas y por un momento te parecen feroces como los osos.
Nuestra procedencia es de los bosques muchacho que están en Brycheiniog, ¿y vos?, Pero siéntate si quieres con nosotros aquí en el carro tenemos algo de cerveza por si quieres. - Su gran boca al sonreír enseña unos dientes demasiado afilados que parecen otra arma para combatir. - Los demás te miran expectantes por la reacción que puedas tener ante los comentarios de su jefe.